Justicia, No. 23 - pp. 104-127 - Enero 2013 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
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* Este artículo de re exión se deriva del proyecto de investigación en la especialización en Derecho Penal de la Universidad Libre de
Barranquilla, el cual tiene por título Teoría de la complejidad criminológica, y Sistemas humanos & desviación.
** Abogado de la Universidad Simón Bolívar, Especialista (c) en Derecho Penal & Criminología Universidad Libre de Barranquilla-
Colombia. r.venera@hotmail.com
Criminología & complejidad
humana*
Criminology and complexity humanizes
Resumen
El presente artículo de re exión registra cómo históricamente el ser hu-
mano ha tratado de explicar usando disímiles medios provenientes de las di-
ferentes ciencias humanas y naturales, el origen y causa del delito en la socie-
dad, diversi cando las múltiples explicaciones sobre el móvil de las conductas
delictivas que emanan del ser humano. Así las cosas, este trabajo tiene como
n tratar de explicar y entender el delito como un acto de evolución del ser
humano, hacia un estado de necesidad, en el cual el delito se convierte en un
instrumento irrenunciable del agresor con el objeto de satisfacer desviaciones
que ha adquirido con el paso de su historia.
Abstract
This re ection article recorded as historically humans have tried to explain
using dissimilar media from different human and natural sciences, the origin
and cause of crime in society, diversifying the many explanations on mobile
criminal behavior emanating from human. So things, this paper is intended to
explain and understand the crime as an act of human evolution toward a state
of necessity in which the crime becomes an indispensable instrument of the
aggressor in order to meet deviations has acquired over its history.
Ronald Enrique Venera Redondo**
Recibido: 2 de mayo de 2013 / Aceptado: 28 de mayo de 2013
Palabras clave:
Complejidad, Estado criminal,
Necesidad, Existencia, Desviación.
Key words:
Complexity, Criminal state,
Necessity, Existence, Deviance.
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INTRODUCCIÓN
El delito, es un fenómeno mundial, íntima-
mente ligado al comportamiento humano, pre-
sente en todas los Estados y rincones del mundo;
jurídicamente es una conducta típica, antijurídi-
ca y culpable, es decir para catalogar y clasi car
una acción u omisión del hombre como delito
es necesario que se llenen y satisfagan dichos
requerimientos, que esté previamente de nida
en la ley, por medio de una descripción realiza-
da por el cuerpo legislativo de una nación o de
quien haga sus veces, el cual efectúa una valo-
ración de las conductas humanas de relevancia
para el Derecho Penal y merecedoras de una
sanción; como segundo requisito es necesario
que dicha conducta llevada a cabo por el hom-
bre y que está previamente de nida como delito
en un cuerpo legislativo, sea contraria a la ley
y tenga un ingrediente de lesividad que afecte,
coloque en peligro y vulnere bienes jurídica-
mente protegidos por el Estado Constitucional
de Derecho y por los tipos penales, y como ter-
cer requisito la conducta llevada a cabo, debe ser
obra imputada al autor que la comete, es decir
debe reprochársele al autor el haber cometido
la conducta y no haberla omitido, habiéndolo
podido hacer, cuando le era exigible por la ley,
la sociedad y el ordenamiento jurídico actuar de
otra forma, adaptar su conducta a lo predispues-
to por el Derecho; todo delito parte del hecho
de que una conducta desplegada por el hombre,
es contraria al orden jurídico, el delito tiene una
existencia legal, ideal, no siempre ha existido,
existen conductas que hacen daño, por lo tanto
el delito es una materialización de la voluntad
del Estado como forma de clasi car, ordenar y
prohibir conductas humanas que tienen un in-
grediente de dañosidad y que colocan en peligro
derechos fundamentales del hombre y bienes
protegidos por el Estado, desde el momento en
que la ley determina la prohibición de una con-
ducta humana peligrosa, nace el delito.
Existencia, historia y esencia
Jean Paul Sartre a rmaba que “La existencia
precede la esencia” (Sartre, J., 1999) en contra
posición al cogito ergo sum de Renato Descar-
tes, “Pienso luego existo” (Descartes, R., 2004),
principio fundamental del Racionalismo y la
epistemología; para el cual la existencia humana
debe de adaptarse a la moral producto del racio-
namiento estricto del hombre, como forma de
moderar y moldear su conducta. Jean Paul Sartre
concebía el hombre como individuo con la capa-
cidad de aprender, y la sensibilidad de reaccio-
nar a los cambios a su alrededor, de esta forma el
hombre, primero existe y luego adquiere esen-
cia, es decir tiene una formación eminentemente
histórica y subjetivamente empírica en el ujo
de su vida, experimenta de manera personal y de
forma consciente su alrededor: “El hombre es el
único que no solo es tal como él se concibe, sino
tal como él se quiere, y como se concibe des-
pués de la existencia, como se quiere después de
este impulso hacia la existencia; el hombre no es
otra cosa que lo que él se hace. Este es el primer
principio del existencialismo” (Sartre, J., 1999).
Completando Jean Paul Sartre de esta forma la
idea primordial expuesta por Martin Heidegger
en El ser y el tiempo, en el cual expone que “El
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ser humano, es arrojado a un mundo que no ha
creado, y que se le es indiferente, por lo tanto no
lo puede comprender” (Heidegger, M., 1994),
es decir el hombre arbitrariamente se encuentra
con un mundo previo a él, más antiguo que él, y
desarrolla su vida tratando de comprenderlo, y
dejándose in uenciar por el mundo del que hace
parte. De la misma forma es notable en el pensa-
miento de Jean Paul Sartre la in uencia que so-
bre él mismo ejerce Juan Jacobo Rousseau cuan-
do este último a rmó: “el hombre nace bueno
pero la sociedad lo corrompe”, este corromper
puede ser modi cado por el verbo in uenciar, el
hombre nace, existe, se encuentra con la socie-
dad, adopta una identidad y trata de darle senti-
do a su vida.
Otra idea central en el pensamiento de Jean
Paul Sartre es la notable diferenciación, extrapo-
larización y separación, entre el hombre como
ser individual y la sociedad de la que hace parte;
de ne el ser humano como ser para sí, es decir un
individuo en un constante proceso de creación y
recreación de sí mismo, inmerso en un aprendi-
zaje que nunca termina, y que conscientemente
diseña y rediseña su esencia, su sustancia, lo que
es. De la misma forma de ne al mundo desde
un punto de vista extremadamente pesimista, el
mundo es únicamente lo que es, de nido de la
forma más plena y perfecta, coexiste de forma
armoniosa consigo mismo, y Sartre lo denomi-
na ser en sí. Es decir su nalidad y esencia está
exenta de cualquier cuestionamiento que ponga
en duda su libertad de ser. Solamente es.
El lósofo español, José Ortega & Gasset,
quien defendió constantemente el historicismo
como in uencia directa en el ser humano, ex-
puso: “La historia es el elemento más impor-
tante para los seres humanos, el devenir de las
cosas referidas al ser individual o a la comuni-
dad en general. El ser humano es historia, y se
va constituyendo a lo largo del tiempo” (Orte-
ga, J., 1992). De la misma forma defendió una
posición perspectivista del ser humano; para el
lósofo español, la realidad radical de cada ser
humano es su propia vida, negaba la existencia
de verdades absolutas o eternas, por el contrario
aseguraba que existían diferentes perspectivas
de la verdad, para Gasset la existencia precedía
el pensamiento, parecido a la a rmación de Jean
Paul Sartre, de la misma forma aseguraba que
cada ser humano de forma individual, única e
independiente, vive en un espacio y momento
histórico determinado, por medio del cual es
in uenciado y adopta o desarrolla formas parti-
culares de ver y de pensar, por lo tanto cada ser
humano, tiene su punto de vista personal, único,
individual e independiente de la realidad, a lo
cual llamó perspectivas; para Ortega la primor-
dial in uencia que existe sobre el pensamiento
personal de un ser, es su propia vida, lo expresó
de forma tajante por medio de su inmortal frase:
“Yo soy yo y mi circunstancia; y si no la salvo a
ella no me salvo yo” (Ortega, J., 1992), para el
lósofo no es posible comprender, ni entender,
ni dar sentido a la vida, alejándose de sus cir-
cunstancias, por lo que las anteriores acaparan
e in uencian todo lo que hace parte de nuestra
vida, teniendo en cuenta que cada ser humano,
posee sus propias circunstancias y por lo tanto
un paradigma o punto de vista del mundo.
