sanitaria, quienes a pesar de acudir regularmente a los centros de salud no se realizan
una prueba de PAP, en primer lugar por temor a exponer sus genitales al personal de
salud, en segundo lugar por la falta de un área exclusiva para la toma de muestras
citológicas, y en tercer lugar por la desproporción entre los prestadores de servicios y la
demanda de atención que impiden la atención personalizada, efectiva, inmediata y
oportuna de las mujeres, por lo que deben citarse en fechas posteriores con el riesgo
consiguiente de que no acudan (Agurto, Sandoval, De la Rosa, Guardado, 2006; Brown,
Leon, Muñoz, Fagioni, Amador, Frain et al., 2009; García-Sierra, Martro, Castellá,
Llatljo’s, Tarrats, Bascuñana et al. 2009; Tejada-Tayabas, 2012, Hernández-Ibarra,
Pastor-Durango, 2012; Karjalainen, Anttila, Nieminen, Luostarinen, Virtanen, 2016).
En así, que países como Venezuela, donde existen programas nacionales de pesquisa
de cáncer cervico-vaginal de carácter poblacional, gratuito y permanente (las muestras
las toma exclusivamente el ginecólogo) que incluye acciones de promoción, detección,
diagnóstico y seguimiento de las mujeres con una periodicidad de cribado anual, la
práctica de detección oportuna de lesiones neoplásicas aún no forma parte de la rutina
ginecológica de la mujer, pues caracteriza a muchas de las féminas suramericanas y
venezolanas el sentimiento de afrenta a su intimidad cuando deben exponer sus
genitales a los profesionales de la salud, a tal punto de retrasar al extremo o
simplemente no realizarse la toma de muestra cervico-vaginal, con lo que aumenta el
riesgo de tumoraciones y por ende el fracaso del programa nacional de detección precoz
de cáncer cervico-vaginal (Dareng, Jedy-Agba, Bamisaye, Isa Modibbo, Oyeneyin,
Adewole et al., 2015)
Además en este y otros países de América Latina, la efectividad de la detección precoz
de cáncer cervico-vaginal han sido principalmente evaluada en razón de la cobertura,
costos y calidad de diversas pruebas para la detección del cáncer, también en el
procesamiento de las muestras para la prueba de PAP y en la calidad del procedimiento
de toma de citologías por los profesionales de la salud, sin embargo, son escasos los
estudios sobre la incorporación de la autotoma de muestras en los programas de cribaje
como opción válida para mejorar la adhesión a los programas de cáncer cervico-vaginal
y finalmente reducir su alta prevalencia (Lazcano-Ponce,Buiatti, Nájera-Aguilar, de Ruiz,
Hernández, 1998; Flisser, García-Malo, Canepa, Doncel, Espinosa, Moreno et al. 2002;
Guzmán, García-Malo, Canepa, Doncel, Espinosa, Moreno et al. 2005; Caetano, Vianna,
Thuler, Girianelli, 2006; Giraudo, Discacciati, Bakalar, Basualdo, Dreyer, 2006;
Rodriguez, Lunar, Lara-Martínez, López, Gómez, 2006; Gutiérrez-Delgado, Báez-
Mendoza, González-Pier, Prieto, Witlen, 2008; Aparicio & Morera, 2009), en este sentido
este trabajo se plantea como objetivo determinar la concordancia diagnóstica entre la
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