Psicogente, 19 (35): pp. 14-24. Enero-Junio, 2016. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
http://publicaciones.unisimonbolivar.edu.co/rdigital/psicogente/index.php/psicogente
* Proyecto de investigación básica: La construcción del rol de género: Prácticas parentales y la percepción de los adolescentes. Clave 3683/2014/CID
1. Doctora en Ciencias Sociales, Profesora Investigadora, Facultad de Ciencias de la Conducta, Universidad Autónoma del Estado de México.
Email: erikarobles@yahoo.com
2. Doctor en Ciencias Pedagógicas, Psicológicas y Antropológicas, Profesor Investigador, Facultad de Ciencias de la Conducta, Universidad Autónoma del
Estado de México. Email: hansovb@hotmail.com
3. Doctora en Investigación Psicológica, Profesora Investigadora, Facultad de Ciencias de la Conducta, Universidad Autónoma del Estado de México.
Email: aidamercadom@hotmail.com
Resumen
El objetivo de esta investigación fue obtener la validez y confiabilidad del instrumento de vínculo
parental en una muestra de varones mexicanos. En total fueron 125 participantes. El instrumento
original es de Parker, Tupling y Brown (1979); mide la percepción de la conducta y actitud de
los padres hacia sus hijos hasta los 16 años. La aplicación se llevó de manera colectiva con con-
sentimiento informado. Los datos se analizaron con análisis factorial y Alfa de Cronbach. Los
resultados arrojaron la permanencia de los factores del instrumento: sobreprotección y cuidado.
La confiabilidad fue de .900. Se puede concluir que el instrumento es válido y confiable para
muestras mexicanas de varones.
Abstract
The objective of this research was to obtain the validity and reliability of the Parental Bonding
Instrument in sample of Mexican males. In total there were 125 participants. The original instru-
ment is Parker, Tupling & Brown (1979); it measures the perception of the conduct and attitude
of parents until the age of 16. The application took collectively with informed consent. Data were
analyzed with analysis, factorial and Cronbach Alpha. The results threw the permanence of the
factors of the instrument: care and overprotection. Reliability was of .900. It can be concluded
that the instrument is valid and reliable for Mexican males.
Palabras clave:
Vínculo parental, Apego,
Varones, Validez, Confiabilidad.
Key words:
Parental bonding, Attachment,
Males, Validity, Reliability.
Referencia de este artículo (APA):
Robles, E., Oudhof, H. & Mercado, A. (2016). Validez y confiabilidad del instrumento de vínculo parental (Parental Bonding Instrument, PBI)
en una muestra de varones mexicanos. Psicogente, 19(35), 14-24. http://doi.org/10.17081/psico.19.35.1205
Validez y confiabilidad del instrumento de vínculo parental
(
Parental Bonding Instrument
, PBI) en una muestra de varones mexicanos*
Validity and reliability of the Parental Bonding Instrument (PBI)
in a sample of Mexican males
Recibido: 3 de marzo de 2015/Aceptado: 10 de noviembre de 2015
http://doi.org/10.17081/psico.19.35.1205
Erika Robles Estrada
1
Hans Oudhof van Barneveld
2
Aída Mercado Maya
3
Universidad Autónoma del Estado de México, México
Resultado de InvestIgacIón
15
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http://publicaciones.unisimonbolivar.edu.co/rdigital/psicogente/index.php/psicogente
Introducción
El estudio sobre la relación entre el niño y la ma-
dre se ha convertido en el centro de un gran número
de investigaciones. En primer lugar, porque el proceso
de organización psicológica del niño está mediado por
las formas de relación que los adultos, y en particular
los padres, establecen con él; es a partir de su propio
proceso de organización cuando se le ofrecen elementos
para estructurarse psicológicamente (Villalobos, Chávez
& Pérez, 2013). Por otro lado, desde la teoría del apego
de Bowlby (1998) se construyen hipótesis sobre diversos
problemas relacionados con la personalidad, e incluso
respecto a que ciertos problemas sociales tienen su raíz
en la forma como se ha establecido el vínculo con las
figuras parentales, en especial con la figura materna.
