La renovación de la educación venezolana:
Alejandro Fuenmayor, lósofo y pedagogo*
Gregorio Valera Villegas
1
Universidad Central de Venezuela
DOI: http://dx.doi.org/10.17081/eduhum.17.29.1251
Recibido: 13 de febrero de 2015 Aceptado: 23 de mayo de 2015
The renewal of venezuelan education:
Alejandro Fuenmayor philosopher and pedagogue
Resumen
El presente trabajo pretende contribuir a la comprensión del proceso de renovación
de la educación venezolana desde el estudio de la obra de uno de sus principales
protagonistas: Alejandro Fuenmayor. Su obra, ubicada en la primera mitad del siglo
XX, puede caracterizarse, grosso modo, en los siguientes términos: formador de
formadores, pionero del paradigma de la docencia crítica reexiva, lósofo de la
renovación de la educación, forjador de instituciones educativas e innovador de la
práctica docente. Metodológicamente hablando, se trata de un estudio desde una
perspectiva hermenéutica interpretativa de la vida y la obra de un lósofo y peda-
gogo en un contexto histórico-social de referencia. Como aporte principal puede
señalarse el conocimiento del paso de una pedagogía tradicional a la escuela nueva
en Venezuela, en la obra de uno de sus líderes.
Abstract
This paper aims to make a contribution to understanding the process of renewal
of Venezuelan education, from the study of the work of one of its main protago-
nists: Alejandro Fuenmayor. His work, during the rst half of the 20th century, was
characterized by the following terms: teacher of teachers, pioneer of the paradigm
of critical reective teaching, philosopher of the renewal of education, forger of
educational institutions and innovative teaching practice. This is a hermeneutical
interpretive perspective of the life and work of a philosopher and pedagogue, in a
social historical context of reference. Through the work of this venezuelan leader
we can have a view of the transition from traditional pedagogy to the new school,
in Venezuela.
Palabras clave:
Renovación de la educación,
Alejandro Fuenmayor,
Filósofo, Pedagogo.
Key words:
Renewal of education,
Alejandro Fuenmayor,
Philosopher, Pedagogue.
Referencia de este artículo (APA): Valera Villegas, G. (2015). La renovación de la educación venezolana: Alejandro Fuenmayor, lósofo
y pedagogo. En Revista Educación y Humanismo, 17(29), 168-185. http://dx.doi.org/10.17081/eduhum.17.29.1251
* Artículo vinculado al proyecto “Filosofía Política de la Educación en América Latina”, nanciado por la Universidad Central de Vene-
zuela.
1. Profesor titular de Filosofía de la Educación de la Universidad Central de Venezuela y Universidad Simón Rodríguez.
gregvalvil@yahoo.com
Educ. Humanismo, Vol. 17 - No. 29 - pp. 168-185 - Julio-Diciembre, 2015 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-2121
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Debemos (…) realizar planes de acción
que transformen de verdad nuestra escuela
dogmática en escuela de trabajo social
[(…) donde] nuestros maestros [(…) sean] ver-
daderos constructores de la República.
La escuela debe tener por objeto no solamente
ayudar a formar inteligencias ilustradas,
sino seres trabajadores, diestros y justos.
Alejandro Fuenmayor
Introducción
La primera mitad del siglo XX representó
para la educación venezolana un periodo rico en
propuestas, cambios e innovaciones, así como el
nacimiento de nuevas y novedosas instituciones
educativas. De igual modo es también un perio-
do que nos presenta un grupo de lósofos y pe-
dagogos que se constituirán en auténticos líderes
del proceso de renovación de la educación. Cabe
mencionar entre otros a: Guillermo Todd, Feli-
pe Guevara Rojas, Luis Padrino, Mariano Picón
Salas, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Alejandro
Fuenmayor.
El presente trabajo pretende dar, en el senti-
do hermenéutico losóco, una contribución a
la comprensión del proceso de renovación de la
educación venezolana desde el estudio de la vida
y la obra del último de los nombrados, Alejandro
Fuenmayor
*
. Su vida y obra puede caracterizar-
* Este estudio contó con el estímulo y la desinteresada motiva-
ción del profesor Guillermo Luque, historiador insigne de la
educación venezolana.
se, grosso modo, en los siguientes términos: for-
mador de formadores, pionero del paradigma de
la docencia crítica reexiva, lósofo de la reno-
vación de la educación, forjador de instituciones
educativas e innovador de la práctica docente.
El estudio se ha realizado con base en una
perspectiva hermenéutica interpretativa de la
vida y la obra de un lósofo y pedagogo en un
contexto histórico-social de referencia. Y como
supuesto se ha asumido el de la narración histó-
rico-biográca en cuanto vía de comprensión e
interpretación de un proceso educativo y peda-
gógico.
1. Noticia biográca
El 30 de diciembre de 1948 muere Alejandro
Fuenmayor Morillo, o sencillamente Alejandro
Fuenmayor, en Caracas. Una vida intensa como
pedagogo, ensayista, poeta y jurista. Había na-
cido en Maracaibo, el 12 de diciembre de 1887;
hijo de Francisco Fuenmayor y Eloína Morillo,
en aquella ciudad portuaria del Caribe venezo-
lano, que se debatía entre la modernidad y las
tradiciones de raíces coloniales. La moderniza-
ción se expresaba en algunas manifestaciones
de la vida social, cultural e intelectual, y en sus
modestos logros urbanísticos. Bermúdez (2006)
sostiene que:
Entre 1870 y 1900 se efectuaron cambios en
edicios públicos y privados tanto en escala
como en estilo, se introdujeron novedades en
el transporte urbano, se construyeron puentes,
plazas y se remodelaron otras. Algunas obras
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y edicaciones procedían de la década del
60. Entre ellas deben destacarse el Mercado
de Abastos (1886), el teatro Baralt (1883), el
Jardín Sucre (1895), la Plaza Urdaneta (1889),
el Boulevard Baralt (1888), el nuevo cemente-
rio de Las Delicias (1879), la Escuela de Ar-
tes y Ocios (1888), los muelles, malecones
(1880), aduana, la nueva cárcel, el teléfono,
la electricidad, el servicio de agua del lago, la
pavimentación de algunas calles con piedras y
ladrillos, arreglo y ornato del Palacio de Go-
bierno, nueva sede del Concejo Municipal, el
tranvía de tracción animal y el ferrocarril a va-
por de Bella Vista (p.17).
