55 Shyrley Díaz Cárdenas
Cienc. innov. salud. Junio 2013; 1 (1): 52 – 56. Universidad Simón Bolívar (Col). ISSN: 2344-8636
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/innovacionsalud
Tomar 8 vasos de agua al día.
Realizar controles anuales médicos para revisar su
perfil lipídico, sus niveles de glicemia y su presión
arterial, además de todos los chequeos necesarios
para la edad de la paciente y su sexo.
Comer diariamente, a las 9 a. m. y a las 4 p. m.,
una fruta al natural.
Acompañar el almuerzo rutinario con una ensalada
natural de vegetales verdes oscuros.
Una vez realizadas estas recomendaciones en la guía
anticipatoria, la paciente insistía en que ella no
necesitaba hacer ejercicio, debido a que por su oficio
de mensajería se mantenía activa.
Si bien ello tiene mucho de cierto y tal actividad la
protege frente a oficios y profesiones en los que se
debe permanecer mucho tiempo sentado frente a un
computador, por ejemplo, el objetivo con la paciente
era concientizarla de la importancia de adquirir y
mantener una buena salud física utilizando como
estrategia el ejercicio, que necesita la unión de la
mente y el cuerpo para lograr el estado deseado. Al
respecto, se ha comprobado que la práctica de
actividad física bien planteada está asociada a una
serie de beneficios psicológicos, como la mejora del
carácter y de la calidad de vida, la reducción del estrés,
la adopción de un autoconcepto más positivo; y la
reducción del estado de ansiedad, neurosis y
depresión, sin distinción de edad ni sexo (13). A partir
del planteamiento de John Locke, la relación entre
salud mental y física se reitera en la bibliografía
médica, pues con él se demostró que la actividad física
está relacionada con: disminución de la ansiedad y
depresión, aumento de la autoestima, mejoría
académica, disminución del uso de alcohol, tabaco y
marihuana, y la percepción de una vida más
satisfactoria (13). La actividad física es decisiva en
estos comportamientos, que resultan determinantes
para la calidad de vida.
Para lograr la motivación del paciente y el
cumplimiento de este importante compromiso, el
estudiante que atendió a la paciente se ideó un cuadro
de control de registro diario de las actividades de salud
física a realizar, junto con el registro del tiempo
empleado y el tipo de ejercicio realizado.
En la primera semana de seguimiento, la paciente
comenzó a caminar tres días durante 30 minutos. En la
segunda semana lo asumió cuatro días. Para la tercera
semana lo hizo cinco días y ya para la cuarta, por
iniciativa propia, decidió empezar a trotar, pues notó
una disminución de peso con el pasar de los días y
comentaba que esto la tenía muy motivada.
Ya hacia el final del cuarto corte, la paciente logró
bajar definitivamente de peso, alcanzando un IMC de
24,5. También cambió y mejoró sustancialmente
hábitos y comportamientos, por lo que se sentía más
contenta y optimista personal y socialmente hablando,
esto es, con un mejor y nuevo estilo de vida.
Como esta experiencia, son muchos los estilos de
vida que se han ido cambiando entre los pacientes que
asisten a la Facultad de Odontología de la Universidad
de Cartagena, impactando positivamente en la solución
de divorcios, manejo adecuado del duelo,
acompañamiento y educación a las familias sobre las
enfermedades del paciente, aumento del consumo de
agua, manejo del estrés y la ansiedad entre otros. En
todos los casos se aplican diferentes estrategias de
educación e intervención, dependiendo de la dinámica
y problemática familiar.
Conclusiones
A partir de vivencias como las antes referidas, se
puede decir que todo paciente que acude a la consulta
odontológica de la Facultad de Odontología de la
Universidad de Cartagena, además de recibir una
atención y una solución a sus problemas de salud
bucal, recibe una intervención en salud familiar,
mediante la cual se detectan sus factores de riesgo y se
trabaja en la modificación de los mismos. A todos los
pacientes se les evalúan en específico los factores de
riesgo relacionados con su salud física, se les educa en
estilos de vida saludables y en fomento del ejercicio,
como también se les practica un seguimiento y un
control de sus actividades físicas. Con todo esto, se
propician cambios saludables en sus comportamientos
y el mantenimiento de los mismos, de modo que se
favorezca su salud mental y física y mejore su calidad
de vida. De esta manera, se contribuye concretamente
a la disminución de factores de riesgos relacionados
con enfermedades de origen cardiovascular y mental
en la ciudad de Cartagena, y estas intervenciones y
actividades se ven reflejadas de manera positiva en los
indicadores nacionales de morbilidad y mortalidad.