María Estela Contreras-Antolínez
Corporacn de Profesionales para el Desarrollo Integral Comunitario - CORPRODINCO, Norte de Santander, Colombia.
Nancy Acosta Triviño
Fundación Universitaria Calica Lumen Gentium Unicatolica, Cali, Colombia
Diana Ramírez Bolívar
Jardín infantil pequos encantos, Bogotá, Colombia
Educación y Humanismo 20(35): pp. 35-56. Julio-Diciembre, 2018.
DOI: http://dx.10.17081/eduhum.20.35.3044
Significados de la paternidad y maternidad en niños y niñas de
hogares con jefatura femenina
Meanings of fatherhood and motherhood in boys and girls of female-headed
households
Resumen
Objetivo: Describir los significados de la paternidad y maternidad en niños y niñas de 10 a 14
años pertenecientes a familias con jefatura femenina. Método: Se aplicó una metodología
fenomenológica, con un diseño no experimental para observar y analizar la ausencia paterna
a nivel afectivo, en las pautas de crianza y de acuerdo con su tipología familiar. Se realizaron
entrevistas a 11 madres, 11 niños y niñas, y 5 padres que voluntariamente participaron.
Resultados: El 82% de los entrevistados manifestó que la madre tiene la autoridad en su
familia; el 9% expresó que su abuelo, y el 9% restante afirmó que padre y madre comparten
dicha autoridad. Además, el 82% manifestó que la toma de decisiones está centrada en la
madre, evidenciándose que las madres son quienes establecen las reglas, normas y límites
respecto a la crianza de sus hijos, y ello afecta los vínculos afectivos con ambos progenitores.
Conclusiones: La ausencia del padre afecta a los niños y niñas en su vinculación afectiva, la
construcción de pautas de crianza y la comunicación familiar; también se convierte en un
factor de riesgo frente a su bienestar. Por el contrario, la presencia del padre y su relación
activa en la crianza de los hijos, permite la construcción de relaciones interpersonales
positivas, facilita su desarrollo integral y da lugar a comunidades seguras y estables.
Palabras clave: Jefatura femenina, paternidad, pautas de crianza, condiciones
socioeconómicas, afectividad.
Abstract
Objective: To describe the meanings of fatherhood and maternity in children between 10
and14 years from families headed by women. Method: A phenomenological methodology was
applied, based on a non-experimental design to observe and analyze the emotional paternal
absence level, the breeding design patterns implications and the impact that it has according
to the type of family was also applied. There were interviews with 11 mothers, 11 children
and five parents who volunteered to participate. Results: It was found in 82% of the
interviews that the mother had the authority in the family, 9% said it was his grandfather, and
9 % remaining father and mother. 82% said the decision is focused on the mother. It was
shown that mothers are the ones who set rules, standards and limits on raising their children.
Conclusions: The absence of the father affects children in their bonding, building parenting
guidelines and family communication; also becomes a risk factor against their welfare. While
the presence of the father and active relationship in parenting, allows building positive
interpersonal relationships, facilitating their integral development and results in more safe and
stable communities.
Keywords: Headed by women, parenthood, parenting patterns, socioeconomic conditions,
affection.
Open Access
:
Editor:
Patricia Martínez Barrios
Universidad Simón Bolívar
Correspondencia
coordinacion@corprodinco.org
Recibido:
24-04-17
Aceptado:
30-10-17
Publicado:
01-07-18
DOI:
http://dx.10.17081/eduhum.
20.35.3044
Copyright © 2018 Educación y
Humanismo
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Cómo citar este artículo (APA): Contreras, M., Acosta, N. & Ramírez, D. (2018). Significados de la
paternidad y maternidad en niños y niñas de hogares con jefatura femenina.
Educación y Humanismo
, 20(35),
35-56. DOI: http://dx.10.17081/eduhum.20.35.3044
Significados de la paternidad y maternidad en niños y niñas de hogares con jefatura femenina
INTRODUCCIÓN
La familia ha sido sujeto de estudio en disciplinas como la psicología, la antropología, la educación,
el trabajo social y la sociología. El estudio realizado por Rodríguez (2010), en una investigación de
corte cualitativo-descriptivo, refiere los efectos que la ausencia de la figura paterna puede tener en
algunos hogares y la dinámica que se presenta al interior de la familia cuando esto ocurre. Este
autor se pregunta en concreto por la ausencia paterna y por el vínculo con la madre que asume el
liderazgo del hogar, en cuanto al desarrollo psíquico y la manera en que este se conforma,
concluyendo que la figura paterna es vital para el desarrollo personal, familiar, comunal y social del
niño.
Por su parte, Cano (2013) identifica al “buen padre” como aquel que adquiere la responsabilidad
con un hijo (sea biológico o no), y le da a ese hijo lo que necesita para desarrollarse de la mejor
manera posible desde la mirada masculina.
Siguiendo estas consideraciones, el presente artículo evidencia los significados de la paternidad
y maternidad en niños y niñas de 10 a 14 años, pertenecientes a familias con jefatura femenina. Lo
anterior se da mediante el análisis de las condiciones socioeconómicas, las implicaciones que
ocasiona la ausencia del padre en la construcción de las pautas de crianza y afectividad desde la
percepción de los niños y niñas, así como de sus madres biológicas. Se realizaron entrevistas con
11 niños y niñas, 11 madres, y 4 padres de los niños entrevistados que no viven de manera
permanente con estos, quienes participaron en forma voluntaria.
Estado del arte
En América Latina, la mayoría de las investigaciones están enfocadas en cuantificar y estudiar
las nuevas formas de familia desde miradas cuantitativas y teniendo en cuenta datos como los
censos y estadísticas, que de alguna manera limitan o necesitarían complementarse con las
percepciones de las mismas familias y cada uno de los individuos que las conforman.
Ligado a lo anterior, la investigación titulada: “Encuesta sobre situaciones familiares y
desempeños sociales de las mujeres en Montevideo y Área metropolitana” realizada por Bucheli,
et.al (2002); el estudio se centró en el análisis de los hogares monoparentales y fue ampliado
posteriormente al estudio de las trayectorias y características familiares de las mujeres
montevideanas entre 25 y 54 años, en dicha encuesta se quisieron identificar y evaluar datos
como: sociodemográficos, Auto suministrado común a todas las mujeres, Auto suministrados según
situación conyugal y Autosuminitrado según condición de corresidencia, cuyo objetivo es identificar
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cómo estas variables influyen en los procesos personales y sociales, en las valoraciones de las
mujeres sobre diversos aspectos de la vida familiar.