En esta Maracaibo pasó sus primeros años de
vida Alejandro Fuenmayor. Hizo sus estudios de
educación básica y educación secundaria. Los
universitarios los realizaría en Derecho, proba-
blemente en la Universidad Central de Venezue-
la o en la Universidad de Los Andes en su defec-
to, que eran las dos únicas universidades que en
el país ofrecían dichos estudios
*
. Una ciudad que
por un lado mostraba en su sonomía urbana los
ideales positivistas de orden y progreso, enarbo-
lado por las élites que usufructuaban la activi-
* Otras universidades que ofrecían tales programas permanecían
cerradas para el momento en que Fuenmayor realizó sus es-
tudios, como es el caso de la Universidad del Zulia y la Uni-
versidad de Carabobo. Aunque la Universidad Central estuvo
clausurada por el general Juan Vicente Gómez durante 10 años
(de 1912 a 1922), creemos que para 1912 Fuenmayor ya se
había graduado. Por otro lado, para esa época no existían en
Venezuela estudios universitarios en Pedagogía; los primeros
solo se abrirán en 1936, año en que se funda el Instituto Peda-
gógico Nacional. Por tal razón, muchos de nuestros insignes
pedagogos tendrán una formación universitaria en Derecho,
como el caso de Fuenmayor, y en Medicina.
dad comercial portuaria, y por el otro, un mundo
urbano lleno de carencias y limitaciones extre-
mas y expresiones de segregación social hacia el
sector mayoritario de la población. Seguramente
esta circunstancia inuyó en su formación tanto
en el aspecto cultural como en su sensibilidad
social y política.
Desde muy joven se dedicó a la docencia.
Realizó estudios formales de Pedagogía, llegó a
dominar el latín, el inglés y el francés. Su praxis
educativa comprende más de 30 años, por lo que
puede armarse que la educación fue la pasión
de su vida. En su carrera como docente atrave-
só todos los niveles: desde la práctica docente
hasta la gerencia educativa. Fue maestro de aula,
director de escuela primaria, inspector o super-
visor técnico de la instrucción, director nacional
de instrucción primaria, secundaria y normalis-
ta; director del Instituto Pedagógico Nacional, y
nalmente llegó a ser titular del Ministerio de
Educación. Fue una persona proba en su actua-
ción pública y privada, de rmes convicciones
políticas y principios éticos. Cabe destacar la
renuncia al cargo de ministro: el resto de los
ministros de Isaías Medina Angarita mostraron
su desacuerdo ante la medida relacionada con la
impostergable reapertura de la Universidad del
Zulia, que había sido cerrada 37 años antes, en
1904, durante el gobierno de Cipriano Castro. Al
nal, la universidad fue reabierta sí, pero cinco
años más tarde por la Junta Revolucionaria de
Gobierno el 15 de junio de 1946, entre quienes
estaba su amigo Luis Beltrán Prieto Figueroa.
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Siguiendo a Páez (1983), cabe señalar tam-
bién, que el pedagogo zuliano vivió por un tiem-
po en la República Dominicana, debido, posible-
mente, a diferencias ideológicas y políticas con
algunos connotados personajes del gobierno de
Juan Vicente Gómez; esta estancia se dio entre
1921 y 1929. En este país latinoamericano y ca-
ribeño también continuó su práctica magisterial
y llegó a ocupar el cargo de Inspector Técnico de
Educación Primaria de 1921 a 1924.
De su trayectoria académica puede decirse
que fue un estudioso de la educación venezolana.
Como lósofo de la educación y pedagogo com-
binó la práctica docente con la reexión sobre
ella y el estudio sistemático de autores clásicos
europeos, norteamericanos y latinoamericanos.
2. Ensayista, poeta y pedagogo
Alejandro Fuenmayor fue, en efecto, un
maestro de escuela en todas las dimensiones
que la profesión del magisterio involucra. Ade-
más de esto, también es verdad su condición de
humanista, un lector y escritor inquieto
*
. Si su
proceso formativo involucró sus estudios regu-
lares de primaria, bachillerato, además de su for-
mación como maestro normalista, y sus estudios
universitarios de Derecho, en cambio, su proce-
* Un lector inquieto lo hemos denido en otra parte en los si-
guientes términos: “aquel a quien le gusta leer, que disfruta
leer, que anda buscando el tiempo y el lugar adecuado para
sumergirse en la lectura. No lee por encargo, por mandato, por
obligación exterior, porque alguien se lo ordene o porque las
circunstancias lo obliguen a hacerlo, lee por la pasión de leer,
casi siempre al menos. Lo que no quiere decir que también
no lo haga, o no lo haya hecho por las primeras razones seña-
ladas. La lectura realizada por este sujeto reviste para él una
experiencia fecunda. Su ser es tocado profundamente” Valera-
Villegas (2015).
so de conversión en pedagogo, poeta y ensayista
fue paralelo a su condición de estudioso perma-
nente de la educación, conocedor de las princi-
pales losofías de la educación y pedagogías de
su tiempo, especialmente el pragmatismo o ins-
trumentalismo de Dewey. Así como también por
su carácter de lector de literatura, especialmente
de poesía. Sus ensayos, como La Política de la
Educación: la Escuela Experimental y la Cruz
Roja de la Juventud (1936) (en lo que sigue La
Política…), surgieron de un proceso continuo de
estudio y reexión sobre el ejercicio educativo
como maestro de aula, supervisor escolar y di-
rectivo en distintas responsabilidades adminis-
trativas educativas.
Al Fuenmayor poeta, entre los destacados
poetas zulianos de su generación, podemos apro-
ximarnos al leer uno de sus sonetos:
VENEZUELA Y ESPAÑA
¡Oh, raza eterna del empuje ero,
cuyo ciego valor quebranta moles,
que vence mares y apaga soles,
con el fulgor de su chispeante acero!
Lucieron iguales ímpetu guerrero
de Marte a los sangrientos arreboles,
la pica de los tercios españoles
y la rígida lanza del llanero.
Y siempre –roja or de valentía–
la sangre de Bolívar y Pelayo
cuajan de ilusión de intenso brote.
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Tal hoy, el alma de la Patria mía
junta el cinco de julio al dos de mayo
en el sueño inmortal de Don Quijote.
Como poeta perteneció a la generación del
modernismo zuliano, a juzgar por lo armado en
el Diccionario general de la literatura venezola-
na (1987), la cual se agrupó en torno a la revista
y al grupo literario Proshelio. De su obra lite-
raria puede destacarse Jardín espiritual (1908).
Además, de su obra literaria hay que señalar que
la misma fue publicada en importantes revistas
como: El Cojo Ilustrado, Caracas, Nuevos Idea-
les, Maracaibo, y la ya nombrada Proshelios,
Maracaibo.
