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vivido (viviente), ha devenido para la educación,
las ciencias y las tecnologías, en un cuerpo
abstracto, ilusorio e impalpable, un cuerpo sin
rostro, sin experiencia y, por lo tanto, sin vida.
Antibinarismos
Paralelamente a este debate crítico de
la tecnociencia, se despliega otro rompi-
miento epistémico hacia nales de los setenta,
relacionado ahora con las posiciones binarias y
dualistas, que conciben al mundo en relaciones
asimétricas y jerarquizadas, fortaleciéndose
con ello las sociedades patriarcales e industria-
listas basadas en el desarrollo de las ciencias
modernas: Naturaleza/Cultura, Mujer/Hombre,
Privado/Público, Cuerpo/Mente, Afectividad/
Racionalidad, Espíritu/Materia (Plumwood,
1991). Para des-esencializar estas relaciones
binarias y superar los dualismos jerarquizados,
se requirió de estudios losócos y se transitó
hacia el constructivismo, a la sociocrítica, a la
ecología política, al postmodernismo y a los
estudios poscoloniales, todos los cuales propi-
ciaron el desarrollo de varias corrientes teóricas
llamadas, por ejemplo, ecofeministas, ecología
feminista, ambientalistas femeninas o ecología
política feminista (Vizcarra & Rincón, 2015).
Estas corrientes coinciden por lo general
en que la Naturaleza no solo se reere a los
fenómenos que ocurren para que los seres
vivientes interactúen en ambientes y sistemas
complejos, sino a la comprensión de lo que
signica vida, de vivir y pensar en su totalidad
el sentido de la humanidad (Morin, 1995). Alicia
Puleo (2011) concluye que la conciencia humana
ha de avanzar hacia la igualdad de mujeres
y hombres, en tanto partícipes no solo de la
cultura sino también de la naturaleza, revalo-
rando su sentido de relacionar la vida humana y
no humana. Esto incluye tanto el reconocimiento
de las mujeres en el ámbito de la cultura como la
plena aceptación, en lo propiamente humano, de
elementos despreciados y marginalizados como
femeninos (los lazos afectivos, la compasión, la
materia, la naturaleza).
Esta última dimensión trajo a su vez nuevas
corrientes feministas, unas más críticas que
otras. Por ejemplo, el llamado “feminismo de
la diferencia”, propuesto por Luce Irigaray a
través de su tesis doctoral titulada Spéculo de
la otra mujer (1978). Sostiene que es impor-
tante construir la feminidad a partir de una
teoría basada en la diferencia sexual con valores
propios, por lo que se requiere desestabilizar
el ego masculino androcéntrico fálico. Esta
polémica provocó su expulsión de la Univer-
sidad de Paris 8 Vincennes-Saint-Denis.
A partir de esta última experiencia, Irigaray se
desentiende de la pro-igualdad como estandarte
feminista y deende su postura por el reclamo
de una “subjetividad femenina autónoma”,
aduciendo que en la historia, el lenguaje, la
psicología y todas las disciplinas, lo femenino se
ha denido a partir de lo masculino y necesita,
por tanto, un reconocimiento propio desde la
esfera política. De hecho, ella denunció que para
posicionar el feminismo en las universidades,
RuptuRas epistémicas y complejidad en los estudios de géneRo, una apRoximación a la conciencia humana feminizada
educ. humanismo, Vol. 19 - No. 33 - pp. 455-469 - Julio-Diciembre, 2017 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-2121
http://revistas.unisimon.edu.co/index.php/educacion/index