ISSN: 2344-8636
1 (2): 108 113
Diciembre 2013
Perfil Psicomotor en Niños Escolares: Diferencias de
Género
Psychomotor Profile in School Children: Gender
Differences
Recibido 1 Jun. 2013/Enviado para Modificación 30 Sep. 2013/Aceptado 18 Oct. 2013
Luz Mery Noguera Machacón
1
Universidad Simón Bolívar
Floralinda García Puello
2
Universidad Simón Bolívar
RESUMEN
Introducción: El período de vida comprendido entre los 4 y los 8 años de edad resulta de gran importancia para el desarrollo de las
condiciones y habilidades motrices de los niños, que son necesarias para la realización efectiva de actividades en el resto de la vida
adulta. Objetivo: Describir el estado del perfil psicomotor según el género en la población escolar comprendida entre los 4 y 8 años de
edad. Materiales y Método: Estudio de tipo descriptivo transversal en 389 niños y niñas, que se desempeñan como estudiantes en 8
instituciones educativas públicas de la ciudad de Barranquilla y del municipio de Puerto Colombia. Para determinar el perfil
psicomotor de los niños, se utilizó la batería de Vítor Da Fonseca, y luego se realizó un análisis bivariado entre las medias del perfil
motriz y su comportamiento según el género. Resultados: En cada una de las unidades motrices valoradas, se encontraron diferencias
significativas entre niños y niñas. El equilibrio (44,9%) y la praxia fina (44,9%) obtuvieron mejores puntajes en las niñas; pero, en
cuanto a la estructuración espacio-temporal, las niñas fueron categorizadas en su mayoría como deficitarias y dispráxicas.
Conclusión: En cada una de las unidades motrices valoradas, se encontraron diferencias significativas entre niños y niñas; por lo
tanto, los programas de intervención para la estimulación motriz deben ser individualizados de acuerdo con las necesidades
particulares de la población.
Palabras Clave: Desempeño Psicomotor, Salud Escolar, Habilidades Motoras, Género. (Fuente: DeCS).
ABSTRACT
Introduction: The period children’s lives from ages 4 to 8 years old is very important for their motor conditions and skills, which are
necessary for physical performance during the rest of their adult lives. Objective: To describe the psycho-motor profile according to
the gender of the school population of children ages 4 to 8 years old. Materials and Methods: A transversal and descriptive study
using a sample of 389 children, who are students from different public schools from Barranquilla and Puerto Colombian town. The
Vitor Da Fonseca Psycho motor battery was used to determine the psycho-motor profile in children and later a bivariated analysis
between children’s psycho-motor profile and their behavior by gender. Results: In each evaluated unit, significant differences
between boys and girls were found. The balance (44,9%) and the fine (44,9%) practice showed better results in girls. Based on the
temporal-spatial structure, the girls were classified mostly as loss/making and showed dyspraxia. Conclusion: In each of the psycho-
motor units assessed, significant differences were found between boys and girls, so the intervention programs for psycho-motor
stimulation must be individualized according to the specific needs of the population.
Keywords: Psychomotor Performance, School Health, Motor Skills, Gender (Source: MeSH, NLM).
1 Fisioterapeuta. Magister en Educación. Universidad Simón Bolívar, Barranquilla. Correo electrónico: lnoguera1@unisimonbolivar.edu.
2 Fisioterapeuta. Estudios en medicina tradicional china. Especialista en fisioterapia en ortopedia. Maestrante en Salud Pública. Correo electrónico:
fgarcia@unisimonbolivar.edu.co
109 Luz Mery Noguera Machacón & Floralinda García Puello
Cienc. innov. salud. Diciembre 2013; 1 (2):108 113. Universidad Simón Bolívar (Col). ISSN: 2344-8636
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Introducción
El desarrollo psicomotor es un proceso evolutivo,
multidimensional e integral, gracias al cual, el
individuo logra dominar progresivamente habilidades
y respuestas cada vez más complejas, cuyo objetivo
final es la adquisición de independencia,
fortalecimiento de la personalidad y la capacidad de
interactuar con el mundo y transformarlo. Este proceso
comienza desde la vida intrauterina y se fortalece en la
etapa de la edad escolar, cuando se forjan de igual
forma el carácter y la conducta del niño (1).
En esta etapa, el juego constituye un recurso
fundamental para estimular el desarrollo de la
motricidad y, por ende, el fortalecimiento de las
capacidades cognitivas, sociales y lingüísticas de los
niños. Para algunos autores, la adquisición de nuevas
habilidades motrices en la edad escolar constituye la
“Edad de oro del Aprendizaje Motor”, debido a la
facilidad que tienen los niños durante esta etapa para el
aprendizaje de diferentes habilidades motrices (2).
