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en el fondo es un problema epistemológico que
también puede ser abordado desde la comple-
jidad y la transdisciplinariedad; muestra de ello
es que en las prácticas docentes y de investi-
gación universitarias resultan un hecho de sumo
ordinario a través de diversas asignaturas y
programas de grado y posgrado. Lo anterior se
pone de maniesto, por otro lado, con el tema
de la sustentabilidad que, dadas las dimensiones
que involucra, resulta insuciente para una
sola disciplina cientíca, como ha ocurrido, no
obstante, con la obstinación por la economía y
la política, perspectivas predominantes pero
ideológicamente cuestionadas.
Discusión y conclusiones
Como hemos armado en otro momento
(Salvador, 2012a), la manera en que los seres
humanos habitamos el mundo en este siglo
XXI, aun en remotos sitios, está permeada por
la tecnología, para bien o para mal; si bien el
humano es natural y, por ende, no puede renegar
de su basamento terrenal, también es cierto que
que ha creado para sí el articio de un segundo
hogar más allá del natural: la comunidad-ciudad
y con ella, simultáneamente, el lenguaje y la
cultura. De hecho, tenemos en la propia tecno-
logía un problema más del orden complejo y
transdisciplinar; siendo material en cuanto a su
composición de partes y artefactos, pero, son
la autonomía, la libertad y voluntad humanas
(personales), quienes le dan sentido y pertinencia.
Como el conocimiento reconoce la multi-
dimensionalidad del fenómeno y, por ende, la
insuciencia de un abordaje parcial y disciplinar;
son pertinentes las perspectivas compleja y trans-
disciplinar, no solo de manera metodológica,
sino teórica y epistemológicamente. Recor-
demos que, antes de la ciencia moderna, fue el
saber losóco, desde la reexión en torno al
cosmos, la naturaleza y el propio hombre, el que
generó un saber de alcance universal (Salvador,
2012b). Ahora, el pensamiento losóco y
moral asumen un rol protagónico en el análisis
del conocimiento cientíco, que inolucra la
naturaleza, los recursos y sus ecosistemas, la
biosfera, entendida como los elementos que le
coneren viabilidad y sentido a la existencia:
el agua, la tierra y el aire, sin los cuales no hay
proyecto vital. Ante las severas crisis mundiales
que ponen en inminente riesgo no solo la vida,
sino la propia Tierra como único hábitat natural
para el ser humano y el resto de seres vivos, no
queda sino la comprensión desde una comple-
jidad sistémica, holística y/o mística si se quiere.
Recordemos al respecto que la teoría de Gaia
interpreta a la Tierra como un ser vivo que se
autorregula, y en muchas partes del mundo
hay movimientos, de pensamiento y acciones
correpondientes, que reivindican a la naturaleza
y la vida. Todo ello es posible de interpretar y
abordar desde la perspectiva transdisciplinar,
entendiéndola en tanto un arte y una ciencia del
descubrimiento, un diálogo de saberes diversos,
heterogéneos, contradictorios, acaso. La trans-
disciplina radica de hecho en la educación,
preferentemente en la superior. Reconoz-
camos que como posibilidad puede brindar
muchos y buenos resultados, todo depende de la
superación de los reductos disciplinares que nos
atan y limitan a interpretaciones reduccionistas
y parciales de las disciplinas en las que fuimos
formados y, consecuentemente, nos sentimos
J. Loreto SaLvador Benítez, Sergio gonzáLez López
educ. humanismo, Vol. 19 - No. 33 - pp. 305-319 - Julio-Diciembre, 2017 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-2121
http://revistas.unisimon.edu.co/index.php/educacion/index