De tal manera, se parte de la idea de que el víncu-
lo entre un niño con su cuidador primario puede llegar
a influir en las relaciones que establece con otras perso-
nas, en el desarrollo de su personalidad, incluso Melis
et al. (2001) señalan que existe una asociación entre de-
terminadas patologías y los patrones vinculares, que ha
dado como resultado trastornos de pánico con o sin ago-
rafobia, trastornos de ansiedad generalizada, trastornos
depresivos, trastornos de personalidad y distorsiones en
la calidad del vínculo, entre otros. Además, un estudio
de caso reciente en México confirmó que los vínculos
maternos no positivos, como son: protección excesiva,
dominancia, culpa y angustia por la maternidad, pueden
ser propiciadores de obesidad en los niños de 8 y 9 años
de edad (Gómez, Gutiérrez & Morales, 2013).
Si bien esto comenzó con la teoría del apego de
Bowlby (1998), fueron Ainsworth, Blehar, Waters &
Wall (1978), quienes realizaron estudios sobre los efectos
que el tipo de apego tiene en los niños para el desarrollo
de una personalidad saludable en la vida adulta. Para
ello recurrieron a la medición del vínculo parental, dise-
ñando uno de los modelos más conocidos: la técnica de
la situación extraña, que tuvo como parámetro el grado
de incomodidad, la aflicción y las estrategias que utiliza
el menor para enfrentar sus necesidades de proximidad
cuando no se encontraba la madre. El resultado fue la
clasificación del apego en cuatro tipos: seguro, inseguro
de tipo evitante, inseguro de tipo ambivalente-resisten-
te y desorganizado. Posteriormente, Parker, Tupling y
Brown (1979) realizaron también mediciones, pero de-
nominando el apego como vínculo.
Urizar (2012) brinda oportunamente la diferencia
entre ambos. El apego es un mecanismo preprogramado
que activa una gama de comportamientos posibilitando
la vinculación madre e hijo, con el objetivo biológico de
proveer de la proximidad, protección y seguridad del cui-
dador primario. Mientras el vínculo hace referencia al
lazo afectivo que emerge entre dos personas y genera un
marco de confianza en el otro y en la vida, pero los dos
constructos forman una unidad indivisible. El vínculo se
retoma sin duda, con bases de la teoría del apego.
Así, Parker et al. (1979) crearon un instrumento
que evaluaba los recuerdos que poseían hombres y muje-
res adultos de su madre durante la infancia, ya que a par-
tir de la existencia o la ausencia de sobreprotección y cui-
dado, era posible obtener el tipo vincular predominante;
estos fueron vínculo óptimo, vínculo ausente o débil,
constricción afectiva, control sin afecto y promedio.
Cabe señalar que estos vínculos guardan estrecha
relación con las definiciones propuestas por Ainsworth
et al. (1978), como se detalla a continuación. El víncu-
lo óptimo y el promedio, que se manifiesta cuando la
madre se caracteriza por ser con los hijos afectuosa, em-
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pática, contenedora emocionalmente, favorecedora de
la independencia y la autonomía (Parker et al., 1979),
guarda similitudes con el tipo de apego seguro en donde
la madre es accesible, receptiva y cálida (Ainsworth et al.,
1978). Mientras que el vínculo ausente o débil, referido
como aquel que identifica a la madre como fría, emoti-
va, indiferente (Parker et al., 1979), tiene que ver con el
apego resistente definido por una madre que muestra
disponibilidad en ciertas ocasiones, pero en otras no:
es indiferente, incluso muestra amenazas de abandono
como medio de control (Bowlby, 2001).
El apego desorganizado o desorientado de Ains-
worth et al. (1978), en el cual la madre no permite la
autonomía, controla en exceso e incluso llega al abuso y
maltrato hacia el hijo, guarda similitudes con el vínculo
constricción afectiva de Parker et al. (1979), porque si
bien la madre es afectuosa, contiene emocionalmente y
es empática, asimismo es controladora, intrusiva, tiene
contacto excesivo y previene la conducta autónoma del
niño.
Finalmente, el evitante de Ainsworth et al. (1978),
en el cual el niño supone que cuando busque cuidados
no recibirá atención o cariño, sino rechazo, es equiva-
lente al de control sin afecto generado por una madre
que presenta frialdad, indiferencia y negligencia (Parker
et al., 1979).