El desarrollo motor humano atraviesa por fases en
las que la característica principal es el tipo de
movimiento coordinado manifestado a través de
movimientos reflejos, rudimentarios, fundamentales,
específicos y especializados. La primera fase es de
carácter preferentemente cualitativo y comprende la
organización psicomotora y la estructuración de la
imagen corporal. Está compuesta por una serie de
estadios en los que el cuerpo atraviesa sucesivas
transformaciones (cuerpo impulsivo, vivido, percibido
y representado). La segunda fase se corresponde con
las transformaciones musculares y las mejoras en el
rendimiento motor, que se traduce en los denominados
factores de ejecución (3).
Son múltiples las razones que motivan a estudiar el
desarrollo motor y sus fases. De un lado, existe la
inquietud por determinar la correspondencia entre la
edad cronológica de los niños y las competencias
motrices que poseen; además de las diferentes
características que influyen en la eficacia o no del
conjunto de movimientos; y, por otro, como en nuestro
caso en particular, aparece la necesidad de identificar
las diferencias motrices en los niños según el género.
Esto último amplía el abanico de posibilidades de
intervención en la educación y en la estimulación del
desarrollo psicomotor de los niños con base en sus
reales necesidades e intereses. De igual forma, un
adecuado estímulo de la psicomotricidad permitirá el
desarrollo apropiado de las posibilidades intelectivas
del niño que requieren la intervención del movimiento
(4).
Para todo esto, resulta fundamental aprovechar la
gran riqueza de conductas motrices que poseen los
niños en la edad escolar, etapa en que, a través del
juego, ponen en marcha toda su capacidad motriz para
afrontar sus propios problemas y, al mismo tiempo,
van conformando su personalidad y modos de
conducta (5).
La batería de Vítor Da Fonseca constituye un
referente apropiado para el tema de la presente
investigación, ya que permite establecer de forma
cuantitativa las conductas atípicas presentes en el
desarrollo motriz de la población infantil y, de este
modo, ayuda a establecer las diferentes problemáticas
en el movimiento y el aprendizaje. Los resultados de
su aplicación evidencian, en efecto, las deficiencias
puntuales en la adquisición de habilidades motrices
tanto de los niños como de las niñas.
Materiales y Métodos
Se realizó un estudio de tipo descriptivo transversal
en 389 niños y niñas de 4 a 8 años de edad, que
cursaban estudios en siete instituciones educativas
públicas de la ciudad de Barranquilla y en una del
municipio de Puerto Colombia, Atlántico. La media de
edad fue de 5.5 años. Además, el 60.2% de la
población estuvo constituido por niñas, en tanto que el
32.9% cursaba el grado de Transición.
Como se ha reiterado, en esta investigación se utilizó
la Batería Psicomotora (BPM) de Vítor Da Fonseca
(6). Esta se ha utilizado ampliamente como un sistema
de observación de los diversos componentes del
sistema motor; los datos obtenidos a través de ella
reflejan el grado de organización neurológica del niño,
lo que posibilita identificar alteraciones de forma
eficaz. En concreto, un estudio realizado en la ciudad
de Manizales, Colombia, donde se evaluaron 846
niños, da cuenta de la fiabilidad de la aplicación de
esta batería para identificar trastornos en la motricidad
de niños en edad escolar (7). Asimismo, cabe resaltar
que al realizar el análisis de consistencia interna de la
batería, el Alfa de Cronbach arrojó un resultado de
0,51; que es un valor aceptable de confiablidad
estadística.
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Este instrumento consiste en una serie de pruebas
que evalúan 7 áreas o subfactores de la
psicomotricidad y permiten describir el perfil
psicomotor del niño. Cada subfactor asigna una
puntuación de 1 a 4 puntos, donde 1 punto, apraxia,
corresponde a la ausencia de respuesta, o a una
realización imperfecta, incompleta, inadecuada y
descoordinada; 2 puntos, dispraxia, sugiere una
realización débil con dificultades de control y señales
desviadas; 3 puntos, eupraxia, indican que la
realización de la actividad es completa, adecuada y
controlada; y 4, hiperpraxia, que la realización es
perfecta, precisa, económica y con facilidad de
control. El perfil psicomotor se obtiene mediante la
sumatoria de los promedios de los siete factores o
capacidades motrices.
