ISSN: 2344-8636
2 (1): 4 10
Enero - Junio 2014
Caracterización de Personas que Conviven con VIH en la Ciudad
de Cartagena (Bol. Col)
Characterization of People Who Live with HIV in Cartagena
Recibido: 10 de Oct. 2013/Enviado para modificación: 30 de Nov. 2013/Aceptado: 14 de En. 2014
Irma Yolanda Castillo Ávila
1
Universidad de Cartagena
RESUMEN
Introducción: El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) constituye uno de los desafíos para la salud pública, por ser una
patología de incremento constante. Objetivo: Describir las principales características de las personas que conviven con el VIH en la
ciudad de Cartagena. Materiales y Métodos: Se realizó un estudio descriptivo, durante tres meses. La población objeto de estudio fue
conformada por 763 personas con el diagnostico. Se estimó un tamaño de muestra de 219 personas, que fueron incluidas mediante un
muestreo no probabilístico. Como instrumento de recolección de información, previo consentimiento informado, se utilizó una
encuesta con tres apartados: Apartado 1: Características demográficas, Apartado 2: características socio-familiares, y Apartado 3:
características socio-sanitarias. Para el análisis de los datos, se aplicó la estadística descriptiva; se calcularon medias, medianas y
desviaciones estándar. Resultados: Un total de 201 personas diligenciaron el cuestionario satisfactoriamente. El 62% (124) de estas
fueron de sexo masculino, y la media de edad, de 38 años (DE: 11); un 59,7% (120) procede del área rural; 49% (98) cuenta con
bachillerato completo o incompleto. Además, el 66% (132) convive con 3 a 6 personas, 45% (91) tiene parejas estables, 84%(169)
son de estratos 1 y 2; en tanto que el 85,6% (172) manifestó no tener vinculo laboral con una empresa. Por último, el 41% (82) está
afiliado al régimen subsidiado y el 99,5% (200) reportó la vía sexual como posible modo de transmisión. Conclusión: La infección se
presenta con mayor frecuencia en hombres de estratos bajos, quienes manifiestan como modo de transmisión la vía sexual. Esto
supone retos para los programas de salud sexual y reproductiva
Palabras Clave: Características de la población, infecciones por VIH, empleo, vivienda, seguridad social (Fuente: DeCS).
ABSTRACT
Introduction: The Virus of Human Immunodeficiency (HIV) constitutes one of the challenges for public health, for being pathology
of constant increase. Objective: To describe the main characteristics of people who live with HIV in Cartagena. Materials and
Methods: A descriptive study with 763 people with HIV diagnosis over a three months period was conducted. 219 people were
sampled as non-probability sample. A three sections consentual was applied as a tool for collecting the relevant information: section
1: demographic characteristics, section 2: social-family features, and paragraph 3: socio-sanitary characteristics. For data analysis,
descriptive statistics were applied; means, medians and standard deviations were calculated Results: 201 people answered the
questionnaire satisfactorily. The 62% (124) of these were male, with an average age of 38 years (from: 11); a 59.7% (120) comes from
rural area; 49% (98) have completed or incomplete secondary education. In addition, 66% (132) coexists with 3 to 6 people, 45% (91)
has stable couples, 84% (169) are from strata 1 and 2; as to the 85.6% (172) reported not having labor ties with a company. Finally,
41% (82) is affiliated to the subsidized regime and 99.5% (200) reported the sexually as a possible mode of transmission. Conclusion:
Infection occurs in men of lower strata who were more frequently infected by sexual transmission.
Keywords: Population Characteristics, HIV Infections, Employment, Housing, Social Security (Source: MeSH, NLM).
Para citar este artículo: Castillo AI. Caracterización de personas que conviven con VIH en la ciudad de Cartagena. Cienc. innov.
salud. 2014; 2 (1):4-10.
1 Enfermera. Especialista en Gerencia en Salud. Magister en Salud Pública. Universidad de Cartagena. Correo electrónico:
icastilloa@unicartagena.edu.co
5 Castillo Ávila, Irma Yolanda
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Introducción
El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)
constituye uno de los desafíos más importantes en
enfermedades infecciosas para la salud pública, por ser
una patología de incremento constante (1). A finales
de 2010, aproximadamente 34 millones de personas
vivían con el VIH en todo el mundo. Se estimaba que
30 millones de estas eran adultas, y 3.4 millones,
menores de 15 años. África, una región que representa
solo el 12% de la población mundial, sigue siendo la
más afectada por este virus, pues, alrededor del 68%
de todas las personas que vivían con el VIH residían
en este país (1, 2).
