77 Lilian Barros Higgins, Leynis Osorio Álvarez, Kelly Navarro García, Milagros de Avila Meza, Rosmeri Acosta Barrios
Cienc. innov. salud. Diciembre 2014; 2 (2):76 – 81. Universidad Simón Bolívar (Col).ISSN: 2344-8636
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/innovacionsalud
Introducción
El crecimiento de la población y el aumento en la
esperanza de vida están conduciendo a un rápido
aumento del número total de adultos de mediana edad
y mayores y por consiguiente al incremento de las
cifras de muertes por enfermedades crónicas no
trasmisibles (1, 2,) de acuerdo con el Informe del
Estado Global en Salud de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) publicado en abril de 2011, las
enfermedades crónicas no transmisibles fueron la
causa de aproximadamente el 63% del total de muertes
ocurridas en el mundo en el año 2008, siendo las
cardiovasculares 29,8% las de mayor incidencia (3).
En Colombia predomina la enfermedad coronaria, en
los hombres predomina la enfermedad cardiaca
isquémica en hombres y en las mujeres las
enfermedades relacionadas con la hipertensión arterial,
como la enfermedad cerebro vascular y la insuficiencia
cardiaca; estas enfermedades constituyen problemas
importantes de salud pública en el país (4,5).
La enfermedad coronaria es la causa individual más
frecuente de muerte en el mundo. Más de 7 millones
de personas mueren cada año como consecuencia de la
cardiopatía isquémica, lo que corresponde a un 12,8%
de todas las muertes (6). La enfermedad coronaria
multivaso es una patología en crecimiento que tiene
importantes repercusiones en cuanto a morbilidad y
mortalidad en países desarrollados y en vía de
desarrollo; para el año 2003, la enfermedad coronaria
causó una de cada cinco muertes en Estados Unidos y
es la principal causa de muertes en hombres y mujeres
en ese país (7).
Los pacientes que sobreviven a un evento isquémico
agudo tienen más riesgo de padecer otro evento a corto
plazo, por lo tanto, deben aplicarse estrictas medidas
de prevención secundaria; así, los procedimientos de
revascularización como cateterismo o cirugía se
aplican en proporción cada vez mayor a pacientes que
han padecido a un evento cardiovascular, en los cuales
la cirugía de revascularización Miocárdica es la más
frecuente de las cirugías cardíacas y uno de los
mayores logros quirúrgicos desde el siglo pasado (3).
Dada la gradual incidencia de las EC y el creciente
acceso a los procedimientos quirúrgicos en Colombia,
se hacen necesaria la realización de estudios
investigativos que muestren la evaluación clínica de
estos pacientes que son sometidos a revascularización
percutánea o quirúrgica. Este tipo de procedimiento
genera en el paciente un impacto en su estado físico,
social y laboral, por el tiempo prolongado que deben
permanecer en decúbito prolongado, disminuyendo su
condición física, que se manifiesta por la presencia de
taquicardia refleja durante la actividad física,
hipotensión ortostática, disminución de la masa
muscular, descalcificación ósea y trastornos de la
movilidad articular, entre otras (8).
La revascularización Miocárdica a pesar de ser una
opción quirúrgica que ofrece prolongar la vida de un
individuo con enfermedad coronaria, acarrea una serie
de complicaciones que de no ser manejadas o
controladas a tiempo alteran el funcionamiento
fisiológico normal de algunos sistemas como el
pulmonar, musculo esquelético, cardiovascular, entre
otros, afectando el desempeño físico, laboral, social y
emocional del individuo (9,10).
El entrenamiento con ejercicio físico aumenta el
consumo de oxígeno máximo (VO2) y la capacidad
física, contribuyendo a mejorar la calidad de vida y el
pronóstico en pacientes con falla cardiaca, logrando
adaptaciones en la estructura y función del músculo
esquelético, el flujo sanguíneo periférico y la función
endotelial; asimismo, incrementa el tono vagal,
disminuye el tono simpático y el riesgo de arritmias
(11).
En este sentido, la rehabilitación cardiaca (RC) se
convierte en la intervención que posibilita mejorar la
condición física del paciente sometido a
revascularización coronaria, permitiendo una
disminución de la frecuencia cardiaca y de las cifras de
presiones sistémicas, sistólica y media durante el
ejercicio y el reposo (12). Por ello, un programa de RC
fase I modificaría de manera positiva la capacidad
funcional de las personas, ayudando al paciente a
reintegrarse rápidamente a sus actividades de la vida
diaria, mejorando la actitud del sujeto frente a su
evento, reduciendo la estancia hospitalaria y los costos
de la entidad prestadora de salud (12, 13).
El objetivo del presente estudio es describir la
efectividad de la rehabilitación cardiaca fase I en un
grupo de pacientes post quirúrgicos de
revascularización Miocárdica.
Materiales y Métodos
Se realizó un estudio cuasi experimental en personas
con enfermedad coronaria de vasos. Se seleccionaron
10 pacientes del total ingresados a la Clínica de la
Costa durante el periodo de septiembre a noviembre
del 2013; los participantes fueron personas de ambos