RONALD ENRIQUE VENERA REDONDO
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Para comprender el hombre y más especí -
camente como motivación del presente libro, al
criminal, hay que partir de la idea del cambio,
el devenir histórico e incandescente que gobier-
na el movimiento en el universo, el constante
cambio al que los diferentes objetos que existen
están sometidos. El lósofo presocrático griego
Heráclito de Éfeso, a rmó que la naturaleza de
todas las cosas está gobernada por el fenóme-
no imparable e incontenible del cambio, en un
incansable proceso de nacimiento, autodestruc-
ción y renacimiento, y lo inmortalizó por me-
dio del aforismo “todo uye, todo cambia, nada
permanece, en el mismo río entramos, porque al
mismo tiempo somos y no somos los mismos,
todo es fuego que se enciende y se apaga según
su medida, el fundamento de las cosas están en
el cambio” (Anónimo, 1991), partiendo de esta
idea podemos concluir que la experiencia del
hombre, es decir su encuentro y sumergimiento
en la sociedad, está in uenciada por el constante
cambio, y el devenir que impacta su permanen-
cia y su existencia, y forjan su personalidad. El
lósofo griego Aristóteles perteneciente a la es-
cuela clásica de la losofía griega, de ne una
noción del ser en acto y el ser en potencia, el
acto es lo que hace al ser, ser lo que es, su esen-
cia, y el ser potencia es la posibilidad del ser en
relación con el cambio, el determinismo al que
está sometido, y al cual tiene la posibilidad de
transformarse, a medida de que va actualizán-
dose, por medio del movimiento hacia dicho n
potencial; de esta manera explica el constante
cambio como un paso del ser en acto al ser en
potencia.
El criminal, el delincuente y el desviado so-
cial, cuyas acciones carecen de relevancia para
el Derecho Penal, no es diferente a ningún otro
ser humano que respete las leyes, puesto que
todos los seres humanos, estamos unidos por el
mismo constructivismo hacia algo, llegamos al
mundo, existimos, desarrollamos conciencia y
tratamos de darle sentido a nuestra vida, el ser
humano en el mundo, se de ne y se rede ne, se
destruye y se reconstruye producto de su diario
vivir, es decir es producto de su historia existen-
cial, su paso por el mundo, existir, es conciencia
del ser, conciencia del estar, es, ser sensible a los
cambios que surjan a su alrededor, es reaccionar
producto de las acciones que pasan a su alrede-
dor, es aprender; el ser humano es producto de
su propia existencia, es un n abstracto que guía
el ser humano en un sin sentido, puesto el senti-
do de su estar en el mundo es el valor y signi -
cado que él le otorgue a su propia vida, desde su
perspectiva personal y subjetiva.
La existencia es el vehículo del ser humano
para caminar de forma consciente en el mundo,
la esencia es el resultado del devenir histórico
de los diferentes aspectos y elementos que hacen
parte de la existencia, no es posible concebir la
existencia como un ente cerrado en sí mismo,
sino que es el producto de la complejidad de los
diferentes factores que la desarrollan.
Elementos de la existencia
Son el conjunto de factores externos e inter-
nos que tienen una in uencia directa sobre el ser
humano, producto de su estar en el mundo, y que
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de nen y rede nen su personalidad, su perspec-
tiva de las cosas y su forma de actuar. Son:
Factor histórico-antropológico
Es el más importante del hombre, signi ca
el diario metafísico, sobre el cual escribe y do-
cumenta todo lo que sea producto de su existen-
cia, el resultado de su pasado y presente, es de
elemental importancia partiendo del hecho de
que él como ser consciente de su existencia y de
su entorno, está en la capacidad de aprender y
memorizar todo lo que sea producto de su estar
en el mundo, y con fundamento en eso construir
una posición y paradigma crítico de lo vivido.
La historia es la madre de todas las ciencias,
fundada en el principio de que sin importar qué
tan distante sea el grado de aislamiento del hom-
bre hacia su entorno, está condenado de forma
inevitable e irrenunciable a ser partícipe activo,
protagonista y a aprender de su propia historia.
La historia es el registro que documenta el paso
del hombre por el mundo, los rastros y huellas
que va dejando en su vida.
Factor psicológico
Es la construcción del historicismo latente
del ser humano, representa su parte más íntima,
como poseedor de un conjunto de elementos que
son la constancia de su estar en el mundo, repre-
senta la formación de su personalidad interior,
que construyen y dirigen su conducta, es decir
el núcleo interno de dirección que guía su inte-
racción con su entorno, con los otros seres, con
los objetos ajenos a sí mismo y la relación que
él mismo mantiene consigo mismo. Es el de-
sarrollo de la conciencia interna del individuo,
su intencionalidad, es el motor y razón de ser y
origen de su comportamiento, todos sus elemen-
tos espirituales internos. Es el conjunto de todos
los procesos y fenómenos que hacen parte de la
mente humana, como una unidad.
Factores sociológico, ambiental y cultural
Son el resultado del impacto, del encuentro y
reencuentro diario del hombre con la sociedad y
con su medioambiente, es decir se forma como
consecuencia de su diaria interacción con sus se-
mejantes, con la sociedad de la que hace parte,
su capacidad de pertenecer, aprender, compren-
der y exigirle a esta la in uencia que reciba del
colectivo que lo rodea en su diario vivir, y que
circula alrededor de su existencia, es el escena-
rio en el cual está en el mundo, el espacio en
el que se mueve y desenvuelve su existencia; la
relación entre hombre y sociedad es un ejercicio
dialéctico, gobernado por una constante y diver-
sa interacción. Es el conjunto de fenómenos so-
ciales que giran en torno del hombre.
Factor ideológico-político
Es el resultado del desarrollo, creación y re-
creación de la identidad del sujeto, signi ca la
colectivización social, es decir, la forma como
sus miembros se reúnen en grupos con funda-
mento en una a nidad latente en todos los que
conforman dichos colectivos, representa el en-
cuentro del individuo con los seres humanos
muchos más semejantes a él, los cuales tienen
en común diversos nes, y hobbies, semejantes
formas de vivir la vida y comprender el mundo,
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de construir ideales que apuntan a sus diferen-
tes elementos, al deber ser de la sociedad y al
universo, de abandonar los valores de la soledad
y buscar en conjunto nes inspirados por idea-
les políticos, religiosos, losó cos, académicos,
estéticos, musicales, deportivos, entre otros,
creando una sociedad, subcultura, tribu urbana
o grupo de estudio que crea lazos de identidad,
afecto y una ideología común que apunta a la
satisfacción de los nes del colectivo. Por me-
dio de esta interacción gobernada por la a ni-
dad, el hombre se sumerge en un conjunto de
ideas y fortalece la relación con sus miembros,
aprendiendo a pensar en conjunto, y creando una
sociedad paralela a la reinante in uenciada por
valores, conceptos, rituales, perspectivas grupa-
les y una forma colectiva de crear identidad.
Factor económico
Es la capacidad del ser humano de ser motor
y sustento de sus propias necesidades básicas, de
producir y satisfacer las necesidades producto
de su existencia desde un punto de vista mone-
tario, es el producto del trabajo y el desempeño
diario del hombre, de los lucros de su vida labo-
ral, representa cumplir de forma satisfactoria el
rol laboral que ha escogido para ser partícipe de
los frutos del intercambio económico y nancie-
ro que rigen la sociedad, puesto que el hombre
recibe bene cios de la sociedad y de la misma
forma le sirve, y el agradecimiento por medio
del cual esta le remunera su labor se realiza por
el otorgamiento de lucros producto de su trabajo
y sus aportes.
Factor académico, intelectivo y cultural
Representa la capacidad del hombre como
ser racional y consciente de sí mismo y de su
entorno, de aprender, de asimilar los conoci-
mientos, valores y enseñanzas que ha cosechado
y desarrollado la sociedad en el paso de su his-
toria; la capacidad del ser humano de asimilar,
comprender y entender las enseñanzas académi-
cas y culturales que son patrimonio intelectivo
de la humanidad; por medio de este factor el
hombre se desarrolla desde el punto de vista del
aprendizaje, y conoce, asimila y critica valores,
dogmas, conocimientos y paradigmas del cono-
cimiento previos a su propia experiencia en el
mundo.
Teoría de la complejidad criminológica
Todos los factores descritos anteriormen-
te, son la herencia del hombre, resultado de su
existencia, el legado que él se deja a sí mismo,
producto de su estar en el mundo, y cada acto
del hombre en sociedad lleva impregnado eter-
namente la totalidad de estos elementos, y dicha
identidad es irrenunciable, puesto que las accio-
nes que ejecute el hombre producto de su estar
en el mundo, son una manifestación directa de
lo que el hombre es, por lo tanto la compren-
sión de un acto criminal o de un delincuente es
un proceso analítico de descomposición de los
diferentes elementos que a lo largo de su vida,
se construyeron y reconstruyeron producto de
su existencia y que de nieron y rede nieron
continuamente su personalidad; cada criminal o
delincuente, al igual que todo ser humano, es un
conjunto de elementos históricos, económicos,
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socio-ambientales, psicológicos, educativos,
ideológicos, entre otros, que conforman una
complejidad que no puede ser analizada desde
un punto de vista global, sino que debe de ser
estudiada desde un punto de vista particular e in-
dividual, puesto que no existe un patrón de con-
ducta que de na la forma de actuar, de aprender
y de existir del hombre en sociedad. Porque cada
ser humano existe y se desarrolla de manera di-
ferente, sometido a las mismas experiencias que
el resto, pero vividas, experimentadas y valo-
radas de forma distinta con fundamento en su
subjetividad.
