Luz Elena Osorio Mansilla
Universidad de Baja California, México
Educación y Humanismo 21(36): pp. 194-209. Enero-Junio, 2019.
DOI:
htt
p://dx10.17081/eduhum.21.36.3149
Política de ampliación de la jornada escolar y algunas de sus
implicaciones
Policies and implications, related to school hours extension
Resumen
Objetivo: Explorar algunas implicaciones de las políticas de ampliación de la
jornada escolar que se han dado en diferentes países de América latina, que
aportan a la política Jornada única que actualmente se implementa en Colombia.
Método: Realiza un análisis de carácter reflexivo sobre la política de ampliación de
la jornada escolar, relacionadas con algunas experiencias que se han dado en
diferentes países de América Latina, de acuerdo a similitudes de los contextos que
permiten retomar diferentes lecciones para el mejoramiento de la implementación
de la política Jornada única en Colombia. Conclusión: Se observan los beneficios
que trae este tipo de políticas en la calidad de vida de los estudiantes,
especialmente en la disminución de factores de riesgo y vulnerabilidad, sin embargo,
poco se ha logrado en el mejoramiento de resultados académicos. Se propone
según los hallazgos, que, para una política en Colombia de ampliación de la jornada
escolar, se atiendan aspectos como agotamiento y alimentación escolar, factores de
riesgo, vinculación de la comunidad educativa, infraestructura y recursos, y como
última categoría imprescindible, el manejo del tiempo escolar que permita brindarle
calidad al aprendizaje, si lo que busca Colombia es mejorar sus resultados
académicos.
Palabras clave: Ampliación de la jornada escolar, Calidad educativa, Políticas
educativas.
Abstract
Objective: : this paper aims to explore some implications related to the policies
taken up for school hours extension by different countries from Latin America, and
currently have been taken by Colombia. Method: A reflective analysis according to
policies based on extended school hours, taken into account experiences occurred
in different countries from Latin America, is conducted; this analysis, has been
possible due to the similarities of the contexts which allows us to take different
lessons, in order to improve all the policies related to school hours extension.
Conclusion: Although little improvement in their academic results are evident, this
kind of policies suggest benefits in students’ life quality, especially reducing risk
factors and vulnerability. Based on these findings, it is proposed then, to extend
school hours in Colombia, considering some aspects such as school exhaustion and
feeding, risk factors, linkage of the educational community, infrastructure and
resources, and as last important category is the school time, which allows to offer
students high quality learning process, if Colombia aims to improve students’
academic results.
Keywords: School hours extension, high quality learning process, Educational
policies
Editor:
Patricia Marnez Barrios
Universidad Simón Bolívar
Correspondencia:
Luz Osorio
nena-
osorio@hotmail.com
Recibido:
2018-10-28
Aceptado:
01-03-19
Publicado:
12-04-19
DOI:
http://dx10.17081/eduh
um.21.36.3149
Copyright © 2019
Educación y
Humanismo
Cómo citar este artículo (APA): Osorio, L. (2019). Política de ampliación de la jornada escolar y algunas de sus implicaciones.
Educación y Humanismo
, 21(36), 194-209.DOI: http://dx10.17081/eduhum.21.36.3149
194
ISSN: 0124-2121
E-ISSN: 2665-2420
Open Access:
Educación y Humanismo 21(36): pp. 194-209. Enero-Junio, 2019. DOI: http://dx10.17081/eduhum.21.36.3149
Introducción
La política educativa Jornada única reglamentada por el Decreto 501 del 30 de marzo
de 2016 busca la ampliación de la jornada escolar en el nivel primario, secundario y medio
en las instituciones educativas públicas del país. Esta se ha estado implementado de
manera paulatina desde el año 2015, fijándose como meta para el año 2030 cubrir todo el
territorio colombiano.
Por tal razón un 10% de las instituciones educativas aproximadamente, iniciaron con
dicha política a partir del año 2016. Considerando tal información se propone hacer un
análisis reflexivo que permita reconocer las implicaciones que tiene la implementación de
esta iniciativa.
¿Por qué la ampliación de la jornada escolar?