Esta situación generó un espacio de discusión de los trabajos realizados a partir de los datos de
la encuesta y permitió una reflexión regional e internacional sobre los procesos de cambio familiar,
lográndose un reconocimiento a las diversas configuraciones y estructuras familiares aptas y
capacitadas para la crianza y constitución de la identidad de los niños; al punto de contribuir a la
discusión sobre las nuevas características del sistema familiar y sus consecuencias en la vida de los
uruguayos, así como al aporte de información para la reflexión de los actores relacionados con las
políticas de infancia y de familia en el país.
En el caso de Colombia, quizá una de las cosas que marcaron significativamente a la familia fue,
por un lado, el motivo de unión conyugal basada en el amor más que en el interés de preservar
ciertas tradiciones e intereses y, por el otro y no menos importante, la organización de los hogares
en función de los niños y niñas. En este sentido, según Gutiérrez de Pineda (1997), “en unas
cuantas décadas, las familias, especialmente de clase media y alta, reemplazaron el trato
autoritario por uno afectivo” (p.5).
En este marco, es valioso comprender el concepto de familia monoparental y, precisamente, la
presente investigación analizó cómo esta tipología de familia influye en cada uno de sus miembros.
Cifuentes & Uribe (2013) aseguran que es importante reconocer este tipo de familias como núcleo
fundamental del afecto, pues, así se conocen los procesos de identificación y diferenciación
necesarios para construir la identidad y el desarrollo personal; quienes conforman estas familias
viven en ellas las primeras experiencias que inciden en la percepción de mismo y de los otros.
Pero, para estudiar en concreto el sistema familiar se debe comprender su composición de vida, su
estructura y la dinámica en la cual se ve inmerso en los otros y diversos sistemas, como el social,
así como el nivel educativo, sus condiciones económicas, habitabilidad, salud, entre otros.
Angulo & Velásquez (2010) afirman que la jefatura femenina del hogar es un fenómeno
creciente en Colombia y evidencia una transformación de la familia, pues, cada vez más mujeres de
diferentes condiciones sociales y económicas asumen el rol de proveedoras principales de sus
hogares; y ello sin duda tiene consecuencias directas en el orden económico y en el desarrollo de la
sociedad.
Los cambios que se presentan en las familias monoparentales generan, a su vez, alteraciones en
los demás sistemas. Por ejemplo, los roles de cada miembro, especialmente cuando hay ausencia
de un individuo en la familia, fractura la interacción y relación de cada uno de los integrantes de la
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familia y su ciclo vital. Esta situación obliga a la familia a reorganizarse para encontrar un equilibrio
y seguir funcionado. En efecto, “Cualquiera que sea la causa de la monoparentalidad origina una
disrupción del ciclo vital dando lugar a cambios en las reglas, en los mites y en las relaciones, lo
que evidencia la necesidad de reorganización del sistema familiar” (Puello, Silva & Silva, 2014, p.
232).
Existe cierta información acerca de la familia, las madres, los hijos, el padre y su paternidad; y,
es claro al respecto que la figura paterna es de vital importancia, tanto en la dinámica familiar
(Akande, 1994) como en el desarrollo psicológico del niño (Biller, 1993).
MÉTODO
La investigación tuvo como objetivo principal la descripción de los significados de la paternidad
en niños y niñas en edad escolar pertenecientes a familias con jefatura femenina. Fue orientada
desde un enfoque cualitativo (Vasilachis, 2009),que posibilitó la comprensión de una realidad social
desde las perspectivas de sus involucrados, reconociendo las posturas y prácticas que desarrollan.
Es importante mencionar que se aplicó una ficha de caracterización socio familiar (Acosta,
Contreras & Ramírez, 2015) a los participantes en aras de identificar sus condiciones
socioeconómicas y familiares; con ello, permitió dar un aporte cuantitativo a los análisis principales
del objeto de estudio.
Adicionalmente, se desarrolló un análisis interpretativo a través de las narrativas de las madres
solteras, divorciadas, separadas y abandonadas, y sus respectivos hijos e hijas, así como de
algunos padres, en aras de reconocer las nociones de pautas de crianza y afectividad.
De ese modo, los procedimientos para la recolección de información partieron de la entrevista
semi-estructurada (Torrecilla, 2006),que fue aplicada de forma individual, a través de una
conversación cercana con cada una de ellas y su interacción con cada una de las categorías
emergentes identificadas.
Las entrevistas fueron grabadas y codificadas a través de un código particular para cada uno de
las participantes (el código asignado para las madres con jefatura en el hogar fue MJH, y para el
padre ausente en la familia fue PA, adicionando un consecutivo “01” que expresa la individualidad
de cada una de los participantes). La información se categorizó para su análisis y finalmente fue
transcrita con el software Atlas-ti 7.0; las categorías de análisis dialogadas en los resultados fueron:
pautas de crianza, ausencia del padre, afectividad y jefatura femenina.
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La familia, sus funciones, la jefatura femenina, las pautas de crianza y la afectividad
La familia es la unidad sica de la sociedad (Gómez, 2018; Ayarza et al, 2014), es un sistema
de parentesco estructurado a partir de lazos de consanguinidad, de afinidad y también es una
unidad de interacciones de personalidades. Igualmente, “La familia cimienta la sociedad y nos
define como humanos pues somos seres sociales, al nacer en familias ya existentes” (Pérez, 2003).
Desde un punto de vista sociológico, Donati (2003) define familia como un fenómeno que
consiste en relaciones sociales. Este término designa una amplia gama de formas sociales primarias
que presentan estructuras relacionales diversificadas y diferentes según las culturas. El autor invita
a reflexionar sobre lo que significa
hacer
familia, a participar en un fenómeno social específico que
expresa instancias y dinámicas peculiares, que se relacionan con el resto de dimensiones y esferas
de la sociedad; trascendiendo así una simple definición acerca de
que es una familia.
Asimismo, la familia tiene funciones insustituibles como son: el cuidado y educación de los hijos
y el apoyo afectivo entre adultos unidos por vínculo afectivo. Por ello se reconoce que la familia
tiene cuatro funciones fundamentales: sexual, económica, reproductiva y educativa. A partir de
Donati (2003, p. 12), es posible reconocer dos connotaciones de familia, quien afirma que “la
familia es una relación original, particular porque sigue criterios de diferenciación propios”. Es una
relación denero propio que corresponde a exigencias funcionales y supra funcionales no
sustituibles por otras relaciones sociales. También, la familia se caracteriza por vivir de manera
específica, con criterios de diferenciación propios a nivel del género y el parentesco.