En América Latina, se calcula que hay tres millones
de afectados. Y desde 1996, las estadísticas presentan
un descenso constante en cuanto a las nuevas
infecciones por el virus; estabilizándose en los
primeros años del nuevo milenio en 100.000 casos por
año (2, 3). Según el informe mundial de avances de
lucha contra el VIH, desde 1985 al 31 de diciembre de
2011, se han reportado en Colombia un total de 75.620
casos de infección por VIH (2), y cada año se
diagnostican 4200 casos nuevos (3, 4). Más
específicamente, en el departamento de Bolívar, la tasa
de mortalidad asociada a esta enfermedad muestra una
tendencia hacia el aumento. Así, en 2009, dicho
departamento registró una prevalencia de 6.4 casos por
cada 100 mil habitantes, 1.5 más que en 2001 (4, 5).
En la capital del departamento, Cartagena, se
diagnosticaron 267 casos en el año 2010, de los cuales
el 22,5% había desarrollado el SIDA, y 12,4%
terminaron con el deceso del paciente (4-7).
El rápido avance de la epidemia en Latinoamericana
pone de manifiesto la necesidad de realizar acciones
urgentes y eficaces. En la actualidad, la enfermedad es
considerada una prioridad de salud pública y las
actividades preventivas se han incluido en las metas de
la OMS para el año 2015 (8). Pero, para lograr esto, se
requieren cambios estructurales en los sistemas de
seguridad social, que permitan mejores mecanismos de
prevención y un mejor y mayor impacto de los
programas (4-6).
De acuerdo con la situación anterior, en Colombia se
han implementado medidas para aumentar la afiliación
de los pacientes afectados al Sistema General de
Seguridad Social en Salud, a fin de lograr una mejor
cobertura, atención sanitaria y provisión de terapia a
todos los pacientes identificados que la requieran. No
obstante, en la actualidad, del total de personas que
requieren medicamentos, solo el 71% lo recibe y aun
persisten dificultades para el acceso al diagnóstico, la
identificación oportuna de los casos, y el inicio
temprano de la terapia. Todo ello limita la reducción
de los costos que genera la incapacidad y muerte por
las complicaciones derivadas de la enfermedad (4, 5,
9).
Para el año 2012, la población más afectada por la
enfermedad en Colombia, se ubicaba en el rango de
los 20 a 39 años (52.7%), observándose un aumento
paulatino del número de casos reportados en los
últimos años. Es interesante al respecto que el aumento
de los casos fue más marcado entre los mayores de 60
años. Asimismo, la prevalencia de casos en mujeres
gestantes es menor al 1%, mientras que en los hombres
que tienen relaciones sexuales con otros hombres es
del 5% (8-10).
La forma más común de trasmisión de la
enfermedad sigue siendo la sexual, mostrando una
tendencia de avance rápido. En este sentido, resulta
preocupante que la mayoría de la población en riesgo y
que convive con el virus hace poco uso del condón.
Como principales razones para no usarlo, las personas
aducen que perciben una disminución de placer, que
sienten vergüenza de hacerle esa petición a la pareja y
que lo olvidan cuando se encuentran bajo el efecto de
alguna sustancia psicoactiva. En este orden de ideas,
algunas investigaciones señalan que la población joven
puede tener conocimientos sobre la enfermedad, pero
no son coherentes con la sensación de riesgo y con la
adopción de prácticas que los pueden proteger (6, 10).
Para quienes ya tienen el diagnostico, el sistema
debe garantizar la estructuración de políticas y
servicios de promoción de la salud de manera integral,
con énfasis en la salud sexual y reproductiva, para
evitar el desgaste y las muertes prematuras, debido a la
mayor vulnerabilidad de esta población (6, 9, 10).
A pesar de los esfuerzos realizados hasta el
momento para lograr el aseguramiento universal y
mejorar la asistencia en salud en la población,
persisten deficiencias programáticas y financieras, que
dificultan la tarea preventiva en VIH y SIDA.