Para Latinoamérica, Ramírez (2014) refiere que la ampliación de la jornada escolar
aparece como objetivo de los ministerios de educación asociada al fortalecimiento de la
calidad educativa, pero también buscando ofrecer “un apoyo a padres trabajadores y una
protección a los niños de las amenazas del mundo exterior” (p.14).
Además, la ampliación de la jornada escolar está relacionada con otros fines de la
educación que no son únicamente de carácter pedagógico.
El colegio ofrece el marco de relaciones sociales más concreto en el que los y las
estudiantes se encuentran entre ellos mismos y con los demás actores educativos. En la
jornada, las relaciones interpersonales y el mismo acto educativo se constituyen en el aula,
la tienda, los talleres, el parque, las zonas deportivas, entre otros. Los espacios son físicos,
pero en ellos se generan los ambientes educativos, entendidos éstos como “ambientes de
carácter relacional, es decir, se dan en un espacio y tiempo determinado en los que
se genera un fluir en una dinámica emocional, comportamental y cognitiva de los
miembros que participan de la interacción”. (Vives & Burgos, 2001, citados en
Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico-IDEP 2014,
p.33)
Es por ello que la mayor permanencia de los niños y niñas en la escuela, cumple un
papel no sólo de protección, sino de socialización con sus pares en ambientes de
aprendizaje. “El tiempo y el espacio académicos mantienen relaciones de interdependencia
con el orden físico y social en el que se insertan y pueden incluso inducir nuevas
percepciones cognitivas” (Escolano, 1992, p.56).
Otros autores como Marcotte (2007) y Pischke (2007) encuentran efectos positivos de
la ampliación de la jornada escolar en aspectos relacionados con la disminución de la
repitencia escolar y la deserción escolar. Así mismo Kruger y Berthelon (2009) encontraron
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que acceder al programa de Jornada Escolar Completa en Chile disminuyó la probabilidad
de embarazo adolescente entre familias pobres y familias que habitan en zonas urbanas, y
Barrera, Maldonado y Rodríguez (2012) en drogas y alcohol.
De igual manera, Contreras, Sepúlveda, Cabrera (2010) descubrieron que la jornada
escolar completa en Chile generaba un efecto positivo y significativo en la participación
laboral y el empleo de la mujer en todos los grupos de edad, lo que puede estar explicado
porque las madres deben dedicar menos tiempo al cuidado de sus hijos.
También Pires y Urzua (2011) concluyeron que matricularse en un establecimiento con
Jornada Escolar Completa tiene efectos positivos como la disminución en las tasas de
deserción, los resultados cognitivos y socio-emocionales, además de reducir la maternidad
adolescente y la probabilidad de ser detenido antes de los 25 años, aspectos que pesan
también en el desarrollo de una sociedad y la calidad de vida de las personas.
En países de América Latina que han implementado jornadas escolares más extensas
en los últimos años como Chile y Uruguay, autores como Bellei (2009) y Cerdan-Infantes y
Vermeersch (2007) han encontrado que el impacto de estos programas es muy similar, lo
que permite tener confianza en el alcance de esta política, al menos en países con
condiciones semejantes.
Aunque en Colombia la gran mayoría de instituciones educativas públicas conserva la
doble jornada, estudios recientes de Hincapie (2016); García, Maldonado y Rodríguez
(2014) y Bonilla (2011) encuentran que una jornada escolar completa disminuye la
deserción escolar y aumenta de manera significativa el desempeño en los resultados en
pruebas nacionales e internacionales.
En este sentido, autores como Redd, Boccanfuso, Walker, Princiotta, Knewstub y
Moore (2012) concluyen que la investigación sobre programas de ampliación de la
jornada no sólo deben enfocarse en analizar los impactos sobre el rendimiento académico,
sino también dar cuenta de otros aspectos como la asistencia y deserción escolar, la
promoción a tiempo de los estudiantes, el clima escolar y las actitudes hacia la escuela.
