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la que fueron amenazados el equipo de trabajo
de la emisora Antena del Río y la periodista Mó-
nica Arcella del canal local Enlace TV. Es tam-
bién preocupante la situación de Cundinamarca,
con 20 agresiones (9,90 %), principalmente por
panfl etos amenazantes que circularon a nombre
del Bloque Capital Águilas Negras, departa-
mentos como Antioquia, Meta, Tolima y Valle
reportaron 13, 12, y 11, ataques a la libertad de
expresión, respectivamente.
Aludir a la libertad de expresión e informa-
ción genera controversia y malestar en la socie-
dad. Este derecho se ve limitado regularmente
en su aplicación por: el derecho al honor, a la
intimidad y a la propia imagen. Cita textual de
la Comisión Interamericana de Derechos Huma-
nos, “el ejercicio abusivo del derecho de libertad
de expresión no puede estar sujeto a ningún tipo
de limitación” que no sea la de la responsabili-
dad judicial
–ulterior a la conducta abusiva mis-
ma
–. Sin embargo personajes de manera coerci-
tiva vetan de acuerdo a los intereses que tengan
sobre la información muchas veces apoyados
por la misma sociedad. Otros ejemplos: toleran-
do difícilmente la crítica, el expresidente Álvaro
Uribe, no dudaba en acusar personalmente a un
periodista, esto pasaría inadvertido si no estu-
viera en juego la seguridad de los medios de
comunicación (RSF, 2008, p. 47). “La parapolí-
tica
6
que afectó departamentos de la costa Atlán-
tica cuya investigación resultó peligrosa para los
6. Fenómeno presentado en Colombia, escándalo político
desatado a partir de 2006 por la revelación de los vínculos
de políticos con paramilitares, con posterioridad al proceso
de desmovilización que adelantaron varios de los grupos
que conformaban las Autodefensas Unidas de Colombia.
comunicadores. Medios de Barranquilla fueron
objeto de censura por parte de jueces locales
al denunciar hechos de corrupción. En Arauca,
Bucaramanga y Cúcuta, en 2007 se presentaron
hechos que van desde aparición de listas negras
con amenazas de muerte, hasta acciones concre-
tas de intimidación a periodistas y medios por
parte de organismos estatales, varios medios de
Saravena fueron intimidados por la guerrilla de
las FARC para difundir un comunicado” (FLIP,
2007).
Entre los casos de homicidio encontramos el
del periodista Luis Eduardo Gómez, en Arbole-
tes (Antioquia) el 30 de junio, mientras llegaba a
su casa, quien investigaba el manejo de recursos
públicos por parte de la Alcaldía Municipal y
era testigo dentro de la investigación adelantada
por la Fiscalía en relación con el ‘Pacto de Ura-
bá’, alianza que involucra a alcaldes, concejales
y congresistas con el Bloque ‘Élmer Cárdenas’
de las Autodefensas Unidas de Colombia. La
situación no solo refl eja la especial y despro-
porcionada violencia a la que se enfrentan los
periodistas sino la sevicia con la que actúan sus
agresores o victimarios. Como en los casos de
tentativa de homicidio contra Héctor Rodríguez,
director de la emisora La Veterana FM de Popa-
yán (Cauca), quien el 26 de mayo fue atacado
por sicarios; de Mario Esteban López, director
del noticiero y gerente de RAV Televisión Canal
22 de Ipiales (Nariño), que el 31 de mayo, al
salir de su casa, fue retenido ilegalmente y fue
golpeado y rociado con gasolina, con serias in-
tenciones de ser incinerado, plan que se frustró
por la llegada de una patrulla de la Policía; y de
Justicia, No. 23 - pp. 93-103 - Enero 2013 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
GRACIELA LAVERDE REDONDO