Todos los seres humanos como portadores
irrenunciables de los elementos anteriormente
descritos, somos susceptibles de convertirnos
en criminales; el criminal no es diferente al ser
humano, el término criminal limita el estudio de
las causas del delito, puesto que se aísla al crimi-
nal y se le separa de su sociedad, y de la especie
humana, tratando de entender las causas de su
actuar en sí mismo, como ente aislado de la so-
ciedad. Es imposible analizar al delincuente, o
al criminal desde una perspectiva aislacionista,
puesto que el hombre como ser sociable, como
ente ocupando un espacio, está destinado, deter-
minado, condenado, obligado y enviado a tener
una relación inseparable con la sociedad de la
que hace parte, por lo tanto por más que se de-
see, no es posible alejar y separar al hombre de
la sociedad, es imposible que el hombre como
actor de su propia existencia que camina sobre
una estructura social prede nida, no posea una
relación de interacción, y grado de intimidad
con la sociedad de la que hace parte, el hom-
bre se sumerge en la sociedad, se impregna, se
ensucia, se enrosca de ella; es sujeto activo del
cambio social, mantiene una relación variable y
ambigua con ella, aprende de la misma forma
le enseña en un proceso de retroalimentación de
ambos. Basa toda la estructura de su personali-
dad en su experiencia histórica producto de la
interacción con la sociedad y de su paso por el
mundo, es decir, el dasein, el estar ahí, existir de
forma consciente a los cambios que suceden a
su alrededor.
No existen criminales, a rmar que sí es
cosi car al delincuente, despojarlo de lo hu-
mano, cosi carlo como un ser que se justi ca
con fundamento en sí mismo, en ser criminal,
es una descripción estrictamente ontológica,
por lo tanto no existen criminales, existe esta-
do criminal humano, que es el proceso de alte-
ración o afectación de uno o varios elementos
de la existencia del ser humano, con la fuerza
su ciente para extraer al individuo de su esta-
do de normalidad y guiarlo, impulsarlo hacia
comportamientos, conductas y actos contrarios
de ordenamiento legal, opuestos a la sociedad,
criminales y desviados. Como lo expone Aris-
tóteles el problema del cambio que gobierna la
totalidad de los elementos del universo, es un
paso del ser en acto al ser en potencia, es decir
el paso del ser al deber ser, aplicado al hombre
es, como producto de su interioridad individual,
lo que es, libre de cualquier concepto ajeno a
él mismo, a su autenticidad, el deber ser es lo
que la sociedad, la ley, la moral, la religión y
sus semejantes esperan de él, el hombre como
potencia, fundando en los valores determinis-
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tas de la sociedad y la ley, al cual le es posible
llegar, si las circunstancias le son favorables,
puesto que el camino del ser humano en acto al
ser humano en potencia, no es un determinismo
radical prediseñado y elmente aplicado, sino
que está sujeto al azar y a la posibilidad; para
Aristóteles la semilla se transforma y da lugar al
árbol, porque la semilla es ya el árbol pero solo
en potencia y con el tiempo, si las circunstancias
se lo permiten puede actualizarse hasta lograr su
n, pero es posible que surja la eventualidad que
destruya el diseño y el determinismo que rigen
dicho devenir, en caso de un huracán, una plaga,
la mano de deforestación del hombre, un ataque
animal, entre cualquier otro evento, podría in-
terrumpir dicho proceso y destruir, interrumpir
el determinismo, que potencializa la evolución
del ser al deber ser, aplicado al ser humano el
acto es lo que el hombre es, simplemente, lejos
de cualquier in uencia externa, y la potencia es
el deber ser, lo que la sociedad, la ley, la moral
y sus semejantes esperan de él, con fundamento
en las normas que rigen la sociedad, y al cual
está llamado e in uenciado a convertirse, si las
circunstancias de su propia existencia producto
de la historia de su vida, se lo posibilita, pero si
las circunstancias alteran su paso del ser en acto
al ser en potencia o del deber ser, por medio de
afectaciones de los elementos de su existencia
que diseñan y rediseñan su personalidad, el ser
en acto se desviará de su potencialización hacia
una forma de ser diferente, en este caso no por
un determinismo, planteado por la sociedad y la
ley, sino por un camino hacia la nada, es decir
un sin sentido de la vida, el hombre se desvía y
adopta una personalidad que lo aleja de lo que
la sociedad y la moral esperan de él, lo que le
exigen como parte de la sociedad, como un ins-
trumento suyo.
Ley, sociedad y hombre
Son los tres elementos básicos, inseparables,
del desarrollo general, constituyen la fuerza tri-
partita que comparte el territorio y el planeta. Y
que tratan de coexistir armoniosamente funda-
dos en una relación dialéctica y equitativa, con
base en la interacción y cooperación de estos
elementos entre sí.
Sociedad: Como lo de nió Sartre, la socie-
dad es absolutamente lo que es de nido y carac-
terizado por su plenitud perfecta, la sociedad se
desarrolla y adquiere valores con fundamento en
sí misma, sin interceptación de ningún elemen-
to externo a su normal desarrollo y evolución,
por lo tanto la sociedad en sí misma, goza de la
libertad de actuar y de ser libremente, carece de
deber ser porque es en sí misma lo que es, sin
necesidad de aspirar a nada más, salvo su espon-
táneo y expansivo desarrollo y cultura propia.
Con la capacidad de determinar su propia y ex-
clusiva escala de valores con fundamento en sus
costumbres, es el conjunto la totalidad de seres
humanos, instituciones, costumbres, producto
del movimiento rutinario, ritual en el paso de la
historia.
Ley: Es el intento de materialización de im-
posición objetiva y colectiva, de la idea, que
componen los valores, dogmas y conceptos que
se desean cultivar e imponer en la sociedad, fun-
damentada en el análisis y proyección de la for-
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ma como se espera que esta sea organizada, es
la forma como el Estado y sus representantes,
de nen el destino de la sociedad, y lo imponen
sobre sus habitantes; es el deber ser legal de todo
lo que compone el Estado, como instrumento
de control social, la ley es impuesta de mane-
ra unilateral sobre la sociedad y sus habitantes,
con fundamento en sí misma, porque es de su
esencia llevar dicho poder, la ley nace perfecta
desde un punto de vista legal, y como tal debe de
ser absoluta e incuestionablemente obedecida y
acatada, su teleología es mandar y organizar la
sociedad, pero dicha organización la realiza con
fundamento en la idea o juicio a priori de la for-
ma como la ley misma y sus instituciones crea-
doras conciben que debe de estar organizada la
sociedad, y como debe de ser el comportamiento
del hombre, la ley es por naturaleza pragmática
y positivista, su facultad primordial es que se
justi ca exclusivamente en sí misma.
La ley como concepto formal que se impone
sobre lo material tiene dos etapas: la de crea-
ción y motivación y la de ejecución. La etapa de
creación es el análisis ideal previo de la creación
de la ley y su especial motivación para el ló-
sofo francés Michel Foucault, quien acuñó una
concepción de poder no exclusiva del aparato o
institución gubernativa, sino como una absoluta
multiplicidad de formas de imposición de auto-
ridad latente en todos los aspectos y niveles de la
sociedad misma: “El poder se encuentra en todos
los sitios, debido a que no proviene de ninguno
especí co” (Foucault, M., 2010). Para Foucault,
la disciplina es un conjunto de tecnologías de
poder ancestrales y vigentes en nuestra época,
no recurre a la violencia, sino que a rma que el
poder presume libertad en el sentido de que el
poder no es forzar, sino formas de hacer que la
gente se comporte por sí misma de modo distin-
to de como lo hubiesen hecho de otra manera.
Un modo de realizar esto es mediante la amena-
za con violencia. El lósofo francés subraya las
formas de poder disimulado, así: Foucault a r-
ma que los sistemas de creencias ganan ímpetu
(y por tanto poder) cuando un mayor número de
gente acepta los puntos de vista asociados con
el sistema de creencias como conocimiento ge-
neral o hegemonía, tales sistemas de creencias
de nen su autoridad, de esta forma podemos
aclarar que la idea con el poder su ciente para
imponerla o expandirla se convierte en verdad,
y con base en esa idea, la ley del Estado es la
materialización de los conceptos.
Hombre: Es un ser pensante, arrojado al
mundo, con la capacidad de aprender, y la sen-
sibilidad su ciente para reaccionar a los fenó-
menos que giran a su alrededor, con la facultad
de dejarse in uenciar por dichos fenómenos, se
mueve por el mundo usando como vehículo su
propia existencia, como transporte de su propia
vida y capacidad de observar y aprender de las
experiencias de su historia, como tal vive en
constante con icto, y desarrolla necesidades que
son el motor y el impulso de los movimientos
que diariamente lo guían por la sociedad, pro-
ducto de esas necesidades nacen en el hombre la
obligación íntima y personal de satisfacer dichas
necesidades con fundamento en su estar en el
mundo, producto de su relación con la sociedad
el hombre trata de satisfacer dichas necesidades
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jugando y utilizando los instrumentos que esta
y la ley determinan para tal efecto, y enfrentán-
dose diariamente al deterioro que posee su en-
torno, capaz de in uenciarlo y afectarlo, puesto
que es un ser sensible en un mundo que desco-
noce, al cual intenta conocer y adaptarse, en un
ser que se mueve por el mundo tratando de darle
sentido a su vida por medio de su existencia y
la satisfacción de las necesidades que lo lleven
a ser un individuo completo, pleno y satisfecho;
producto de la insatisfacción de las necesidades
del sujeto desde todos sus aspectos intrínsecos
y endógenos, nace en el ser la afectación, una
existencia trastornada, incompleta ante la inca-
pacidad de desarrollarse plenamente, y producto
de eso es el con icto interno, entre ser lo que
la ley quiere que sea, es decir el deber ser le-
gal, cuando no existen las garantías para serlo,
y como segunda medida lo que él desea ser, su
deber ser personal con fundamento en sus ne-
cesidades, por lo tanto nace la desviación. Esta
puede ser legal o moral, como aislamiento del
hombre a los determinismos de la ley o de la
costumbre aceptada.