Tenti (2010) plantea que las características de las propuestas de ampliación de la
jornada escolar que se han adelantado en Chile, Uruguay, Venezuela y Argentina,
coinciden en establecer “una relación positiva entre tiempo pedagógico y oportunidades
de aprendizaje, lo que deriva en la estrategia de ampliar el tiempo escolar para el
mejoramiento de la calidad y por consiguiente apostar por la equidad” (p. 15), cuando se
ofrece un espacio pedagógico a la población más vulnerable de nuestra sociedad,
apuntado a reducir la desigualdad del tiempo escolar que aún existe y que acentúa las
diferencias entre la educación pública y privada.
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Tiempo versus aprendizaje
En investigación educativa, la relación entre el tiempo y el aprendizaje sigue siendo un
tema de tensión, ya que como plantea McMeekin (1993) dicha relación en América Latina
no está ampliamente comprendida, pues el tema central no se encuentra sólo en el
aumento de horas clase, sino en la calidad de uso de esas horas dedicadas de manera
efectiva en el aprendizaje.
En este sentido, el Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina
y el Caribe (PREAL, 2002) sostiene que:
Investigaciones demuestran que un aumento cuantitativo en el número de horas que
ofrece el sistema no basta para mejorar la calidad de los resultados. Por ello, esto implica
que cualquier reforma en los tiempos escolares deben ir acompañados de procesos amplios
de renovación pedagógica. (p.4).
Asimismo, Gimeno (2009) expone que hay poca o ninguna relación entre el tiempo
físico determinado por la permanencia en la institución y los resultados académicos.
McMeekin (1993) afirma que, al momento de investigar sobre el tiempo y el aprendizaje,
lo que se debe medir no es la cantidad de horas que los niños pasan en las instituciones
educativas, sino cuánto tiempo están activamente comprometidos con el aprender, es
decir, leyendo, escuchando información relacionada con el aprendizaje, analizando,
produciendo textos, resolviendo problemas, entre otras actividades. De igual forma,
sugieren otros autores (Levin; Tsung, 1987; Delhaxhe, 1997; citados por Veleda, 2013) la
importancia de revisar el compromiso que tienen los estudiantes con la tarea, la gestión
del tiempo en el aula, las expectativas que tengan los propios profesores sobre los
aprendizajes de sus alumnos y la calidad de su trabajo pedagógico.
Así mismo, Farbman (2015) plantea que cuando se trata de aprender, el tiempo
importa, ya que un individuo no podría avanzar en cualquier área sin comprometer una
cierta cantidad de tiempo para captar nuevos contenidos, practicar y perfeccionar sus
habilidades, como ejemplo toma el maestro de ajedrez que juega partido tras partido para
mejorar su juego y el científico que trabaja largas horas en su laboratorio para develar los
misterios de un fenómeno intrincado.
Lo anterior comparado con la evidencia investigativa de las escuelas americanas, la cual
plantea que la adición del tiempo escolar puede tener un impacto positivo en el
estudiante, considerando el buen uso del tiempo a través de una serie integrada de
prácticas para aprovecharlo y con un enfoque continuo en la implementación de la calidad.
Al respecto, el
World Bank
(2012), en un reporte sobre el uso del tiempo en el aula, a
partir de un estudio realizado en Colombia, en donde se tomó una muestra de
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Luz Elena Osorio
instituciones educativas del sector público en el departamento de Antioquia, se evidenció
que los maestros asignaban alrededor de un 65% del tiempo de la clase para desarrollar
actividades académicas con los educandos, dedicando el resto a funciones administrativas,
como llamar a lista, atender aspectos de tipo disciplinario o calificar tareas. Esta
investigación dentro de sus conclusiones refiere que una de las principales “fuentes de
pérdida de tiempo es el exceso de actividades de administración escolar” (p.16).
Entre otros aspectos que hacen un poco más complejo el aprovechamiento del tiempo
para el aprendizaje dentro del aula, encontramos la cantidad de alumnos por grupo, pues
el tiempo individual de aprendizaje depende de este factor, como lo afirman Leuven,
Oosterbeek y Ronning (2008), que, aunque no se ha determinado el número ideal, se ha
planteado que las mejores condiciones de enseñanza se generan con grupos de no más de
treinta alumnos.