Con la aplicación de este instrumento se caracterizan
así las potencialidades y dificultades de los niños, y se
pueden identificar e intervenir problemas de
aprendizaje psicomotor.
Por otra parte, el período de evaluación fue de 30-40
minutos (evaluador capacitado) y los materiales
utilizados fueron de bajo costo y sin ningún tipo de
sofisticación. Se utilizó el programa estadístico SPSS
versión 18, con el cual se establecieron los análisis
univariados y bivariados estimados entre las medias
del perfil motriz, así como su comportamiento según el
género de los participantes.
Resultados
La población de estudio estuvo compuesta por 389
niños y niñas de 4 a 8 años de edad, de los cuales el
60,2% era de sexo femenino, y el 39,8% de sexo
masculino. La edad promedio fue de 5,5 ± 1,2 años. El
32,9% cursaba el grado de Transición, un 23,9%, el de
Jardín, y otro 23,9%. El resto de la población se
distribuyó entre los grados segundo y tercero (ver
Tabla 1).
Tabla 1. Características sociodemográficas de la
población
VARIABLES
FRECUENCIA (%)
SEXO
Femenino
234 (60,2)
Masculino
155 (39,8)
CURSO
Jardín
93 (23,9)
Primero
93 (23,9)
Segundo
63 (16,2)
Tercero
12 (3,1)
Transición
128 (32,9)
VARIABLES
FRECUENCIA (%)
MEDIA DE EDAD (DE)
5,5 (1,2)
RANGO DE EDAD
4-8 años
En relación con el análisis de los factores
psicomotrices según el género, se observaron
diferencias significativas. Un aspecto relevante fue el
hecho de que ninguna niña fue categorizada como
deficitaria o dispráxica (ver Tabla 2).
Tabla 2. Factores psicomotrices según género
VARIABLES
GENERO
MASCULINO
n (%)
GENERO
FEMENINO
n (%
Apraxia
10 (6,5%)
5 (2,1%)
Dispraxia
63 (40,6%)
75(32,1%)
Eupraxia
62 (40,0%)
105 (44,9%)
Hiperpraxia
20 (12,9%)
49 (20,9%)
Apraxia
8 (5,2%)
16 (6,8%)
Dispraxia
53 (34,2%)
77 (32,9%)
Eupraxia
87 (56,1%)
111 (47,4%)
Hiperpraxia
7(4,5%)
30 (12,8%)
Apraxia
0
0
Dispraxia
11(7,1%)
24 (10,3%)
Eupraxia
71(45,8%)
109 (46,6%)
Hiperpraxia
73(47,1%)
101 (43,2%)
Apraxia
3 (1,9%)
1 (0,4%)
Dispraxia
45 (29,0% )
34 (14,5%)
Eupraxia
91 (58,7% )
152 (65,0%)
Hiperpraxia
16 (10,3% )
47 (20,1%)
Apraxia
20 (12,9%)
15 (6,4%)
Dispraxia
73 (47,1%)
99 (42,3%)
Eupraxia
52 (33,5%)
105 (44,9%)
Hiperpraxia
10 (6,5%)
15 (6,4%)
Apraxia
1 (0,6%)
5 (2,1%)
Dispraxia
64 (41,3%)
111 (47,4%)
Eupraxia
85 (54,8%)
108 (46,2%)
Hiperpraxia
5 (3,2%)
10 (4,3%)
Apraxia
2 (1,3%)
0
Dispraxia
37 (23,9%)
26 (11,1%)
Eupraxia
116 (74,8%)
188 (80,3%)
Hiperpraxia
0
20 (8,5%)
TOTAL
155 (100,0%)
234
(100,0%)
En general, los resultados arrojados por nuestro
estudio evidencian que en cada una de las unidades
motrices valoradas existen diferencias significativas
entre niños y niñas. En relación con los niños, se
observa que en el subfactor equilibrio, el mayor
porcentaje de estos (40,6%) obtuvo una calificación de
dispraxia, es decir, que en su caso la realización de la
prueba fue débil, presentando dificultades de control y
señales desviadas. Con respecto a la estructuración
espacio-temporal, el 56,1% obtuvo una calificación de
3, es decir, alcanzando el nivel de la eupraxia, lo cual
sugiere que la realización de la actividad fue completa,
adecuada y controlada. De modo similar, los
subfacores de noción del cuerpo, praxia global y
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tonicidad presentaron una calificación de 3 en la
mayoría de los casos. En cuanto a la lateralidad, el
mayor porcentaje de los niños (47,1%) obtuvo una
calificación de 4, es decir, de hiperpraxia. Ello indica
que, en este aspecto, la realización de la prueba por
parte del niño fue perfecta, precisa, económica y con
facilidad de control. Por último, se observa que la
mayor parte de los niños (47,1%) obtuvo una
calificación de 2 en el subfactor praxia fina, lo que se
traduce en dispraxia, es decir, en una realización de la
actividad débil, con dificultades de control y señales
desviadas.
