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Desarrollo Gerencial 10(1): pp. 8-28. Enero-Junio, 2018. DOI: https://doi.org/10.17081/dege.10.1.2988
Introducción
De acuerdo con Villasmil, Alvarado, Prieto & Palacios (2018), la figura del arbitraje debe ser vista como
un medio alterno de solución de controversias en virtud del cual las partes de un litigio deciden someter
su disputa al conocimiento y decisión de un tercero considerado “árbitro”. Contextualizando lo anterior en
el ámbito público, específicamente el judicial, resulta de interés dar respuesta al siguiente interrogante:
¿Cómo podrían lograr transformaciones estratégicas las organizaciones públicas, si éstas son complejas,
formadas por relaciones sociales de intencionalidad, de poder y racionalidad ambigua?
Según Thompson, Strickland & Gamble (2010), los desafíos en la transformación son una prioridad
para el estratega, de manera concreta, en el conocimiento tanto de las capacidades como de los recursos
potenciales que presentan las organizaciones actuales para reflexionar sobre las direcciones estratégicas
correctas y viables. A consecuencia de ello, se ha evidenciado la necesidad de definir estrategias en
alguna forma de plan, que son consideradas por Kaplan & Norton (2005) y Ansoff & MacDonell (1997)
como un factor de “orientación explícita para la conducta futura”, lo cual “combina intencionalidad con
deliberación, por tanto, modela pensamiento con acción, como actitud de cambio” (p. 87).
De ello se deriva una expresión más comprometida que se identifica como “transformación
estratégica”, en la cual existe una amplia variedad de fuerzas que surgen de sus cambiantes entornos
específicos y general que las impulsan a modificarse (Prieto, Emonet, García & González, 2015, p. 18). De
este modo, se vinculan “dos procesos: la necesidad de cambiar, complementada con hacerlo de una
manera abrupta”, contundente, repensando de otra forma, y girar, en consecuencia, la dirección,
modificar el centro de la cuestión. “Es un tipo de cambio, el estratégico, que parte de paradigmas y
enfoques de la realidad”, tanto sustantiva como central asociados a la necesidad de generar
conocimiento desde el desarrollo organizacional (Parra & Duran, 2014, p. 9).
En ese sentido, la gestión y visión estratégica sería toda aquella “acción o efecto, por parte de la
gerencia, de crear las estrategias adaptativas que requiere el negocio para sobrevivir a corto plazo, así
mismo, las estrategias anticipativas para ser competitivos a mediano y largo plazo” (Durán, García,
Crissien & Virviesca, 2017, p. 21).
Como puede verse, la estrategia se está convirtiendo en un instrumento importante para el cambio en
diversas organizaciones, y el sector público no es la excepción. Sin embargo, la utilización de
instrumentos estratégicos por sí mismos no cambia nada. De hecho, las organizaciones judiciales son
espacios altamente dinámicos y complejos y entenderlos en esta lógica es punto de partida para el uso de