También se puede decir, que se suman otros factores externos al aula que afectan el
aprovechamiento del tiempo para el aprendizaje. Con relación a la cantidad de días de
clase, Martinic (2015) afirma:
En América Latina, pese a los 180 días de clase promedio y oficiales, en muchos países no
se realizan más de 100 as y se pierde el 50% o más de las horas asignadas para la
enseñanza. Los conflictos y huelgas prolongadas de profesores y estudiantes, las licencias
médicas, desastres naturales, entre otros, son factores que inciden en la disminución del
tiempo efectivo de clases en América Latina. Esta situación afecta principalmente a los
niños y jóvenes de los quintiles más pobres de la población. (p.485).
Del mismo modo, el programa de mejoramiento de la calidad educativa (Educational
Quality Improvement Program-EQUIP2, 2009) se refiere a los problemas de
infraestructura de los establecimientos educativos, el clima, la capacitación de los
docentes, entre otros que inciden en la reducción o pérdida del tiempo escolar y por
consiguiente al deterioro de la calidad educativa.
Dentro de las causas que mayor afecta el tiempo escolar, se encuentra el ausentismo.
Chaudhury, Hammer, Kremer, Muralidharan y Rogers, (2006, citado en Veleda, 2013, p.
30) señalan que “en efecto, una investigación realizada por el Banco Mundial sobre la base
de una muestra representativa de docentes de siete países (Ecuador, Perú, Bangladesh,
India, Indonesia y Uganda) mostró que la tasa de ausentismo docente ascendía, en
promedio, a 20%”.
Según PREAL (2002) en la mayoría de los países latinoamericanos se cuenta con una
escolaridad mínima, con menos de 1.000 horas al año. Considerando además que el
periodo de clases de las instituciones educativas públicas es menor que en las privadas y
que se refleja hasta tres veces más tiempo de trabajo en las escuelas de jornada de la
mañana que en la tarde.
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Se puede afirmar que vale la pena apostar por la ampliación de la jornada escolar,
considerando que la pérdida de tiempo académico en las instituciones educativas del
sector público en Colombia es alta, especialmente cuando son comparadas con el tiempo
dedicado a los estudiantes de instituciones con educación privada, lo cual hace más
evidente las brechas de desigualdad y calidad entre estas dos poblaciones estudiantiles.
Esto aunado a factores que son necesarios evaluar, como es el uso efectivo del tiempo
escolar, la preparación profesional de los docentes, provisión de materiales y textos
escolares, ayudas didácticas, bibliotecas, tecnologías de información y comunicación,
infraestructura y alimentación en la jornada escolar.
Es por lo anterior, que, si las políticas de ampliación de la jornada escolar no son
acompañadas de estrategias de mejor uso del tiempo para el aprendizaje, poco podría
lograse en mejorar los resultados académicos. Como se muestra en el siguiente gráfico, el
tiempo dispuesto para la enseñanza refleja poca relación con los resultados de pruebas
internacionales. Lo evidencia en una prueba de competencia lectora del Brunner (2006)
Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes -PISA- 2003 y el tiempo de
instrucción de los países, utilizando como base el promedio estimado en horas anuales de
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE.
Figura 1.
Países ordenados por sus puntajes promedio en el examen PISA 2003, escala de lectura.
Tiempo mayor o menor por país en relación al promedio de la OECD (en horas anuales).
Fuente: Adaptado de “Calidad de la educación, claves para el debate: la organización de
los sistemas escolares en el mundo contemporáneo”
,
de , p. 105, Santiago Brunner (2006)
de Chile: RIL editores.
-99
-77
79
-14
-53
-203
123
11
-89
122
-14
-24
318
-58
-74
-42
-102
76
120
223
316
-300
-200
-100
0
100
200
300
400
Finlandia
Corea
Australia
N Zelanda
Irlanda
Suecia
Holanda
Bélgica
Noruega
Francia
Dinamarca
Alemania
Austria
R Checa
España
Hungria
Portugal
Italia
Grecia
México
Chile
199
Luz Elena Osorio
Como se constata en el gráfico, los seis primeros países a excepción de Australia
presentan los mejores resultados con menos tiempo de instrucción, a diferencia de los
países que ocupan los últimos cuatro lugares con mayor tiempo de instrucción y más bajos
resultados.