En cuanto a los resultados de las niñas, se observa
que en los subfactores de equilibrio, estructuración
espacio-temporal, lateralidad, noción del cuerpo,
praxia fina y tonicidad, la calificación de la prueba
arrojó una nota de 3, alcanzando el nivel de eupraxia,
lo cual significa que la realización de la actividad fue
completa, adecuada y controlada. En el caso del
subfactor de praxia global, la calificación obtenida por
la mayoría de las niñas (47,4%) fue de 2. Esto sugiere
la presencia de dispraxia, de modo que la realización
de la actividad se observó débil, con dificultades de
control y señales desviadas.
En síntesis, en los resultados arrojados por la prueba,
se observó que el equilibrio y la praxia fina obtuvieron
mejores puntajes en las niñas; y en la estructuración
espacio-temporal, las niñas fueron categorizadas,
según el puntaje, como apráxicas en mayor porcentaje
que los niños. Lo contrario ocurrió en los resultados de
los niños, en cuanto a los factores de tonicidad y
noción del cuerpo, donde un mayor número de estos
obtuvo calificaciones de apraxia.
Ahora bien, en praxia global, una mayor cantidad de
niñas obtuvo un puntaje apráxico y dispráxico; y en
lateralidad, niños y niñas obtuvieron en su mayoría
notas normales y muy buenas. Ninguno de los géneros
presentó notas apráxicas; sin embargo, en la categoría
de deficitario o dispráxico, se evidenció un mayor
porcentaje en las niñas.
Discusión
Un estudio realizado en España coincide con los
resultados arrojados en esta investigación con respecto
al subfactor equilibrio. Aunque en tal caso, se utilizó
un instrumento de valoración diferente (Movement
ABC), se hallaron diferencias significativas en el
equilibrio dinámico, que mostraban mejores
calificaciones en las niñas que en los niños (8).
Otro subfactor en el que las niñas superaron a los
niños de manera general fue la praxia fina. Esta
cualidad biomotriz implica la capacidad del niño para
agarrar y manipular objetos con cierta precisión (7).
Una de las razones que explicarían un mejor
rendimiento en este aspecto en las niñas, es el tipo de
juegos que se escogen y se les asignan. En general, los
niños son más activos y les gusta explorar y manipular
objetos más que a las niñas; pero las niñas son más
sensibles a las condiciones del medio ambiente, de tal
forma que realizan juegos menos activos y dedican
menor tiempo a estas prácticas en comparación con los
niños. De igual forma, los padres son más permisivos
con los hijos varones, lo que se traduce en brindarles
mayores oportunidades de momentos activos en su
quehacer diario (9).
Desde la edad preescolar, los niños y niñas tienden a
realizar diversos tipos de actividades lúdicas y a
utilizar variados tipos de juguetes, mostrando
diferentes intereses. Los niños se interesan más por
juguetes de construcción, de transporte, objetos que
pueden manipularse y, en general, de juegos al aire
libre, utilizando más espacio físico y practicando
juegos más bruscos y de mayor agresividad física que
las niñas. Por el contrario, las niñas prefieren jugar a
las muñecas, a los disfraces, a representar y simular los
trabajos domésticos, jugar a las casitas, leer o dibujar;
actividades que potencian la motricidad fina (10).
No obstante lo anterior, los resultados varían en
diversas investigaciones. Un estudio realizado en
Brasil evidenció diferencias estadísticamente
significativas para la motricidad fina y gruesa entre
niños y niñas, mostrando mejores calificaciones en los
niños para ambas cualidades (11). Por el contrario, un
estudio realizado en Barranquilla, evidenció que los
niños muestran un menor desempeño en comparación
con las niñas para la realización de actividades de
motricidad fina y menor capacidad para integrar la
coordinación muscular y las habilidades perceptivas en
actividades concretas (12),.