La segunda connotación a considerar, de acuerdo con Donati (2003), asume que la familia es
una relación o
riginar
ia, auto producida, ya que se construye a partir de factores sociológicos
autónomos, y no puede entenderse como solo resultados de factores individuales (p. 12). Es decir,
que la familia surge por impulsos internos que no pueden reducirse a fuerzas externas o a motivos
propios de otras esferas de relación.
Es importante entender que actualmente existen nuevos tipos de relaciones y de convivencia
cotidiana en la familia. Las relaciones de pareja y entre padres e hijos se descomponen, se rompen
y se reconstruyen. Por ello, hoy es frecuente encontrar que un niño tiene más de un padre y una
madre, así como pocos o ningún tío que sea importante en el marco de los significados de la propia
vida. Después de la ruptura de la pareja procreadora son muchas las figuras que intervienen para
suplir el rol de padres. En este sentido, Donati (2003, p. 46) afirma:
En las familias reconstruidas los hijos de separados y divorciados que se confían a la madre tienden a
llamar al nuevo compañero con su nombre propio, pero no lo llaman “papá”, salvo en raras ocasiones.
Igual sucede con los hijos confiados al padre natural que en raras ocasiones llaman “mamá a las
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nuevas compañeras del padre.
Es decir que la madre o padre adoptivo es visto como un amigo, pero lo importante es que esa
relación no deja de existir. Pero es claro que la familia tampoco puede reducir sus relaciones a la
convivencia, sino que debe comprender nuevas formas de solidaridad, alianzas y reciprocidades
entre sexos y generaciones.
De acuerdo con Goleman (1996), las características familiares influyen sobre la educación
emocional; ya que el éxito y el desempeño óptimo de las personas no solo está ligado a su
coeficiente intelectual, sino también a las cualidades emocionales, que incluyen el autodominio, la
persistencia, la capacidad de auto-motivarse, la capacidad de entablar relaciones interpersonales y
la capacidad de relacionarse en grupo, entre otras. En consecuencia, es importante que los niños
crezcan en hogares sanos y perciban relaciones sanas entre sus padres, pues la familia es el
primer escenario del aprendizaje emocional.
Las familias monoparentales con jefatura femenina sufren cambios en su estructura, donde se
organizan y configuran su dinámica. De esta manera se conforman como un tipo de familia
contemporánea, por ser un sistema activo, que al reorganizarse genera cambios en sus
costumbres, roles, reglas y creencias. Es necesario entender dichos cambios en su ciclo vital y los
diversos procesos conflictivos de afrontamiento por los que debe pasar este sistema familiar; que
cumple un papel importante en la sociedad, al ser familias que cuentan con sus derechos a pesar
de que se constituyan de manera diferente (Cifuentes, & Uribe, 2013): “Es necesario examinarlas
como sistemas vivos cuya estructura y dinámica se organizan en un contexto de cambio social, y
reconocer que las diversas formas familiares exigen un cambio en la institucionalidad” (p. 131).
Los diversos estudios de los hogares con jefatura femenina muestran que sus condiciones y
características están relacionadas con sus mayores niveles de vulnerabilidad y pobreza, derivadas
justamente de las inequidades laborales de las mujeres. En esta tipología de familia monoparental
la mujer asume el rol de principal proveeduría económica y toma de decisiones. En ocasiones se
presenta convivencia con compañeros sucesivos, y ante la falta de un esposo o compañero
permanente existe la probabilidad de que la madre asigne a su hijo o hija mayor múltiples
responsabilidades de cuidado, no acordes con su edad o con su rol típico en el núcleo familiar. El
niño o niña se convierten de algún modo en un confidente para la madre, quien, además, les
otorga poder y autoridad frente a sus hermanos menores, pues la socialización del sufrimiento se
relaciona con la carga de deuda emocional que la madre cobra simbólicamente a sus hijos, debido
a los sacrificios y esfuerzos que hace por la manutención económica y la crianza de ellos.
Las pautas de crianza se determinan según las experiencias vividas a lo largo de la vida y el tipo
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de familias: monoparentales (femenina, masculina) o nucleares. Barudy & Dantagman (2005)
afirman que uno de los componentes más importantes en la formación de un ser humano sano es
haber sido atendido y cuidado en su infancia y adolescencia; por lo tanto, es necesario seguir un
patrón en la formación de los niños, que es como se define una pauta de crianza. El niño se
desarrolla en la medida en que interactúa con el medio, el cual está conformado en gran parte por
sus familiares y cuidadores, quienes a su vez ejecutan las pautas de crianza.
Estos mismos autores aseguran que las competencias prácticas de los padres para cuidar,
proteger y educar a sus hijos son el resultado de una mezcla de particularidades innatas
influenciadas por factores hereditarios, amén de procesos de aprendizaje influidos por la cultura y
las propias experiencias de crianza vividas en la infancia y adolescencia. Por naturaleza, una buena
crianza y la protección de los hijos resultan entonces fundamentales para la preservación de la
especie humana.
Además, la paternidad cumple tres funciones esenciales: la nutrición, la socialización y la
educación. La función nutritiva consiste en proporcionar al infante los alimentos necesarios para
proteger su vida y su adecuado crecimiento; la función socializadora sugiere a que los padres son la
primera fuente de identidad para los hijos; y la tercera y última función, la educadora, hace
referencia a que los padres deben proveer a los niños de las herramientas necesarias para que
éstos sean capaces de convivir tanto con la familia como con la sociedad, garantizándoles el
aprendizaje del respeto mutuo.
Un último concepto a considerar es la fectividad, entendida como la necesidad que tienen los
seres humanos de establecer vínculos con otras personas. Un clima afectivo adecuado constituye,
en este sentido, un factor de protección ante posibles conductas de riesgo. Asimismo, una
adecuada expresión de los afectos a lo largo del desarrollo evolutivo de los hijos, incide en otros
factores de carácter individual, y favorece el desarrollo saludable del autoconcepto, la autoestima,
la aceptación personal y la seguridad en sí mismo.
Según Kliksberg (2000), la ausencia del padre afecta el rendimiento educacional debido al pobre
clima socioeducativo del hogar, afectando así la inteligencia emocional. En estas circunstancias los
individuos pueden presentar una escasa capacidad para enfrentar adversidades; de igual forma,
ello afecta la salud en general y propicia sensaciones de inferioridad, agresividad, aislamiento,
resentimiento y lo que el autor llama “la orientación en aspectos morales” (p. 189).
