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https://orcid.org/0000-0002- 3618-6981
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https://orcid.org/0000-0001- 5549-4018
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https://orcid.org/0000-0001- 6720-7821
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Sogamoso, Colombia
Educación y Humanismo 20(34): pp. 216-232. Enero-Junio, 2018.
DOI: http://dx.doi.org/10.17081/eduhum.20.34.2868
La educacn, una mirada desde el
conflicto social en Colombia
Education from the perspective of the
armed conflict in Colombia
Article de
Investigation
Open Access:
Editor:
Patricia Martínez Barrios
Universidad Simón Bolívar
Correspondencia:
María Consuelo Castillo
Gutíerrez
maria.castillo02@uptc.edu.co
Recibido:
11-05-17
Aceptado:
28-10-17
Publicado:
01-01-18
DOI:
http://dx.doi.
org/10.17081/
eduhum.20.34.2868
Resumen
Objetivo: El artículo permite realizar un análisis desde el conflicto social y la educación para
comprender las diferentes miradas que surgen a través de la deliberación de postulados
señalados por diferentes autores.
Conclusiones: En Colombia como en otras naciones el conflicto social se genera a partir de
diversas circunstancias y esto se ha convertido en un reto para la educación, precisamente para
formular propuestas que contribuyan a fomentar una sociedad pacífica y respetuosa de la opinión
del otro, en medio de la diversidad y la libertad de expresión. El manuscrito pretende ser un punto
de partida para analizar el sentido que tiene la educación en el conflicto social y cómo esta se
articula para construir y reconstruir un tejido social que esté a la vanguardia de las necesidades
de un país como Colombia. Todo esto también, desde una perspectiva del papel que cumplen los
formadores en los escenarios educativos.
Palabras clave: Educación, Conflicto social, Formación permanente de docentes.
Abstract
Objective: The article allows an analysis from the social conflict and education to understand
the different perspectives that arise through the deliberation of postulates pointed out by different
authors.
Conclusions: In Colombia as in other nations, social conflict is generated from various circum-
stances and this has become a challenge for education, precisely to formulate proposals that
contribute to foster a peaceful society and respectful of the opinion of the other, in the midst of
of diversity and freedom of expression. The manuscript aims to be a starting point to analyze the
meaning of education in social conflict and how it is articulated to build and rebuild a social fabric
that is at the forefront of the needs of a country like Colombia. All this also, from a perspective of
the role that trainers fulfill in educational settings.
Key words: Education, Social conflict, Continuing teacher training.
Cómo citar este artículo (APA):
Castillo, M., Montoya, J. & Castillo, L. (2018). La educación, una mirada desde el conflicto social en Colombia. Revista
Copyrigh2018 Castillo Gutíerrez
Educación y Humanismo, 20(34), 194-208. DOI: http://dx.doi.org/10.17081/eduhum.20.34.2868
María Consuelo Castillo Gutiérrez
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- Juan Carlos Montoya Ramírez
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María Consuelo Castillo Gutiérrez - Juan Carlos Montoya Ramírez - Luis Carlos Castillo Gutiérrez
1.
INTRODUCCIÓN
En el proceso hermenéutico del contexto de nuestro país en relación a la
educación, se ha de pensar en la situación del conflicto social, que en medio
de las difíciles situaciones, es el común denominador del poder y se generan
por luchas internas.
Es así, como Colombia vive en el desconcierto de los conflictos sociales, donde
en ocasiones la sociedad hace caso omiso a las diversas situaciones que se
presentan en el país. Al respecto Mandela (2009) señala que “la educación
es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo, esta
frase célebre es un ideal al ciudadano que piensa en la paz de su territorio el
recuperar y reconstruir esperanzas, costumbres y diferentes ideologías que
permitan la edificación de una mejor sociedad arraigada en sus diferentes
contextos. Los grandes retos de la educación actual están enmarcados en
la importancia de convivir en paz y encontrar soluciones a problemáticas a
través del diálogo social, la sana convivencia y la libre participación.
En la actualidad, el conflicto social esinmerso en las desigualdades en
disputas sociales que ha proporcionado un abandono a la educación y por
ello de las conflagraciones emergen violación a los derechos humanos. Así
mismo, la educación juega un papel importante en una democracia justa y
participativa, la escuela se convierte en el agente promovedor de cambio
desde el desempeño del docente.
2.
