Revista I+D en TIC Volúmen 9 Nùmero (1) pp. 55-62 Universidad Simón Bolívar, Barranquilla–Colombia. ISSN:2216-1570
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A continuación listamos algunas de las malas prácticas más
comunes en el proceso de diseño de interfaces:
• Sobre diseñar: Uno de los mayores deseos de un
diseñador es hacer que su trabajo sea extravagante y sobresalga
del resto. Esto puede llevarnos al típico error conocido como
“sobre diseñar”. Hacer un diseño cargado hace que más bien el
usuario sienta rechazo a usarlo, e incluso que se sienta
“intimidado” y piense que es una aplicación muy complicada.
Otra desventaja de hacer un diseño “demasiado único” es que
ciertas convenciones gráficas se pierden, por lo que el usuario
de repente se siente totalmente perdido. En la medida de lo
posible se debe diseñar interfaces que posean un lenguaje
gráfico familiar, no necesariamente que sean copias de otras
aplicaciones, pero sí que tengan una estructura y
funcionamiento similar. Menos es más y el hecho de que el
usuario no tenga que aprender a usar una nueva aplicación desde
cero es fundamental.
• Sub diseñar: Este es todo lo opuesto al punto anterior.
La falta de un estilo gráfico definido y atractivo puede hacer que
el usuario considere la aplicación como de “mala calidad” y que
el objetivo para la cual fue creada probablemente ni siquiera se
alcance. El diseño de la aplicación dictará su perso•nalidad, y
debe ayudar al usuario a utilizarla fácilmente, con indicadores
gráficos atractivos, pero no “sobre diseñados”. Esto es
especialmente importante en aplicaciones con funcionalidades
que requieren un cierto grado de credibilidad de parte de los
creadores.
Diseñar cosas muy pequeñas: Otro error clásico es olvidar el
medio por el cual nos comunicaremos con el usuario: el tacto, y
por consiguiente, el dedo índice (en el mejor de los casos). Se
debe evitar realizar botones, o cualquier otro gráfico que
requiera interacción, que sean demasiado pequeños, o que estén
muy unidos entre sí, porque esto lo que causará es que se
seleccione cosas por error, o que no se seleccione nada del todo.
Sobrecargar el diseño: Suele olvidarse también que el espacio
que tenemos para el diseño es bastante limitado. A veces se trata
de meter mucha información en un espacio muy limitado,
resultando en que la interfaz se sienta muy sobrecargada, con
botones muy pequeños y con poco aire alrededor. En este caso
es mejor seccionar y sintetizar la información, y desplegarla de
manera limpia, poco a poco. El usuario no se sentirá aturdido y
tendrá el poder de seleccionar específicamente qué información
quiere que se le muestre en determinado momento.
Por lo anterior y atendiendo a todo el marco conceptual y
técnico en el proceso de desarrollo de interfaces adaptables y
usables, se listan en esta sección algunas recomendaciones
básicas que servirán de punto de partida para lograr un correcto
diseño de interfaces condensando los aspectos más importantes.
Trabajo Claro y Preciso: es importante que el usuario final
sepa reconocer los elementos que está viendo y saber para qué
se usan, además debe entender cómo la interfaz le ayudará a
interactuar con la aplicación. Aunque la innovación es
fundamental para darle un valor agregado a lo que diseñamos es
importante tener cuidado al salirse de los estándares llevando a
la confusión ya que si el usuario se enfrenta a una interfaz
desordenada muy difícilmente este la utilizará en el futuro. El
objetivo de una interfaz en propiciar la interacción del usuario
con el sistema detrás de la pantalla y es por ello que la claridad
y la precisión de una interfaz es indispensable para marcar la
ruta que el usuario debe seguir en el uso del sistema.
Usuarios bajo Control: la interfaz debe ser un escenario
seguro y confiable, alejado de situaciones imprevistas e
impredecibles. Cuando se planea una interfaz es bueno agregar
ciertos elementos que guíen al usuario en su interacción con el
sistema y que lo alerte de los pasos siguientes o los eventos que
se desencadenan al realizar una acción. El usuario se sentirá
cómodo al saber que puede controlar sus acciones en el sistema
y que puede seguir con seguridad hasta alcanzar su objetivo.
Prioridad a la Interacción Directa: al diseñar una interfaz es
primordial definir cuáles son las acciones primarias que el
usuario debe ejecutar para continuar la interacción con la
interfaz. Una vez definidas esas acciones primarias el diseño de
la interfaz debe enfocar y priorizar esas acciones evitando
generar interrupciones en su flujo creando en el usuario la
sensación de qué es el mismo quien manipula los objetos del
sistema sin intermediaciones. Ese flujo de acciones primarias
debe ser secuencial y una sola acción primaria por pantalla,
dejando en un segundo plano las acciones secundarias que se
deriven de una acción primaria garantizando que el usuario
aprenderá fácilmente el proceso y así evitar confusiones.
Generar Familiaridad en el Usuario: la confianza del
usuario es fundamental para una adecuada experiencia con la
interfaz y por ende con el sistema o aplicación, para ello es
indispensable que los elementos con los que se interactúen se
asemejen lo más posible a los elementos cotidianos con que la
persona está relacionando y que las acciones que esos
elementos generen sean compatibles con los comportamientos
de las cosas en el mundo real o entorno ya que cuando algo se
comporta a la forma en como esperamos genera lazos de
confianza y aumenta la expectativa de experiencia y
usabilidad. Al predecir los comportamientos de los elementos
de la interfaz garantiza la buena utilización de la aplicación y
disminuye la curva de aprendizaje que el usuario debe
alcanzar para la correcta utilización de la interfaz.
Consistencia en los Elementos de la Interfaz: el diseño de
los elementos de la interfaz debe realizarse de manera
consistente, atendiendo a la coherencia entre su diseño y
utilidad. Es necesario cuidar que cada sección de la interfaz
tenga relación con las otras y evitar así tener diferentes diseños
que harán que el usuario se confunda y no identifique un estilo
único en la interfaz que le genere fácil recordación; esto
también debe aplicar para las funcionalidades y
comportamientos de cada elemento, ellos deben ser
homogéneos, con el objetivo de que los usuarios nuevos
identifiquen y aprendan fácilmente el uso de la interfaz. La
consistencia garantiza la uniformidad de la interfaz lo que