Sistemas humanos y desviación
Históricamente el ser humano como ele-
mento de la sociedad ha tratado de analizar e
imponer la forma como debe de estar organi-
zada la sociedad, y los distintos elementos que
la conforman, lo anterior puede ser por medio
del estudio y creación e imposición de modelos
religiosos, persiguiendo seres espirituales y mi-
tológicos, que pueden ser reales o imaginarios,
superiores o inferiores al ser que los crea o des-
cubre, es decir el hombre, con el objeto de ser
usados como guía, supervisor y modelo a seguir
de las actividades, pensamientos y deseos, que
desarrolla de manera independiente y en socie-
dad de manera colectiva; estos entes son utili-
zados y creados con el n de ser un molde ideal
que rige el destino de la humanidad, del cual
venimos, al cual nos alejamos y al cual estamos
obligados a regresar, son la aparición de los dio-
ses y la religión, aparecen históricamente en la
humanidad, las primeras reglas de conducta, el
miedo al castigo, hoy llamado temor a Dios en el
mundo occidental, y de la misma forma el surgi-
miento de la idea de una existencia superior, per-
fecta y trascendental, que es concebida como un
estado de superioridad posmortem o una especie
de autoperfeccionamiento humano y social.
Producto de esa visión del hombre de auto-
superarse continuamente a sí mismo, a partir de
los conceptos que la humanidad históricamente
ha creado y perfeccionado con base en la idea, el
ser humano busca incandescentemente acercar-
se e integrarse a esa forma de perfección divina,
basando su existencia a lo ordenado por la nor-
ma que le ha sido impuesta, tal como lo expone
la frase del ilustre lósofo racionalista Renato
Descartes: “Pienso, luego existo” indicando y
determinando que la totalidad de los actos que
conforman la existencia del hombre, es decir sus
acciones, pensamientos, sentimientos y decisio-
nes, deben de adaptarse de manera previa a la
razón objetiva que gobierna el colectivo social,
un sistema de raciocinio previo, por medio del
cual el ser humano determina, organiza, mide,
calcula, predestina y proyecta su existencia y
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114
acciones, a lo que es más conveniente objetiva
y racionalmente a lo exigido por la sociedad, de
la que hace parte.
Por medio de la religión, la cultura, la moral,
la ética, la disciplina, la educación, la sociedad
promueve la creación y el diseño, de ese proto-
tipo de hombre perfecto y moldeable, obligan-
do y seduciendo al ser humano a convertirse
inevitablemente en un instrumento manejable
de la sociedad y sus instituciones, creciendo y
evolucionando sin autonomía, conciencia ni ca-
pacidad de cuestionamiento hacia su entorno, y
existiendo condenado a convertirse en un pro-
yecto del deber ser impuesto históricamente por
la sociedad.
Por medio de la creación y promoción de
dioses, valores, leyes, requisitos, procedimien-
tos, sanciones, decretos, aspiraciones, modelos
y proyectos sociales, que se con guran y dan
a conocer por medio del derecho, la moral, la
religión, la ética y la educación, se impone al
hombre lo que el presente trabajo decide llamar
sistemas humanos, los cuales son un conjunto de
requisitos estrictos, de obligatorio cumplimiento
e incuestionables, que exponen de manera inex-
pugnable, la forma como debe de estar organiza-
das la totalidad de los elementos que componen
los diferentes aspectos del hombre y su entor-
no, creando un guión o protocolo a seguir por
la totalidad de los seres humanos, con el n de
armonizar la composición de las piezas que con-
forman la humanidad.
Platón por medio de su teoría de las ideas, pi-
lar fundamental del idealismo sistema losó co
que tuvo un importante impacto y herencia en la
sociedad, expuso la existencia de dos realidades,
o explicado de diferente manera la misma reali-
dad dividida en dos mundos paralelos, un mun-
do compuesto por elementos y objetos visibles,
perceptibles y físicos, al que dio a conocer con
el nombre de mundo sensible, y la existencia de
un segundo plano superior del mundo, el cual no
era posible percibir por medio de los sentidos,
y que escapaba a la observación y percepción
simple del ser humano, al que decidió llamar
mundo inteligible, en dicho mundo convivían,
habitaban o existían las ideas, que eran conce-
bidas por el lósofo griego como los moldes,
estructuras y modelos con base en los cuales se
creaban, moldeaban, construían los elementos
físicos de la realidad sensible, que no podían ser
más, que simples copias imperfectas, incomple-
tas e in eles de las ideas sobre las cuales se ins-
piraban para existir y tomar forma. Platón rea r-
maba continuamente que el mundo de las ideas
era perfecto, eterno y no se veía afectado por el
principio del cambio, donde las cosas son lo que
realmente son, lo cual se encontraba absoluta-
mente extrapolarizado con el mundo sensible,
que podía ser presa de la corrupción imperfecta
de lo palpable, pero que aún conservaba su re e-
jo e inspiración respecto al mundo de las ideas.
De la misma forma para el lósofo griego,
todos los conceptos que producen bien en la so-
ciedad, provienen del mundo de las ideas tales
como la idea de belleza, el concepto de justicia,
la moral y la ética, por lo tanto dichos conceptos
se convertirían en el modelo a seguir por la so-
ciedad en su búsqueda incesante, incandescente,
incansable por acercarse a la idea de perfección
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armoniosa y espontánea del mundo de las ideas,
del cual se aleja por la imperfección que corroe
los elementos materiales o sensibles.
Exponiendo lo anterior, el lósofo griego da
el primer paso para la construcción del modelo
losó co del idealismo, el cual profesa que las
ideas son independientes de la materia y que las
anteriores subordinan los procesos materiales,
de los cuales son causa, puesto que representan
la perfección que inspira todos los movimientos
y componentes del mundo material; por medio
de las ideas el hombre sueña, imagina, estimula
su mente y su corazón, dejándose arrastrar de
manera incontrolable, seducido, encantado y
maravillado, por un sinfín de fantasías que le
dan sentido a su realidad y a su existencia, y a
las cuales aspira de manera incesante a materia-
lizar, logrando adentrarse en el estado de per-
fección, planteado por el lósofo griego Platón.
Por medio de la promoción de las ideas la
sociedad y sus gobernantes, crean un proyecto a
seguir, un molde, modelo y n u objetivo, al cual
aspira a llegar la sociedad, e impone de mane-
ra unilateral el conjunto de ideas y conceptos, o
dicho en forma general, sistemas que alimentan
objetivamente el caminar de la existencia del ser
humano, hacia los nes aceptados y promocio-
nados objetivamente por la sociedad, es decir el
hombre nace, o como expone Martin Heidegger,
es arrojado al mundo, un mundo compuesto por
elementos milenarios, primigenios y antiguos a
la concepción humana, y desarrolla el resto de
su existencia moviéndose de manera que com-
plete los proyectos que la sociedad tiene para él,
puesto que las ideas tal como son interpretadas
por la sociedad y sus representantes, son el pro-
yecto hacia el que esta aspira a llegar y es vendi-
da, impuesta, inducida al hombre construyendo
un determinismo sobre el que se construye un
deber ser hacia el cual todo ser humano debe
completar, proyectarse de manera que los movi-
mientos del hombre se transformen en el brazo
que empuja la construcción del macroproyecto
social del colectivo del cual hace parte.
La sociedad como lo exponen Jean Jacques
Rousseau, Thomas Hobbes, John Locke y de-
más doctrinarios de las teorías contractualistas,
nace o es producto, es decir encuentra su ori-
gen o causa, por medio de la imposición de un
contrato, erróneamente llamado contrato puesto
que fue impuesto unilateralmente sobre el ser
humano salvaje, alejándolo de manera tajante y
radical, haciendo uso de la disciplina, el castigo
y la sanción, apartándolo de su ingenuo, ino-
cente, espontáneo y libre estado de naturaleza,
con base en lo anterior, se crearon los primeros
estados y organizaciones sociales destinadas
a ordenar el conjunto de hombres que las con-
formaban, imponiendo un sistema de existencia
colectiva humana, obligando al hombre a renun-
ciar a su reciente estado de espontaneidad y dis-
ciplinándolo, alineándolo y proyectándolo a ser
un instrumento de los nes perseguidos por la
sociedad, y a completar, terminar los que esta
le impone. A partir de lo anterior ante ninguna
posibilidad de reaccionar o existir de manera
paralela a los nes impuestos por la humanidad,
el hombre renuncia a la libertad originaria de
su estado de naturaleza para hacer parte del co-
lectivo, y prestar su mano de obra para la cons-
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trucción del proyecto ideal de la sociedad y sus
instituciones.