CONSIDERACIONES TEÓRICAS
El contenido teórico está expuesto en tres categorías teóricas referenciadas de
la siguiente manera: Educación a la vanguardia, Conflicto social y Formación
permanente de los docentes; el efecto de triangulación teórica permite conso-
lidar las bases de una reflexión consistente y dinámica en el objeto de estudio
que atañe a la investigación reflexiva y hermenéutica
LA EDUCACIÓN A LA VANGUARDIA
En Colombia, se ha de seguir insistiendo en no dejar en el olvido la construcción
de ambientes basados en la democracia y esto solo lo puede generar la
educación asentada en las comunidades particulares, diversas y teniendo en
cuenta en el plan de estudios todas aquellas asignaturas que sin lugar a duda
se encuentran en la formación del ser humano en el sistema educativo y que
hacen parte del currículo sistemático. Al respecto se referencia la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, (ONU, 1948, p.4) que señala:
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La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la perso-
nalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la
comprensión, la tolerancia y la amistad entre naciones de todos
los grupos étnicos o religiosos.
Ninguna nación puede cegarse a que su modelo de desarrollo esté basado
solo en la economía, se estaría incurriendo en educar para la empresa,
para un estado bancario y la educación estaría perdiendo el horizonte. Las
problemáticas que viven las naciones por la lucha de poderes han generado
conflictos internos entre los mismos ciudadanos viéndose la dignidad humana
fragmentada. Por lo consiguiente, se hace necesario que la educación haga
hincapié en los diferentes retos de las necesidades del contexto colombiano
en la perspectiva de la reconciliación y la equidad para construir colectiva-
mente la nación-escuela y una política de paz diseñada desde la escuela. Al
respecto Cajiao (2004, p.142) indica que “tenemos un país en que sus deres,
los técnicos, los políticos, los actores sociales, no reconocen la educación
como su prioridad, a la educación le hace falta sociedad civil en todos los
niveles”. No hay duda, que la política pública de Colombia va encaminada
con otras directrices que afectan a la sociedad, las realidades y los contextos
son cambiantes, se necesitan organizaciones con capacidad de proponer
y opinar, con lo anteriormente mencionado no se quiere decir que todo lo
planteado en la política pública sea equivocado, sino al contrario es contrastar
y articular con las circunstancias actuales de la educación. Así lo argumenta
Aguilar (2013, p.53) que afirma que “la concepción que orienta a la educación
como tarea de Estado, asume una visión de la realidad con objetivos determi-
nados, que no siempre ofrecen respuestas a las necesidades y expectativas
de sujetos y grupos sociales en contextos multiculturales”.
En Colombia la educación ha de ser tomada por los líderes como algo serio,
en ocasiones se deja de lado, no se invierte en fortalecer en capital humano
donde se genere oportunidades para el progreso de una Nación y se tiende
a vivir en un desconcierto generando una sociedad en conflicto, quizás otros
temas y asuntos están ganando terreno y la educación está quedando obsta-
culizada por diversas razones. Según Ibagón (2014, p.30).
Desarrollar una educación universal y gratuita como política que
asegura el cumplimiento de un derecho fundamental; asegurar
la calidad educativa independientemente del origen social de
las personas; establecer avances del capital humano; promover
espacios educativos para estudiantes, profesores y directivos
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docentes se constituyen en algunas de un sinnúmero de acciones
que hacen parte de un horizonte que cualquier sistema educativo
debe procurar alcanzar.
Sin lugar a duda los protagonistas de la educación son los maestros y la
Nación ha de brindar garantías para su cualificación a quienes demuestren
compromiso por su profesión. En este sentido Santos (2005, p.206) señala
que “el Estado dispone de recursos que vuelven esta identidad más atractiva,
suplantando todas aquellas que con ella podrían competir”.
El Gobierno debe hacer un llamado a los líderes de cada uno de los escenarios
educativos y desde el Ministerio de Educación Nacional debatir las problemá-
ticas que atañen a las realidades de los diferentes contextos, las situaciones
que hoy viven los países con las problemáticas de frontera, las contiendas
entre pueblo y Gobierno propicia una confusión a nivel de sociedad y estas
problemáticas llegan a la escuela en unas regiones más acentuadas que en
otras. Por consiguiente, la educación es importante que esté a la vanguardia
para contribuir a brindar mejores oportunidades y una resiliencia ante diversas
situaciones. Según afirma Aguilar (2013, p.50)
La educación en su vínculo con la cultura y la interculturalidad, en el presente
son conceptualizaciones en construcción, así mismo las nociones de diver-
sidad e inclusión, forman parte del debate actual, tanto en el ámbito académico,
como en el marco de la política pública.