Con relación al debate del tiempo y el aprendizaje en América latina, más precisamente
en Colombia sobre la ampliación de la jornada escolar para lograr mejores resultados
académicos, habría que preguntarse si verdaderamente extender la jornada escolar, es
decir, apostar por la jornada única, logrará mejores resultados en las pruebas
estandarizadas y permitirá convertir a Colombia en la más educada de América latina, o si
esta política podría tener un impacto negativo en cuanto a la gran inversión que se hace,
especialmente con la ampliación de nuevas plazas docentes, o si bien habría que centrar
esfuerzos en aspectos, como promover la formación profesional de los maestros en el uso
efectivo y eficiente del tiempo de clase, entre otros . (PREAL, 2002)
Tiempo para aprender
El tiempo escolar relacionado con el aprendizaje ha motivado múltiples estudios. Al
respecto Martinic (2015) afirma:
Los primeros estudios se basaron en el manejo del tiempo por parte del profesor y su
efecto en la atención del estudiante. Esta perspectiva ha descansado en un concepto
objetivo de tiempo definiéndola como una variable independiente que puede aumentar o
disminuir físicamente, según las necesidades del sistema y del profesor. Una segunda
tendencia considera el tiempo como un concepto subjetivo y relativo. En este caso el
tiempo es una variable dependiente relacionada con las necesidades de los sujetos, las
interacciones, contextos y culturas en las cuales estos se desenvuelven. (p.482).
Husti (1992) citado en Martinic (2015) expresa que es un debate de dos miradas
teóricas que se le ha dado al tiempo, que lo distingue como cantidad y otra como
significado (p. 482).
Otros autores como Aronson, Zimmerman y Carlos (1998) exponen el tiempo escolar
como una pirámide invertida, ésta contiene en la parte superior el tiempo en la escuela, le
sigue un subconjunto que hace relación al tiempo que no necesariamente involucra tiempo
de instrucción y finalmente el tiempo de aprendizaje.
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Figura 2.
Pirámide Invertida.
Fuente: Adaptado de Aronson, Zimmerman y Carlos (1998).
En términos de medición cuantitativa es sencillo determinar el tiempo en días y horas
que se pasa en la escuela, un poco más complejo, pero posible, medir el tiempo que hace
parte de la cultura de la institución educativa y de su propio currículo, allí encontramos el
almuerzo, el recreo, el llamado a lista, la atención a problemas disciplinarios, los anuncios
en la emisora escolar, las reuniones con docentes, entre otras actividades. Ahora bien, la
pregunta sería, ¿cómo medir el tiempo que se dedica al efectivo aprendizaje? Aquel que
va perfectamente en concordancia con la preparación del estudiante para que el
aprendizaje se produzca. O más bien aún ¿cómo aumentarlo? ¿Qué elementos hay
involucrados allí?
Desde esta perspectiva, y una vez planteados algunos de los factores ya sean internos
o externos al aula, que hace que exista una gran pérdida de tiempo en la escuela, se cree
que insertar políticas de ampliación de la jornada escolar como la jornada única, genera
mejores oportunidades de aprendizaje en los estudiantes sólo si se da buen uso de este
tiempo escolar por parte de docentes y estudiantes en su compromiso de enseñanza-
aprendizaje.
Política latinoamericana sobre ampliación de la jornada escolar
Superado en gran medida los problemas de cobertura escolar en países
latinoamericanos, y tomando más fuerza las problemáticas relacionadas con la calidad
educativa, surgen estudios y programas que buscan fortalecer este componente.
De hecho, ya desde la cada del ochenta se registran investigaciones que detectan que la
simple extensión del tiempo escolar, asignado en forma oficial, podría tener un impacto
positivo en los aprendizajes, sobre todo en los países en vías de desarrollo y en los alumnos
de menor nivel socioeconómico. (Fuller y Clarke, 1994; Heyneman y Loxely, 1983, citados
en Veleda, 2013, p. 43).