De esta forma, la sociedad promueve concep-
tos y valores, tomados del mundo de las ideas, de
manera que toda actuación del ser humano debe
de ser subordinada y ajustarse a los designios de
la sociedad y las ideas que las inspiran y moti-
van a existir; eventualmente la idea evoluciona,
trasciende, es institucionalizada y justi cada, y
se convierte en un sistema, es decir, un conjunto
organizado de elementos ideales, que determi-
nan el deber ser de todos los aspectos que hacen
parte de la sociedad en especial aquellos que
componen la esencia del hombre, logrando que
esta guíe a los hombres a completar y apuntar
sus acciones con base en los sistemas impuestos,
justi cando su existencia y utilidad.
La mayor característica de los sistemas hu-
manos, es que son aplicables a todos los as-
pectos del ser humano y la sociedad, es decir
su poder de in uencia envuelve, involucra y se
adentra a todos ellos, la otra característica de los
sistemas humanos, es que no necesitan demos-
trar resultados que justi quen su funcionamien-
to, puesto que se justi can y juzgan con base en
sí mismos, en su función social, por ser entes
ideales que representan el estado de perfección
anhelado por el ser humano y trascienden los
conceptos de bien y mal, y su utilidad no puede
ser evaluada por las ciencias normales; ya que
es deber del ser humano, hombre o ciudadano
adaptarse al sistema, no lo contrario, y ceñir de
manera obligatoria sus actuaciones a lo manda-
do y ordenado por él.
A medida que los sistemas crecen, se expan-
den, se fortalecen, se institucionalizan, y even-
tualmente se convierten en macrosistemas de in-
maculada e incuestionable exigencia, que guían
al hombre hacia la perfección utilitarista social,
es decir en convertirlo un utensilio maniobrable
y explotable de la sociedad de la que hace parte.
Los sistemas son impuestos al hombre con
extrema ferocidad alejándolo radicalmente de su
estado de espontaneidad, convirtiéndolo en un
ser inconforme con su entorno, las instituciones
y su papel social, debido a la imposibilidad de
cumplir el determinismo irrealizable del sistema
que le ha sido impuesto, generando de esta ma-
nera el aislamiento social, naciendo el concepto
de desviación, como una categoría para clasi car
los individuos, cuya capacidad de satisfacer las
necesidades del sistema es interrumpida puesto
la construcción de un proyecto social que se jus-
ti ca con la imposición de un sistema o sistemas
humanos, encuentra su causa y origen en la ex-
tracción de una idea del mundo inteligible, que
ontológicamente tal como lo expone el lósofo
griego Platón, se halla en un grado de existencia,
o estado superior al ser humano, convirtiéndose
en un proyecto de imposible consumación ante
la imposibilidad de completar un proceso hacia
la perfección espiritual plagiada por la sociedad,
tildando a aquellos que no pueden soportar con
sus acciones las demandas del sistema predomi-
nante como seres desviados y ajenos a los nes
perseguidos por la sociedad y el deber ser ideal
sistemático que la motiva.
Naturalmente los sistemas humanos inspi-
rados en el mundo inteligible y perfecto de las
ideas, deben de conocer todos los aspectos de la
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realidad humana, de manera que las tareas más
sencillas del hombre en sociedad, van siendo
absorbidas y dominadas de manera maquiavé-
lica por el sistema, por ejemplo en los tiempos
antiguos para enseñar o cultivar el aprendizaje
era necesaria la vocación, entendida como un
impulso del ser humano a compartir su sabidu-
ría con sus semejantes; hoy en día para enseñar
se necesita ser profesional, especialista en el
campo de su manejo cientí co, magíster, doc-
tor, con determinados años de experiencia en el
campo de su quehacer, políglota, con publica-
ciones cientí cas, y demás requisitos impuestos
por el sistema, o por ejemplo el arte de escribir
un texto en la antigüedad surgía de la necesidad
del ser humano de compartir un punto de vista
crítico, un sentimiento, un pensamiento parti-
cular por medio de la literatura; hoy en día es
necesario cumplir con un conjunto de normas
literarias, APA, ICONTEC, método IPLER, y
demás requisitos, y sucesivamente aparecen más
sistemas y más sistemas apuntando a lo mismo,
alejar al hombre de sí mismo, segregar la socie-
dad, e imponer reglas persiguiendo nes ideales,
hasta el punto que las obras del hombre en socie-
dad se reducen a la satisfacción del sistema que
les ha sido impuesto.
Razón por la cual ante la imposibilidad hu-
mana particular de adaptarse al sistema, de hacer
parte subordinada del sistema, la regla y la ley,
aparecen los términos desviado, rebelde, de-
sadaptado, como una forma de atacar y separar,
a aquellos seres humanos o individuos, que no
poseen la capacidad o la voluntad de hacer parte
de los nes de completar un sistema imposible,
idealista, antihumano, por ello son segregados,
discriminados y alejados de los planes ideales
que la sociedad por medio del sistema pretende
concretar.
El origen de la desviación se encuentra en la
imposibilidad del ser humano de completar el
determinismo que le ha sido impuesto por la so-
ciedad y sus instituciones, como su instrumento
o herramienta, para cumplir de manera mecánica
sus nes. El lósofo griego Aristóteles explicó
el principio del cambio como un paso del ser en
acto al ser en potencia, para él los actos o movi-
mientos existentes en el universo, se completan
con base en la evolución del ser, hacia el deber
ser, teniendo en cuenta que el ser tiene el deber
ser en sí mismo, y a medida que evoluciona se
va actualizando hasta la máxima manifestación
plena de su existencia, para el lósofo heleno,
la semilla se transforma y se convierte en árbol,
porque la semilla es ya el árbol por sí solo en
potencia y con el tiempo, y haciéndose en las
circunstancias va actualizándose hacia tal n de-
terminado, pero, si las circunstancias normales
varían o son modi cadas ante la intervención de
elementos externos a la evolución determinista,
que desvían el normal desarrollo del ser en acto
al ser en potencia el n perseguido por el de-
ber ser potencial, no logra concretarse aplicado
al anterior ejemplo, si elementos externos como
la tormenta, la sequía, la mano destructiva del
hombre, la plaga, desvían el crecimiento nor-
mal y natural de la semilla hacia la construcción
del
árbol al cual está destinada a llegar, se in-
terrumpirá el proceso quedando imperfecto e
incompleto.
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De la misma manera al hombre por medio
del sistema inspirado en las ideas provenientes
del mundo inteligible, insensible, y perfecto, le
es impuesto, sin la capacidad de cuestionar o de
decidir, el deber ser individual y social, como un
proyecto o n hacia el cual ciegamente y de ma-
nera inequívoca el ser humano debe de dirigirse,
persiguiendo completar como lo hemos expues-
to, un proyecto imposible, inaplicable al ser hu-
mano, y al igual que la semilla, ante la imposi-
bilidad de cumplir su meta nal por la aparición
de circunstancias externas que rompen el deter-
minismo de su n natural, el hombre se desviará
ante la aparición de circunstancias que destru-
yan el determinismo destinado a completar el
proyecto irrealizable, de ser un instrumento de la
sociedad, y por tal efecto, ante la imposibilidad
de vivir de manera ideal con base en preceptos
y reglamentos ajenos a su naturaleza humana,
será juzgado, categorizado, segregado, aislado
separado y condenado a existir como un ser que
no tuvo la posibilidad de ser útil a la sociedad.
La ley como fundamento del deber ser
legal
La ley como norma social de carácter obliga-
torio tiene su fundamento en el deber ser, promo-
cionando e imponiendo un conjunto de valores
de estricto cumplimiento con el n de organizar
los diferentes aspectos del hombre en sociedad,
es decir posee un carácter eminentemente axio-
lógico, teniendo en cuenta que promociona una
potencializacion de los diferentes elementos de
la sociedad, y los guía hacia un concepto de per-
fección de nida por ella misma, basada en los
ideales que la motivan, y la existencia teleoló-
gica, persigue como n la propagación y edu-
cación de los valores que sirven de fundamento
para su existencia y la salud social, por medio
de una valoración del colectivo, como modelo
de construcción de una sociedad desarrollada y
construida con base en lo que la ley espera de
ella, para el lósofo alemán Max Scheler: “la
materialización y aplicación de los valores, es
llevada a cabo, por medio de la creación y pro-
moción de modelos humanos que persuaden al
hombre a su seguimiento y reproducción, desde
el punto de vista legal, religioso o moral” (2001),
por lo tanto todo el comportamiento del hombre,
sus acciones y su estar en el mundo están llama-
dos a adaptarse a esta formulación ético-legal.