En este orden de ideas, la problemática que aquí se presenta no es solo un tema social
relacionado con los índices de delincuencia juvenil, o con la feminización de la pobreza, o con las
tasas de desempleo y abandono de hogar, sino también con los posibles efectos que acarrea en la
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afectividad, las pautas de crianzas y las condiciones socioeconómicas de las familias que se hayan
en estas circunstancias.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
A continuación, se presentan algunos resultados de la Ficha de caracterización socio-familiar
aplicada a los participantes del estudio:
Se realizaron entrevistas a 11 madres cuyos rangos de edad se distribuyen así: el 18% (2
madres) se encuentran en una edad menor a 30 años, el 55% (equivale a seis madres) se
encuentran entre los 30 y los 39 años de edad, y el 27% (3 de las madres entrevistadas) son
mayores de 40 años.
En cuanto a la ocupación, 4 de las mujeres entrevistadas labora actualmente en oficios
generales; 2 como empleadas domésticas, 1 labora en ingeniería, 1 se dedica al hogar, 1 es auxiliar
de enfermería, 1 trabaja como operaria de empaquetado y 1 como docente.
Figura 1. Ingresos Mensuales de las Madres de los Niños y Niñas Entrevistados. Fuente: Elaboración de los autores.
En la Figura 1, se observa que 8 mujeres cabeza de hogar, es decir un 73%, cuenta un ingreso
mensual de entre $500.000 y $ 1.000.000 de pesos; solo el 9% (1) de ellas e de ingreso mensual,
otra de las madres obtiene un ingreso menor a $500.000 y solo una tiene un ingreso mayor a
$1.000.000.
Con lo anterior se evidencia que el 63% de las madres tiene presencia en el mercado laboral,
ofertando su mano de obra en actividades de servicio y protección con remuneraciones que
comprenden entre uno y dos salarios mínimos (2016). Solo una madre, que es profesional, tiene
ingresos mayores a dos salarios mínimos.
Respecto a los niños y niñas entrevistados, el 36% (4) son de sexo femenino y un 64% (7), de
sexo masculino. De estos, el 72% se halla en la edad de 10 años, el 18% (2) cuenta con 13 años y
un 9% (1) tenía 14 años de edad.
1 1
8
1
0
2
4
6
8
10
Ninguno Menor a $500,000 Entre $500,000 y
$1,000,000
Mayor a $1,000,000
Ingresos Mensuales
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Tabla 1. Dinámica familiar de los participantes
Relaciones
Padre-
Madre
Padre- Hijos
Madre- Hijos
Hermanos
Otros Familiares
Vecinos
Armoniosa
3
3
10
4
9
7
Conflictiva
2
1
1
2
1
0
Distante
1
3
0
0
2
3
No existe
5
5
1
7
1
1
Fuente: Elaboración de los autores.
La Tabla 1 muestra el tipo de relaciones que se mantienen entre padres, padres-hijos, hermanos
y otros familiares. O Se evidencia al respecto que las relaciones entre padre y madre son escasas;
de igual forma, la relación padre-hijo se ve disminuida en comparación con la relación madre-hijos,
dado que 10 de los niños y niñas entrevistados puntuó esta última como armoniosa. Por otra parte,
se observa que la relación comunicativa entre hermanos es baja, debido a las dificultades que se
presentan en la dinámica familiar. Se aclara que la no existencia de relación con los hermanos se
debe a que el 63%, es decir 7 participantes, no tienen hermanos para establecer los vínculos
afectivos y sociales.
En cuanto al manejo de autoridad, componente fundamental para generar en el niño y la niña
hábitos y estilos de vida sanos para el desarrollo de su personalidad, se centra en la madre, quien
es la persona que convive la mayor parte del tiempo con ellos. Así como se observa en la figura 2,
el 82% expresa que en su familia la madre tiene la autoridad, y solo el 9% expresó que era su
abuelo. Un último 9% expresa que el padre y la madre comparten el asunto.
Figura 2. Autoridad en la Familia. Fuente: Elaboración de los autores.
En la Tabla 2, se observa que 9 de las madres entrevistadas (82% del total) expresan que la
toma de decisiones está centrada en la madre. Esto tiene coherencia con el hecho de que el
82%
9%
9%
QUIÉN ASUME LA AUTORIDAD EN LA FAMILIA
MADRE ABUELO PADRE y MADRE
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manejo de la autoridad también está a cargo de la madre.
Tabla 2. Toma de decisiones familiares
¿Quién toma las decisiones familiares?
Total
Madre
9
Padre y Madre
1
Padre, madre, hijos y demás integrantes de la familia
1
Fuente: Elaboración de los autores.
Análisis de información cualitativa
Categoría pautas de crianza
El componente
pautas de crianza
(Barudy & Dantagman, 2005) se caracteriza por presentar
especificaciones muy claras en cuanto a reglas en el hogar como: horas de llegada, salidas, tipos
de correcciones por rendimiento académico, las actividades domésticas que el niño realiza en su
casa para mantener el orden, aseo de los espacios del hogar y mantenimiento y cuidado de las
prendas de vestir. Una madre expresa:
Pues la verdad, o sea prácticamente yo lo estoy enseñando a que él mismo tienda su cama, que él
mismo lave su ropa interior, que él mismo por ejemplo sus pantalonetas que son suavecitas, él las
puede lavar, o sea lo he ido encaminando por ese camino”.(Entrevista personal, MJH01).
Otra de las madres participantes propone algo similar:
“Ah que él tiene en la casa que ayudar, que él tiene que lavar el plato en el que comió, que él tiene
que ayudar a lavar las medias y los interiores porque eso ya es personal de él, que tiene que hacer
pues mandados pequeños a la tienda que él puede colaborar con eso”. (Entrevista personal, MJH03)
Según la anterior participante se trata de una tarea permanente:
“Pues es un proceso de que hay que estar constante, hay que estar diciéndole haciendo como todos los
días una secuencia de que tiene que aprender él, todos los días que tiene que repasar, que cuáles son
las actividades que tiene que ejecutar como niño, que después que termine con las tareas tiene que
colaborar en los quehaceres de la casa y cuando uno va a un lugar ajeno a la casa también uno debe
estar presto a colaborar”. (Entrevista personal, MJH03).