201
Luz Elena Osorio
El tiempo escolar ha llevado a tendencias divergentes, Tenti (2010) refiere que países
como España, Francia y Alemania han reorganizado, reducido y ampliado el tiempo escolar
bajo el argumento de sus bajos resultados en pruebas PISA. Para Latinoamérica la
tendencia más proclive es hacia la ampliación de la jornada, tal como lo refleja la
Organización de Estados Iberoamericanos -OEI- en la conferencia de ministros de
educación, los cuales proyectan dentro de sus metas para el año 2021 la necesidad de
universalizar la educación primaria y la secundaria básica y mejorar su calidad. Para
lograrlo, Marchesi (2009) refiere que como meta específica se propone ampliar el número
de las escuelas de tiempo completo en primaria. Alcanzar al menos el 10% de las escuelas
públicas de educación primaria sea de tiempo completo en 2015 y que al menos entre el
20% y 50% restantes logren ampliar la jornada escolar en el 2021.
En las últimas décadas las reformas políticas encaminadas a la ampliación de la
jornada escolar se han vuelto cada vez más populares. Holland (2012) plantea que “la
razón es simple, pues un mayor tiempo en clase debería redundar en un mejor
aprendizaje, y un horario escolar extendido para los jóvenes puede significar más tiempo
de trabajo para los padres” (parr.4). A la vez sugiere que para los jóvenes de más edad
también puede tener un efecto protector, cuando se reduce la exposición a los riesgos
más allá del contexto escolar, como la delincuencia, el abuso de substancias psicoactivas,
la criminalidad y la violencia.
Es por lo anterior, que este tipo políticas se han hecho atrayentes para los gobernantes
en Latinoamérica, donde la jornada escolar tradicionalmente tiene una duración de cuatro
a cinco horas, funcionando en su mayoría en doble jornada -mañana y tarde-. Más aún,
considerando el descenso en las tasas de natalidad que hace que disminuya la demanda
de espacio para los alumnos en las escuelas.
Estas políticas de ampliación de la jornada escolar empezaron a implementarse desde
fines de la década de los noventa, donde Chile fue uno de los pioneros en 1997, Uruguay
en 1998, Venezuela en 1999, luego continuó Cuba en 2003, México en 2007, Argentina en
2011, Honduras 2014 y ahora Colombia en 2015 con su propuesta llamada Jornada Única.
Son diversas las causas de su implementación en cada país, según las particularidades
de los diferentes contextos. En algunas de ellas fue la necesidad de extender el cuidado y
la protección social, sobre todo en sectores más vulnerables, en consonancia con la
incorporación de la madre al mercado laboral o la desigualdad social. La ampliación de la
jornada escolar ha permitido brindar más tiempo de atención a los niños mientras los
padres trabajan, disminuyendo así riesgos de adicciones, trabajo infantil y conflictos
sociales.
Como otro aspecto, que para el caso del contexto colombiano ocupa un lugar
importante, es que este tipo de políticas atiendan la superación de los bajos resultados en
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las evaluaciones internacionales y nacionales, las pocas horas de tiempo escolar respecto
a instituciones de educación privada que acarrea desigualdad social y los índices de
fracaso escolar.
Lecciones aprendidas de otras experiencias latinoamericanas en políticas de
ampliación de la jornada escolar
Política de ampliación de la jornada escolar, en la simplicidad de su nombre y en la
complejidad de su implementación. Veleda (2013) afirma:
Una política multifacética y densa porque comprende en forma simultánea dimensiones tan
distintas como la ampliación de la infraestructura, la gestión del servicio alimentario, la
creación de nuevos puestos de trabajo para los docentes, la reorganización de los horarios
y espacios en las escuelas, la modificación de las rutinas familiares, la inclusión de nuevos
espacios curriculares y la revisión de las prácticas de enseñanza. (p. 17).
Revisar algunas experiencias en la implementación de esta política en América Latina, y
la voz de algunos autores, nos permite aprender y retomar algunas lecciones que pueden
coadyuvar en la implementación de la política Jornada única en Colombia. Es por ello que
a continuación se listan algunas recomendaciones que se ponen a consideración en aras
de fortalecer la política Colombia:
Para cambiar los resultados académicos, la ampliación del tiempo escolar no es
suficiente. Como se ha expuesto, se deben realizar grandes esfuerzos en el buen uso del
tiempo dedicado al aprendizaje. Lo que implica transformaciones en el sector educativo
que involucren formación permanente del docente, buenas prácticas pedagógicas,
materiales didácticos, compromiso del estudiante ante su aprendizaje, entre otros
aspectos relacionados a fortalecer el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El agotamiento de los docentes, incluso el de los estudiantes, es un tema que debe
ser considerado en implementación de políticas de ampliación de la jornada escolar. Como
ejemplo encontramos la experiencia de Chile, cuyo modelo refuerza áreas fundamentales
con los mismos docentes.