Posteriormente a estas clasificaciones surgieron
otras similares, como las de George, Kaplan & Main
(1996), quienes en 1985 diseñaron la entrevista de ape-
go en adultos (Adult Attachment Interview o AAI) para co-
nocer la representación mental sobre el asunto cuando
describen sus experiencias infantiles. Aportaron cuatro
categorías semejantes a las ya mencionadas como apego
autónomo o seguro, inseguro evasivo rechazante, insegu-
ro dependiente preocupado y desorganizado.
El eje central para la medición de los tipos vincu-
lares es la búsqueda de la proximidad con el cuidador
primario, que es concebida por Bowlby (2001) como una
forma fundamental de conducta que lleva a una persona
a obtener o retener la proximidad de otro individuo di-
ferenciado y preferido, que suele concebirse como más
fuerte y/o más sabio. En la mayoría de los casos, es la
madre.
El autor señala que hay una tendencia natural de
los seres humanos a establecer relaciones íntimas y esta-
bles con personas determinadas, la cual comienza desde
los primeros meses de la vida y se evidencia en las diver-
sas formas que el niño tiene para obtener y mantener
la proximidad con una figura significativa. Se exige así
la ligadura madre-hijo como resultado de un conjunto
de pautas de conducta características, en parte progra-
madas, que se desarrollan en el entorno corriente y que
tienen el efecto de mantener al niño en una relación
estrecha principalmente con la figura materna (Bowlby,
1998).
Por otro lado, Ainsworth (1985) puntualizó la im-
portancia de estudiar el vínculo parental, el cual radica
en que la conducta de la madre en los primeros meses de
vida del niño es un buen predictor del tipo de relación
entre ambos y posteriormente de las relaciones en la vida
adulta; es casi seguro que el sujeto habrá de buscar proxi-
midad de otro ser conocido en quien confiar: el más
cercano sería una pareja. En este sentido, Castillo (2008)
señala que en la vida adulta, las relaciones amorosas de-
penden de los sentimientos de apego que sus progenito-
res le hayan dado especialmente durante la infancia
Estas ideas hablan de la permanencia en los pa-
trones vinculares, los cuales son relativamente estables,
dependen de la persistencia de los modelos mentales de
valIdez y confIabIlIdad del InstRuMento de vínculo PaRental (
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sí mismo y los otros, y son componentes fundamentales
de la personalidad. No obstante, hay aspectos relevantes
que pueden dar lugar a un cambio de acuerdo a tres si-
tuaciones. En primer lugar, cuando estos difieren en su
estabilidad en función del grado de insatisfacción que
despiertan en cada persona. En segundo lugar, pueden
cambiar en función de acontecimientos que alteren la
conducta de cualquiera de los individuos que formen
parte de la relación de apego. Por último, los modelos
internos en sí mismos están sujetos al cambio cuando
dejan de ser eficaces y el individuo empieza el proceso
de acomodar los modelos a la realidad (Bowlby, 1980).
Brenlla, Carreras y Brizzio (2001) retoman esta
estabilidad señalando que si en la infancia una persona
tuvo un apego inseguro, esto se manifestará inmediata-
mente con alguien a quien le tenga confianza; en este
caso sería la pareja, lo cual podría generar dependencia
emocional.
Con todo lo puntualizado aquí, es menester no
perder de vista la medición del vínculo parental en
adultos en diferentes culturas, en especial en aquellos
estudios centrados en las propiedades psicométricas del
instrumento de vínculo parental (Parental Bonding Instru-
ment, PBI) de Parker et al. (1979), utilizado en la pre-
sente investigación. En los Estados Unidos de América,
Wilhelm, Niven, Parker & Hadzi-Pavlovic (2005) duran-
te veinte años de trabajo con el PIB han tenido como
resultado la permanencia de las subescalas de cuidado y
sobreprotección, así como una consistencia interna ade-
cuada. Datos similares se han encontrado en países lati-
noamericanos como Chile (Melis et al., 2001) y Colom-
bia (Gómez, Vallejo, Zapata & Zambrano, 2010), que
evidencian también la estabilidad de estas subescalas.
No obstante, estudios confirmatorios del PIB en
culturas como la brasileña y la japonesa concluyen que
una estructura del instrumento de tres factores tiene un
mejor ajuste en muestras de adultos (Terra et al., 2009;
Sato et al., 1999). Por otro lado, Heider et al. (2005) al
trabajar con pacientes psiquiátricos de seis países euro-
peos coinciden en la factibilidad de tres factores, siendo
este último el autoritarismo.