La sociedad y el Estado por medio de sus go-
bernantes y leyes determinan y predicen, y de
la misma forma ordenan como debería de ser el
comportamiento del hombre en sociedad, y por
medio de la misma ley, coacciona todos los actos
del ser humano como forma de in uencia para
organizar y protegerla, determinando el compor-
tamiento del hombre en sociedad, partiendo de
un estado de normalidad producto de su estar en
el mundo, por lo tanto le exige, que su conducta
y comportamiento esté guiado a completar una
potencialización de su ser, hasta llegar a la mate-
rialización perfecta de un deber ser social, legal
y moralmente aceptable, es decir la construcción
de un ciudadano, sujeto o individuo, respetuo-
so de las leyes, solidario, equitativo, justo, entre
una in nidad de valores que etiquetan el buen
ciudadano y que funcionan de forma armoniosa
con los ideales que motivan la creación de la ley
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119
y la organización y control de la sociedad, los
cuales existen de manera previa a la existencia
humana particular.
Con base en esa preconcepción, asumiendo
el desarrollo normal de la existencia del hom-
bre, le exigen completar dicho n, dicha obra y
moldearse por medio de la coacción o el respeto
a la ley a completar el prototipo impuesto por
esta. La política criminal de los Estados se guía
y encamina a eso, como mecanismo de control y
último y excepcional instrumento y herramienta
jurídica para el dominio y gobierno de los ciu-
dadanos, a la penalización y criminalización de
la desviación del ser humano como sujeto que
atenta contra el normal desarrollo de la socie-
dad, por lo tanto la política criminal y la crea-
ción de tipos penales presume de antemano el
normal desarrollo del individuo en el paso de su
existencia, omitiendo el deterioro y las circuns-
tancias desfavorables que sufre en su diario vi-
vir, y que poseen un impacto negativo en su per-
sonalidad con la fuerza su ciente de extraerlo de
su estado de normalidad y guiarlo a un estado de
criminalidad humana.
Por lo tanto, la ley y sus creadores presumen
que el sujeto se desarrollará con fundamento en
un determinismo técnico y básico que lo conlle-
ve a realizar de sí mismo un ser construido de
forma consciente con fundamento en lo que la
ley espera de él, completando de esta forma el
deber ser legal, pero en la mayoría de los casos
dicho determinismo perfecto y diseñado, que
no admite margen de error en su estructura, y
que concibe el ser humano como una criatura
técnica, simple, básica, sencilla y moldeable,
es interrumpido por las constantes afectaciones
que sufre el ser humano en el desarrollo de su
existencia, por lo tanto la ley como tal, es un ele-
mento ajeno al hombre, puesto que lo concibe
como un ser técnico y básico, mas no como un
conjunto de elementos que construyen una com-
plejidad humana que es de difícil comprensión
para la ley.
Como lo habíamos expresado antes es abso-
lutamente imposible separar al hombre como ser
particular en constante formación y movimien-
to del mundo que lo rodea, que es el espacio y
tiempo determinado por medio del cual se mue-
ve, y que representa una gran in uencia para la
construcción de su personalidad.
Las leyes, en especial, los tipos penales como
se ha mencionado anteriormente, tienen su fun-
damento en sí mismos, son en esencia perfec-
tos desde el punto de vista legal, son de obli-
gatorio cumplimiento y solo necesitan de ellas
mismas para poder existir. La ley representa el
deber ser de la sociedad, como el conjunto de
normas inviolables que coaccionan y controlan
al ser humano dentro de ella, como instrumento
de control social; se crea y se desarrolla inde-
pendientemente, sin valorar las circunstancias
propias de las personas o individuos a los cuales
va a ser aplicada, haciendo juicios a priori fun-
damentados en el desarrollo normal del indivi-
duo en sociedad, es absolutamente aislada de la
realidad humana, y propone la creación de un
proyecto social pleno y perfecto, cuya realiza-
ción es imposible teniendo en cuenta la enorme
complejidad que rige el estar en el mundo, el
hombre como ser pensante en constante cambio
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y desarrollo, con necesidades y un grado laten-
te de inconformidad producto de su estar en el
mundo, no debe de ser concebido como un ser
mecánico o robótico; es un ser que sufre su -
cientes y diferentes fenómenos a los cuales trata
de adaptarse y entender, y los que tienen un im-
pacto poderoso sobre él, que está en constante
cambio y cuyas necesidades y perspectiva per-
sonal normalmente entrarán en con icto con el
deber ser social y legal; el hombre se mueve en
la sociedad con fundamento en la satisfacción
de sus necesidades como forma de completar su
existencia y darle sentido y una valoración po-
sitiva a su estar en el mundo, aprendiendo de su
diario vivir y construyendo una perspectiva de
su alrededor.
La ley y la creación de tipos penales debe de
estar encaminada a acercarse más al ser humano,
tratar de comprender las circunstancias del desa-
rrollo incomprensible, ilógico y complejo de la
sociedad a la cual va a ser aplicada, abandonar
su aislamiento legal y hacer juicios con funda-
mento en la valoración de la complejidad huma-
na y su diario vivir; la sociedad es demasiado
compleja para aplicar leyes pragmáticas y posi-
tivistas, cubiertas de arrogancia, prepotencia y
vanidad que apuntan a la construcción de pro-
yectos imposibles, y que se fundamentan solo
en sí mismas, en su poder legal y en el carácter
punitivo y sancionatorio de su incumplimiento.
El Derecho Penal y la teoría jurídica del de-
lito, es el estudio del crimen como un n, como
una intencionalidad latente en el sujeto, como
una construcción consciente de la itercriminis,
que apunta a la materialización de una conduc-
ta criminal partiendo de la idea y concluyendo
en el acto criminal, la criminología es el estudio
del crimen, como un medio, el n del crimen es
restablecer la paz y la tranquilidad, producto del
estado de afectación de los elementos de la exis-
tencia de determinado ser humano que llegó a
un estado criminal. Dicha alteración es la razón
de ser que motiva el acto criminal, por ejemplo,
la criminología ha tratado de estudiar de forma
separada las causas del delito y de la delincuen-
cia, para algunos la causa única era el elemento
sionómico y biológico del sujeto, para otros la
causa era producto de una elección racional, y
algunos se dedicaron al estudio de los aspectos
sociológicos como forma de explicar el origen
del crimen; esta teoría aspira a analizar el ori-
gen de la criminalidad como un atributo de la
personalidad de un ser humano especí co, que
se origina producto de su estar en el mundo, de
su existencia, es decir el método analítico de
descomponer el todo en sus partes, y separar los
diferentes elementos que conllevaron al sujeto
a obrar de esa manera, a potencializar su estado
criminal, el todo es el hombre y sus acciones,
las partes, los elementos de la existencia que in-
uencian y motivan su personalidad.
Alteración de los elementos de la exis-
tencia
Es producto del estado de anormalidad al que
llega su desarrollo, por ejemplo si la historia del
sujeto está plagada de maltratos, injusticia, mala
suerte y dolor, es muy probable que el factor
histórico-antropológico y el factor psicológico
puedan resultar afectados hasta el punto de po-
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tencializar y desarrollar un anormal desempeño
del individuo que lo extraiga de su estado de
normalidad y lo lleve a estados desviados, por el
otro lado si un sujeto en el ejercicio de su exis-
tencia crece y se desarrolla en una comunidad
que hace parte de una sociedad que vanagloria el
crimen podría ser in uenciado por esta, hasta el
punto de alterar el normal desarrollo de su factor
socioantropológico.
Otro ejemplo relevante sería, si un indivi-
duo como producto de su existencia inicia una
militancia en un grupo o colectivo subcultural,
que se organice con fundamento en la creación
y seguimiento radical de valores contrarios a la
moralidad, el ordenamiento jurídico-social y la
protección de la humanidad, hasta el punto de
radicalizarse en la consecución de nes reaccio-
narios, es muy probable que el sujeto o sujetos
que hagan parte de dicha iniciativa desarrolle y
perciba tal grado de a nidad y encuentro con
el colectivo, que lograría con el tiempo alterar
el normal desarrollo de la formación del factor
ideológico-político hasta el punto de materiali-
zar agresiones en búsqueda de satisfacer las mo-
tivaciones que alimentan la ideología colectiva
del grupo.
Una afectación del estado de normalidad del
factor económico, sería la ausencia del indivi-
duo de recibir bene cios de la sociedad produc-
to de una retroalimentación con esta, lo cual por
necesidad o por avaricia, lo encaminarían a co-
meter actos de hurto, extorsión o cualquier otra
manifestación criminal con el n de satisfacer
dichas necesidades, de la misma forma en los
delitos de cuello blanco la alteración del estado
económico es producto de la avaricia del sujeto
que altera su estado de normalidad.
Por lo tanto es imposible que una ley, especí-
camente un tipo penal cuya valoración a priori
persigue y busca la construcción de un ciudada-
no íntegro, presumiendo su desarrollo histórico
con fundamento en su normalidad, sin realizar
valoraciones explícitas que den fe del grado de
deterioro que posee la sociedad y las diferentes
circunstancias a las que es sometido el ser hu-
mano en búsqueda de su identidad y su plenitud
nalista, sea competente para juzgar ciudadanos
que en su existencia histórica no pudieron de-
sarrollarse plenamente ni completar el proyec-
to que la ley esperaba de ellos, no porque sea
producto de una elección personal de infringir la
ley, de actuar contrario al derecho, de desviarse
del deber ser legal que la ley espera que comple-
te, al que debe de llegar obligatoriamente, sino
que son producto de una historia anormal, de un
crecimiento deformado, de una afectación a sus
necesidades, de una alteración en el paso de su
existencia, de una búsqueda insaciable por lle-
nar lo que ni la ley, ni la sociedad pudo lograr,
son producto de una historia deformada. Es la
causa del delito la destrucción del normal desa-
rrollo del sujeto, que lo in uencia afectando los
diferentes elementos que conforman su vida y su
existencia, y alejándolo del deber ser que la ley
espera que sea, su potencialización legal, de la
misma forma como lo expone Aristóteles, el fe-
nómeno del cambio es el constante paso del ser
en acto al ser en potencia, pero dicho movimien-
to debe de estar seducido por una nalidad; en el
ser humano en sociedad la nalidad es construir
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lo que la sociedad y la ley espera de este, si las
circunstancias le son favorables llega a dicho
n, si no se desvía.
