64 Consuelo Vélez Álvarez, José Armando Vidarte Claros
Cienc. innov. salud. Diciembre 2014; 2 (2):63 – 69. Universidad Simón Bolívar (Col).ISSN: 2344-8636
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/innovacionsalud
Introducción
Se entiende como determinantes sociales a las
condiciones en que las personas nacen, crecen, viven,
trabajan y envejecen; de modo que las desigualdades
que se manifiestan en estas condiciones también crean
desigualdades en salud (1). Por esta razón, hablar de
determinantes sociales de la salud implica asumir una
estrategia para aplicar el conocimiento científico
acumulado a las causas últimas o estructuras de los
problemas de salud, con el fin de establecer estrategias
saludables para todos. Con ello se busca reconocer los
elementos de la estructura social que condicionan la
posición de las personas en la sociedad, y que afectan
de manera directa la distribución de los problemas o
los factores protectores de la salud (2).
El modelo de Dahlgren y Whitehead, adoptado por
Acheson (3), presenta los principales determinantes de
la salud como capas de influencia. En su centro, se
encuentra el individuo y los factores constitucionales
que afectan su salud y que son inmodificables;
mientras que a su alrededor aparecen las capas que se
refieren a determinantes posibles de cambiar, siendo
los primeros los estilos de vida individuales, que,
desde hace décadas, han sido el objeto de la
promoción en salud. Luego se encuentra la capa en
que los individuos son influenciados por su comunidad
y las redes sociales o redes emocionales y familiares,
las cuales pueden sostener la salud de los individuos
o dificultar la adopción de conductas saludables
cuando son ignoradas.
Los determinantes más amplios o profundos, en
cuanto a su influencia, se relacionan con las
condiciones de vida y trabajo, alimentos y acceso a
servicios básicos, además de las condiciones
socioeconómicas, culturales y ambientales,
representadas en la capa más externa. El modelo
descrito intenta representar, además, las interacciones
entre estos determinantes.
Acorde con lo establecido en él, se puede plantear
que los determinantes sociales en salud se clasifican en
determinantes estructurales e intermedios. Los
estructurales son aquellos que generan estratificación
social, e incluyen factores tradicionales como los
ingresos y la educación. En la actualidad, sin embargo,
resulta también importante reconocer el género, la raza
y la sexualidad como estratificadores sociales (4).
En esta perspectiva, la comisión sobre determinantes
sociales en salud plantea que la estratificación por
grupos sociales, educación, ocupación, género y otros
factores, lleva a la aparición de inequidades sociales en
condiciones de vida y de trabajo. Así, los mecanismos
de estratificación socioeconómica, considerados
determinantes estructurales de las inequidades en
salud, configuran las oportunidades para su logro,
según diferencias en vulnerabilidades, exposiciones a
agentes y acceso a servicios básicos. Esto significa que
la influencia de la posición socioeconómica del
individuo sobre su salud no es directa, sino producto
de factores intermediarios: condiciones materiales,
tales como la calidad de vivienda, y circunstancias
psicosociales que incluyen el estrés y
comportamientos como el hábito de fumar o de
alimentarse mal (3).
En este marco, según la perspectiva canadiense, la
influencia de los determinantes sociales de la salud
sobre la discapacidad, se explica por los siguientes
factores: el ingreso y nivel social; las redes de apoyo
social; la educación; el empleo y la condición de
trabajo; los entornos sociales; los entornos físicos; las
prácticas de salud personales y las aptitudes de
adaptación; las características biológicas y genéticas;
los servicios de salud; el género y la cultura (5).
Vale decir que la discapacidad es un concepto
genérico que incluye déficits en funciones y
estructuras, limitaciones en la actividad y restricciones
en la participación, indicando con ello los aspectos
negativos de la interacción entre un individuo (con una
“condición de salud”) y sus factores contextuales
(factores ambientales y personales). La Clasificación
Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad
y de la Salud (CIF), basada en un modelo
biopsicosocial para abordar la salud y la discapacidad,
entiende la discapacidad como “un fenómeno
multidimensional resultado de la interacción entre la
persona y su contexto físico y social”(6). Esta misma
entidad designa el asunto tratado con la expresión
Situación de Discapacidad, pues lo considera un
problema creciente, y sitúa a todas las enfermedades y
los problemas de salud en pie de igualdad
independientemente de su causa.
La CIF proporciona una descripción de situaciones
relacionadas con el funcionamiento humano y sus
variaciones, así como la relación del contexto,
brindando un lenguaje unificado, estandarizado, y un