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I. INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de la Salud (OMS), estimó que a nivel mundial alrededor de 1130
millones de personas tienen hipertensión arterial (HTA), es la segunda causa más importante de
pérdida de años de vida ajustados por discapacidad y mueren cerca de 9 millones con
diagnósticos relacionados con esta enfermedad (1,2). En Colombia, entre 2005 y 2016 la
hipertensión arterial fue la tercera causa de mortalidad; además la responsable de cerca de la
mitad de los casos de ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares y se encuentra entre
los 10 primeros motivo de consulta en la población mayor de 45 y 65 años en la consulta externa
y en el servicio de urgencias (3).
Entre los factores relacionados con la HTA se encuentran la edad, la raza, el sexo, la genética,
el ingreso económico, la educación y la vivienda; los cuales están mediados por elementos de
tipo comportamental como son el consumo de alimentos ricos en sal y grasas, la ingesta
insuficiente de frutas y hortalizas, las bebidas alcohólicas, el sedentarismo y el inadecuado
manejo del estrés. Igualmente, enfermedades como la diabetes, hipercolesterolemia y las de
tipo renal pueden influenciar en la aparición de la hipertensión arterial (2).
La HTA es un problema de salud pública, de tipo multicausal por factores modificables y no
modificables (1, 2). En 1974 Marc Lalond a través del informe “New perspectives on the health
of Canadians” plantea que existen factores personales, sociales, económicos, políticos y
ambientales cuya interacción influencian sobre la salud individual y colectiva, formulando así los
factores de los determinantes de la salud (4); que en concepto de la OMS son las “circunstancias
en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud”
(5). De igual forma Colombia a través de la Ley 1751 de 2015 los definen como “aquellos factores
que determinan la aparición de la enfermedad, tales como los sociales, económicos, culturales,
nutricionales, ambientales, ocupaciones, habitacionales, de educación y de acceso a los
servicios públicos” (6).
En los cuidadores además de presentarse algunos problemas de salud mental y físicos, la HTA
es una de las principales patologías autoreportadas (7-11). La evidencia de varios estudios
confirma que ser cuidador es una responsabilidad culturalmente asumida o delegada a un
familiar cercano, generalmente femenino (hija, madre, esposa, nuera), sin formación para esto,
de bajo nivel educativo, pobres, no reciben remuneración, tienen pareja, el rango de edad está
entre los 45 y 65 años, el acto de cuidar les reduce el tiempo para actividades sociales y física,
viven en el mismo hogar con el dependiente de cuidad y perciben su salud como mala (12-16).
Un cuidador familiar, es definido como la “persona que brinda apoyo en el cuidado de otra
persona que sufre una enfermedad grave, sea congénita, accidental o como consecuencia de
su avanzada edad, que dependa totalmente de un tercero para movilizarse, alimentarse y
realizar sus necesidades fisiológicas; […]” (17,18). Los servicios que incluye el cuidado son: a)
de infraestructura básica: alojamiento, alimentación, limpieza, compras, información, etc.; b) los
directamente relacionados con salud: diagnóstico, compañía, transporte, vigilancia, aplicación
de tratamientos, etcétera; y c) la gestión del consumo de servicios sanitarios: trámites, pagos,
información, compra de medicamentos (19).