Particularmente, el acceso universal a asistencia y
terapia antirretroviral, solo será posible una vez se
alcance la universalización en coberturas de
aseguramiento en salud, ye acceso universal a
prevención requiere un fuerte compromiso por parte de
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los responsables de las acciones de salud colectivas y
de otros sectores, principalmente al interior de las
poblaciones más afectadas o en mayores condiciones
de vulnerabilidad (7, 9, 10). Por todo lo anterior, en
este estudio se propuso estudiar las características
generales de las personas con VIH.
Materiales y Métodos
Se realizó un estudio descriptivo, durante tres meses.
La población objeto de estudio estuvo constituida por
763 personas diagnosticadas con VIH, de acuerdo con
el reporte del Departamento Administrativo Distrital
de Salud (DADIS) de la ciudad de Cartagena. Se
estimó un tamaño de muestra de 219 personas con un
nivel de significancia del 95%, un error de 5%, una
proporción de infección del 18% y un porcentaje de
pérdidas del 20%.
Se aplicaron encuestas a personas diagnosticadas
mayores de edad, que autorizaron su participación y
que asistían a citas de control en los centros de
atención ambulatorios y hospitalarios de la cuidad que
atienden estos pacientes. Las encuestas fueron
aplicadas, previo entrenamiento, por las enfermeras
coordinadoras encargadas de la consulta de control, en
dos centros especializados a la que asistían los
pacientes. Esto garantizó la confidencialidad del
diagnostico.
Para la recolección de información, se aplicaron los
principales ítems del cuestionario SIVIGILA, que
mide las variables demográficas. De la historia clínica,
se extrajo el perfil clínico e inmunológico, incluyendo
el estadio de la clasificación CDC, carga viral,
linfocitos TCD4, tiempo de infección por el VIH en
meses y el posible modo de trasmisión. En cuanto a las
variables económicas, se aplicó un cuestionario,
diseñado por los investigadores, en el que se
registraron las principales actividades económicas y
laborales de los participantes del estudio.
Para el análisis estadístico, se usó el programa SPSS,
y el comportamiento de los datos y la probabilidad de
error aleatorio se analizaron mediante estadística
descriptiva. En este sentido, se calcularon medias,
medianas y desviaciones estándar como estimadores
descriptivos del comportamiento de los datos.
Teniendo en cuenta los criterios éticos estipulados
en la Resolución 08430 del 4 de Octubre 1993 del
Ministerio de Salud Publica, se solicitó consentimiento
informado por escrito, exponiendo los objetivos del
estudio, que aplican para una investigación
descriptiva. Además, se atendieron las normas para la
investigación en personas que conviven con VIH (11).
Resultados
En definitiva, participaron del estudio 201 personas
con diagnostico de VIH. La distribución de los
encuestados con relación al sexo fue de 62% (124)
masculino, (Figura 1), y la media de edad, de 38 años
(DE: 11). El 50% de la población era menor de 39
años, y el mínimo de edad fue de 17 años.
Figura 1. Sexo de los sujetos de estudio
Características demográficas de los sujetos
Las principales características demográficas de los
participantes se relacionan con la procedencia. Así, el
40.3% (81) era de origen urbano, mientras que un
59.7% (120), era rural. El 12.4% (25) procedía de
zonas distintas al distrito o departamento. El 45.3%
(91) de los participantes manifestó tener una relación
de pareja estable, bien sea por ser casados o vivir en
unión libre. En cuanto a la escolaridad, se observó un
nivel de escolaridad medio, en su mayoría bachillerato
incompleto o completo (49% (98)); sin embargo, una
proporción considerable (19%, 41 entrevistados) posee
un nivel de formación técnico o superior.
El 100% (201) manifestó pertenecer o tener
afinidad, por algún tipo de grupo religioso,
mayoritariamente por la religión católica (83% (166)),
seguido de los que dicen ser “cristianos” o
“evangélicos” (15% (30)).
Masculino
38%
Femenino
62%
Distribución por Sexo de los sujetos de
Estudio. Cartagena 2009
7 Castillo Ávila, Irma Yolanda
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Del total de pacientes con el VIH, 66% (132)
convive con 3 a 6 personas. En promedio, estos
pacientes tienen 4 hijos, dentro y fuera de la unión. En
su mayoría, habitan en viviendas familiares (55%
(111)), que poseen adecuadas características de
estructura. La distribución de los servicios públicos de
estas viviendas es así: cuentan con servicio de agua, el
93% (187); alcantarillado, 69% (139); luz eléctrica,
99% (198); gas natural, 74% (149); y teléfono, 51%
(102).
