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vocada por el Instituto de Economía Internacio-
nal, empezó el debate en toda América Latina en
torno al Consenso de Washington. Williamson
(2002) advirtió “cuando denominé al programa
de reformas Consenso de Washington, no ima-
giné que estaba acuñando una expresión que
pasaría a ser el grito de batalla de los debates
ideológicos por más de una década y que aún
continúan”.
En Colombia, de manera paralela, y como si
se tratara de un acuerdo entre el país y los orga-
nismos internacionales con sede en Washington,
un grupo de jóvenes universitarios instó a de-
batir en el seno de la sociedad la viabilidad de
hacer una reforma o un cambio a la Constitución
Política de 1886, documento jurídico poco ami-
gable para algunos de los propósitos aperturistas
sugeridos en el Consenso.
En julio de 1991, después de todo el proce-
so político y social que desencadenó el Movi-
miento “la Séptima Papeleta”
1
y la Asamblea
Constituyente, se fi rmó una nueva Constitución,
que ha sido ampliamente discutida desde su na-
cimiento. Para algunos autores, como Uprimny
y Rodríguez (2004), es una Constitución abier-
ta, normativa y valorativa de constitucionalis-
1. Este movim iento nace de la mo vilización estudiantil, organi-
zado por jóvenes universitarios cuyo fi n fue desarrollar una
consulta extraofi cial, el día 11 de marzo de 1990, cuando se
desarrollaron las otras seis elecci ones, c onvocadas ofi cial-
mente por el Estado, para elegir alcaldes, representantes a la
Cámara, senadores, diputados a las Asambleas Departamenta-
les, ediles en las juntas administradoras locales y concejales,
en la Séptima Papeleta se preguntó a la ciudadanía si quería
convocar a una Asamblea Constituyen te, la cual tuvo como
resultado una nueva Carta Política en 1991. La nueva Cons-
titución busca una transformación del Estado, ya que la Carta
Política de 1886 era un cuerpo normativo sin aplicabilidad
para las nuevas realidades políticas y económicas mundiales.
mo social, pues admite políticas económicas
muy diversas que permiten alcanzar derechos
sociales, y no solo reconoce derechos liberales,
sino también sociales dándoles fuerza de Nor-
ma Superior. Otra posición es la que defi enden
tratadistas como Díaz (2009), quien califi ca a la
Carta como de corte neoliberal, por promover
el desarrollo de un Estado mínimo y reivindicar
los principios de libertad individual, propiedad
privada, libre comercio y no intervención del
Estado en la economía. Una última posición la
representa Cruz (2010), quien considera que la
Carta se contradice, en cuanto tiene postulados
del mismo orden de jerarquía, pero con distin-
to interés; es decir, al tener una parte en donde
priman los derechos individuales y colectivos,
propios de la defensa del Estado Social de De-
recho, y al tener otra parte económica, en donde
prima la defensa de la libertad de los mercados,
postulados propios de la fi losofía del Estado de
Derecho. Según esta última tesis, existiría una
contradicción y no una complementariedad,
concluyendo que se convirtió al Estado colom-
biano en un modelo de Estado neoliberal. En el
país, el debate se enmarcó en torno a estas tres
posturas de la fi losofía jurídica y económica, y
con base en ellas se han formulado las directri-
ces económicas, y por c onsiguiente laborales,
de cada uno de los gobiernos, posteriores a la
entrada en vigencia de la Carta Política de 1991.
Bienvenidos al futuro
El gobierno de César Gaviria Trujillo (1990-
1994) es de mucha i mportancia para la historia
Justicia, No. 22 - pp. 68-87 - D iciembre 2012 - Universidad Sim ón Bolívar - B arranquilla, C olombia - IS SN: 0124-7441
http://portal.uni simonbolivar.edu.co: 82/rdigital/justici a/index.php/ju sticia
C
ARLOS
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V
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