Ante estas disyuntivas surge la necesidad de refor-
zar los estudios en muestras mexicanas; como anteceden-
te se cuenta ya con la validez del instrumento de vínculo
parental (Parental Bonding Instrument, PBI) en mujeres,
aplicado por Robles, Oudhof, Zarza & Villafaña (2011),
que contempló las dos subescalas originales del instru-
mento; sin embargo, aún no se tienen las propiedades
psicométricas en varones mexicanos, razón por la que
surge el objetivo de esta investigación: obtener la validez
y confiabilidad del instrumento de vínculo parental en
esta población.
Método
Participantes
Nunnally & Bernstein (1995) plantearon como
criterio para llevar a cabo la validación de un instru-
mento, que la muestra se seleccionara de acuerdo con
su número de reactivos por cinco personas. Con base en
este, se obtuvo la participación de 125 personas, ya que
el instrumento consta de 25 reactivos. No obstante, de
acuerdo con la disponibilidad de participación, la mues-
tra se incrementó, quedando un total de 181 varones
de la ciudad de Toluca, estado de México. El promedio
de edad fue de 21,5 años, estado civil soltero y escolari-
dad de licenciatura. El criterio de inclusión fue que los
participantes hubieran vivido con su madre hasta los 16
años; el de exclusión fue la decisión de no participar en
la investigación.
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Instrumento
Las características del instrumento validado son
las siguientes:
Es el instrumento de vínculo parental (Parental
Bonding Instrument, PBI) de Parker et al. (1979), que mide
la percepción de la conducta y actitud de uno o ambos
padres en relación con el sujeto en su infancia y adoles-
cencia, en los primeros 16 años de crianza.
Es un cuestionario para personas mayores de 16
años, de ambos sexos. De lápiz y papel, clasificado como
una prueba de comportamiento típico, con opciones de
respuesta que van de 0 (siempre) a 3 (nunca) y nivel de
medición intervalar.
Está constituido por dos escalas: 1. Cuidado (12
ítems) que se refiere, por un lado, a la afectuosidad, con-
tención emocional, empatía y cercanía, y, por otro, la
frialdad emotiva, indiferencia, negligencia, y 2. Sobre-
protección (13 ítems) que apunta al control, sobrepro-
tección, intrusión, contacto excesivo, infantilización y
prevención de la conducta autónoma.
Tiene 25 reactivos y cada respuesta se puntúa en
un rango de 0 a 3 puntos, quedando la escala de cuidado
con un puntaje máximo de 36 puntos y la de sobrepro-
tección, con 39. Esto hace factible que cada escala pue-
de ser utilizada de manera independiente o conjunta,
según obtenga un puntaje para cuidado y otro para so-
breprotección. La obtención de puntajes de ambas esca-
las permite elaborar cinco tipos de vínculos parentales:
control sin afecto, constricción afectiva, vínculo ausente,
vínculo óptimo y vínculo promedio.
Sobre las propiedades psicométricas del PBI,
Wilhelm et al. (2005) señalan que se encontraron coefi-
cientes retest aceptables sobre las puntuaciones de PBI
durante 20 años de estudio con adultos. Para los auto-
res, estos resultados indican estabilidad a largo plazo del
instrumento.
Procedimiento
En un primer momento se revisaron los reactivos
del instrumento para determinar si su redacción corres-
pondía con el contexto sociocultural mexicano y, en ese
caso, ajustarlos.
Posteriormente, se llevó a cabo un pilotaje para
asegurar la comprensión de los reactivos.
Para la aplicación del instrumento, primero se
detectaron las instituciones que por su naturaleza al-
bergaran principalmente a varones, como instituciones
educativas de nivel superior y centros de trabajo; esta se
llevó a cabo de manera individual y colectiva en una sola
sesión, tomando en consideración aspectos éticos como
la confidencialidad de los resultados y su uso para fines
académicos. Asimismo firmaron una carta de consenti-
miento informado.
Para controlar los sesgos, se capacitó a los aplica-
dores sobre el uso adecuado del instrumento, asimismo
se explicó a los participantes su objetivo y las instruccio-
nes acerca de su llenado.
