100 Cenith Cabarcas Rodríguez
Cienc. innov. salud. Diciembre 2014; 2 (2):97 – 104. Universidad Simón Bolívar (Col).ISSN: 2344-8636
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/innovacionsalud
del programa de enfermería, introduciendo patrones de
conocimiento como son: el empírico, el estético, el
ético y el personal, los cuales constituyen en sí el
conocimiento propio de la disciplina. En todos ellos se
visualiza al ser humano como un todo, según la
perspectiva del metaparadigma de enfermería. Al
respecto, Watson afirma que: “Los modelos y teorías
de enfermería se fundamentan en una visión humanista
del cuidado. El cuidado es para la práctica de
enfermería su razón moral, no es un procedimiento o
una acción, el cuidar es un proceso interconectado,
intersubjetivo, de sensaciones compartidas entre la
enfermera y el paciente” (1).
El cuidado humano debe basarse en la reciprocidad
y debe ser único y auténtico. Los enfermeros son
llamados para ayudar al paciente y aumentar su
armonía entre la mente, el cuerpo y el alma, para
generar procesos de conocimiento de sí mismo (15).
Cuidar del otro, según Mayeroff, es ayudar a crecer a
ese otro, ya se trate de una persona, una idea, un ideal,
un trabajo de arte o una comunidad. Y ayudar a otras
personas a crecer, también significa animarlas y
asistirlas para que sean cuidadas por alguna cosa o por
otra persona aparte de nosotros mismos (12).
El cuidado es una forma de expresión, de relación
con el otro ser y con el mundo, es una forma de vivir
plenamente. El cuidar implica comportamientos y
acciones que envuelven conocimientos, valores,
habilidades y actitudes emprendidas para favorecer las
potencialidades de las personas, para mantener o
mejorar la condición humana en el proceso de vivir y
morir. Cuidar implica comprender y ser comprendido,
buscando el crecimiento y desarrollo de la persona, del
ser en el mundo. El cuidado es “como una forma ética
y estética de vivir, que se inicia por el amor a la
naturaleza y pasa por la apreciación de lo bello” (16).
Es decir, la enfermera y el enfermero no solo deben
adquirir conocimiento científico prestado de las otras
ciencias como anatomía, fisiología, psicología y
administración. También deben adquirir un
conocimiento propio de la disciplina de enfermería,
que se deriva del día a día, en su práctica del cuidado
con los demás. Así es como se pueden lograr
transacciones de cuidado con los demás y ejercer
realmente el arte de la enfermería.
De igual forma, la enfermería debe desarrollar una
conceptualización propia, que le permita dar
respuestas al cuidado para un verdadero cambio
paradigmático. Con otras palabras, debe centrarse en el
campo de la investigación, de la teoría y la práctica, de
forma que se consigan verdaderos aportes al desarrollo
de los currículos con sus respectivas
conceptualizaciones.
Ahora bien, la dificultad que ha tenido la enfermería
para afianzar los cambios curriculares de acuerdo con
conceptualizaciones propias, quizás se deba a la
estructura de los sistemas de prestación de servicios,
que son una réplica del modelo médico, donde la
mayoría de acciones de salud se enmarcan en un
enfoque curativo, en programas de acciones verticales
basados en un patología específica (17).
Al reflexionar sobre esto último, se evidencia la
necesidad de que el estudiante y futuro profesional de
enfermería se vea a sí mismo como una persona
cuidadora, que logre comprender su propia esencia de
ser humano y sea capaz de conocer y comprender al
otro como cuidador. Una experiencia así lleva a
expresar de manera auténtica el cuidado tanto a quien
cuida como a quien es cuidado. De igual forma, se
debe reconocer el acervo del propio conocimiento para
la contribución a la calidad de vida de las personas y al
mejoramiento de la salud.
Le enfermería entra así en el campo de la persona
cuidada, con la intención de conocer al otro, de
reconocerlo como persona, y, a través de esta
interacción, permite que ese otro reconozca a quien lo
cuida como persona.
Justamente, desde hace aproximadamente tres años,
en el programa de enfermería de la Universidad Simón
Bolívar (Barranquilla, Colombia), la situación de
enfermería se ha convertido en uno de los elementos
centrales del micro currículo para lograr la enseñanza
y el reconocimiento del cuidado en nuestros
estudiantes, generando así una presencia auténtica y
una respuesta efectiva en el cuidado.
Y, en este orden de ideas, un punto para destacar
desde los procesos educativos es la interrelación entre
teoría, práctica e investigación. Estas tres cuestiones,
al integrarse, dan a la enfermería rumbos claros que se
reflejan en la práctica. En otras palabras, la
interrelación de estos tres elementos fortalece el
conocimiento propio fundamentado en el cuidado,
pero también fortalece el conocimiento enfermero,
puesto que la enfermería es una disciplina y cuenta con
un cúmulo de conocimientos que ha permitido su
desarrollo.