Resumen
En este artículo de re exión se expondrán algunas conjeturas que permitan
comprender cómo durante el proceso de conquista y colonización española
sobre las Américas fue posible que se impusieran por más de tres siglos los
ibéricos, dejando al grupo nativo como los vencidos, y se esbozaademás
algunas vicisitudes socio-históricas y cuestionamientos losó cos de este pro-
ceso que se dio a partir de un choque cultural, que trajo como resultando unos
vencedores y unos vencidos.
Abstract
This article will discuss some re ection for understanding guesses as du-
ring the Spanish conquest and colonization of the Americas was possible that
more than three centuries imposed by the Iberians, leaving the native group
as losers, and also outline some socio-historical vicissitudes and philosophi-
cal questions of this process from culture shock, which brought about giving
around winners and losers.
* Este artículo se considera un preludio al quinto tomo del Bicentenario de Colombia, libro en prensa del autor.
** Abogado titulado de la Universidad Libre de Colombia, Seccional Atlántico, Especialista en Pedagogía de las Ciencias de la Univer-
sidad Simón Bolívar, Magíster en Educación de la Universidad Simón Bolívar, docente investigador de la Universidad Simón Bolívar,
vinculado al Grupo de Investigación Historia del Derecho y la práctica jurídica en la formación del abogado. Autor de una veintena de
textos biográ cos, históricos y jurídicos. robertomeisel@yahoo.es
Barruntos para una crónica de
los vencidos en Colombia*
Suspicion for chronic of the looser in Colombia
Recibido: 15 de marzo de 2012 / Aceptado: 30 de abril de 2012
Roberto Meisel Lanner**
Palabras clave:
Conquista, Colonización española,
Indígenas, Cultura vencida.
Key words:
Conquest, Spanish colonization,
Indigenous, Defeated culture.
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
135
INTRODUCCIÓN
La crónica de la humanidad se ha caracteri-
zado por la reproducción sistemática del acen-
to doloroso, en todos los órdenes del a a día,
especialmente el que concierne a los vencidos
en un determinado asunto. ¿Por qué? Porque el
desconsuelo por consecuencia de un descalabro
ha traído en ancas al sufrimiento, en medio de
un estado de indefensión indescriptible. Conta-
ba al efecto Kierkegaard (2009), que en cierto
lugar de Inglaterra había una tumba muy curiosa
que no se resaltaba forzosamente por sus pom-
posos mármoles o porque estuviera colocada en
un espacio nostálgico sino por su lacónico epita-
o: El s desgraciado y ante ese título solo
es factible esta reacción: Fue desventurada esa
persona, puesto que es de presumir que sufrió
los golpes de un descalabro personal, militar
o social y entonces no le queotro recurso a
sus amigos que colocar aquella nota necrológica
para rendirle un tributo a su adversidad personal.
Ahora bien, si el pensador danés hubiese atrave-
sado el Atlántico y arribado a cualquier puerto
de la América Hispánica o llegado a cualquier
localidad de las Indias Occidentales, con el n
de averiguar por la vida de sus habitantes aborí-
genes, tengo la seguridad de que al percatarse de
los pormenores del descubrimiento, de la con-
quista, de la colonización, de la emancipación,
de la reconquista y de la independencia integral
de este hemisferio de Colón, y apreciar el peso
depredador de la obra española, consternado, y
en señal de tributo por esa desgracia colectiva
hubiera puesto una similar inscripción patética a
la entrada de cada pueblo que resumiría su sen-
timiento de desolación o su airada protesta, tan
contestatario como era: Al desgraciado nati-
vo, porque de hecho el mayor infortunio que le
correspondió palpar al aborigen fue la fatalidad
del descubrimiento por el tributo de congojas
que trajo consigo.
A ese tema se contraerá este quinto tomo
del Bicentenario de Colombia, o sea, una deli-
beración acerca del siniestro proceso de aniqui-
lamiento metódico llevado a cabo por los con-
quistadores y colonizadores españoles contra
esos miles y miles de infelices, indios, esclavos,
criollos, nativos, forasteros que agolpados eu-
femísticamente bajo el ropaje de muchedumbre
sintieron en carne propia no solo las ínfulas de
superioridad, sino que además fueron conside-
rados de la peor ralea, reputados de escaso nivel
social, sin alma, y a su gusto hicieron lo que les
vino en mente. De aque el sufrimiento que
padecieron estos nativos fuera descomunal y la
angustia igualmente monumental, que exhorta
todavía a un nuevo examen conceptual para ex-
teriorizar con más aliento el repudio a tan delez-
nables acciones.