En los padres entrevistados predomina la aceptación de las normas concertadas en la mayoría
de los casos por la madre, sin que ellos hayan tenido participación o muestren algún rechazo con
respecto a, por ejemplo, el hecho de que les asignen tareas domésticas, en especial a sus hijos
varones. Un padre manifestó:
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“Pues, o sea, yo lo dije a él, porque él al principio me decía que no se lo pusiera a barrer, le dije no, es
que el niño tiene que aprender a valerse por sí mismo, porque de aquí a mañana llego a faltar yo o me
tengo que ir digamos a cierto sitio a trabajar que no pueda estar todos los días con él, entonces más
que sea que colabore, que después digan, pero vea Cesar es juicioso, Cesar sabe hacer tal cosa, Cesar
sabe mal que sea hacer un arroz”. (Entrevista personal, PA02).
Otra madre deja muy claro que es ella quien determina las pautas que se deben seguir: Las
reglas de la mamá en la casa... El aseo personal de ella, los dientecitos, la tendida de su camita,
dejar listo uniforme y zapatos, y colaborarme… igual ella me colabora mucho, sin decirle me
colabora(Entrevista personal, MJH06). En algunos casos hay un mínimo de acuerdo entre ambos
padres para el establecimiento de dichas normas y verificar su cumplimiento, como manifiesta
Julián Alfonso:“Sí claro. Casi siempre se hablan de esas cosas. Se habla con la masobre las
cosas que él hace mal y le recalca las cosas positivas, las cosas en las que está fallando para que
las mejore.”(Entrevista personal, PA01).Y este padre demuestra que, aunque no viva con él, su
grado de compromiso con la educación del niño es grande:
“Con la mamá siempre tratamos de estar de acuerdo por ejemplo en los horarios del niño, que no esté
en la calle hasta altas horas de la noche, revisar sus tareas, yo también cuando lo veo los fines de
semana le pregunto cómo va el colegio, a veces hacemos tareas juntos”.(Entrevista personal, PA01).
En cuanto a los deberes escolares, las madres manifiestan la escasa participación de los
padres en esta actividad tan importante. Una madre expresa: “
La participación del papa hastaahora
ninguno, porque se supone que cuando él viene por ella, ella ya ha hecho las tareas, entonces yo,
si no tengo turno ese sábado, trato de revisarle que se vaya para donde el papá con toda la tarea
lista o si no puedo le revisa la abuela” (Entrevista personal, MJH07).
Los mismos padres entrevistados reafirmaron su escasa vinculación con el proceso académico
de sus hijos:
Pues yo siempre he dejado que la mamá sea como la que le ponga las reglas en la
casa, pues como ella no vive conmigo, prefiero que ella sea quien le diga qué hacer o no, yo por
ejemplo le pregunto a Deyna, bueno, ¿la niña ya hizo las tareas, ya organizó su cuarto?, que
que son las cosas como en las que más la molesta la mamá”. (Entrevista personal, PA03).
La educación efectiva ha sido objeto de muchos trabajos referidos a las relaciones familiares. La
revisión de unos 2500 estudios hechos sobre esta temática apunta que la
participación directa de
los padres
en el proceso educativo de sus hijos es un componente esencial de una educación eficaz
y que los demás elementos son ineficaces sin ella (Bernal, 2009).
En este sentido, en lo que concierne alcumplimiento de las normas en el hogar, las madres
entrevistadas se quejan de la poca participación de los padres aun cuando estos supuestamente
toman parte en la crianza de los hijos en la imposición de castigos y el cumplimiento de los
mismos: el papá no los corrige, no les dice nada a ellos, me dice a que qué voy a hacer”
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Significados de la paternidad y maternidad en niños y niñas de hogares con jefatura femenina
(Entrevista personal, MJH09); y en el decir de Carolina:
Pues eso ha sido un poco difícil porque yo
con el papá de él casi no hablo de esas cosas. O sea, yo asumí todo yo sola porque él se ausentó y
realmente es una ausencia demasiado, pues, obvia, por decirlo de alguna manera”. (Entrevista
personal, MJH11).
Categoría ausencia del padre
Esta categoría se encuentra referenciado por varios autores:
Apenas se ha estudiado el tema de la paternidad si se compara con las numerosas investigaciones
que se han realizado sobre el tema de la maternidad. Sin embargo, se experimenta una especial
sensibilidad desde distintos campos para abordar estos estudios. Ya no se trata sólo de analizar si hay
mayor o menor abandono del padre de su familia- tema que preocupa hasta en las instancias políticas-
sino que se indaga sobre el grado de actividad que el padre mantiene. (Coltrane, 2003, p. 38).
Según Polaino (2003), el rol del padre tiene gran influencia en la primera infancia por lo que no
se ha de pensar que la suya sea una intervención compensatoria de la acción de la madre.
Para Sierra (2008) existe una diferencia fundamental entre la maternidad y la paternidad en el
sentido de que, la fecundación de la madre es un fenómeno natural, demostrable mas no evidente
a simple vista; pero, los demás hechos que construyen y determinan la paternidad, s que
naturales son funcionales y como tales dependen de realidades externas que van guiando y
condicionando su comportamiento.
En los casos conocidos para este estudio, el papel del padre se limitó a lo biológico de
engendrar, obviando otros roles decisivos en la vida del hijo:
“No, al niño no, o sea ni siquiera le quiso dar el apellido, Entonces yo quise dejar ese proceso
estancado porque no quise seguir con esa problemática, yo quise parar ahí, no más problemas, yo
pienso que no es necesario un apellido para uno luchar para poder conseguir las cosas que necesitan
los hijos, o sea, no a los problemas”. (Entrevista personal, MJH05).
Otra madre respondió al respecto:
“Pues diciéndole a mi hijo que el hecho de que no exista el papá no quiere decir que él lo necesita,
pero si no está no tenemos que seguir extrañando esa ausencia sino olvidar ese momento
desagradable, decir que se puede seguir adelante y que ha tenido personas de apoyo que he sido yo,
los hermanos, las hermanas y que hay que seguir adelante, que no es un tropiezo en la vida, que hay
muchos niños que están sin padre y que yo fui una de las personas que no tuve la posibilidad de tener
un papá a mi lado, pues lo conocí a diferencia de él que no lo ha conocido y le he dicho que no
importa, que hay que seguir adelante y que ahí estoy yo y que ahí está papito Dios para que nos
acompañe”. (Entrevista personal, MJH011).
Algunos de los padres entrevistados ven a sus hijos los fines de semana o un par de veces al
mes, según lo permitan sus compromisos laborales o familiares en sus nuevos hogares. Esto, según
Sierra (2008), tiene efectos negativos, sobre todo cuando no se comparten espacios formativos y
de interacción con el hijo que permitan fortalecer sus relaciones intrapersonales e interpersonales.