Por otro lado, es evidente que la educación es un derecho y desde el Estado
se hace necesario generar garantías para las necesidades de la sociedad, es
decir, el vínculo de relaciones en los diferentes contextos y los sujetos. En la
escuela es primordial fomentar una sana convivencia, el respeto por el otro,
la libertad de opinión entre otras, se estará generando personas emocional-
mente sanas que contribuyan al desarrollo del país con apuestas investiga-
tivas que estén a la vanguardia.
En este sentido León (2007, p.598) define:
La educación presupone una visión del mundo y de la vida, una
concepción de la mente, del conocimiento y de una forma de
pensar; una concepción de futuro y una manera de satisfacer
las necesidades humanas. Necesidad de vivir y estar seguro, de
pertenecer, de conocerse y de crear y producir.
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La educación es el andamiaje de una sociedad capaz de transformar reali-
dades del medio. El ser humano necesita aprender y fortalecer sus capaci-
dades para generar cambios significativos, la verdadera educación hace al
hombre libre y genera esperanzas en medio del desconcierto. Se necesita
una educación que se articule con el mundo de hoy y para ello requiere un
trabajo consciente y disciplinado de todos. Al respecto Linares y Salazar
(2016, p.181) afirman que:
Para transformar el entorno de violencia social que se vive, las
escuelas públicas de educación media superior enfrentan el
desafío de brindar una educación de calidad para venes que
integre el aspecto académico, la formación de valores y propiciar
una cultura de paz. Para conseguirlo se considera necesario revisar
y modificar las formas de convivencia familiar que pueden incidir
de manera negativa en el desempeño escolar de los alumnos.
En nuestra comunidad no se puede desconocer que en el ámbito escolar se
evidencian las problemáticas por las cuales nuestro país atraviesa en este
momento, los afectados son los niños y jóvenes que llegan a las aulas, por
lo tanto se hacen necesarios planes de contingencia que contribuyan a un
camino para la paz. Sandoval (2013, p.90) menciona “que esta situación de
conflicto se debe a la diversidad cultural y social y a la desigualdad económica
de los países”.
Por otro lado, la historia que ha vivido un país abatido por el dolor que ha
dejado aquellos conflictos sociales, el reconstruir corazones afectados por el
sufrimiento, el Estado tiene una responsabilidad brindando una educación de
calidad basada en la formación del ser humano.
Según López (2012, p.47) afirma que:
El análisis de las condiciones del conflicto armado colombiano se
encuentra mediado por la interpretación de intereses históricos
determinantes en las relaciones de poder en el contexto de las
condiciones políticas, su hegemonía y la distribución de la riqueza,
expresada esta directamente en el medio de producción.
Uno de los compromisos que tiene la educación en tal sentido de ofrecer
un ambiente pacífico desde sus aulas es la responsabilidad de generar
propuestas claras donde el cumplimiento de cada ciudadano esté direc-
cionado a la resignificación de dichos ambientes, en ocasiones educar al
adulto genera resistencia al cambio y esto puede obedecer a que aún está
sujeto a las realidades vividas de una cultura y no son consecuentes para
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contribuir a una sociedad pacífica. Es importante que cada colombiano aporte
con un granito de arena a la reconciliación y la justicia en nuestro país, donde
los conflictos se solucionen mediante el diálogo y brille una luz de esperanza
en la sociedad con la sonrisa en el corazón de la niñez y la juventud anhelando
una nación fundada en la fraternidad.
Tabla 1. Normatividad Cátedra de la Paz
Normatividad
Artículos
Ley 1732 de 2014
Artículo 1°. Con el fin de garantizar la creación y el fortalecimiento de una cultura de paz en Colombia, establézcase
la Cátedra de la Paz en todas las instituciones educativas de preescolar, básica y media como una asignatura inde-
pendiente. Parágrafo 2°. La Cátedra de la Paz tendrá como objetivo crear y consolidar un espacio para el aprendi-
zaje, la reflexión y el diálogo sobre la cultura de la paz y el desarrollo sostenible que contribuya al bienestar general
y el mejoramiento de la calidad de vida de la población. Parágrafo 3°. La Cátedra será un espacio de reflexión y for-
mación en torno a la convivencia con respeto, fundamentado en el artículo 20 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos. Artículo 2°. Para corresponder al mandato constitucional consagrado en los artículos 22 y 41 de la
Constitución Nacional, el carácter de la Cátedra de la Paz será obligatorio. Artículo 3°. El desarrollo de la Cátedra de
la Paz se ceñirá a un pénsum académico flexible, el cual será el punto de partida para que cada institución educativa
lo adapte de acuerdo con las circunstancias académicas y de tiempo, modo y lugar que sean pertinentes.