Rivas (2013) refiere que:
Uno de los motivos que generaron distintas protestas de los estudiantes en el nivel
secundario y de muchos docentes que expresaron agotamiento ante la repetición de un
formato de enseñanza tradicional en doble turno. Esta advertencia es importante, porque el
sólo aumento de las horas de clase puede tener efectos pedagógicos perjudiciales si no
tiene aspectos de recreación, innovación y cambio de los ambientes de aprendizaje. (p.4).
El gobierno debe implementar canales de comunicación con sus comunidades al
momento de insertar este tipo de políticas, donde no sólo se evidencien sus bondades,
sino las implicaciones que la misma acarrea dada las condiciones de cada contexto, de tal
203
Luz Elena Osorio
forma que permita su involucramiento y compromiso tan importantes en el desarrollo de la
misma. DiGiacomo, Prudhomme, Jones, Welner y Kishner (2016) examinaron políticas que
enfatizaron un cambio en la ampliación del tiempo de aprendizaje, sobre todo en el estado
de Colorado en Estados Unidos, utilizando teorías como la zona de mediación, aquí
destacan las dinámicas que afectan los esfuerzos de reforma escolar en las instituciones
locales, las cuales median, reproducen o contrarrestan estas fuerzas a través del proceso
de implementación.
Dentro de las propuestas pedagógicas de algunas de las políticas de ampliación de
la jornada escolar en América Latina, encontramos el fortalecimiento de experiencias
educativas relacionadas con talleres de arte, música, deportes, nuevas tecnologías e
idiomas. Rivas (2013) para ello propone:
Mucho mejor un modelo donde se mezclan materias y talleres a la mañana y a la
tarde. Esto hace que la escuela no tenga un corte “mañana aburrida, tarde divertida
o más estructurada y obligatoria versus más libre y no acreditable. La mezcla ayuda
a romper la frontera entre lo formal y lo no formal. (p.45).
Es de anotar que el Ministerio de Educación Nacional aclara que la política MEN (2015)
Jornada única no es una estrategia para el uso del tiempo libre enfocado en lo lúdico.
Dado que lo que busca es reforzar áreas fundamentales como matemáticas y lenguaje.
Asunto que no ha sido del todo bien recibido para la comunidad educativa. Un estudio
realizado por quienes adelantaron una investigación sobre Rincón, Vives y Rosero (2016)
la jornada escolar y los fines de la educación en Colombia, plantean que cuando se indagó
a los actores educativos qué actividades quisieran que se realizaran en caso de ampliarse
la jornada escolar, la mayoría dio menos peso a las actividades de orden académico y más
a las de orden cultural y deportivo.
Aspectos como éstos debe hacerle frente Colombia para el fortalecimiento de su
política, sin desconocer además que durante su implementación se han encontrado
algunos aspectos positivos como también aspectos negativos. Los positivos de la Política
Jornada única en Colombia, ha sido el impulso que se le ha dado a los llamados
megacolegios, infraestructuras de gran envergadura, con aulas amplias y confortables. Y
como aspectos negativos, encontramos el agotamiento escolar a causa del reforzamiento
de las materias con los mismos profesores en las horas adicionales, muchas veces bajo un
modelo de enseñanza tradicional y con falta de recursos didácticos.
Otro aspecto negativo es la desmotivación del cuerpo docente, quienes deberían ser los
mayores aliados de la política. Fullan (1991) refiere que “el cambio escolar depende de lo
que lo profesores hagan y piensen y por ello sus formas de pensar constituye una variable
clave en los modelos de calidad, en la gestión y uso del tiempo en la sala de clases”.