Por otro lado, los resultados de esta investigación
muestran que los niños tienen mayor control en la
estructuración espacio-temporal que las niñas. En este
sentido, se pone de manifiesto que ciertas habilidades
motrices se desarrollan de forma variable según el
género, no porque existan diferencias en cuanto a
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posibilidades motrices, pues los aspectos locomotivos
y manipulativos son los mismos, sino porque las
condiciones medioambientales y culturales pueden
restringir la maduración adecuada de ciertas
cualidades psicomotrices. Por esto, las niñas adquieren
menor capacidad espacial y más habilidades artísticas;
mientras que los niños se desarrollan más en el
deporte, dominan el espacio y desarrollan la fuerza.
Estudios científicos confirman que el género
condiciona la movilidad espacial en el desarrollo
psicocomotríz de los niños. Los niños, en efecto,
utilizan el doble del espacio disponible en un
determinado contexto que las niñas. También debe
tenerse en cuenta que el espacio es un elemento de
socialización, y que los estereotipos sexuales de las
diferentes culturas limitan y condicionan
considerablemente la movilidad espacial de las niñas
(13). Asimismo, algunos autores enfatizan en la
“significación diferencial en los estereotipos de
conducta por género”, lo cual alude a las diferencias
evidentes que existen entre los comportamientos y
actitudes de niños y niñas, que se expresan
inevitablemente a través de determinados patrones de
movimiento.
Tomando como referencia la estructuración espacio-
temporal, la coordinación visomotora y el esquema
corporal, otros estudios plantean que las diferencias
motrices entre niños y niñas pueden ser
verdaderamente significativas si se analizan en función
de la inteligencia o desarrollo de la capacidad
cognitiva (14).
Los resultados en el subfactor de tonicidad,
entendido como el grado de tensión necesario para
realizar cualquier movimiento según nuevas
situaciones, y desarrollar un equilibrio tónico
necesario para experimentar sensaciones en diferentes
posiciones y actitudes tanto estáticas como dinámicas
(5), muestran menores puntajes en los niños que en las
niñas. Estos resultados, así como los encontrados en
otros estudios, evidencian la necesidad de ampliar el
enfoque de investigación en el campo de la motricidad
infantil; sobre todo, para avanzar en la identificación
de los factores que influyen en la estimulación o
inhibición de la misma, donde el ambiente desempeña
un papel importante. Entre estos factores, el sistema
educacional puede ser considerado como el medio más
apropiado para desarrollar la capacidad creativa y, por
consiguiente, la motricidad del niño, dada la gran
cobertura que posee y la cantidad de tiempo que los
niños le dedican (15).
De acuerdo con los resultados de esta investigación,
queda clara la importancia que tiene la estimulación de
todas las capacidades físicas, afectivas, intelectuales y
sociales del niño; de tal forma que los programas de
intervención educativos con base en actividades que
desarrollen la motricidad contribuirán ampliamente a
ello (16). En este mismo sentido, se puede afirmar que
la adquisición de las cualidades motrices en los niños
está íntimamente relacionada con el pleno desarrollo
de la percepción de su cuerpo y su relación con el
espacio y el tiempo. Estas habilidades son
componentes esenciales del aprendizaje motor del niño
y se reflejan tanto en las actividades escolares como en
las cotidianas (17).
Por último, se debe reconocer que el desarrollo es un
proceso continuo, a través del cual el niño adquiere
habilidades cada vez más complejas, que le permiten
inte¬ractuar con sus semejantes y responder de
diversas formas a situaciones de su medio ambiente
(18). Los niños de 4 a 8 años se encuentran en la fase
de adquisición y fortalecimiento de movimientos
fundamentales. En esta fase, el niño está activamente
involucrado en la exploración y experimentación de la
capacidad de movimiento de su cuerpo. Así que este
tiempo es el apropiado para descubrir la forma de
ejecutar una variedad de movimientos locomotores,
manipulativos y de equilibrio. Los niños que no
desarrollan patrones de movimientos maduros durante
este período, pueden presentar, por ejemplo,
dificultades en la realización de habilidades deportivas
más complejas (19).
Durante la etapa escolar, los niños y niñas asimilan
aspectos relacionados con su forma de entenderse y
entender el mundo; entre estas se encuentran las
formas de concebir los contactos corporales según
diferentes culturas y géneros. De la misma manera,
durante este tiempo, se refuerzan las capacidades
sicas en ambos sexos, como la fuerza, la potencia y
la resistencia, principalmente en el hombre; y la
adquisición de destrezas como el ritmo, la
coordinación, el equilibrio, o actividades como la
danza y la expresión corporal, preferentemente en las
mujeres (20).
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