Decreto 1038 de 2015
Que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento de conformidad con lo dispuesto en el artículo 22
de la Constitución Política de Colombia.
Que el estudio de la Constitución es obligatorio en todas las instituciones educativas oficiales y privadas conforme
lo prescribe el artículo 41 constitucional. Que el numeral 10 del artículo de la Ley 115 de 1994, consagra como uno
de los fines de la educación: “La adquisición de una conciencia para la conservación, protección y mejoramiento del
medioambiente, de la calidad de la vida, del uso racional de los recursos naturales, de la prevención de desastres,
dentro de una cultura ecológica y del riesgo y la defensa del patrimonio cultural de la Nación”; Artículo 1°. Cátedra
de la Paz. La Cátedra de la Paz será obligatoria en todos los establecimientos educativos de preescolar, básica y
media de carácter oficial y privado, en los estrictos y precisos términos de la Ley 1732 de 2014 y de este decreto. Ar-
tículo 2°. Objetivos. La Cátedra de la Paz deberá fomentar el proceso de apropiación de conocimientos y competen-
cias relacionados con el territorio, la cultura, el contexto económico y social y la memoria histórica, con el propósito
de reconstruir el tejido social, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos
y deberes consagrados en la Constitución. Serán objetivos fundamentales de la Cátedra de la Paz, contribuir al
aprendizaje, la reflexión y al diálogo sobre los siguientes temas: a) Cultura de la paz: se entiende como el sentido y
vivencia de los valores ciudadanos, los Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario, la participación
democrática, la prevención de la violencia y la resolución pacífica de los conflictos; b) Educación para la paz: se
entiende como la apropiación de conocimientos y competencias ciudadanas para la convivencia pacífica, la partici-
pación democrática, la construcción de equidad, el respeto por la pluralidad, los Derechos Humanos y el Derecho
Internacional Humanitario; c) Desarrollo sostenible: se entiende como aquel que conduce al crecimiento económico,
la elevación de la calidad de la vida y al bienestar social, sin agotar la base de recursos naturales renovables en que
se sustenta, ni deteriorar el ambiente o el derecho de las generaciones futuras a utilizarlo para la satisfacción de sus
propias necesidades, de acuerdo con el artículo de la Ley 99 de 1993.
Fuente: Ley 1732 Cátedra de la Paz en Colombia
En Colombia se ha implementado una normatividad para la Cátedra de la Paz
que hoy se hace necesario que las instituciones educativas la trabajen, pero
la verdadera solución de conflictos está enmarcada en el corazón de cada
persona que enmienda cada situación a través de consensos, en la niñez
y la juventud está sembrada la ilusión de un país mejor, en la actualidad el
Gobierno ha puesto en marcha la Ley 1732 de 2014 y el Decreto 1038 de 2015
que promueve la Cátedra de la Paz.
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Es importante que se empiece a reflexionar a partir de estas normas sobre la
Cátedra de la Paz, pero también que se forme a través de los valores y que
cada una de las instituciones educativas promuevan proyectos que antes de
ser un requisito de cumplimiento se convierta en promotoras de reconciliación
y justicia en medio de esta realidad abatida por la guerra, cada persona, niño,
joven y anciano tiene sueños y como ciudadanos necesitan voluntad para
contribuir a una Educación de Paz.
La educación en nuestro medio es importante, por eso es necesario que los
diferentes organismos encargados de velar por el cumplimiento de la norma-
tividad estén enfocados a entidades de la misma región, de esta manera se
garantiza el cumplimiento de la misma. Tal como lo afirma Ibagón (2014, p.35)
Desde esta perspectiva, las autoridades de los departamentos
y especialmente de los municipios, dispondrían de mejor infor-
mación para atender dichas necesidades y establecer controles
de gestión. Por eso debían ser ellos los que asumirían responsabi-
lidades administrativas y financieras directas frente a la educación
en sus territorios.
Desde esta postura resulta importante reflexionar y entender que el Estado es
una de las primeras instancias que vela por la educación pero también es una
responsabilidad de la familia quien igualmente fomenta una formación moral,
pero en la sociedad se hace necesario que se involucre con el compromiso
que amerita formar ciudadanos.