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Análisis categoría afectividad
Los testimonios evidencian la dificultad de expresar con palabras cuáles son las principales
demostraciones de afecto entre padres, madres e hijos e, incluso, parecen expresar la carencia de
afectividad en hogares que en su mayoría están acosados por carencias económicas y que
arrastran consigo el dolor del abandono, los cuestionamientos acerca de por qno se tiene una
familia “normal” o lo que llevó a que uno de los progenitores se alejara sin tener en cuenta las
necesidades emocionales y físicas del ser o los seres que contribuyó a engendrar.
Al indagar s en concreto sobre el tema, las madres refieren que lo expresan mediante la
utilización de palabras cariñosas, abrazos o mimos, la celebración de fechas como los cumpleaños,
haciendo estos días especiales a partir de pequeñas reuniones o paseos acompañados de un
obsequio:
“Esas expresiones son: mi amor, yo lo quiero mucho, esto, adelante, se puede, esto, hay que
luchar, hay que estudiar para poderse superar, no se necesita mucho dinero para poder salir
adelante; ánimo si le duele algo, decirle no pararle bolas si tiene un dolor y ya se quejó si no hay que
seguir adelante”. (Entrevista personal, MJH01).
Otra participante menciona:
“Ejemplo cuando mi hijo cumplió años, el 18 julio, así no tenga uno hace el sacrificio y los lleva, yo lo
saqué, los monté en esos aparatos que los montan, eh les compré un heladito, les compré un perrito,
entonces yo salgo y les doy una vueltica en vez de, o sea, yo les compré una tortica y llamé a los
amiguitos más cercanos y les canto el cumpleaños”. (Entrevista personal, MJH08).
También sobresale el hecho de preocuparse por las necesidades de sus hijos, cuidarlos en sus
enfermedades, estar pendiente de sus deberes escolares e incluso reprenderlos, como
manifestaciones inequívocas de su amor:
“Pues, yo trato como de siempre inculcarle cosas buenas. Él a veces sale con cosas que aprende en el
colegio de mañas o cosas así, y yo le digo lo que está correcto, le doy lo que necesita digamos de su
lonchera o digamos de sus cosas que él necesita, y comparto tiempo con él; no tiempo de afán sino
tiempo de calidad”. (Entrevista personal, MJH02).
Los niños también ven estos detalles como demostraciones de afecto: Me lleva al parque, me
compra lo que yo quiero, hablamos los dos, me abraza, vemos películas y me lleva a comer
helados, todo eso” (Entrevista personal)
.
Una de las niñas, quien se emocionó hasta las lágrimas,
comentó:
Cuando tenía 6 años ella me mostró que me amaba mucho. Cuando cumplí los siete
años me hizo una fiesta por la noche” (Entrevista personal).
Sierra (1998) expresa sobre este
particular: “Si los padres en la vida familiar generan vibración afectiva en sus hijos por lo bello y lo
noble, logrando entusiasmarlos por lo justo, lo honrado y lo trascendente, pueden estar seguros
que sus hijos abrigarán sentimientos positivos hacia mismos, hacia los demás y hacia el medio
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que los rodea”. (p. 205).
Por ello se ratifica la importancia del padre para brindar y enseñar con el ejemplo el afecto a sus
hijos, quienes a través de diferentes estrategias colaborativas que involucran la comunicación, el
arte y la cultura facilitarán de este modo su plena socialización en su medio familiar y comunitario.
Análisis categoría jefatura femenina
De acuerdo con Rodrigo & Palacios (1998), en los estudios sobre la familia ya no interesa partir
de lo que constituye el núcleo familiar y lo hace ser tal, sino que la atención se centra en lo que se
denominan “aspectos intangibles”. Por ejemplo, los propósitos, la intimidad, los proyectos y las
metas compartidas. Se trata, como en el presente trabajo, de estudiar las formas de relacionarse,
las reglas, funciones y jerarquías que se establecen en las distintas tipologías familiares, dejando a
un lado los prejuicios y tratando de establecer, de manera objetiva, si es posible, augurar futuros
prometedores para los niños y niñas que han tenido que crecer en hogares “incompletos”,
recompuestos, pero llenos de esfuerzo por salir adelante en medio de situaciones adversas.
Según tales consideraciones, en el presente estudio se puede destacar que:
Sólo en cuatro familias fue posible acceder al padre, en otra con el abuelo, quien ejerce la
función. En el resto de los casos, la imposibilidad de hacerlo coincide con la falta de relación
del padre con los hijos.
Entre las madres y los hijos existe una relación que a la par de normativa está cargada de
afectividad; por el contrario, en el 80% de los casos, la relación entre los hijos y sus padres
es inexistente, en un 10% es problemática y solo en otro 10%, armónica.
Los momentos en los que los niños sienten que reciben más afecto de los padres son las
salidas recreativas y las celebraciones asociadas a algún tipo de obsequio. No obstante, un
20% menciona el hecho de ver películas o que les preparen algo rico como principales
demostraciones de amor.
La jefatura femenina implica la propuesta de un modelo de autoridad y las normas que sean
consideradas s pertinentes para las dinámicas familiares (Castro, Pérez & Agudelo, 2006). Pero
también es importante la percepción que tienen las mujeres acerca del padre; pues, ellas
consideran que la separación les trajo como consecuencia el trabajo fuera de la familia, la doble
jornada laboral, el uso del tiempo libre en tareas domésticas, olvidándose de su ser de mujer y
dedicándose a su ser de madre, pero también les brindó la posibilidad de asumir el liderazgo de la
familia y “romper” con lógicas de maltrato o sumisión en las cuales se habían involucrado.
Durante las entrevistas se evidenció con las 11 madres que sus propios hijos han sido la mayor
motivaciónpara asumir ese doble rol de madres proveedoras y madres próximas.
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Es casi nulo que los niños y niñas que viven con sus madres se expresen acerca de la
paternidad, pues para ellos significa lo desconocido. En uno de los casos el niño expreque la
relación con su padre se caracteriza por pocas o nulas demostraciones de afecto, nula respuesta de
este ante las demostraciones de afecto del niño, mala relación con la mamá, etc.
Según Bernal (2009), la jefatura femenina del hogar permite adquirir nuevas formas de relación
y de familia que altera la subjetividad de los hijos y de las madres, quienes enfrentan esta situación
pueden experimentar conflictos en la relación madre e hijo por la ausencia de la figura paterna y,
posteriormente, afectar la manera como el individuo conformará sus vínculos afectivos a partir de
sus relaciones tempranas.