Procesamiento
Para obtener la estructura factorial del instrumen-
to, se obtuvo el KMO (Kaiser-Meyer-Olkin) y el índice
de esfericidad de Bartlett. Posteriormente se corrió un
análisis factorial de tipo confirmatorio con el método
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de componentes principales de tipo ortogonal (rotación
varimax). El criterio para obtener los factores fue de
acuerdo con los autovalores mayores o iguales a 1. Asi-
mismo los factores tenían que contar por lo menos con
tres reactivos positivos y cada uno de ellos con una carga
factorial de .40 hacia arriba. Para obtener la confiabili-
dad de la escala se obtuvo el alfa de Cronbach.
Resultados
De acuerdo con la adaptación sociocultural del
PBI al lenguaje propio de la población mexicana, se modi-
ficaron cuatro reactivos como se muestra a continuación.
Tabla 1. Adaptación sociocultural del PIB
Reactivo original Reactivo adaptado
6. Era afectuosa conmigo. Era cariñosa conmigo.
13. Me regaloneaba. Me consentía.
14. No me elogiaba. No me halagaba.
22. Me dejaba salir lo que yo quería. Me dejaba salir cuando yo quería.
El pilotaje no reveló ningún ajuste en el instru-
mento, por lo que se procedió a su aplicación final, en
la cual el KMO obtenido de .822, indicó que la adecua-
ción de la muestra fue correcta. En cuanto al índice de
esfericidad de Bartlett, la significancia fue de .00, lo que
permite inferir que podría haber correlación entre las
variables.
En el análisis factorial se encontraron dos facto-
res que explican el 39.837 % de la varianza y un alfa de
Cronbach de .900. Los factores fueron cuidado y sobre-
protección y su consistencia fue de .865 y .791, respec-
tivamente. Esto indica que los niveles de confiabilidad
son adecuados para el instrumento y en cada uno de los
factores.
Tabla 2. Valores eigen, varianza y alpha de Conbrach del
instrumento de vínculo parental
Factores
Cuidado Sobreprotección
Valor eigen 6.409 3.550
Número de reactivos 12 11
Porcentaje de la varianza 25.637 14.200
Total de la varianza acumulada 25.637 39.837
Alfa de Cronbach .865 .791
El factor denominado cuidado se conformó por
12 reactivos y el de sobreprotección por 11, quedando en
total 23. Dos reactivos que no cumplieron con el peso
factorial de .40 fueron eliminados.
- Del factor sobreprotección: reactivo 3. Me dejaba
hacer cosas que me gustaba hacer.
- Del factor cuidado: reactivo 13. Me consentía.
En la Tabla 3 se observan los reactivos por factor
con su peso factorial, que se encuentra por arriba de .40.
Tabla 3. Reactivos por factor y peso factorial
Reactivos del factor cuidado Peso factorial
Era cariñosa conmigo. .805
Parecía entender mis problemas y preocupaciones. .789
Me sonreía frecuentemente. .774
Tenía la capacidad de reconfortarme cuando me sentía
molesto o inquieto.
.762
Me hablaba con voz amistosa y cálida. .746
Se entretenía conversando conmigo. .726
Me permitía vestirme como se me antojara. .691
Le gustaba que tomara mis propias decisiones. .690
Me daba toda la libertad que yo quería. .650
Me permitía decir las cosas por mí mismo. .586
Me dejaba salir cuando yo quería. .575
Evitaba que yo saliera solo. .404
Reactivos del factor sobreprotección Peso factorial
No parecía entender lo que yo quería o necesitaba. .655
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Invadía mi privacidad. .640
Trataba de controlar todo lo que yo hacía. .635
Me hacía sentir que no era deseado. .617
No quería que creciera. .590
Trataba de hacerme dependiente de ella. .581
Sentía que no podía cuidar de mí mismo a menos que
ella estuviera cerca.
.568
No conversaba mucho conmigo. .504
Era sobreprotectora conmigo. .468
No me halagaba. .466
Parecía emocionalmente fría hacia mí. .466
Discusión
La influencia de los vínculos tempranos en el de-
sarrollo humano y la salud mental ha sido un tópico cen-
tral dentro de la Psicología (Lecannelier, Ascanio, Flores
& Hoffmann, 2011). De hecho, Campo (2010) señala
que los niños que no desarrollan patrones emocionales
adecuados, posteriormente presentan dificultades en la
adquisición de habilidades sociales más complejas. Esto
revela que la factibilidad del estudio de este tema tiene
que ver con la permanencia de la figura vincular como
relativamente estable a lo largo del ciclo vital (Brether-
ton, 1985; Fonagy, 1999).