El Fuenmayor ensayista hay que entender-
lo en una doble dimensión: 1) su condición de
renovador de la escuela pública venezolana; y
2) como creador de ensayos orientados a la re-
exión sobre la orientación losóca, pedagógi-
ca y didáctica de la praxis educativa. En la pri-
mera puede resaltarse la autoría de textos educa-
tivos orientados al mejoramiento de la educación
venezolana, en áreas como: historia, lectura y
escritura, lenguaje, moral y cívica y aritmética
elemental. En la segunda puede ubicarse, ade-
más de la ya nombrada La Política…, La vida
del Libertador, publicada en 1940
*
.
* Mención aparte hay que hacer de su actividad diplomática.
La inició como cónsul general de Venezuela en Santo Domin-
go entre 1924 y 1929. Al regreso al país se desempeñó como
bibliotecario del Ministerio de Relaciones Exteriores, desde
1929 hasta 1935; y en el ínterin, 1931-1932, ocupó el cargo de
director de Consulados y Administración del referido ministe-
rio.
3. Alejandro Fuenmayor y la renovación
de la educación venezolana
Fuenmayor puede considerarse como uno de
los principales líderes que trabajará y luchará
por la renovación de la educación venezolana en
la primera mitad del siglo XX; su impronta, ori-
ginalísima por demás, se constituyó desde una
combinación del estudio y la práctica educativa,
acción y pensamiento, pensamiento y acción.
Ella presenta un maestro reexivo sobre su ac-
ción, un lósofo y pedagogo que actúa porque
piensa y piensa porque actúa. Fue un ensayista
de la palabra, un renovador de la escuela.
Si bien se ha dicho que recibió mucha in-
uencia del llamado movimiento de la escuela
nueva
**
, es oportuno señalar que en sus ensayos
hizo un auténtico ejercicio de reinterpretación
hermenéutica, en el sentido de darle a su pensa-
miento pedagógico su propio giro. Veamos esto
último con más detalle.
En el pensamiento de Fuenmayor inuyeron
sin duda algunas de las corrientes losócas y
pedagógicas del momento, entre otras: tesis del
pragmatismo/instrumentalismo de Dewey, la es-
cuela experimental
; la tesis juego/ocupación.
** Por ella puede entenderse como aquel movimiento o corrien-
te pedagógica cuyo n principal es la reforma de la llamada
escuela tradicional, de talante intelectualista y libresca, pro-
piciando la creación de una de corte activo, que pretendía su-
perar la supuesta contradicción entre el trabajo intelectual y
el manual. Algunos críticos destacan el exagerado recelo por
todo lo que signicara el cultivo del intelecto y el desconoci-
miento de la importancia del conocimiento de las tradiciones
de pensamiento presentes en las obras escritas para el ejercicio
creativo y libre de la propia imaginación e invención.
La escuela experimental o escuela Dewey, como también se le
llamó. Su creación data de 1896 y su tesis pedagógica funda-
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De igual modo está la pedagogía de la escuela
trabajo
*
(Arbeitsschule), el concepto de educa-
ción cívica, así como el concepto de educación
activa de Georg Kerschensteiner. Sin embargo,
debemos destacar que el pensamiento losóco
y pedagógico de nuestro autor estuvo orienta-
do por la concepción de una “… escuela acti-
va y venezolana…”, un pensamiento que hun-
diera sus raíces en la realidad nacional y en la
circunstancia del propio autor como maestro y
pensador. La escuela imaginada por Fuenmayor
es de profundo raigambre político, como es la
formación de un ciudadano comprometido con
la república con su mejoramiento y superación
socioeconómica y política. El papel que da a la
escuela la convierte en una institución que for-
maría a los nuevos ciudadanos para una repúbli-
ca próspera, de profundos compromisos cívicos;
de allí que considere el juego y el trabajo escolar
como forjador de sujetos sociales sanos, moral
y políticamente justos. Este pensamiento se ex-
presó en el señalamiento precursor de la nece-
sidad de reorganizar las escuelas primarias; la
creación de los jardines de infancia (los kinder-
garten); los huertos escolares, las escuelas ex-
perimentales; la necesidad del uso y creación de
los libros de texto por pedagogos venezolanos
adaptados a la idiosincrasia venezolana (dando
numerosos ejemplos de creación de los mismos);
cional es la de juego y ocupación y el puente entre la escuela y
la sociedad. En otras palabras: “un modo de actividad por parte
del niño que reproduce un tipo de trabajo realizado en la vida
social o es paralelo a él” (Dewey, 1929).
* La cual permite la incorporación del ser humano a la comu-
nidad y le ayuda a superar el individualismo; y considera el
trabajo manual y el comunitario como fundamentos de la edu-
cación. Por cierto, Kerschensteiner fue un auténtico educador
popular.
la importancia de la gimnasia escolar (que luego
se denominaría educación física) y el arte en las
escuelas; los ejercicios de dramatización en las
escuelas
**
, la noción de las repúblicas escolares,
entre otras
.
Las relaciones de Fuenmayor con sus con-
temporáneos (pedagogos, lósofos y directivos
de la educación), vista desde la perspectiva de
Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia,
y si no la salvo a ella no me salvo yo”
♣♣
, puede
esquematizarse de la siguiente manera:
1. Una postura clara y diferenciada del llama-
do positivismo pedagógico, el cual entre sus
principios tenía el denominado método de la
enseñanza objetiva, representado en las gu-
ras de José Gil Fortoul, Felipe Guevara Rojas
y Guillermo Todd (Cfr. Gil Fortoul, 1954; y a
Guevara Rojas, 1915).
2. Comparte y deende la tesis del Estado do-
cente del espíritu de construcción de una
educación pública y al servicio de la cons-
trucción de una sociedad democrática y de
justicia social, de altos valores cívicos y de
compromiso político.
3. Nutre su pensamiento y acción educativa de
las tesis de la escuela nueva orientadas hacia
la construcción de una pedagogía arraigada
en la idiosincrasia venezolana, expresada en
la reexión sobre la práctica y la realidad de
la educación de Venezuela.
** Estos ejercicios tenían que ver, entre otras cosas, con la repre-
sentación de la vida cívica para formar los futuros ciudadanos,
idea esta que será una de las bases de las repúblicas escolares.
Muchas de estas ideas y propuestas comenzaron a hacerse rea-
lidad durante el gobierno de Eleazar López Contreras (1935-
1941).
♣♣ Cfr. Ortega y Gasset, 2005.
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4. Su ubicación entre, lo que Fernández Heres
(2003) denomina, la generación de pedago-
gos de marcada presencia a partir del año de
1936, no tiene discusión. Es de destacar que
su pensamiento y sus aportes teórico-prácti-
cos se venían fraguando y dando sus frutos y
contribuciones originales desde hacía varios
años atrás, por lo que puede considerársele
como uno de los líderes fundamentales de la
renovación de la educación venezolana.