Otra situación posible y característica son los intentos de la madre por encontrar un compañero
sentimental que esté dispuesto a colaborar en los gastos del hogar y de sus hijos. Sin embargo,
también existen hogares monoparentales femeninos que han desarrollado procesos de crianza,
cuidados y socialización adecuados para sus hijos e hijas, lo que indica que no es solo la estructura
familiar la que determina los pros y los contras sino, también, los vínculos afectivos parento-filiales
(Varela, et. al. 2015).
Categoría afectividad paterna
En relación con esta categoría, Sierra (1998) plantea que “La afectividad se va configurando en
el libre y espontaneo transcurrir de la cotidianidad y en parte porque el concepto educación ha sido
vinculado durante años al proceso de formación y adecuación de la inteligencia sobre todo y un
poco menos, aunque con más fuerza cada vez a la formación de la voluntad” (p. 187).
La afectividad se estructura, en efecto, en “hechos que a uno le pasan” y que suceden por
fuera del campo de la conciencia.
Por ello, Sierra (1998) invita a educar en la afectividad desde las necesidades de la persona en
las dimensiones físicas, psíquicas, afectivas y espirituales pero de manera integral e
interdependiente.
En tal sentido, algunas historias de vida que hicieron parte del estudio involucran madres e hijos
que solamente contaron con la participación de un progenitor para la fecundación; pero también se
evidencian los testimonios de algunos niños y niñas y de sus propios padres, en cuanto a que el
cumplimiento de de la función paterna es importante en el desarrollo emocional y afectivo, por
encima de lo que se supone está establecido socialmente. Así responde una de las niñas ante la
pregunta
¿cómo te demuestra tu papá que te quiere?
:
Porque él me compra cosas y estudia
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conmigo para las evaluaciones. Y me ayuda hacer las tareas” (Entrevista personal).
Y otro expresa
al indagársele sobre uno de los momentos más felices que ha pasado con su padre:
Cuando me
dijo que nos íbamos a ir de viaje parano me acuerdo la parte… y me puse todo contento; lo
abracé y me abra” (Entrevista personal).
De esta manera uno de los padres manifiesta lo que su hijo significa para él:
Él es todo para mí,
realmente es el motor de mi vida” (Entrevista personal, PA01)
. Y otro lo hace de este modo:
“El niño para mí, es como un tesoro que tengo que cuidar y proteger, ahora que ya está creciendo
tengo que estar más al pendiente de él, aunque yo trato de verlo todos los fines de semana, él es para
un orgullo, en el colegio le va muy bien, es como esa parte de importante pero mejorada”.
(Entrevista personal, PA04).
Resulta esperanzador el hecho de que los padres no tengan miedo a expresar afecto a sus hijos y
renuncien a limitar su papel al de proveedor de lo necesario sólo en el plano económico:
Sólo
puedo decirle doctora que la niña desde que llegó a mi vida la cambió muchísimo, la transformó y
por eso esa niña es todo para mí, estoy muy orgulloso de esa niña, cada día más bonita, más
aplicada” (Entrevista personal, PA04).
De todos modos, siguen existiendo padres que expresan escasamente el afecto y son
indiferentes a las exigencias emocionales de sus hijos:
Pero él se queda ahí parado y no me abraza a mí, pero yo sí. Pero uno ya está acostumbrado a que
no lo abrace y después dice que no lo queremos y nos dice:
pero no le piden la bendición a uno
, pero
es que él es muy raro…” (Entrevista personal).
Por demás, se encontraron historias de vida donde el padre sólo vio a sus hijos durante un
tiempo y desapareció. En otros casos transcurrió mucho tiempo sin preocuparse por sus
condiciones de vida, su estado físico o psicológico y rendimiento escolar. En estos casos, los niños
se mostraron renuentes a responder las preguntas relacionadas con el vínculo hacia sus papás,
escondieron su dolor y rabia detrás de una aparente indiferencia, que hace temer por las
condiciones en que se desarrollarán emocionalmente y se relacionarán a su vez con otros miembros
de su familia y, sobre todo, en la forma como afrontarán la responsabilidad de ser padres en su
adultez.
CONCLUSIONES
El presente estudio permitió describir los significadosde la paternidad en niños y niñas en edad
escolar pertenecientes a familias con jefatura femenina. Es necesario decir que la evidencia de los
resultados y la teoría demuestran la importancia del padre para el desarrollo personal, afectivo,
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familiar y social de los niños y las niñas.
La investigación mostró las implicaciones de la ausencia del padre en los niños y niñas en edad
escolar. Concretamente, en el componente afectivo, en la construcción de las pautas de crianza y
en el nivel de comunicación dentro de la familia. Quedó claro que son fundamentalmente las
madres quienes establecen normas y representan autoridad para sus hijos, así como disciplina y
mecanismos de socialización basados en la negación de objetos tangibles y en la negación de
afectos.
El estudio del significado de la paternidad junto a variables como las pautas de crianza tiene una
larga tradición en psicología y, aunque constituye un constructo multidimensional, siempre se
tiende a incluir dos dimensiones básicas: una se relaciona con el tono afectivo de las relaciones y
otro con las conductas puestas en juego para controlar y encauzar la conducta de los hijos.
En la dimensión del tono afectivo se sitúa el nivel de comunicación, mientras que en la
dimensión de conducta se ubica el tipo de disciplina. Ambas dimensiones están relacionadas, de
modo que los estilos de socialización se relacionan con la intensidad de la comunicación en las
relaciones padres e hijos e involucran distintos estilos de crianza y los niveles de comunicación
dentro de la familia.
La mayoría de las madres establecen la disciplina familiar a partir de estrategias y mecanismos
de socialización que las ayudan a regular la conducta de sus hijos al tiempo que inculcan valores,
actitudes y normas. En algunos casos los hijos reciben de mejor manera este tipo de disciplina de
parte de su madre, pues asumen que al estar presentecon ellos todo el tiempo, o por vivir en el
mismo hogar, ellas tiene la autoridad para imponer castigos, en lugar de su padre, a quien si bien
escuchan no lo asumen como figura de autoridad, por el hecho de estar ausente.
Por ello, es importante reflexionar respecto a la gran responsabilidad que tiene la mujer en la
crianza de sus hijos y como debe darse un equilibrio entre trabajo y familia, lo cual no es fácil en
nuestro, país y menos para nuestras madres de estratos socioeconómicos bajos, quienes deben
asumir la carga laboral, la responsabilidad doméstica en su hogar y la educación de sus hijos.
