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socio-ambientales, psicológicos, educativos,
ideológicos, entre otros, que conforman una
complejidad que no puede ser analizada desde
un punto de vista global, sino que debe de ser
estudiada desde un punto de vista particular e in-
dividual, puesto que no existe un patrón de con-
ducta que defi na la forma de actuar, de aprender
y de existir del hombre en sociedad. Porque cada
ser humano existe y se desarrolla de manera di-
ferente, sometido a las mismas experiencias que
el resto, pero vividas, experimentadas y valo-
radas de forma distinta con fundamento en su
subjetividad.
Todos los seres humanos como portadores
irrenunciables de los elementos anteriormente
descritos, somos susceptibles de convertirnos
en criminales; el criminal no es diferente al ser
humano, el término criminal limita el estudio de
las causas del delito, puesto que se aísla al crimi-
nal y se le separa de su sociedad, y de la especie
humana, tratando de entender las causas de su
actuar en sí mismo, como ente aislado de la so-
ciedad. Es imposible analizar al delincuente, o
al criminal desde una perspectiva aislacionista,
puesto que el hombre como ser sociable, como
ente ocupando un espacio, está destinado, deter-
minado, condenado, obligado y enviado a tener
una relación inseparable con la sociedad de la
que hace parte, por lo tanto por más que se de-
see, no es posible alejar y separar al hombre de
la sociedad, es imposible que el hombre como
actor de su propia existencia que camina sobre
una estructura social predefi nida, no posea una
relación de interacción, y grado de intimidad
con la sociedad de la que hace parte, el hom-
bre se sumerge en la sociedad, se impregna, se
ensucia, se enrosca de ella; es sujeto activo del
cambio social, mantiene una relación variable y
ambigua con ella, aprende de la misma forma
le enseña en un proceso de retroalimentación de
ambos. Basa toda la estructura de su personali-
dad en su experiencia histórica producto de la
interacción con la sociedad y de su paso por el
mundo, es decir, el dasein, el estar ahí, existir de
forma consciente a los cambios que suceden a
su alrededor.
No existen criminales, afi rmar que sí es
cosifi car al delincuente, despojarlo de lo hu-
mano, cosifi carlo como un ser que se justifi ca
con fundamento en sí mismo, en ser criminal,
es una descripción estrictamente ontológica,
por lo tanto no existen criminales, existe esta-
do criminal humano, que es el proceso de alte-
ración o afectación de uno o varios elementos
de la existencia del ser humano, con la fuerza
sufi ciente para extraer al individuo de su esta-
do de normalidad y guiarlo, impulsarlo hacia
comportamientos, conductas y actos contrarios
de ordenamiento legal, opuestos a la sociedad,
criminales y desviados. Como lo expone Aris-
tóteles el problema del cambio que gobierna la
totalidad de los elementos del universo, es un
paso del ser en acto al ser en potencia, es decir
el paso del ser al deber ser, aplicado al hombre
es, como producto de su interioridad individual,
lo que es, libre de cualquier concepto ajeno a
él mismo, a su autenticidad, el deber ser es lo
que la sociedad, la ley, la moral, la religión y
sus semejantes esperan de él, el hombre como
potencia, fundando en los valores determinis-
Justicia, No. 23 - pp. 104-127 - Enero 2013 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
RONALD ENRIQUE VENERA REDONDO