De esta manera en la presente investigación, cuya
finalidad fue validar y obtener la confiabilidad del PIB
en varones mexicanos, se encontró que el instrumento
mantiene la estructura de dos dimensiones: sobreprotec-
ción y cuidado, no así en el número de reactivos que
las conforman. La varianza fue de 39.837 %. Asimis-
mo presenta adecuados niveles de consistencia (alfa de
Cronbach = .900).
Si bien existe evidencia de hallazgos sobre la es-
tructura del PIB de tres factores (Sato et al., 1999; Hei-
der et al., 2005; Terra et al., 2009), en este estudio se
mantienen dos factores (sobreprotección y cuidado), al
igual que en otras contextos culturales similares como
Chile y Colombia, así como en Estados Unidos de Amé-
rica (Melis et al., 2001; Gómez et al., 2010; Wilhelm
et al., 2005). Por otro lado, el porcentaje obtenido de
la varianza explicada revela que el vínculo parental es
un constructo muldimensional en el cual es posible que
incidan otros factores relacionados con la convivencia
con la figura materna.
Al igual que en otras validaciones, las propiedades
psicométricas mantienen similitudes. Robles et al. (2011)
obtuvieron un alfa ligeramente más alto (.96), mante-
niéndose también los mismos factores. Se pudiera pen-
sar que estos datos dan lugar a que en futuras investiga-
ciones se profundice sobre las diferencias entre hombres
y mujeres en el vínculo parental desde una perspectiva
de género; sin embargo, Wilhelm et al. (2005) defienden
la idea de que el instrumento indaga la percepción que
hay de la madre durante los primeros años de crianza
sin tener suficiente peso otros elementos, como las ex-
periencias de vida o el estado de ánimo; de acuerdo con
sus hallazgos, parecen tener poco efecto sobre la estabi-
lidad de la percepción de la crianza medida por el PBI;
no señalan el género como variable trascendente en el es-
tudio del vínculo parental. Finalmente puntualizan que
sus hallazgos aumentan la confianza en el instrumento
como una medida válida de la percepción de la crianza
de los hijos durante períodos de tiempo prolongados.
Por otro lado, tanto en la versión con mujeres
como en la de hombres, en cada subescala fue el mismo
número de reactivos: cuidado = 12 y sobreprotección =
11. En ambas muestras se eliminó el reactivo “me dejaba
hacer las cosas que me gustaba hacer”; sin embargo, di-
firieron en “parecía emocionalmente fría conmigo”, que
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se mantuvo en la versión femenina, y en varones: “me
consentía”. Este último no se eliminó en el estudio de
Gómez et al. (2010); y al no presentar suficiente peso fac-
torial en la subescala de sobreprotección, se movió a la
de cuidado. Si bien hay coincidencias y diferencias entre
hombres y mujeres, se consideran mínimas e incapaces
de aportar datos suficientes y relevantes de discusión.
En cuanto a la consistencia interna de cada uno
de los factores, se observan variaciones importantes. En
esta investigación el alfa es mayor en el factor cuidado
(α=.865) que en el de sobreprotección (α = .791), mien-
tras que en la validación con mujeres es de forma inversa
(cuidado α = .70, sobreprotección α = .96).
En otros países se han encontrado validaciones
del PBI con datos similares en cuanto a validez y consis-
tencia interna adecuada. Gómez et al. (2010) lo aplicaron
a población universitaria, y obtuvieron un alfa total de
.89; en cuidado, .88, y en sobreprotección, .80. Por otro
lado, Melis et al. (2001) calcularon en Santiago de Chile
con adultos, la consistencia con el coeficiente de correla-
ción Spearman-Brown y el coeficiente alfa de Cronbach
obteniendo datos que fluctuaron entre 0,78 y 0,93.
Estos datos fortalecen los hallazgos y son indicati-
vos de que el PBI mantiene las propiedades psicométri-
cas propias para la población mexicana de varones.