La distribución por estratos de los participantes fue
bastante homogénea, encontrándose el mayor
porcentaje en los estratos 1 y 2 (84%(169)), el numero
más bajo de participantes pertenecía al estrato 5 (0,5%
(1)).
Características económicas
Del total de personas entrevistadas, el 86% (172)
manifestó no tener ningún tipo de vinculo laboral en la
actualidad (Figura 2). Al indagar, además, por la
experiencia laboral, se encontró que en promedio
tienen 20 meses de experiencia laboral, siendo el
mayor tiempo de experiencia 360 meses, y el menor de
un mes. Es interesante notar que el promedio de
permanencia en el trabajo actual es de 9 meses, lo que
da un indicio de la estabilidad laboral de estas
personas en términos de duración y permanencia
laboral.
Figura 2. Vinculo laboral de los participantes del estudio
Del total de personas que manifestaron tener vínculo
laboral con una empresa (14% (29)), 3 (10%)
pertenecían a empresas del sector público, y 26 (90%),
a empresas del sector privado.
Con relación al tipo de contratación, 41% (12)
afirmó tener contratos a término fijo, 34% (10), a
termino indefinido, y 14% (4), por prestación de
servicios. De todos estos, 79% (23) está afiliado al
sistema de seguridad social; 72% (21), a un fondo de
pensiones; 72% (21), a un fondo de cesantías; y 79%
(23), a una aseguradora de riesgos profesionales. El
86% (25) dijo no estar agremiado y el 90% (26) indicó
que no pertenecía al sindicato de la empresa donde
laboraban.
Las horas laboradas al día por estas personas osciló
entre 6 y 10, con un promedio general de 8. Las horas
laboradas por semana iban de 70 a 20, con un
promedio de 47. Además, quienes manifestaron tener
vínculo laboral, en promedio contaban un (1) día de
descanso por semana.
Con relación a los ingresos, estos oscilaron entre
50.000 y 2.500.000 pesos mensuales, con un promedio
de 394.204 pesos. Al respecto, la mediana y la moda
fueron iguales para este grupo: 300.000 pesos. Con
relación a la percepción de ingresos de fuentes
distintas de una relación laboral, se encontró que para
el 27% (55) sus ingresos dependen de su pareja, 4%
(9) son pensionados, y el 38% (77) realiza su actividad
económica en casa o trabaja como comerciante. Al
indagar sobre sus oficios, el 15% (30) se definió como
“amas de casa”, 7% (14), como vendedor”, y 3% (6),
como “estudiantes”.
Características clínicas
El tiempo de haber sido diagnosticado osciló entre
21 años y un (1) año. Concretamente, el 56% (113)
tiene menos de 4 años de diagnóstico (diagnosticados
desde el año 2004 al 2008), en tanto que el 24% (49)
fue diagnosticado entre los años 1999 y 2002. Y para
el 100% (201) de estos diagnósticos, se utilizo como
prueba de laboratorio confirmatoria el Western-Blot.
En el 99.5% (200) de los casos, se reportó como
posible modo de transmisión la vía sexual, y el 0.5%
(1) restante reportó la transmisión vertical.
Del total de participantes, al 54,7% (110) se le había
realizado, en los últimos seis (6) meses antes de la
14%
No
86%
Vinculo Laboral
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encuesta, pruebas de laboratorio para determinar la
carga viral y el recuento linfocitario.
El 97.5% afirmó que recibe tratamiento suministrado
de su aseguradora (contributiva o subsidiada), y el
2.5% (5) restante manifestó no recibirlo. Con relación
a la asistencia a consulta en el mes anterior, el 83%
(167) expresó haberlo hecho, el 13,4% (27) había
consultado hacía dos meses, y el 3,6% (7) restante
manifestó haber realizado la consulta hacia más de dos
meses
Discusión
Los trastornos alimenticios pertenecen a la
clasificación de enfermedades psicosomáticas
constituyen uno de los principales problemas de salud
más frecuentes en los adolescentes, asociados incluso
a otros tipos de patologías, como demencia y suicidio.
El porcentaje de este último se encuentra entre el 1.8 al
7.3% asociado con algún tipo de TCA (19, 20).
