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grar todos los enfoques técnicos necesarios,
los que van desde cuestiones normativas y
legales, aspectos económicos y nancieros,
aspectos administrativos y organizacionales,
aspectos tecnológicos y de información, as-
pectos de infraestructura y de capacitación
por mencionar algunos.
Estos equipos pueden estar parcialmente dis-
persos entre los distintos poderes del Estado
y la sociedad civil, según evidencia la expe-
riencia disponible, pero al nal se requiere
establecer sistemas de trabajo conjuntos, que
garanticen adecuado diálogo interinstitucio-
nal, intercambio de datos y propuestas de
modo de asegurar sintonía en los ejes centra-
les del cambio.
f. Se requiere asimismo un plan maestro del
proceso de reforma que identique las etapas
(Hernández, 2007, pp. 18-20) y los puntos
críticos y de no retorno y en torno, a los cua-
les deben generarse los acuerdos y consen-
sos para avanzar. Este plan maestro no puede
dejar de considerar la necesidad de sistemas
de instalación parciales de la reforma con
planes piloto, para monitorear de modo más
realista la puesta en marcha del proceso total.
g. Se requiere construir una voluntad política
consistente y persistente en el cambio, asu-
miendo que la reforma requiere no solo el
concurso de amplias fuerzas políticas sino
también sostenimiento en el tiempo de la vo-
luntad reformista. Las reformas poseen tales
niveles de complejidad que resulta altamente
probable que su aprobación, puesta en mar-
cha y ajustes requiera la participación de más
de un gobierno y no necesariamente del mis-
mo signo político, lo que obliga a generar los
consensos necesarios entre los distintos sec-
tores y al mismo tiempo, los acuerdos insti-
tucionales y técnicos básicos para no detener
o afectar el proceso reformista.
h. La puesta en escena de la reforma al siste-
ma de justicia y en particular la reforma al
proceso penal, requiere identicar los puntos
en los que se exigirán resultados y donde se
intentará generar un consenso sobre los indi-
cadores que deben ser considerados exitosos.
Esto resulta particularmente relevante dado
que el proceso de reforma genera expecta-
tivas muchas veces infundadas y por otra
parte, incumple varias de las promesas efec-
tuadas. En otras palabras, existen logros que
parece razonable esperar y fracasos que de-
ben ser asumidos desde el inicio del proceso.
El olvido de estas variables puede alimentar
intenciones contrarreformistas, al enfrentar
el proceso inevitablemente problemas en su
implementación y objetivos trazados.
Probablemente la reforma al sistema proce-
sal penal puede identicar como logros rea-
listas y alcanzables, el reemplazo del sistema
de expediente por el sistema de audiencia y
el reemplazo de la escrituración por la orali-
dad, generando mayor transparencia y menor
corrupción al tiempo de acelerar parcialmen-
te los tiempos de respuesta del sistema para
garantizar de mejor forma los derechos de los
justiciables. Ello supone como elemento adi-
cional, la generación de un sistema mínimo
de gestión de causas, que logre administrar el
Justicia, No. 25 - pp. 106-123 - Junio 2014 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://publicaciones.unisimonbolivar.edu.co/rdigital/justicia/index.php/justicia
rafaeL bLanco Suárez