Estudios realizados con los Gussi en Kenia, reve-
laron que el vínculo parental va más allá de barreras cul-
turales, puesto que han encontrado patrones similares
en países occidentales (Kermoian & Leiderman, 1986).
En este caso, lo hallado en la presente investigación con
muestras latinoamericanas, no es la excepción.
En lo que respecta a los reactivos que integran las
subescalas de cuidado y sobreprotección, se logra obser-
var que en la primera es mayor el énfasis en el afecto,
pero principalmente en el fomento de la independencia
y la libertad. Mientras que en la segunda, es muy clara la
tendencia hacia la dependencia y la intrusión.
De alguna manera, esto es lo que se esperaría en-
contrar en un vínculo favorable entre el hijo y su madre,
ya que el primero apunta en mayor medida a la cercanía
y contención, mientras que el segundo, a la distancia
afectiva o bien contacto excesivo (Parker et al., 1979).
Al respecto, García (2002) señala que cuando un indi-
viduo se siente seguro puede explorar lejos de la figura
de apego (conducta de exploración); en cambio, cuando
está ansioso, cansado o enfermo siente la necesidad de
la proximidad (conducta de apego).
Pareciera entonces que entre los participantes
existe una tendencia a la elección de reactivos alusivos a
la libertad e independencia, lo cual puede tener su ori-
gen desde la infancia, además de ser característico en la
cultura mexicana. Así lo refleja un estudio de Flores y
Cortés (2009), cuyo objetivo fue medir el estilo de apego
en niños y niñas mexicanos; los investigadores encontra-
ron que los infantes de sexo masculino poseen en menor
medida algunos indicadores como necesidad de sentirse
acompañados, conductas afiliativas recurrentes con los
padres y poca preocupación de sentirse abandonados.
Estos datos tienen que ver con un vínculo favo-
rable; pero según Galán (2010) no son los eventos de la
vida de los progenitores lo que permite predecir el tipo
de vínculo de sus hijos, sino el grado en que los hijos in-
tegran y dan sentido a sus experiencias. Sin duda alguna
se relacionan con una conducta afectiva, que como seña-
la Yela (2000), se caracteriza porque el individuo posee
funciones psicológicas básicas, entre ellas, compartir, te-
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ner afiliación como punto de partida para las relaciones
interpersonales íntimas, protección, estabilidad, seguri-
dad, intimidad, apoyo emocional, entrega y compañía.
Es por ello que si hay ausencia de amor maternal, es
posible la existencia de problemas psicopatológicos en
la etapa adulta. Por el contrario, si hay distanciamiento
emocional de los padres, puede llegar a ser un estresor
en la familia (Delgado, 2011). Es necesario considerar es-
tos elementos como esenciales durante la infancia, por-
que en esta etapa de la vida se conquistan habilidades
emocionales que preparan para el despliegue de com-
petencias socioafectivas relacionadas con la práctica del
buen trato, la convivencia y el respeto (Vásquez, 2009).
La importancia de esta investigación radica
en que justamente se abordan estas implicaciones del
vínculo madre e hijo; no obstante, entre las limitantes
de este estudio figura el hecho de que con el PIB no se
indagan en mayor profundidad estas relaciones. Asimis-
mo las propiedades psicométricas del estudio son de ca-
rácter confirmatorio, determinado a un contexto cultu-
ral, no se toman en consideración otros elementos como
la perspectiva de género, la salud mental del individuo,
la estructura familiar en la que creció, entre otros. De
hecho, Pardo, Pineda, Carrillo & Castro (2006) señalan
que no basta con tener una taxonomía descriptiva, sino
que es relevante estudiar la construcción de la naturale-
za del vínculo mismo, contemplando en la investigación
las características culturales y temporales específicas que
surgen en los comportamientos y apegos de los indivi-
duos.
De la misma manera, para futuras investigaciones
se precisa la conjugación de instrumentos que midan las
relaciones vinculares, con la finalidad de establecer la
validez de criterio.
Cabe señalar que los datos aquí encontrados favo-
recen a una mejor comprensión y uso del PBI en pobla-
ción mexicana, constituyen la base para generar nuevos
datos relacionados con la construcción de instrumentos
sobre vínculo o apego; se espera que puedan ser desarro-
llados en mediano plazo.
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