La bulimia y la anorexia nerviosa son los trastornos
más frecuentes a nivel psiquiátrico. Lo anterior se
demostró con el tamizaje realizado en la presente
investigación, al identificar las características
psicológicas y comportamentales como enfermedades
psicosomáticas que figuran entre los problemas de
salud crónicos más frecuentes en los adolescentes,
sobre todo entre edades de 10 a 24 como lo señalan
otros autores (2, 21), que nuestro estudio corrobora
entre edades de 16 a 20.
La detección temprana o tamizaje podría disminuir
la letalidad de estos trastornos, que se asocian con el
suicidio o con otros tipos de trastornos psiquiátricos,
aunque la anorexia y bulimia nerviosa son las más
detectadas. La presente investigación indicó, en el
cuadro de características psicológicas y
comportamentales, que la imagen corporal y la baja
autoestima por la influencia sociocultural median de
alguna manera el comportamiento psicológico de los
adolescentes y jóvenes (3). En conjunto, estos rasgos
predisponen de manera individual a cada estudiante a
un tipo de trastorno psicosomático específico que se
relaciona con los trastornos alimenticios (22).
Dados los resultados descritos, entre las principales
recomendaciones de nuestro estudio aparece la
necesidad de implementar estudios longitudinales de
tipo transcultural, para plantear estrategias de
seguimiento con criterios específicos y establecer el
diagnóstico del tipo de trastorno alimenticio o
psicosomático al cual están predispuestos los
estudiantes (23)
Las diferentes subescalas del EDI mostraron los
rasgos psicológicos y comportamentales comunes a la
anorexia nerviosa y bulimia nerviosa en los estudiantes
de los 5 programas. El miedo a madurar fue la variable
más alta en todos los análisis realizados, seguida por el
perfeccionismo. La investigación sugirió, además, que
es necesario identificar los factores de riesgo que
influyen en las mujeres para que padezcan este tipo de
trastornos de conducta alimentaria, entre los que se
cuentan: factores sociales, ambientales y personales
como la insatisfacción o la obsesión, los cuales se
cuentan entre los rasgos psicológicos mostrados en la
Tabla 2.
En el grupo de estudiantes, se percibe un riesgo
hacia los trastornos alimentarios como la ingesta y el
impulso a la delgadez que aparecen como uno de los
síntomas más predisponentes a la bulimia y anorexia
nerviosa, debido a los dramáticos esfuerzos por
controlar el peso y la silueta, además de los diferentes
trastornos condicionados por la falta de autoestima:
insatisfacción corporal, el perfeccionismo como
elemento de aceptación social, desconfianza
interpersonal y la falta de reconocimiento de sus
propias emociones y sensaciones (conciencia
interoceptiva). Todo ello sumado al miedo a madurar o
a adquirir responsabilidades, sobre todo entre las
edades de 16 a 20 años, cuando están por culminar la
profesión (Tabla 1).
En síntesis, en el presente estudio, se encontró que
los estudiantes corren un alto riesgo de presentar la
anorexia y la bulimia nerviosa, debido a los rasgos
psicológicos y comportamentales encontrados. Esto
conlleva a proponer o diseñar un programa de tamizaje
e intervención en todas las escuelas y universidades
del país. También se sugiere ampliar el estudio a otros
programas de diferentes facultades, tomando en cuenta
la intensidad horaria de las clases, falta de tiempo
libre, exigencia académica a la hora de los exámenes,
exigencias propias de la institución, factores
familiares, económicos, socio-culturales, lo cual hizo
falta determinar en la presente investigación, debido al
principal propósito de la misma.
9 Castillo Ávila, Irma Yolanda
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Agradecimientos
A los estudiantes de Enfermería Juan Guillermo
Barrantes Vera, Marco Antonio Conrado Patiño,
Carlos Arturo Díaz Suazman y Andrés Mauricio
Molinares Arismendi, por su colaboración en la
aplicación del instrumento a los estudiantes de
pregrado. También a los estudiantes, padres, docentes,
personal y administrativo de cada una de las
dependencias de la universidad, que participaron de
manera directa o indirecta del presente estudio. A la
Corporación Universitaria Rafael Núñez, por permitir
la realización del presente estudio en sus instalaciones
y brindarnos el apoyo de los docentes al momento de
la aplicación de los instrumentos a los estudiantes de la
Facultad de Ciencias de la Salud.
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