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educación y su contexto que de manera transver-
sal analizan la diversidad cultural, los múltiples
y complejos procesos políticos, sociales, econó-
micos e, inclusive, la construcción de imagina-
rios y representaciones de los individuos como
elementos constitutivos fundamentales de la so-
ciedad. En efecto, de estas nuevas lecturas surge
el principal aporte de los estudios intercultura-
les, ya que estos ponen especial énfasis en el te-
rreno de la interacción entre sujetos o entidades
culturalmente diferenciados (Giménez, 2012).
El núcleo de la novedad interculturalista está en
proponer algo sustantivo sobre el deber ser de las
relaciones entre culturas más allá de su carácter
no discriminatorio entre iguales y fundamentarse
en el respeto y la tolerancia, principios ya asumi-
dos en el ideario pluralista. Es decir, que mien-
tras la perspectiva del multiculturalismo miraba
la identidad particular para reclamar reconoci-
miento, la perspectiva intercultural buscará las
convergencias que llevan a establecer puntos en
común.
La interculturalidad cumple un rol crítico,
central y prospectivo en todas las instituciones
de la sociedad cuyo principal objetivo es recons-
truir, de manera progresiva, sociedades, siste-
mas y procesos educativos, sociales, políticos
y jurídicos, y lograr el reconocimiento de las
diferencias y la convivencia democrática. Así
se convierte en un concepto clave debido a los
contactos cada vez más grandes entre culturas,
propiciados principalmente por las migraciones,
y la apertura de los medios de comunicación a
imágenes e información que van borrando las
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biantes identidades establecidas en lo inter. Bha-
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como: El espacio intermedio o el “tercer espa-
cio” donde dos o más culturas se encuentran, un
espacio de traducción y negociación en el cual
cada una mantiene algo de sí, sin asimilarse a la
otra elementos, que no son ni lo uno ni lo otro,
sino algo más que responde a los términos y te-
rritorios de ambos (p.7).
El sistema educativo es uno de los contextos
más importantes para desarrollar y promover la
interculturalidad como la base de la formación
humana e instrumento que no solo mantiene una
sociedad, sino su desarrollo, crecimiento, trans-
formación y liberación propia, y de todas las po-
tencialidades humanas. Incluir la interculturali-
dad como elemento básico del sistema educativo
implica que se asume la diversidad cultural des-
de una perspectiva de respeto y equidad social,
la misma que todos los sectores de la sociedad
tienen que asumir hacia los otros. Esta perspec-
tiva tiene que partir de la premisa de que todas
las culturas tienen el derecho a desarrollarse y a
contribuir, desde sus particularidades y diferen-
cias, a la construcción del país. Eso quiere decir
que no se jerarquice determinado conocimiento
sobre otro tipo de saber formal/saber tradicional,
y que no recaiga solamente en los actores débiles
de la sociedad la obligación de conocer la cultura
de los actores dominantes: sus lenguas, costum-
bres, códigos de comportamiento, sino más bien
que la educación se dé en términos de igualdad
de condiciones, con respeto y sin discriminación.
Educ. Humanismo, Vol. 17 - No. 28 - pp. 102-118 - Enero-Junio, 2015 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-2121
http://publicaciones.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/ojs/index.php/educacion
TEXTOS ESCOLARES Y PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS EN UNA PROPUESTA DE EDUCACIÓN INTERCULTURAL BILINGÜE