5. Tal liderazgo, compartido, entre otros, con
Luis Beltrán Prieto Figueroa
*
, tiene en Fuen-
mayor la particularidad de la propuesta lo-
sóca, pedagógica y didáctica en plena sinto-
nía con una práctica educativa
**
, ello se mani-
esta en sus obras dirigidas a la formación y
actualización de los maestros de aula, en sus
libros de texto y en sus tesis expresadas en
una obra fundamental como La Política…
* Es de hacer notar que en la relación entre Fuenmayor y Prieto
Figueroa hay mucha cercanía losóca y pedagógica. Ellos
abrevan en fuentes teóricas similares y participan de una
circunstancia educativa afín: los dos maestros de aula, y sus
coincidencias en la necesidad de renovar la educación vene-
zolana, entre otras. Además, en la losofía educativa de Prieto
Figueroa, el humanismo democrático, pueden verse muchas
coincidencias con el pensamiento del pedagogo zuliano. Estas
coincidencias se presentan también con: Luis Padrino, Augus-
to Mijares, Rafael Vegas, Miguel Suniaga, Juan Francisco Re-
yes Baena, entre otros.
** Es oportuno destacar que en el periodo de ministro de Ins-
trucción Pública de Guevara Rojas, Fuenmayor es nombrado
inspector técnico de Escuelas y Colegios Federales en la Ter-
cera Circunscripción Escolar. De su gestión como inspector,
escribe un documento de gran importancia: Informe general
que presenta al ciudadano ministro de Instrucción Pública
el inspector técnico de Escuelas y Colegios Federales en la
Tercera Circunscripción Escolar. Dicho Informe, inserto en la
Memoria del Ministerio de Instrucción Pública de 1915, pre-
senta un extraordinario legajo de contribuciones pedagógicas
y didácticas orientadas al mejoramiento y, en alguna medida,
a la transformación de la educación venezolana. Tal Informe
puede leerse en Fernández Heres (2003, pp.112-128).
En la misma época, de acuerdo con Fernández Heres (1996),
aparecen publicadas otras obras de gran trascendencia y que
contribuyen a la renovación de la educación venezolana, pue-
den señalarse entre ellas: Luis Padrino, Curso elemental de
Algunas de sus ideas van a pasar a nutrir los
programas de educación primaria y de la edu-
cación normal que se implantarán a partir de
1936.
4. El formador de formadores
A lo largo de toda su carrera académica, el
maestro Fuenmayor fue un formador de forma-
dores. Su atención permanente sobre su práctica
docente lo convierte, con mucho, en uno de los
referentes/precursores en nuestro país y en nues-
tra América del llamado paradigma del maestro
como practicante reexivo (Schon, 1992); y
como tal fue proveyéndose de un saber de expe-
riencia que paulatinamente fue fundamentando
y sistematizando hasta lograr su publicación. De
amplia formación y compromiso ético profesio-
nal incuestionable, llega a ser guía de su propio
proceso formativo. Es un crítico permanente de
su práctica, y alcanza a generar dispositivos pe-
dagógicos y didácticos para intervenir sobre su
propia práctica.
Este ejercicio permanente de su magisterio
como practicante reexivo lo lleva muy pronto
a preocuparse de la necesidad de formar buenos
maestros, valga decir, buenos profesionales de
la docencia que en su circunstancia histórica era
muy decitaria y limitada. Su afán como forma-
dor de formadores podemos dividirla en los si-
guientes momentos:
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educación rural; Luis Beltrán Prieto Figueroa y Luis Padrino
La escuela nueva en Venezuela; Augusto Mijares, Educación.
Algunos problemas sociales y políticos.
175
4.1. Su contribución a la formación de los
maestros desde la reexión sobre su propio tra-
bajo educativo.
4.2. Su contribución ensayística a la losofía
de la educación y la pedagogía.
4.3. Su contribución a la fundación del Insti-
tuto Pedagógico Nacional.
4.4. Su contribución como ministro de Ins-
trucción Pública.
4.1. Su contribución a la formación de los
maestros desde la reexión sobre su propia
práctica: el maestro como practicante reexi-
vo
Este momento alcanza su máxima expresión
durante el periodo de 1916 a 1918, y su expre-
sión más palmaria se tiene en la publicación de
obras como: Nociones de Historia Patria para
uso de la escuela primaria elemental (Libro del
discípulo), Caracas, 1916; Aritmética elemental,
intuitiva y práctica para uso de los niños de pri-
mer grado, 1917; Guía metodológica de las lec-
ciones de Historia Patria (Para uso de maestros
del Curso Elemental Primaria), 1917; Novísimo
libro de segundo de Lectura, 1918; entre otras.
Posteriormente se encuentra la obra Programas
metodológicos de los tres primeros grados de
la educación primaria, 1937. Esta última es de
mucha importancia si pensamos en la preponde-
rancia que hubo durante mucho tiempo del uso
de programas elaborados en el exterior y para
realidades muy distintas a la venezolana.
No hay duda que en el ámbito de la contribu-
ción de Fuenmayor en la formación de formado-
res es su voluminosa obra pedagógica; y dentro
de ella la elaboración del texto escolar, el autor
creía rmemente en que aquel era “el arma de la
batalla educadora”. La concepción de las obras
no estaba orientada por la idea de un manual
estricto al cual había que seguir estricta y dog-
máticamente, sino más bien como guía para una
práctica creativa y de innovación en el aula. En
sus libros de aritmética, propone “… que han de
ponerse en juego a la vez la memoria y el racioci-
nio y procurarse principalmente el uso real de las
lecciones aprendidas”; siempre se está dirigien-
do al maestro, enfatizando en que ha de propiciar
a que los niños inventen sus propios problemas.
Lo que más adelante un lósofo norteamericano
de apellido Lipman, discípulo de Dewey, desa-
rrollaría en su Programa de Filosofía para Niños.
4.1.1. El Informe de Rodríguez y el de Fuen-
mayor, dos hitos fundamentales de reexión
crítica sobre la práctica educativa y sobre la
formación del maestro
En efecto, era una actividad muy común para
don Simón Rodríguez elaborar informes sobre su
práctica magisterial
*
; en ellos hacía un balance
reexivo y crítico, y además planteaba las más
sentidas necesidades de su escuela, solicitando
para solventarlas la ayuda necesaria. Estos infor-
mes eran dirigidos a sus superiores inmediatos.
Uno de estos informes, titulado Estado actual de
la escuela y nuevo establecimiento de ella
**
, di-
* El 23 de mayo de 1791 había sido nombrado maestro de las
primeras letras en acto solemne celebrado en el Cabildo de
Caracas.