CONFLICTO SOCIAL
El conflicto social ha estado presente a lo largo de la historia en los diferentes
escenarios educativos, en algunos lugares con más relevancia que otros, es
necesario un trabajo consciente por parte de la comunidad educativa para
generar ambientes de reconciliación consigo mismo y con los demás, solo
esta construcción la puede generar la educación. Según Villa y Rodríguez
(2014, p.25) se define como:
La transformación de la sociedad no solo se logra luchando por
ganar en infraestructura, a la par implica que se incida en la cultura,
es en ella donde está la potencialidad transformadora, pues los
cambios profundos en la super estructura implican reconstruir las
prácticas habituales.
En la escuela se enseña contenidos de las diferentes asignaturas que se
encuentran en el plan de estudios, en ocasiones estos contenidos son formu-
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lados para estar a la vanguardia de los estándares de calidad, en algunos
currículos quedan las humanidades en el olvido y la educación se convierte
en generar competencias para la burocracia, por ende, la esperanza se pierde
y los sujetos son más sensibles y expuestos a los conflictos sociales. En esta
dirección afirma Nussbaum (2010, p.36) que “por lo tanto producir crecimiento
económico no equivale a producir democracia, ni a generar una población
sana, comprometida y formada que disponga de oportunidades para una
buena calidad de vida en todas las clases sociales”.
En la sociedad los conflictos surgen de diferentes factores generados por el
desacuerdo, estados de ánimo, la falta de tolerancia, las frustraciones propias
del ser humano, el desconcierto, los problemas familiares y personales. Por
consiguiente el maestro se convierte en la persona ética que enseña por medio
de su ejemplo e idoneidad para generar en sus aulas un ambiente de armonía
y la construcción continua de estrategias de resolución de conflictos desde la
teoría no violenta que fomente al cambio, donde formar seres humanos se
convierte en la razón de ser, para que en el futuro le aporten a la ciudadanía.
En este sentido Jares (2002, p.42) enuncia:
El conflicto como la esencia de un fenómeno de incompatibilidad
entre personas o grupos hace referencia tanto a los aspectos
estructurales como a los personales, es decir, que el conflicto existe
cuando se presenta cualquier tipo de actividad incompatible.
El conflicto social genera violencia, contrariedades entre las personas y hasta
desconcierto emocional, el mundo actual está permeado por esos virus que
contaminan al ser humano y no permiten una sana convivencia en grupos
grandes o pequeños, la tendencia a resistir en un conflicto alimenta el senti-
miento de disputa y sin lugar a dudas todas estas realidades permean a la
escuela. Al respecto Progresar (2000, p.7) afirma que “los efectos y repercu-
siones de un conflicto están relacionados con la forma como se desarrolle
una negociación, así como con la actitud y los comportamientos que asumen
los actores. El mundo vive permeado por conflictos de naciones, en la actua-
lidad las culturas en algún momento se encuentran y la divergencia de pensa-
mientos e ideologías están a la orden del día, pero el respeto por la diversidad
genera unión, prosperidad y se pueden combatir las problemáticas sociales
que se entrelazan en un diálogo.
Por tanto, Nussbaum (2010, p.114) asume que:
Si en las escuelas y las universidades del mundo no se ofrece una
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buena base para la cooperación internacional, lo más probable
es que nuestras interacciones humanas se vean mediadas
por normas tan lábiles como las del mercado, que concibe las
vidas humanas principalmente como instrumentos para obtener
ganancias.
Situándonos en nuestra realidad de país, en cuanto a los conflictos sociales
que ha atravesado a lo largo de las décadas, se genera desconcierto en
las escenarios educativos para orientar dichos procesos, algunos avances
en política pública se han propuesto para lograr la reconciliación y llegar a
acuerdos unilaterales y trabajar desde el aula generando estrategias eficaces
que adopten medidas de una sana convivencia, para entender los conflictos
como una oportunidad de enseñar. Al respecto Alvarado (2003, p.268)
sostiene que:
El conflicto es una oportunidad de aprendizaje, introduce un
proceso continuo de construcción y reconstrucción del tejido
social, cuando se replantean las relaciones colectivas que permiten
el entendimiento y la convivencia, más aún si se tiene en cuenta
que el conflicto está presente en la vida personal y familiar, en el
ámbito educativo y laboral, en la situación económica y política, en
el manejo de relaciones y en las relaciones internacionales.