La ley estudia, de ne e impone el deber ser
del hombre en sociedad, su relación legal con
su entorno, con fundamento en los valores que
desea cultivar en los ciudadanos, imponiendo la
forma como debe de estar organizada la socie-
dad, por medio de la voluntad general, toda ley
realiza un juicio a priori, de manera dogmáti-
ca, pragmática y super cial del comportamiento
humano, determina los parámetros obligatorios,
sobre los cuales debe descansar el ordenamien-
to social, toda ley parte de la idea, y el poder
punitivo es la imposición arbitraria e injusti ca-
da de la idea, sobre la realidad compleja del ser
humano, y sus circunstancias, presume que todo
está bien, que los criminales o como adoptamos
decirles personas que han llegado a un estado
criminal, son vicios ambulantes a su proyecto
de plenitud perfecta, y que por medio del mie-
do que recae sobre el ciudadano ser víctima del
poder punitivo de la nación, se cohibirá volunta-
riamente de realizar las conductas punibles ex-
presas en la ley.
Vivimos en una sociedad deteriorada, que
no permite el desarrollo pleno del ser huma-
no, el paso del ser al deber ser social, producto
de: promoción de la violencia mediática, con-
taminación, deterioro económico (desempleo,
in ación), enfermedad, ausencia de educación,
presiones y peligros de la cotidianidad, alimenta-
ción de ciente (desnutrición), rituales culturales
dañinos, desigualdad de clases, sobrepoblación,
discriminación, cambios climáticos extremos,
miseria, violencia, inasistencia médica.
Todos esos factores que hacen parte de una
sociedad deformada como la actual, interrum-
pen naturalmente el determinismo impuesto por
el perfeccionismo de la ley, y generan desvia-
ción en los seres humanos, como una incapaci-
dad de desarrollarse y completarse plenamente.
Teoría de complejidad criminológica como
formación de la necesidad desviada del esta-
do criminal
De la misma forma como la teoría jurídica
del delito, por medio de su concepción nalis-
ta, nos mostró que todos los actos delictivos del
delincuente desde el momento de su ideación
hasta su consumación, están guiados por una
nalidad dirigida conscientemente del objetivo
que busca realizar, es decir siguiendo una línea
de itercriminis, que es el camino o los pasos que
debe seguir una idea para salir del plano ideal y
proyectarse externamente por medio de la mate-
rialización de una conducta que genera un resul-
tado contrario a la ley, siempre que el individuo
sea consciente de su acción y tenga la voluntad
libre de llevarla a cabo. Para la teoría jurídica
del delito el crimen es un n que persigue el
autor, el sujeto activo de la conducta, y que se
perfecciona o concluye con la ejecución de un
resultado para la criminología, el crimen, el acto
delictivo, la conducta criminal, el resultado des-
viado y delictivo, es un medio, un instrumento
para satisfacer nes profundos e inherentes a la
personalidad del individuo; la criminología es el
estudio de dichos nes, la nalidad de la con-
ducta delictiva.
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Partiendo de la teoría nalista del delito, que
toma como punto de partida los actos volunta-
rios e involuntarios propuestos por Aristóteles,
y aplicando lo anterior a la criminología, es im-
posible pensar que el hombre esté en el mundo
de manera ilógica, aleatoria, sin moverse hacia
algún n en concreto, como habíamos expli-
cado anteriormente, el hombre es arrojado de
forma arbitraria al mundo, y por medio de su
vida usando como vehículo su propia historia
va caminando por su existencia, con la sensibi-
lidad su ciente para percibir, asimilar y dejarse
tocar por los aspectos que vive y experimenta,
producto de su estar en el mundo, los cuales
in uencian, rein uencian, construyen y recons-
truyen constantemente su personalidad, que es
la razón de ser de su conducta, producto de la
experimentación de las circunstancias propias,
individuales, personales, particulares e íntimas
del diario vivir del sujeto, el hombre desarrolla
paradigmas, formas de ver el mundo, concebir
la vida, desarrolla ideales, crea vínculos afecti-
vos e ideológicos con los demás miembros del
colectivo, es decir es un ser activo, consciente y
sensible de su propio vivir, de su propio existir.
La existencia es el medio por medio del cual el
hombre se conoce a sí mismo, conoce el mundo,
se cuestiona a sí mismo y cuestiona el mundo, se
destruye y reconstruye a sí mismo, y al mundo.
Es el vehículo de la vida del hombre, el hombre
es un ser en constante cambio, es un ser móvil,
en una sociedad móvil, que habita un mundo
móvil, en un universo que no deja de expandirse.
Por lo tanto el estar en el mundo del hom-
bre, su relación con la sociedad está guiada por
una nalidad o nalidades, el hombre en su afán
de moverse, en su estado de continua actividad,
está en la búsqueda de algo, está en la constante
búsqueda de darle sentido a su existencia, por
medio del contacto consigo mismo y su relación
con la sociedad de la que hace parte, el hom-
bre se sumerge en ella, tratando de completar su
existencia y encontrar un n que la guíe a com-
pletar su estado de plenitud y autorrealización.
La existencia pura del hombre es caminar por
el mundo buscando n o nes aun cuando el n
sea abstracto o se encuentre en constante cambio
en su interior, la idea de n es lo que motiva al
hombre a caminar por el mundo, a moverse den-
tro de la sociedad.
Para el psicólogo humanista del siglo XX
Abraham Maslow, el hombre camina por el
mundo y concibe su vida, motivada por un cons-
tante proceso de autorrealización y autoactuali-
zación, el psicólogo plantea como fundamento
de la satisfacción humana la pirámide de las ne-
cesidades, la cual hace énfasis en la existencia
de una jerarquización de las necesidades huma-
nas, en la cual la satisfacción de las necesidades
primarias, básicas y elementales conllevará a la
satisfacción de necesidades mucho más comple-
jas y abstractas: “La satisfacción de una necesi-
dad crea otra” (Maslow, A., 1998). “En resumi-
das cuentas, el músico debe tocar, el pintor debe
pintar y el poeta debe escribir, si quieren vivir en
paz consigo mismos” (Maslow, A., 1998).
De la misma forma el psicólogo estadouni-
dense, asegura que la incapacidad del hombre de
satisfacer sus propias necesidades a orará como
elementos de su personalidad posiciones agresi-
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vas y autodestructivas tales como la depresión,
el cinismo, la incapacidad emocional, el odio, la
frustración y la alienación. Una incapacidad de
sentirse cómodo con su vida, basado en un aná-
lisis de lo incompleta que ha resultado su exis-
tencia para satisfacer lo que desea intensamente,
para el lósofo griego Aristóteles en su libro La
metafísica de ne lo necesario de la siguiente
manera: “Se llama necesario aquello que es la
causa cooperante sin la cual es imposible vivir.
Así la respiración y el alimento son necesarios
al animal. Sin ellos le es imposible existir. Lo
constituyen aquellas condiciones sin las cuales
el bien no podría ni ser ni llegar a ser. Constitu-
ye también lo necesario la violencia y la fuerza,
es decir, lo que nos impide y detiene, a pesar
de nuestro deseo y nuestra voluntad. Porque la
violencia se llama necesidad, y por consiguiente
la necesidad es una cosa que a ige, como dice
Eveno: Toda necesidad, es una cosa a ictiva”.
“La fuerza es la que me obliga necesariamente
a obrar así.” (Sófocles, s.f.). Es distintivo en el
pensamiento de Aristóteles, destacar que el hom-
bre no existe, ni camina por el mundo de forma
aleatoria, sin sentido sino que está encaminado
a una nalidad, es decir tiene un móvil o miles
de móviles que dan fuerza a su paso por la hu-
manidad, y dirigen los movimientos que él haga
en producto de su vida, todos los actos del hom-
bre, poseen una intencionalidad, para Aristóteles
como lo expuso posteriormente en su tratado de
ética “el acto voluntario se hace por el deseo, la
necesidad” (Aristóteles, s.f.), posteriormente en
el siglo XIX y XVIII, los lósofos que defen-
dían la concepción del voluntarismo, de nieron
la voluntad, como la capacidad y facultad del
ser humano, de organizar, dirigir y encaminar su
propia conducta, guiado siempre hacia una in-
tención, un n. Para Arthur Schopenhauer la vo-
luntad es la necesidad metafísica, íntima e inex-
plicable de todos los elementos existentes del
universo que obra como fuerza impulsadora que
lo motiva a expandirse la de nió como voluntad
de vivir, posteriormente Federico Nietzsche re-
calcó la existencia de un principio intrínseco en
cualquier sujeto existente y lo denominó volun-
tad de poder, que es la ambición superdesarro-
llada del hombre de satisfacer sus necesidades y
deseos íntimos.