** El autor rma, para aquel entonces, Simón Narciso Rodríguez
(Cfr. Rodríguez, 2001).
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rigido al Cabildo, con fecha del 19 de mayo de
1794, constituye el motivo de su renuncia al car-
go. En el histórico informe, motivo principal de
su dimisión, Rodríguez solicita más apoyo para
el funcionamiento de la escuela y la creación de
nuevas. El Cabildo, después de un tiempo de de-
mora, evalúa dicho informe y decide remitirlo,
para su consideración, a la Real Audiencia. La
decisión tomada por esta, es muy probable que
haya sido negativa; quizá por ello, presenta su
renuncia el 19 de octubre de 1975. En este in-
forme Rodríguez presenta un conjunto de razo-
nes que justican las reformas que a su entender
deberían ser acometidas. Asimismo presenta un
pormenorizado análisis crítico y reexivo so-
bre el estado de la instrucción y el sistema de
enseñanza usado en su momento. Argumenta la
necesidad de formación para el ejercicio de la
profesión de maestro. Asume la defensa de los
intereses de clase al exigir igual educación para
los pardos y morenos. Leamos una pequeña cita
de dicho informe:
Hay quien sea de parecer que los artesanos,
los labradores y la gente común tienen bastan-
te con saber rmar; y que aunque esto ignoren,
no es defecto notable: que los que han de em-
prender la carrera de las letras, no necesitan de
la aritmética, y les es suciente saber formar
los caracteres de cualquier modo para hacerse
entender, porque no han de buscar la vida por
la pluma: que todo lo que aprenden los niños
en las escuelas, lo olvidan luego: que pierden
la buena forma de la letra que tomaron: que
mejor aprenden estas cosas cuando tienen más
edad y juicio, etc., de modo que en su concep-
to, era menester dar al desprecio todo lo que
hay escrito sobre el asunto, considerando a sus
autores preocupados de falsas ideas: suprimir
las Escuelas por inútiles y dejar los niños en la
ociosidad (Rodríguez, 2001, p.200).
Ciento veinte años después nos encontramos
con un informe, al cual ya hemos hecho refe-
rencia, que, a nuestro entender, representa como
aquel un hito pedagógico de gran trascendencia
para el estudio y la comprensión de la realidad
educativa venezolana, y latinoamericana, el
elaborado por el entonces inspector técnico de
Escuelas y Colegios Federales de Instrucción
Pública, Alejandro Fuenmayor. La preocupación
por ambos lósofos de la educación y pedagogos
es, en cierta medida, la misma, la situación de la
práctica educativa realizada en nuestras escue-
las, el estado de las mismas y la necesidad de una
adecuada formación de los maestros.
Esta preocupación por la formación de los
maestros, mujeres y varones
*
se prolonga a lo
largo de su carrera magisterial y académica. En
este informe, fechado en 1914
**
, que tiene por
título Informe general que presenta al ciudada-
no ministro de Instrucción Pública el inspector
* El problema de la formación de maestros era para la época
considerado como “el más grave de todo nuestro sistema edu-
cacional ya que mientras no se resuelva de un modo denitivo
no habrá maestros debidamente preparados para las funciones
docentes y mientras no haya maestros no habrá escuelas”. Ló-
pez, Rafael Ernesto. Memoria que el Ministro de Educación
Nacional presenta al Congreso Nacional en sus Sesiones Ordi-
narias de 1937, en Fernández Heres (1981, Tomo V, pp.1-95).
** Algunas de estas ideas son incorporadas al reglamento del
ejercicio del magisterio aprobado por el Ejecutivo Nacional en
diciembre de 1916.
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técnico de Escuelas y Colegios Federales en la
Tercera Circunscripción Escolar, se señalan,
una vez más, importantes elementos relaciona-
dos con esta temática, la formación de maestros,
además de aspectos como críticas y recomen-
daciones en las clases de lectura y de lenguaje;
en la de aritmética; en la de historia; en la geo-
grafía; en la educación moral y cívica; en la de
higiene; y sobre la disciplina escolar. Destaca la
realización, por parte de él, de lecciones-modelo
dadas a los maestros, especialmente a los de los
primeros grados. Como contribución destacada,
además de las señaladas, mención especial me-
rece la propuesta de reglamento del ejercicio del
magisterio, leamos:
A los maestros se les ha recomendado el cum-
plimiento de las leyes siguientes, como base
para plantear el moderno sistema: a) Todos los
niños deben usar en sus clases, constantemen-
te, lápiz y papel para los ejercicios. b) No hay
lecciones de memoria (…). c) Toda lección
de lectura debe copiarse, obligatoriamente. d)
Todo maestro debe tener dos cuadernos, que le
servirán de guías y ayudantes, y con los cua-
les jará él mismo la recomendación que se
merezca: uno de Registro para apuntar día por
día el trabajo de las clases y su resultado con
la calicación del aprovechamiento y conduc-
ta de los alumnos y con la exposición de toda
circunstancia o reparo que sea interesante a la
buena marcha del instituto; el otro, que será
de Preparación de las lecciones y que servirá,
como su mismo nombre lo indica, para ir tra-
zando previamente y punto por punto, el plan
de metodología que se debe seguir…
*
Es de hacer notar que estos cuadernos y su
uso, especialmente el primero, responde a lo que
pudiera interpretarse la incitación a la formación
de un maestro reexivo sobre su práctica, como
ya lo hemos destacado.
4.2. Su contribución ensayística a la loso-
fía de la educación y la pedagogía
De este momento pueden destacarse sus apor-
tes representados principalmente en dos obras, a
saber: La Política… (Fuenmayor, 1936)
**
, y La
vida del Libertador: ensayo sobre la vida del
Padre de la Patria, considerada como tema vital
de educación en la escuela activa venezolana.
(Fuenmayor, 1940). En la primera, no hay duda,
se expresa lo más condensado de su pensamiento
losóco y pedagógico.
4.2.1. La vida del Libertador: ensayo sobre
la vida del Padre de la Patria
Esta obra de Fuenmayor presenta un triple
propósito, en primer lugar, aproximarnos a la
vida y obra del Libertador, por su carácter de
historia ejemplar; en segundo lugar, contribuir
con una metodología para las lecciones de lec-
tura, lenguaje, moral, historia y geografía; y en
tercer lugar, proveer de una herramienta para la
* Puede verse la contribución de Fuenmayor para fundamentar
la práctica docente con esta propuesta de reglamento del ejer-
cicio del magisterio. Véase a Fernández Heres, R. (2003).
