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Por este hecho, Gabriel no ayudó casi nunca
en las tareas del hogar y no trabajó afuera. Se
consagró completamente a los estudios y a tra-
vés del tiempo, porque era buen alumno, sus pa-
dres le proporcionaban las mejores condiciones
que podían para que fuera adelante. Por otra par-
te, cuando su hermana creció, dejó durante mu-
cho tiempo la casa, celosa de esta “preferencia”
de sus padres por Gabriel; a su vez, su hermano
permaneció indiferente y no hacía gran cosa más
allá de algunos pequeños trabajos para ganarse
la vida y ayudar un poco a sus padres.
Mis padres me controlaban, eran exigentes
desde siempre conmigo…, pero jamás me pe-
garon o maltrataron. Ellos no quieren que yo
salga solo o que me junte con los jóvenes del
barrio porque dicen que eso puede llevarme
por mal camino; especialmente mi papá dice
eso. Hoy es cierto que es muy peligroso el
barrio…, pero de hecho no me gusta mucho
salir, no me gusta ir a pasear en la “ciudad” ni
nada… La única cosa que me gusta hacer es
jugar fútbol de vez en cuando, y para eso mis
padres me dan permiso…: cierto, a condición
de respetar un horario de regreso a la casa en-
seguida (Gabriel G., 18 años, Belén).
Por otra parte, las rupturas familiares por
causa del fracaso educativo llegan a menudo en
las familias que, no teniendo la posibilidad de
acompañar sucientemente a sus hijos, se cul-
pan de su presunta torpeza o chocan entre padres
e hijos, para echarse unos a otros la culpa del
fracaso familiar. En el caso de Maura A., la ex-
periencia del fracaso toca todo su hogar.
Maura A. tiene 19 años y no concluyó el ba-
chillerato. Reside también en el barrio Ricardo
Brugada y es hija de Sixto A. y Eulogia de A.,
dos migrantes rurales venidos a Asunción en
búsqueda de trabajo. Su familia, compuesta de
sus padres y cinco hermanas, vive desde hace
20 años en ese barrio. Desprovistos de capital
cultural, sumergidos en el desconocimiento de
la experiencia escolar, los padres de Maura no
tuvieron las condiciones para acompañar a sus
hijas en su escolaridad. Por este hecho, casi to-
das las hermanas, incluida Maura, abandonaron
sus estudios antes de culminar el colegio, salvo
la hija mayor.
Sixto A. era en su infancia un chico que vivió
solo, deambulando entre parientes en la capital
y sin haber tenido la oportunidad de crecer con
sus padres. El sentido de “ir adelante” le hizo
desarrollar un carácter “difícil” para defenderse
solo. A veces era violento con sus hijas, especial-
mente con Maura, quien siendo la más pequeña,
era en principio consentida por mucho tiempo.
Cuando ella creció, desarrolló un estilo de com-
portamiento del tipo laissez faire, suscitado por
la fragilidad moral de su barrio, la exibilidad de
la disciplina en su familia y el poco respaldo de
parte de sus padres para desenvolverse bien en
sus estudios. Según Sixto, Maura es “irresponsa-
ble” con respecto a sus tareas y no quería afron-
tar sola “hacer el esfuerzo de estudiar”, lo que
es de lamentar, dice él, ya que tanto este como
su esposa se sacricaron toda su vida para dar
oportunidades a sus hijas.
ItInerarIos escolares y destInos socIales. el efecto de los juIcIos pedagógIcos en trayectorIas estudIantIles en paraguay
Educ. Humanismo, Vol. 18 - No. 31 - pp. 257-273 - Julio-Diciembre, 2016 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-2121
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