También se evidencian casos en que la disciplina está basada en la negación de objetos
tangibles y en la negación de afectos. Así que se debe tener en cuenta que la disciplina y el afecto
van de la mano y es lo que ayuda a diferenciar unos padres con vinculación afectiva hacia sus hijos,
de otros que no lo son.
Se sabe que los todos disciplinarios son aquellos que asumen el amor hacia el niño como
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instrumento principal para moldear la conducta y se relacionan con reacciones internas contra la
agresión. En cambio, los métodos autoritarios se relacionan con reacciones externas contra la
agresión y con comportamientos agresivos no cooperadores.
En su gran mayoría, entonces, son las madres quienes establecen normas y representan
autoridad para sus hijos. Está claro que la familia sea nuclear o monoparental debe considerar los
cambios en la estructura y dinámica familiar que puedan alterar las pautas de crianza (valores,
normas, comunicación, solución de problemas y regulación afectiva, entre otros) para evitar
inconsistencias y conflictos en la infancia, la adolescencia y, posteriormente, en la adultez de sus
hijos. De esta manera, los hijos generarán estrategias de afrontamiento y de resolución de dilemas
que facilitarán su desarrollo adecuado durante la infancia para que en su adultez asuman sus roles
familiares de manera efectiva.
RECOMENDACIONES
Un gran reto de la actualidad social consiste en crear una mayor conciencia en el ser humano y
en la sociedad para reducir al mínimo el impacto negativo que la ausencia del padre podría tener en
la vida de los niños, niñas y adolescentes.
Y es que sin duda los hijos necesitan una figura paterna. Un padre de crianza deja un hermoso
legado a sus hijos que facilita una vida más plena, pero el padre ausente deja también un legado
que pone en peligro las vidas y el bienestar de su descendencia. Por tal motivo, la presencia de un
padre y una interacción positiva en la vida de un niño promueve su salud y la de su familia,
trascendiendo a comunidades más seguras y estables.
Los padres son mucho más que cabezas de familia. Ponen una base importante para el
desarrollo afectivo, psicológico y físico de sus hijos. Si en este país hubiera más niños nacidos de
padres que estén dispuestos y sean capaces de cuidar de ellos, seguro se vería una reducción
significativa de problemas individuales y sociales.
Lamentablemente, predomina una percepción generalizada que desvirtúa al padre con relación a
su importancia directa e indirecta en el desarrollo infantil, situando su rol en la parte instrumental
como proveedor, figura de autoridad y conexión con el mundo externo, pero en definitiva como una
presencia psico-afectivamente prescindible.
No obstante, la presencia del padre es necesaria en el desarrollo social, emocional, sexual y
cognoscitivo de los hijos, contribuyendo a que se generen mejores desempeños educativos y
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laborales, y personalidades más sanas e integradas, lo que impactaría positivamente en el
desarrollo económico y social.
Las entrevistas analizadas sugieren que el cambio se puede construir y generar; en virtud de la
participación de algunos padres que se mostraron interesados en compartir sus experiencias y lo
que ha significado para ellos la paternidad asumida de manera responsable.
Es necesaria la presencia física y psicoafectiva del padre, el cumplimiento su rol en la formación
afectiva, de pautas de crianza, límites y como modelo de identidad de sus hijos. Por ello, es
imperativo promover investigaciones que avancen en el tema y contribuyan para el diseño e
implementación de acciones que favorezcan condiciones externas a nivel social, pero también
individuales, de modo que cada persona tenga la oportunidad de vivir y asumir la paternidad que
beneficiará a sus hijos e hijas, y ayude a disminuir la tendencia de los padres ausentes.
Por otra parte, a pesar de lograr la participación de algunos de ellos en el presente estudio,
encontrar hombres dispuestos a conversar acerca de la educación y crianza de sus hijos fue todo
un reto. Estos obstáculos se reducirían significativamente con la implementación de estrategias de
sensibilización y orientación sobre el significado del padre en la afectividad, las pautas de crianza,
las normas y los límites para con sus hijos a través de los medios de comunicación y redes sociales.
La participación que se generó en cada entrevista muestra la necesidad de comunicarse,
escuchar y ser escuchados que tienen muchos hombres, de compartir vivencias e inquietudes en un
terreno que habitualmente viven con incertidumbre, confusión y a veces soledad, pero sin admitirlo
públicamente. Se trata de ofrecer espacios protegidos donde puedan expresarse desde sus
sentimientos, ideas y experiencias, sin el temor de equivocarse, no saber o ser enjuiciados, a fin de
despertar el interés latente por la paternidad comprometida y la crianza de sus hijos. Lo anterior,
lleva a sugerir la necesidad de ofrecer instancias de intercambio y reflexión específicas o exclusivas
para padres (hombres). Es decir crear e implementar estrategias colaborativas que procuren la
sensibilización a la paternidad, que contribuyan a desarrollar habilidades y capacidades socio-
afectivas, así como actitudes positivas en los hombres, para asumir y valorar la paternidad
responsablemente como parte de su rol masculino en la familia y la sociedad.
De igual forma, se recomienda llevar a cabo programas desde un enfoque Psico-educativo y
Psicosocial dirigidos a madres cabeza de hogar (padres ausente) cuyas temáticas sean las pautas
de crianza, las relaciones afectivas y el desarrollo según las etapas del ciclo vital de sus hijos,
diferenciado por sexo.
En cuanto a esta última recomendación, es pertinente la revisión de las políticas empresariales
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en torno al acompañamiento de los hijos, de tal forma que se permita a los padres ejercer su
paternidad sin menoscabo laboral ni económico.
También se recomienda la revisión de las estrategias de prevención de violencia familiar que se
vienen implementando a la luz de los enfoques de género y las políticas públicas vigentes en el
marco de las leyes colombianas. Esto permitirá una revisión de los planes de acción frente a esta
problemática en las distintas entidades públicas, y en las organizaciones sociales y comunitarias, a
fin de contribuir a la consolidación de una paternidad responsable; paternidad que está articulada a
la concepción de la masculinidad y a la maternidad, por lo que se hará necesario promover
espacios en los que los padres puedan compartir con sus hijos y donde las madres tengan
participación y ayuden a fortalecer las relaciones afectivas de sus hijos con sus padres
Por último, queda la posibilidad abierta de ahondar en nuevas variables de investigación que
incluyan las diferentes etapas del ciclo vital. Así se pueden generar contrastes para analizar el
significado de la paternidad, según los niños, los adolescentes, los adultos y, claro, los adultos con
hijos que han vivido en un hogar caracterizado por la ausencia del padre.
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