** Esta obra puede ser dividida en dos partes: la primera, desti-
nada a su losofía de la educación; la segunda está orientada a
ofrecer un conjunto de propuestas de una pedagogía aplicada y
de herramientas didácticas.
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práctica del maestro en el aula. A propósito de
este asunto Fuenmayor señala que:
La presente obra, escrita para el uso de los
maestros, servirá para cooperar en el ejercicio
de varias clases ─lectura, lenguaje, historia,
geografía─ además de educación cívica, a la
que está especialmente dedicada (…). Para
que el maestro la utilice debidamente en los
diversos grados, del segundo al sexto grado,
se ha agregado a cada capítulo una Guía me-
todológica. Pero aquel debe emplear además
otros textos o libros adecuados, que completen
o ilustren lo enseñado en esas páginas, tenien-
do cuidado de escoger el material de acuerdo
con el poder mental del alumno (Fuenmayor,
1940, p.22).
El libro está organizado de una forma biográ-
ca, sin que se le pueda considerar una biografía
en estricto sentido. Sus capítulos, que siguen la
trayectoria pública y política del Libertador, son
presentados como una suerte de lecturas selec-
cionadas con sus respectivas recomendaciones
metodológicas para la actividad del aula. En la
Guía metodológica que cierra cada capítulo se
recomienda el uso de la lectura dramatizada, una
innovación de primer orden para aquel momento
sin lugar a dudas. Se trata de que el maestro con
su grupo de alumnos lea el texto presentado en
cada capítulo, que muestra una profusión de citas
del pensamiento del Libertador, seguida de un
decirlo de memoria y con las propias palabras.
Enseñar a comprender y a valorar éticamente un
pensamiento y una obra, era la consigna. Al mis-
mo tiempo que se enseñaba el lenguaje desde la
lectura y no desde la gramática, como él sabia-
mente lo señalaba, adelantándose a las tesis pro-
puestas hoy en día por teóricos de la materia. Se
enseñaba además, historia, geografía, por medio
de marcos referenciales que debería ofrecer el
maestro para una mejor comprensión de lo leído.
De igual modo es de especial relevancia
considerar la forma que proponía para el cono-
cimiento de la vida y la obra del Libertador, leá-
mos:
Debemos considerar al Libertador, no como
un dios que vive en el cielo del recuerdo y
de la fantasía y a quien ya se le adora solo en
cuadros o estatuas; sino como un ente vivo,
real, que vive y sufre a nuestro lado, nuestros
momentos críticos actuales; no como un sim-
ple símbolo, sino consustanciado en la entraña
misma de la Patria (…). Bolívar, en el corazón
de los venezolanos vive todavía, martirizado
por nuestras pasiones desenvueltas, o espe-
ranzado con nuestros sueños de redención o
mejoramiento. ¡Bolívar no ha muerto! Y tiene
mucho que hacer en América todavía. A noso-
tros nos toca el supremo deber de convertir en
realidad el sueño del Libertador: hacer de Ve-
nezuela la patria grande, hermosa, ilustre, que
entrevió en su mensaje de Angostura (Fuen-
mayor, 1940, p.8).
Con este libro, Fuenmayor fue un bolivariano
que como pedagogo quiso contribuir a la forma-
ción de los nuevos bolivarianos, valga decir de
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los nuevos venezolanos, a soñar la Patria bonita
a la que le cantó el gran cantautor venezolano
Alí Primera.
4.3. Su contribución a la fundación del Ins-
tituto Pedagógico Nacional
La preocupación permanente de Fuenmayor
por la formación del docente venezolano puede
evidenciarse en un artículo escrito sobre el asun-
to, donde expresa lo que pudiera interpretarse
como un perl profesional, intelectual, ético y
político. Allí sostiene:
El maestro, antes que erigirse en director abso-
luto de conciencias ajenas, debe tratar de uti-
lizar a cada paso, a todo trance, ese tesoro de
capacidad encerrado en el alma de cada uno de
los discípulos; cada uno de éstos será su pro-
pio educador principal, por la virtud maravi-
llosa del instinto, y aquel se encargará de la ta-
rea delicadísima de guiar esos temperamentos,
dejándolos siempre en libertad de obrar según
sus fuerzas (Fuenmayor, 1912, p.16).
En este mismo artículo recomienda el méto-
do de lectura y escritura de la enseñanza oral y
por medio de copias como alternativa frente a las
lecciones de memoria mecánica. Y sugiere algu-
nas claves para la enseñanza y para mantener la
atención de los alumnos, niñas y varones:
Desde la compostura hasta la voz, que tan solo
debe alzarse lo suciente, el maestro vigila-
rá que no falte la armonía y la naturalidad en
cada uno de sus gestos; al mismo tiempo el
estilo, clarísimo y sencillo, revestirse debe de
aquella vivacidad que tanto atrae a los niños,
algo pintoresca tal vez, algo traviesa (Fuenma-
yor, 1912, p.16).
El aspecto ético no lo descuida y por tanto
recomienda:
Otra de las condiciones del institutor es la
puntualidad. Con ella se ayuda material y mo-
ralmente, pues acostumbra al niño a no perder
nunca su tiempo y le enseña vivamente la ley
del deber (Fuenmayor, 1912, p.16).
En 1936, en el momento en que el que estaba
ocupando el cargo de director de Instrucción Pri-
maria, Secundaria y Normal, el ministro de Edu-
cación para ese momento, Alberto Smith, le dio
la dirección del naciente Instituto Pedagógico
Nacional. Responsabilidad asignada y bien me-
recida, y en ningún momento por mera casuali-
dad, ni un mero ejercicio político-partidario. Tal
designación como director y fundador del Insti-
tuto Pedagógico Nacional representaba la cum-
bre de su condición de formador de formadores.
En efecto, el 30 de septiembre de este año
nace el Instituto Pedagógico. El decreto de su
creación lo rma el general Eleazar López Con-
treras, Presidente de la República
*
. Y quién me-
* La creación estuvo bajo el liderazgo académico de Mariano
Picón Salas (pedagogo, humanista y ensayista de primera línea
venezolano), quien con el apoyo de una misión de profesores
chilenos lograron dar fundamento al naciente Instituto. A decir
de Picón Salas el Instituto Pedagógico será para nuestro país:
“lo que en Francia ha sido la Escuela Normal Superior, en Mé-
xico la Escuela Nacional Preparatoria, y en Chile el Instituto
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jor que Fuenmayor para ser el director y funda-
dor de este Instituto Pedagógico, el cual, preci-
samente, estaba dirigido a atender lo que había
sido su preocupación permanente: formar forma-
dores del más alto nivel. De hecho, en el artículo
1 del decreto de su constitución, puede leerse:
Se crea en esa ciudad una “Escuela Normal
Superior”, destinada a formar profesores para
la enseñanza secundaria normalista; a coope-
rar al perfeccionamiento del profesorado en
ejercicio; y a fomentar el estudio cientíco de
los problemas educacionales y de la orienta-
ción vocacional, y realizar investigaciones
pedagógicas sobre educación, especialmente
sobre educación venezolana (Albornoz, 1986,
p.18).