Entre las características del entorno social se encuentra el no reconocer
que existen conflictos sociales, se excluyen en acciones por omisión y en
otros casos por creer que estos no traerán ningún riesgo en la vida escolar
y personal de cada uno de los sujetos. Los conflictos del entorno pueden
variar de acuerdo al contexto que se presenten, existen zonas de la geografía
colombiana que por la misma dinámica que han vivido de intolerancia se
encuentra marcados, de adependerá el compromiso juicioso del maestro
para comprender dichas realidades y poder generar cambios significativos en
la comunidad. No se puede pensar que la educación se encuentra parame-
trizada solo en los contenidos de un plan de estudios, es imprescindible formar
personas sin resentimientos, que aporten desde su ejemplo a una sociedad
pacífica.
Tabla 2. Riesgo ante los conflictos
Riesgo ante los conflictos
Negarlos
Todo va bien, no pasa nada.
Vestirlos
Añadir elementos emocionales negativos;
amenazas, tensión, gritos, ironías.
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Exagerarlos
Adornarlos con parafernalia,
sobredimensionarlos.
Complicarlos
Implicar a más gente de la necesaria,
enredarlos.
Apostar el resto
Poner en juego toda la propia autoestima
en cada lance.
Buscar vencer
Perseguir ganar en vez de convencer.
Restarles importancia
Es normal, no hay para tanto, ya pasará.
Proyectarlos
Quitárselos de encima, traspasarlos a
otros.
Justificarlos
En estas condiciones/con estos alumnos
no se puede…
Fuente: Adaptada con información recabada de Vaello & Vaello (2012)
La mayoría de retos que afronta la educación en cuestiones del conflicto
social está enmarcada en una sociedad con carencias de valores, situa-
ciones económicas y desigualdad, otro factor es la falta de tolerancia que se
encuentra entre las personas en lo referente a la resolución de conflictos, se
escasea de comprensión, quizás faltan buenas prácticas de transformación
a la solución de problemas que permitan una negociación. El conflicto social
no necesariamente corresponde a los estamentos políticos, la esfera ya se
trasladó a los grupos sociales, laborales, comunitarios y personales, por lo
tanto educar para la paz debe cobrar mayor relevancia en las instituciones
educativas a raíz de propiciar ambientes para forman niños y jóvenes con
cultura de paz.
En este sentido Areiza (2014, p.319) define: “La educación para la paz que
fomentan las instituciones educativas colombianas, ha tratado de profundizar
cada vez más en la posibilidad de dotar al alumnado de herramientas para la
resolución no violenta de conflictos”.
Las relaciones interpersonales que surgen a través de diferentes grupos
sociales generan desacuerdos y surgen situaciones conflictivas pero desde
los escenarios educativos se hace relevante enseñar a solucionarlos con
estrategias para fortalecer los lazos de una sana convivencia.
Por lo consiguiente para educar en beneficio de una construcción para la Paz,
se requiere un país que esdotado de competencias de diálogo, acuerdos,
valores y estilos de vida, los métodos que se utilicen pueden variar referente
a las problemáticas pero sin lugar a duda de las buenas herramientas que se
seleccionen desde la práctica docente dependerá el éxito de la resolución de
dicho conflicto. Segúnrez (2015, p.120):
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Educación y Humanismo 20(34): pp. 226-232. Enero-Junio, 2018.
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El conflicto se vuelve una oportunidad de crecimiento implicando el
fortalecimiento del yo, comprometiéndose las partes a la reflexión,
decisión y acción como actos conscientes e intencionales, a
como superando sus límites para relacionarse con otros.
Por lo tanto, en las aulas de clase se hace necesario brindar los mecanismos
para fundar mediaciones y consensos en todos los componentes que atañen
a la solución mediática de un conflicto para cambiar los diversos imagi-
narios que subyacen de una problemática. De acuerdo a las situaciones que
se vivencian en la familia, se puede analizar que persisten conflictos y en
ocasiones no se vive en un ambiente de paz, justicia y reconciliación.
FORMACIÓN PERMANENTE DE LOS DOCENTES
Es importante, enfatizar en la formación de los docentes que parte del sentido
de identidad que se tenga por la profesión que esta se realice por convicción,
de la responsabilidad social que amerita formar y ser gestores de cambio para
una mejor sociedad que atraviesa por conflictos sociales en el cual el mundo
está sometido y la esperanza está puesta en la educación y los protagonistas
para una sociedad en paz son los docentes. Según Freire (2009, p.25), “Quien
forma se forma y re-forma al formar y quien es formado se forma y forma al
ser formado.
Se observa cómo el Ministerio de Educación Nacional (MEN), promueve
diferentes estrategias para cualificar a los docentes en las diferentes disci-
plinas para ofrecer una educación de calidad, se podría pensar que el sistema
está incurriendo en preparar al estudiante para ser medido por estándares de
calidad internacionales y en ocasiones se olvida las necesidades del contexto.
