Justicia (34): pp.405-433. Julio-Diciembre, 2018. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-7441
407
José Jesús Rodríguez-Núñez - Niels Ramón Rodríguez García
de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera (2 veces), Carlos Andrés
Pérez (2 veces), Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi.
El pueblo se levantó contra las políticas neoliberales: 1) aumento del
desempleo; 2) precios fijados por el mercado y los monopolios productores
y distribuidores; 3) disminución de los beneficios sociales de las mayorías
como educación, salud, vivienda, entre otros; 4) represión contra la mayoría
de la población que protestaba contra los bajos sueldos, los precios altos y
bajas prestaciones sociales. Este estado de cosas se servía de que la élite
comercial parasitaria, que vivía bajo el paraguas del Estado, del cual formaba
parte, se enriqueciera con pasmosa facilidad. La etapa inicial de pasos sin
rumbo definitorios sirvió de aprendizaje, cuando fueron reconocidos por la
dirigencia del país: era nacionalista y populista, pues veía soluciones a la
injusticia social y a la opresión de la sociedad dentro de las mismas reglas
del capitalismo. No obstante, el nacionalismo no es una expresión errada,
porque ella nos viene de nuestros libertadores. Así, que el nacionalismo nos
llevó a darle basamento a un proyecto político que se apoyó en el “árbol de
las tres raíces” (Chávez, 2013), a lo cual hay que añadirle los documentos
de macroeconomía del Prof. Jorge Giordani (2009). Todo esto condujo a la
propuesta de la “Agenda Alternativa Bolivariana” (Chávez, 2013). El nacio-
nalismo bolivariano no contiene elementos de tensión étnica, ni racismo, ni
ínfulas de superioridad. Menos aún, ese nacionalismo descarta actitud bélica
entre Estados. En sí, debemos entenderlo como la aspiración de gobernarse
a sí mismos, de forma soberana y autónoma, como lo establecen los artículos
5 y 70 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Por
otra parte, el populismo como lo define El Haiman Troudi solo busca resolver
problemas a corto plazo, sin dejar rasgos organizativos. Esa práctica de corto
plazo ha mejorado con la inclusión del poder popular (pueblo organizado)
en la solución de sus propios problemas, como autoconstrucción, contraloría
social, manejo de competencias por las instituciones del Estado, etc.
El presidente Chávez habiendo reconocido las fallas iniciales en el proceso
revolucionario no dudó en su compromiso con el pueblo, de donde vino y que
lo ayudó a formarse. Él agudizó las contradicciones de clase, que consistió
en superar la seducción del Estado de Bienestar Socialdemócrata de Blair
y de los centros políticos con su tercera vía. Es decir, evitó colocar pañitos
tibios, con lo cual dejaría al modelo capitalista intacto, mientras atenuaba las
grandes desigualdades sociales.
Un paso gigante en esa dirección, en esa ruptura, con lo establecido, son