Por lo tanto todo hombre que existe en el
mundo tiene la necesidad de satisfacer sus ne-
cesidades íntimas. Por lo tanto, la desviación es
el producto de las alteraciones de los elemen-
tos de la existencia, con la fuerza su ciente para
abstraer al individuo de su estado de normalidad
y encaminarlo a conseguir y a perseguir nes,
usando el crimen como medio, producto de su
incapacidad por medios legales y aceptados de
darle sentido a su existencia, producto de la
incapacidad en el transcurso de su historia de
satisfacer sus necesidades íntimas, todo crimi-
nal por medio del crimen satisface una necesi-
dad que por medios legales no logra completar,
usando la voluntad como forma de proyectarse
en el mundo.
Para el lósofo alemán Arthur Schopenhauer,
la voluntad, en su modo de ser objetivo, externo,
se mani esta en todos los estados de la vida aní-
mica del hombre, por medio del cual se muestra
bajo la forma de deseo consciente, la voluntad es
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un ciego afán, una pulsión, que se expresa en la
existencia del hombre, como un continuo deseo
insatisfecho; es decir, la vida del hombre en sí
misma es incompleta, el hombre es por natura-
leza inconforme, el hombre con sus acciones da
sentido a su vida, a lo que busca, y su necesi-
dad le da sentido a sus acciones, desde su propia
perspectiva de interpretación el hombre justi ca
sus acciones y sus necesidades, el hombre que
ha llegado a un estado criminal, busca algo, en
la sociedad, en la víctima, el delito y sus conse-
cuencias calman su necesidad.
El hombre se desarrolla constantemente,
producto de su estar diario en el mundo, de
experimentar personalmente por medio de su
existencia sus diferentes elementos, que se van
perfeccionando producto de su contacto con el
mundo y la sociedad, el hombre despierta y de-
sarrolla en su interior necesidades, por lo tanto
su estar en el mundo, es la existencia conscien-
te del n o nes que busca para satisfacer las
necesidades que auguran en su interior, el darle
sentido a su existencia, por medio de la necesi-
dad, el hombre busca satisfacer los vacíos de su
existencia, de su estar en el mundo, teniendo la
existencia un carácter histórico que precede la
personalidad y que construye y reconstruye la
esencia del sujeto, lo que es, el estado criminal
al que llegan los humanos.
En este sentido, la insatisfacción de las ne-
cesidades que surgen de su paso por el mundo,
y que aparecen producto de la afectación de
los elementos de la existencia, es decir como
producto de las alteraciones o afectaciones, de
los elementos de la existencia (factor político,
factor psicológico, factor económico, factor
sociológico), surgirán un estado de alienación
del sujeto como incapacidad por medio de su
existencia de completarse plenamente de forma
legal, completando su deber ser social, por lo
tanto el ser humano se desvía hacia un estado
criminal como forma de satisfacer dichas nece-
sidades, la desviación que sufre el sujeto como
producto de la incapacidad de completarse como
ser humano, de darle sentido a su existencia, de
satisfacer sus necesidades humanas producto de
los factores de su existencia, el sujeto se desvía
para de una manera contraria al ordenamiento
legal y social, satisfacer dichas necesidades,
cada acto criminal cometido por un sujeto o un
ser humano que ha llegado al estado criminal,
es la necesidad latente del autor de satisfacer
por medio de dicha conducta lo que su existen-
cia normal como paso por la sociedad, no pudo
satisfacer: “Las personas no son malvadas, son
desgraciadas”, afectaciones de sus estados alte-
rados de existencia, son defectos históricos de
su personalidad, completar el acto criminal es la
necesidad del sujeto para calmar la desviación
que sufre como producto de la incapacidad de
completarse y concretarse como un ser humano
íntegro y satisfactorio consigo mismo y con su
papel en la sociedad, es un vicio de la persona-
lidad producto de la afectación de la existencia
que lo desvía de su estado de normalidad hacia
un estado criminal.
Los factores de la existencia, modelan y re-
modelan, construyen y reconstruyen, constante
e incandescentemente la personalidad del ha-
bitante del mundo, del ser humano. El hombre
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que llega o es llevado, producto de sus circuns-
tancias a un estado criminal trata de satisfacer
una necesidad intrínseca y compleja usando el
crimen como un medio, para satisfacer un n
abstracto inmerso en su personalidad.
CONCLUSIONES
La historia nos ha demostrado la imposibi-
lidad que poseen las ciencias individuales, para
explicar de manera aislada y dogmática la causa
del delito en la sociedad, la criminología a pesar
de no ser una ciencia, puesto que en su objeto
de estudio necesita prestar conceptos y descubri-
mientos de otras ciencias naturales y humanas,
positivas y especiales, y cuya existencia es pues-
ta en duda teniendo en cuenta que depende de lo
que el Derecho o la ley considere como delito,
para poder ser usada, debe de ser considerada
no una ciencia, sino una megaciencia, es decir
que su objeto de estudio trasciende un campo de
estudio especí co, que su aporte a la humanidad
no se encasilla a la prueba de un fenómeno ais-
lado, sino que investiga las causas de fenómenos
que involucran todas las ciencias y disciplinas
del conocimiento como lo es el fenómeno del
delito.
El delito es un fenómeno social mundial, su
existencia absolutamente conceptual, abstracta e
ideal, proviene de la necesidad del hombre de
identi car las conductas humanas que colocan
en peligro bienes tutelados por la ley, puesto que
en su actuar u omitir, poseen la capacidad de des-
truir, lesionar o colocar en peligro dichos bienes,
la criminología es el estudio multidisciplinario
y megacientí co de las causas que originan el
fenómeno delictivo en el hombre; el presente
trabajo demostró la ine ciencia de las ciencias
naturales o humanas de explicar el delito de ma-
nera aislada y polarizada, partiendo del hombre,
desde un punto de la antropocentrista, el delito
debe de estudiarse con base en tres principios in-
separables: la historia, el hombre y la sociedad,
y la relación de todos los anteriores con la ley.
El criminal no nace, no es producto de un
determinismo biológico; el criminal se hace,
es producto de su existencia, de la ruptura del
determinismo que le impone la ley desde antes
de vivir, el criminal no es criminal, ontológica-
mente es un hombre que ha llegado a un estado
de desviación, producto de la imposibilidad de
completar el determinismo que conlleva concre-
tar el deber ser de la ley y los valores promo-
vidos por medio de esta, no porque no pueda o
porque no quiera, sino porque su circunstancia
personal, subjetiva e íntima varía por medio de
afectaciones que desvían los elementos de su
existencia, hacia el desarrollo de necesidades a
satisfacer por medio del delito, y la negación del
deber ser impuesto por la sociedad y la ley.
Es necesario estudiar el hombre como un ser
inmerso y sumergido en una inmensa comple-
jidad, abandonar el concepto y valoración del
ser humano, como un elemento mecánico y con-
ductual de la sociedad, como un instrumento de
conquista de las ambiciones sociales, condenado
a renunciar a su individualidad en pro del pro-
greso social, y llamado desviado en el momento
en el que renuncia a los deberes que la sociedad
le ha impuesto unilateral y arbitrariamente, la
desviación no es desviación humana del delito,
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es desviación del deber ser de la sociedad.
Toda ley especí camente la creación y eje-
cución de tipos penales, tiene su fundamento en
la idea, la ley, es un juicio de valor a priori, que
predice la forma como debe de estar organiza-
da la sociedad, con fundamento en los valores
que el Estado promueve, como moduladores
de conducta de sus ciudadanos, delimitando la
delgada línea entre lo prohibido y lo permitido,
prediciendo el comportamiento de los seres hu-
manos, de una forma mecanicista y simplista,
minimalista, básica y super cial, sin realizar
valoraciones a su complejidad existencial, por
lo tanto la ley persigue un n utópico e impo-
sible, basado en el ideal de un mundo perfecto,
absolutamente inalcanzable, un proyecto y plan
jurídico totalmente irrealizable, y fundamenta su
poder punitivo, no en la protección de los bienes
jurídicos que la ley jura defender, sino en la con-
secución de dicha concepción ideal, con base
en la cual debe de estar formada la sociedad, es
decir antepone la idea a la realidad, y juzga con
fundamento en la idea, no con fundamento en
la realidad compleja de la historia de la socie-
dad y sus habitantes, lo cual es un error; toda
manifestación del poder punitivo, es un castigo
personal que recae sobre el sujeto de los errores
de la sociedad, como ser que se forma histórica-
mente con fundamento en las enseñanzas de su
existencia, toda pena es un error de la sociedad
y una utopía de la ley.
REFERENCIAS
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Descartes, R. (2004). Discurso sobre el método.
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y la ética material de los valores. España:
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Sófocles (s.f.). Edipo Rey (s. ed.).
Varios autores presocráticos (1991). España:
Editorial Filosofía Hoy.
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