A Fuenmayor, en su condición de director y
fundador, le toca la no fácil tarea de implementar
todos los dispositivos necesarios para hacer rea-
lidad el recién creado Pedagógico, como centro
de educación superior. Esta experiencia intensa
y de muchos obstáculos la asume a plenitud; sin
embargo, el resentimiento de su salud lo obliga a
renunciar poco tiempo después.
Al salir de esta responsabilidad académico-
administrativa, Fuenmayor realiza un viaje, im-
portante para su formación académica y peda-
gógica, a los Estados Unidos de Norteamérica,
en donde además de atender sus quebrantos de
Pedagógico y el Instituto Superior de Humanidades” (Picón
Salas, 1983, p.647).
salud, conoce y estudia de cerca la escuela nor-
teamericana, lo que repercutirá sin duda en su
obra pedagógica posterior.
4.4. Su contribución como ministro de Ins-
trucción Pública
La trayectoria como administrador y gerente
de la educación va a tener su máxima expresión
en su nombramiento como ministro. En efecto el
5 de mayo de 1941 fue juramentado por el recién
estrenado Presidente de la República Isaías Me-
dina Angarita como ministro de Educación; de
esta designación se armó con mucha razón que
para aquel momento “era uno de los pedagogos
que mejor conocen el problema educacional ve-
nezolano” (El Universal, 1941, p.12).
En una de las entrevistas que concedió, recién
nombrado ministro, arma:
De Ministro no seré sino el Maestro de siem-
pre, empeñado en trabajar para que el niño de
nuestro país canalice su entendimiento en un
sentido constructivo. En mis libros se encon-
trará mi programa ministerial: procurar el de-
sarrollo de una escuela activa y venezolana;
activa por el sistema y nacional por el espíritu
(El Universal, 1941, p.3).
A pesar de una gestión muy breve como mi-
nistro, su labor no fue poca. En materia de for-
mación de formadores puede destacarse: a) en
la línea de formar un maestro reexivo sobre
su práctica realiza un Seminario de Inspectores
Técnicos con el objeto de hacer una evaluación
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crítica de la actividad educativa cumplida duran-
te el año escolar y la planicación del nuevo con
base en los aportes dados; b) la realización en la
Escuela Experimental Venezuela en Caracas, del
6 de agosto al 6 de septiembre de 1941, de un
curso de mejoramiento profesional para direc-
tores y maestros de escuelas primarias
*
; el pro-
grama estaba orientado hacia el conocimiento de
las bases de la escuela nueva y fue dictado por
Sabas Olaizola
**
.
Finalmente, puede decirse que la obra de
Fuenmayor como formador de formadores se
enmarca en una de sus ideas sobre la acción
educadora, la de formar nuevos ciudadanos “…
educados en la práctica del trabajo fecundo, en
escuelas democráticas (…) los que han de lograr
que el árbol de la esperanza que hoy pretende-
mos sembrar en sus espíritus con las semillas de
nuestra fe en la Escuela del trabajo socializado,
se convierta al correr de no largos años en ár-
bol pródigo de frutos inapreciables de felicidad
y progreso integral para la patria venezolana”
(Fuenmayor, 1936, pp.34-35). Es decir, lo que él
denominaba la formación de un hombre culto en
* Nótese que estos cursos se ofrecían durante el periodo de va-
caciones escolares y no, como ahora se acostumbra, durante el
año escolar.
** Olaizola fue pedagogo uruguayo de gran trayectoria. Realiza
un ensayo, lo que hoy se llamaría investigación-acción, con un
grupo de maestras en la Escuela Experimental Las Piedras, ba-
sado en algunas tesis de la escuela nueva, especialmente la de
Decroly, los centros de interés. Y tanto como Fuenmayor, sus
contribuciones son originales, nacidas de su praxis educativa
e investigativa en su contexto histórico social. Entre sus obras
pueden destacarse: El método Decroly en el Plan de Las Pie-
dras (1932), La escuela nueva en el Uruguay (1935), El Plan
de Maestros Asociados (1969). Una frase suya puede darnos
una primera idea de su pensamiento: “Solo lo que es vivido es
aprendido”.
tanto y en cuanto ser de bien y de sensibilidad
.
Una visión de la educación, de algún modo,
como acontecimiento ético y estético.
A manera de cierre: Alejandro Fuenmayor
y su obra La Política de la Educación. Elemen-
tos para su lectura y estudio
Sin duda que la obra La Política… es una
muestra palmaria de su losofía de la educación
y de su pedagogía, la más representativa; no solo
porque ella en cierta medida constituya una obra
síntesis de una parte representativa de su pen-
samiento, sino también por representar una obra
precursora de ideas que luego se conocieron, con
mayor desarrollo, en el contexto venezolano y
latinoamericano
♣♣
. Por tanto, y con la intención
de dar una suerte de marco referencial para la
lectura y estudio de la misma, a continuación
señalaremos un conjunto de notas teórico-con-
ceptuales que esperamos sirvan de ayuda para
tal n:
La losofía de la educación de Fuenmayor
tiene en el concepto de experiencia, desde la
orientación e inuencia de Dewey, un marca-
do acento. La educación es experimentación
que se expresa en la escuela de la acción o
escuela de la experimentación en oposición a
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(Cfr. Fuenmayor, 1936).
♣♣ No obstante, también hay que destacar Programas metodo-
lógicos de los tres primeros grados de la educación prima-
ria, Caracas, 1937. En esta obra el pedagogo zuliano destaca
con mucho acierto, de una vigencia incuestionable: “Hay tres
cosas en la escuela de tipo antiguo que han de cambiarse si
las escuelas deben reejar a la sociedad moderna: primero,
las materias del programa; segundo, el modo de enseñarlas el
maestro, y tercero, el modo de estudiarlas el alumno. Hay que
socializar la educación haciendo de las escuelas una parte real
de la vida activa”.
182
la escuela dogmática. La escuela dogmática,
que según el pedagogo zuliano hay que supe-
rar a toda costa, se concibe como aquella cen-
trada en la memoria mecánica y la repetición,
y una enseñanza de ideas y cosas muertas.
