Fortalecimiento del Vínculo Padres-Hijo a Través del Proceso de Cuidado de Kristen Swanson 122
Cienc. innov. salud. Diciembre 2013; 1 (2):120 – 125. Universidad Simón Bolívar (Col). ISSN: 2344-8636
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hospitalización en la mayoría de los casos (7). A esto
se suma el hecho de que las madres de estos niños
experimentan altos niveles de estrés y emociones
negativas, tales como ansiedad, depresión, culpa y
desesperanza, y dado que las circunstancias a las que
están sometidas son intensas, esta ansiedad y
preocupación terminan prolongándose en el tiempo
(8).
Es de tener en cuenta, igualmente, que si se evalúan
las condiciones de inmadurez y de bajo peso, que por
lo general acompañan a la mayoría de los niños que
requieren los servicios de la UCIN, lo más probable es
que la hospitalización genere una separación forzosa y
prolongada de sus padres, los cuales sufren con
frecuencia sentimientos de culpa y depresión, dada las
implicaciones sociales que supone el rol de padre; ya
que, aun cuando deseen permanecer al lado de sus
parejas y de sus hijos, deben regresar a sus
compromisos laborales, interrumpiéndose así la
formación del vínculo padres-hijo, y creándose
distanciamientos que dificultan el comienzo de una
relación de apego con el hijo (9).
Por todo lo planteado, en las últimas décadas, las
tendencias en cuidado de Enfermería se han empeñado
en transformar el modelo tradicional de asistencia
centrado en el neonato enfermo, por un nuevo modelo,
que permite la participación de la familia en la
atención integral, a partir de nuevas filosofías,
conceptos y teorías de cuidado (10).
Sin embargo, a pesar de los avances en la
investigación y de la relevancia que han alcanzado los
derechos del niño, la situación del neonato no ha
cambiado en nuestro contexto (11). Efectivamente, en
la mayoría de las instituciones de salud, la visita de los
padres a los recién nacidos hospitalizados en UCIN
aún se restringe y se controla mediante normas rígidas.
Las barreras y los desafíos del medio físico
(monitores, incubadoras, lámparas, respiradores), las
reglas informales y formales (horarios de visita, forma
de vestirse al ingresar a la unidad, lavado de manos,
utilización de ropa especial) que se deben realizar para
visitar al neonato son características ambientales que
moldean la manera en que los padres se desempeñan,
y limitan, de esta manera, su participación en el
cuidado del neonato (12, 13). Aunque los padres no
compartan tales políticas, entienden que estas normas
institucionales van encaminadas a la protección de sus
hijos y, por lo tanto, se ajustan a ellas (14, 15),
ubicando en el personal de Enfermería el punto de
referencia para el apoyo afectivo, y convirtiéndolos en
un enlace clave entre ellos y su hijo por ser el personal
que permanece mayor tiempo y establece mayor
contacto con los pacientes. Pero no sobra decir que el
equipo de Enfermería percibe todo esto como una
responsabilidad adicional, poco deseada (16).
Urge, entonces, que el profesional de Enfermería se
concientice respecto a la importancia que tiene el
fomento del cuidado básico y el afecto de los padres a
sus hijos: que abogue por la flexibilización de las
normas institucionales existentes, y propicie así un
ambiente de calidez y confianza, a fin de que los
padres expresen sus sentimientos, manifiesten
libremente sus preocupaciones, hagan preguntas,
exploren opciones, y conozcan sus necesidades y sus
preferencias al momento de contactar con sus hijos
hospitalizados (17). Todo ello, fundamentando la
práctica diaria en el conocimiento disciplinar, dando
lugar a propuestas y políticas desde la Enfermería, que
permitan la articulación de la teoría y la práctica en
pro del fortalecimiento del vínculo padres-hijo al
interior de nuestras unidades de cuidado crítico (18).
De igual forma, cabe resaltar que a pesar de las
tendencias innovadoras en el cuidado humanizado de
Enfermería (19, 20), presentes en nuestra práctica
diaria, aún nos limitamos a manejar el estado
patológico (21), según guías y protocolos planteados
desde lo eminentemente biológico, minimizando
riesgos para prevenir complicaciones. Además, es
cuestionable la gestión de procesos administrativos,
que, de manera absurda, desvirtúan la acción propia
del cuidado, segmentando la integralidad
biopsicosocial y espiritual del ser humano, al brindar
un cuidado fraccionado de Enfermería.
Por tal razón, la Enfermería debe propender por el
fortalecimiento del vínculo padres-hijo y por mejorar
su práctica, basándose en el conocimiento de la
disciplina, con el fin de establecer un cuidado que
favorezca la participación de los padres como
miembros del equipo multidisciplinario (22, 23),
aclarando sus dudas, reconociendo y potenciando sus
capacidades para el cuidado del niño, y brindándoles
atención y educación personalizada (24, 25).
La necesidad de cambiar el paradigma de cuidado
fraccionado por el de cuidado integral, obliga a
entender el significado del cuidado como fenómeno de
interés para la Enfermería. Precisamente, en su teoría
del cuidado, Kristen Swanson define este concepto