Citado en (Martinic; Huepe & Madrid, 2008, p.129). Pareciera la norma contradecirse con
la expedición de reglamentaciones que rigen el horario de los docentes como es el Decreto
1850 de 2002 y la política Jornada única. La primera plantea una permanencia mínima de
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seis horas en el establecimiento educativo, y la segunda, jornadas de ocho horas que
con horarios diferenciados obligan al docente permanecer más tiempo en el
establecimiento educativo; cambiando sus rutinas familiares y la realización de otras
actividades.
Otro factor sobre el que Colombia debe fortalecerse, son sus programas de
alimentación escolar, lejos estamos todavía de imitar otros países que han sido modelos
exitosos como Brasil y Chile a nivel latinoamericano o como el caso de Francia, Japón, e
Italia, donde la alimentación escolar es un momento educativo de especial importancia a
la nutrición, a la creación de hábitos saludables que mejoran la calidad de vida académica,
y donde se regulan además las tiendas escolares, y no con las dificultades que hoy afronta
el Programa de Alimentación Escolar -PAE- sin mencionar los casos evidenciados de
corrupción.
Conclusiones
Dadas las nuevas dinámicas del cambio del contexto familiar en la actualidad, que
involucra la inserción de la mujer en el ámbito laboral. Podría decirse que las políticas de
ampliación de la jornada escolar surgen como apoyo a padres de familia trabajadores y la
atención de una gran parte de la sociedad, especialmente la más vulnerable, que tiene en
alto riesgo una población infantil y juvenil bajo amenazas muchas veces causada por la
falta de atención de la familia, que terminan en conflictos relacionados como delincuencia,
drogas, alcohol, embarazo adolescente, entre otras problemáticas.
Las investigaciones han permitido observar los beneficios que trae este tipo de políticas
en la calidad de vida de los estudiantes, en su mayoría relacionados con los factores de
riesgo y vulnerabilidad.
Por otro lado, la ampliación de la jornada escolar se ha visto como una oportunidad
para mejorar los aprendizajes en los estudiantes, sin, embargo, evidencia en el
mejoramiento de resultados académicos han sido muy escasos, y a veces contradictorios.
Colombia con su política Jornada única, según el MEN (2015 plantea dos objetivos )
muy concretos, uno de ellos relacionado con la reducción de factores de riesgo a los que
se ven enfrentados los estudiantes en su tiempo libre, bajo el argumento que más tiempo
en un ambiente escolar los protege de situaciones amenazantes para sus proyectos de
vida. Al respecto, se cree que existe evidencia científica que aporta a que esta política
pueda coadyuvar en este objetivo.
El segundo objetivo de dicha política para Colombia, es mejorar la calidad educativa,
ésta entendida en palabras del MEN (2015) como “El fortalecimiento de las competencias
básicas de los estudiantes. Esto debe ser evidente en los resultados de las pruebas
SABER, así como en el índice definido por el cual se mida el mejoramiento de la calidad de
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Luz Elena Osorio
la educación” (p.6). Consideramos que es un objetivo del cual no hay mucha evidencia
científica, un poco ambicioso, además, teniendo en cuenta todos los frentes que se deben
atender para lograr un verdadero aprovechamiento del tiempo en el aprendizaje, que
tienen que ver con infraestructura acorde a las necesidades, alimentación escolar
adecuada, comunidad educativa comprometida, entre otros.
Chile que cuenta con la mayor experiencia -más de veinte años- en su política de
ampliación de la jornada escolar, ha dejado entrever que la sola ampliación de la jornada
escolar no redunda en el logro de mejores resultados académicos, ya que estos programas
deben venir acompañados de otros procesos de renovación que permitan darle calidad al
tiempo en la escuela y al efectivo aprendizaje.
En este sentido, la experiencia de otros países nos permite estar más fortalecidos al
momento de implementar esta clase de políticas tan complejas, que permean diferentes
sectores de la educación, como la formación y contratación de nuevos docentes, recursos
didácticos, diseños curriculares, infraestructura, alimentación escolar, compromiso de la
comunidad educativa, agotamiento de docentes y estudiantes que en procesos de
implementación de la política deben considerarse.
Es el gran reto que tiene el país en el alcance de los objetivos propuestos en su política
de ampliación de la jornada escolar y no que éstos cambien su rumbo durante su
implementación, alcanzando efectos negativos para la comunidad educativa.
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