La escuela de la acción que pregona se orien-
ta por el binomio juego/ocupación, en don-
de el niño debe estar siempre activo. Esta
escuela es, con mucho, una pedagogía de la
autonomía, de la cual nos hablara Freire años
después. Formar un niño capaz de pensar y
obrar por sí mismo, “con inteligencia y vo-
luntad libres” (Fuenmayor, 1936, p.20). Un
sujeto que se convertirá en un hombre culto
capaz de “obra de bien y belleza”, valga decir
un ser humano con un alto sentido cívico, éti-
co, político y sensible.
En la losofía y pedagogía del zuliano des-
tacan los métodos: el intuitivo, el activo y el
natural. El primero surge del propio ejercicio
educativo en su inmediatez y espontaneidad,
que se resiste a responder a fórmulas hechas y
rígidamente aplicadas; el activo se despliega
en la experimentación continua y la actividad
permanente del alumno, juego/trabajo; y el
natural reere a la relación vida/escuela, vi-
vencia/experiencia, dramatización/formación
para la vida. Un concepto clave en la pedago-
gía del zuliano es la enseñanza viva. Lo vivi-
do se aprende mejor.
Esta enseñanza viva, fundada en los métodos
antes señalados y en la lógica y la experimen-
tación-vivencia en el aula, puede verse como
una suerte de antecedente de lo que hoy se
conoce con el nombre de comunidad de inda-
gación en el marco del Programa de Filosofía
para Niños de Matthew Lipman
*
. La ense-
ñanza viva de Fuenmayor bajo la guía cui-
dadosa del maestro, comprende ejercicios de
indagación, invención y dramatización orien-
tados por la formación de un pensamiento au-
tónomo y un alto sentido de lo cívico.
El sujeto, alumno a formar en la escuela de
la acción, es aquel de voluntad propia para
el estudio; el de mayor interés y constancia;
el de mayor libertad e iniciativa propia. Y al
contrario de la escuela dogmática, no se con-
vierte en un repetidor de lo que dice el libro
y el maestro, porque es capaz de pensar y ac-
tuar por sí mismo.
En materia pedagógica y didáctica conviene
destacar la importancia de los ejercicios de
imaginación y de invención, y al interior de
ellos, y de manera especial, los de dramati-
zación. Al respecto dice Fuenmayor (1936):
“Los juegos a la escuela, a las ventas, a las
visitas pueden dar oportunidad para enseñar a
realizar muchas acciones útiles; en la clase de
aritmética de 3° y 4° grado puede funcionar
un Banco; en la escuela secundaria, para la
* Con sus diferencias y matices, claro está, con una misma in-
uencia la losofía de la educación de Dewey; y localizadas
en diferentes contextos históricos, políticos y culturales. La
comunidad de indagación, grosso modo, se orienta hacia la
transformación de la clase en un dispositivo que permita que
los alumnos de ambos sexos piensen y actúen junto a sus com-
pañeros en una búsqueda compartida (de ideas, experiencias y
perspectivas), y donde prime el respeto mutuo que se expresa
en el dar y el tomar la palabra, y escuchar con atención al otro
en sus razonamientos y perspectivas, para llegar a puntos de
vista sobre el asunto, cuidadosamente examinado, que se bus-
ca en común. El punto clave es el diálogo losóco, y aunque
no necesariamente se enseñen temas losócos, estará en fun-
ción de la reexión y el cuestionamiento propios del pensa-
miento losóco (Cfr. Lipman, 1992).
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clase de historia universal, puede ejercitarse
una representación que tenga por motivo un
suceso histórico; pueden ngirse discursos
y composiciones escritas que ayuden e-
cazmente a las clases de lenguaje y retórica;
representarse sencillas piezas teatrales, o re-
citarse versos escogidos de poetas antiguos y
modernos; puede discurrirse de manera vital
sobre higiene, física, química, etc.; pueden
los alumnos fundar un periódico, aunque sea
manuscrito, para tratar estudiosamente toda
clase de asuntos; puede ngirse la historia de
un viaje alrededor del mundo, con el globo
por delante, para una sesión que será a la vez
de lenguaje, de geografía y de historia (…).
En n, el ejercicio de dramatización puede y
debe emplearse en todas las clases, cuales-
quiera que sean la materia y el adelanto de
los alumnos” (p.222).
Parte de la fundamentación de la pedagogía
de Fuenmayor puede decirse que radica en el
juego escolar, el ejercicio de dramatización,
y el ejercicio del huerto escolar. El huerto es-
colar y la importancia que le da el pedagogo
zuliano, puede entenderse en el marco de su
losofía de la educación que tiene a la expe-
rimentación y a la vivencia entre sus pilares
principales. El huerto es juego y ejercicio y
metáfora del maestro agricultor; a la vez es
vivencia y dramatización para enseñar a va-
lorar la vida, el trabajo productivo, vivencia
directa con el cultivo de plantas, y la experi-
mentación y aprendizaje de valores como la
disciplina, la constancia, el trabajo y la soli-
daridad.
La política de la educación como categoría
fundante de su losofía y pedagogía se cons-
truye desde la perspectiva de la escuela como
agente de cambio social, escuela y sociedad.
En palabras de Fuenmayor (1936): “lema
del complejo y solidario trabajo pro-Escuela
y pro-Patria (…) para la efectiva y solidaria
obra del bien común” (p.35).
La política de la educación puede traducirse
en lo que él denomina la escuela del trabajo
socializado, apoyado en la disciplina orgáni-
ca. Ella permitirá contraponer a la formación
del sujeto egoísta, individualista e indiferen-
te para lo social y lo político; la formación
de un ciudadano, en palabras de Fuenmayor
(1936): “… altruista y ‘civilizado’, que sepa
que su bienestar y adelanto no pueden alcan-
zarse con seguridad sino cuando se trabaja
en favor del bienestar y el adelanto colecti-
vos (…). Dignidad y justicia vienen siendo
así, a la postre, los más preciosos frutos de
la escuela experimental; porque ella produce
inevitablemente: hoy, el alumno que aprende,
no por ‘lecciones’ o ‘explicaciones’ previas,
sino mediante la observación y experiencias
propias; mañana, el ciudadano que analiza
por sí mismo, y no por lo que digan los otros
exclusivamente, la conveniencia y justicia de
la acción necesaria…” (p.28).
La inuencia de la losofía de la educación
y la pedagogía de Fuenmayor fue signica-
tiva para las loables iniciativas que se dieron
a nales de las décadas de los 30 y de los 40
en Venezuela. Baste señalar el proyecto de
creación de las repúblicas escolares durante
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el gobierno de Eleazar López Contreras; en
ellas la propuesta pedagógica de los ejerci-
cios de dramatización cobran plena vida al
constituirse toda la escuela en una especie de
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