La formación de los docentes, según Freire (2009, p.66)
Una de las formas de luchar contra la falta de respeto de los poderes
públicos hacia la educación es, por un lado, nuestro rechazo a
transformar nuestra actividad docente en una pura “chamba”, y,
por el otro, nuestra negativa a entenderla como práctica afectiva.
Ellos y ellas deben verse a mismos como profesionales idóneos,
pues es en la competencia que se organiza políticamente donde
tal vez radica la mayor fuerza de los educadores.
La sociedad está permeada por la deshumanización, la falta de tolerancia
y los diferentes atropellos a que está expuesto el ser humano, sin embargo,
proporcionar a los estudiantes el compromiso personal para entender el
La educación, una mirada desde el confilcto social en Colombia
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futuro y sean capaces de construir un camino que los conlleve al éxito social,
depende en gran medida de una educación que le ofrezca exponer sus ideas
con criterios fundados y esto solo depende de los docentes que propicien la
formación integral del estudiante.
Por tanto, Cajiao (2004, p.18) asume que:
Vivimos hoy en un país violento, no solamente por las condiciones
socioeconómicas, sino casi podría decirse que por “tempera-
mento”. Tenemos una doble moral institucionalizada, debido a la
cual contrasta un enorme “conservadurismo” con respecto a la
organización social, alimentado por toda la clase dirigente en sus
estamentos políticos.
Seguramente la academia reflejará vivencia de valores y la sociedad
estará basada en la formación integral, enfocándose en el cambio de una
sociedad más humana. Las políticas y las reformas educativas de educación
se encuentran en un momento crítico, se hace necesario un docente más
reflexivo y comprometido para afrontar los diversos retos de la actualidad. En
cuanto a dichos propósitos Lacueva (2009, p.16) manifiesta: “La educación
puede encerrar un grave peligro cuando creemos que el buen profesor es
aquel que a través de un discurso claro y riguroso nos transmite un saber
cerrado. En la actualidad, existe una brecha entre las políticas públicas y la
formación de docentes en cuanto a las competencias para asumir retos en el
conflicto social que se encuentra sumida la sociedad.
En otras palabras, como lo menciona Freire (2009, p.80) “es importante resaltar
que el nuevo momento de la vida social no es exclusivo de una persona”, la
formación docente se enseña mediante una ética profesional, que desde el
testimonio de vida se puede lograr, es urgente rescatar lo perdido, como la
sensibilización del mundo que sufre por la deshumanización desbordada por
la carencia de tolerancia y se viene abriendo un abismo entre la formación de
persona por creer que el poder bancario se convierte en el todo. Restrepo y
Campo (2002, p.80) afirman:
La formación y el desarrollo humano, está en la relación a la educa-
bilidad y enseñabilidad, en la reflexión “de cómo es la persona
y cómo el conocimiento la transforma” desarrollo que le permite
percibirse como sujeto crítico, gestor de una práctica social y
poseedor de un saber. La escuela está llamada a formar hombres
y mujeres de bien con principio éticos, por consiguiente ¿Q
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clases de personas queremos formar para el mundo de hoy?
Los cambios sociales han generado un repensar de la labor del docente en
la actualidad, los retos a los cuales se ve enfrentado en una sociedad carente
de valores que en ocasiones ha perdido el norte, la angustia por las proble-
máticas sociales que se deslumbran en los escenarios educativos, permite
reflexionar y modificar las diferentes metodologías. Tal como lo menciona
Esteve (2006, p.9, como se citó en Vaillant, 2010) “los profundos procesos de
cambio social registrados en los últimos 30 años y la enorme transformación
de nuestros sistemas educativos han planteado problemas nuevos que no
han sido posible asimilar”. Por consiguiente, un maestro satisfecho con su
labor encuentra mayor satisfacción por su profesión y puede aportar grandes
cosas en beneficio del desarrollo de la sociedad, la identidad por su labor
genera en ellos más compromiso ya que se siente parte de una comunidad y
su trabajo está siendo reconocido.
La formación docente implica un compromiso desde los diferentes sujetos que
intervienen en ella, desarrollar las diferentes competencias para la profesión
genera conciencia por el papel que desempeña el docente, es importante
resaltar diferentes investigaciones que hace alusión al sentido que tiene la
práctica pedagógica para fomentar desde allí las diferentes competencias
para los diferentes derroteros del mundo actual. Según Ospina (2015, p.36):
La empresa de transformar los principios del sistema educativo ha
suscitado debates en torno a la formación docente. Los estudios
señalan la necesidad de apuntar hacia el mejoramiento de la
calidad de la práctica educativa, redimensionando las compleji-
dades y dificultades que atraviesa el ejercicio profesional de los
docentes.
A partir de las buenas prácticas cotidianas de enseñanza que posean los
docentes se aporta a la transformación de expresiones conflictivas en oportu-
nidades de progreso de una ciudadanía con el reconocimiento de la diferencia
donde se propongan canales de cohesión con el alumnado, donde sean ellos
mismos los que aporten para resolver sus propios conflictos dejando de lado
acciones de violencia. Martínez (2012, p.57) afirma:
Por lo tanto los docentes debemos trabajar con los ejes trans-
versales concibiéndolos no como tarea imposible de lograr o
cuestiones que ensombrecen la tarea educativa, sino como oportu-
nidades de desarrollo de las ciencias de la educación, de metodo-
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logías que nos permitirán trabajar más fácilmente con los alumnos
y nos encaminarán al logro de los fines supremos de la educación:
el desarrollo pleno de las potencialidades del ser humano.
En lo referente a la formación docente en Colombia las universidades deben
facilitar las herramientas para formar a sus egresados para la Paz y hacer
hincapié en la creatividad para formular propuestas para la escuela con el fin
de fomentar en la sociedad trabajo en equipo y que sostengan relaciones de
cooperación con sus semejantes, pero también se hace necesario fomentar
una identidad profesional que se apropie desde la propia vocación. Según
Valdez (2017, p.57):
La identidad profesional es considerada como un vínculo o,
con otras palabras, es el concepto que los maestros forjan de
mismos pero en concordancia a su profesión y su trabajo, de
manera que sin el marco de las relaciones sociales no es posible
esa constitución.
En otras palabras, la identidad profesional se construye por medio de la
colectividad de compartir experiencias con los pares académicos, de incen-
tivar propuestas que transformen una ciudadanía con valores de tolerancia y
respeto dentro de una sociedad diversa, por lo consiguiente la formación de
docentes va encaminada al proyecto de país que desde ahora se plantea.
En este sentido Orostegui, Lastre y Gaviria (2015, p.273) “Es entonces que
el ciudadano del siglo XXI está enfrentándose no solamente a retos profe-
sionales sino a retos universales de humanizar al mundo, empezando por
fortalecer como eje central la formación humana de los diferentes programas
acamicos”. El profesor dentro de sus principios éticos es importante que
se caracterice por sus valores ya que él refleja un estilo de vida y es ejemplo
para sus estudiantes, por lo tanto, en el proceso de formación es primordial la
convicción por la profesión ya que en sus manos se encuentra el modelo de
sociedad frente a los desafíos del mundo actual.
CONCLUSIONES
En Colombia superar el conflicto social requiere de intervenciones urgentes
emanadas desde una política pública, pensada en las realidades actuales
que atraviesa el país, es importante dejar de lado las omisiones y actuar con
propuestas en la defensa del derecho a una educación digna y de calidad.
La puerta que abre el camino y a vivir en sana convivencia es sin lugar a duda
la educación, por ello, es primordial que desde los escenarios educativos se
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formulen propuestas que se encuentren a la vanguardia de las necesidades
de los contextos, el reto es grande para los docentes que por convicción y
compromiso asumen esta loable labor.
La situación en la que se encuentra en la actualidad nuestro país es para
realizar un llamado a generar espacios de reconciliación que promuevan la
igualdad social, el pronóstico del futuro es incierto; si la educación contribuye a
fomentar principios éticos, sociales y culturales seguramente tenderemos una
Colombia con muchas expectativas de cambio, trabajando en el desarrollo
sostenible de un Estado.
La educación es la plataforma más importante que tiene la sociedad para
generar cambios, el conflicto social se puede sopesar brindado mejores
oportunidades de progreso, es de vital importancia entablar un diálogo
entre escuela y la política pública, por lo consiguiente el compromiso a una
educación basada en una igualdad y justicia no solo se puede plasmar en lo
abstracto y lo teórico, sino manifestarse a nivel regional.
Por último al realizar un análisis del conflicto social también nos sumergimos
en la Cátedra de la Paz en la normatividad que el Gobierno ha implementado
para crear aulas en Paz, es así que abre la mirada a la situación de nuestra
querida Nación que tiene valiosos recursos pero está golpeada por la intole-
rancia, injusticia, la desigualdad y las instituciones educativas es uno de los
escenarios donde se evidencia una realidad social de los diferentes contextos.
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