No obstante queda algo más: ¿Acaso no será
mejor seguirle aplicando el tratamiento de c-
timas a esas personas y requerir nominalmente
una diferente satisfacción por tales sucesos? No,
ya ha sido su ciente el tratamiento displicente
que le ha dado el mundo occidental a esa tra-
gedia, y eso ha facilitado su pésima valoración
ética. No basta con el hecho de considerar a los
originarios de estas latitudes, víctimas, como
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
B
ARRUNTOS
PARA
UNA
CRÓNICA
DE
LOS
VENCIDOS
EN
C
OLOMBIA
136
creyeron la mayoría de los políticos e incluso
los intelectuales, y que bastaba con esa decla-
ración romántica y se redimía el asunto, no, es
indispensable reprobar otra vez y con más én-
fasis esa actitud ligera de los cronistas, pues
ha sido una bofetada a la realidad de aquellos
lances infaustos que estremecieron a la humani-
dad y darle en cambio, un sentido diferente, el
de vencidos, porque ciertamente los españoles
arrollaron todos los derechos, llamados después
derechos humanos, y empequeñecieron la gura
de los nativos sin rubor alguno. Entonces bajo
este per l es factible que los infelices origina-
rios de estas latitudes fueren admitidos con to-
dos los dolorosos pergaminos en el altar de la
historia como avasallados. Por eso este texto se
presentará como especie de alegato igual al de
Saulo de Tarso, o sea, enmarcado en una cons-
tante imputación y reproche y en una declara-
ción de principios.
RESULTADOS DE INVESTIGACIÓN
Sic vos non vobis
Virgilio (Víctor Hugo, 2005)
Generalidades
1. Mientras exista sobre la faz del planeta la
ignorancia, la miseria y la superstición así como
la preeminencia de los poderosos y la in uencia
de los intereses creados, todas las acusaciones
y cada una de las imprecaciones lanzadas con-
tra los desafueros de tipo social cometidos por
esos seres humanos no producirán ningún efecto
y el asunto seguirá igual y se repetirán indistin-
tamente con más energía y más si provienen de
un con icto armado o fruto de una conquista.
Lo que aconteció hace siglos con esta heredad
inédita al tener la desgracia de haber sido des-
cubierta azarosamente por un puñado de indi-
viduos que no tenían ni la menor idea a dónde
arribaban, era impensable si se comparase con la
gesta de Alejandro al llegar al Asia Menor o con
la recalada de los árabes a la península ibera, por
cuanto allí surgieron dos culturas novedosas in-
tegradas sin tanta crueldad, y por ende era de es-
perar que podía repetirse en otras latitudes, mas
eso no aconteció y lo que sobrevino por secuela
de ese desvelamiento fue una crónica de terror al
mejor estilo de Edgar Allan Poe. ¿Estaba enlo-
quecido ese conjunto de personas que arribaron
a estas latitudes prehispánicas o era simplemen-
te el producto de una reacción diabólica ante
semejante cuadro inesperado? Me corresponde
a continuación, pormenorizar no solo ese modo
de alienación ante tan peculiar acontecimiento,
el descubrimiento, sino desplegar en un rítmico
tic tac, el cuadro de generalidades geopolíticas
que se movía por aquella época y que desembo-
luego en ese incidente. Entonces es preciso
echar un vistazo a la corona de Castilla y Aragón
antes de 1492.
2. La exigencia de una nueva ruta que con-
dujera a las Indias para paliar los efectos del
bloqueo impuesto por los musulmanes tras la
caída de Constantinopla (1453) y que trastorna-
ba la mayoría de los negocios, fue lo que hizo
viable que se principiaran a estudiar mapas y
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
R
OBERTO
M
EISEL
L
ANNER
137
textos antiguos a n de hallar una pista náutica o
un indicio marítimo que hiciera perceptible esa
idea. Entonces un conjunto de expertos y aven-
tureros de Europa se empeñaron en la pesquisa
incesante de información y de coordenadas con
el propósito de atinar en tal intersección de inte-
reses, sin embargo, un solo personaje, usufruc-
tuó la faena de tantos, al examinar esos datos y
conjeturas e inferir una salida y cuatro décadas
después el orbe occidental consiguió lo que se
pretendía cuando el genovés arribó de mane-
ra inopinada a esta parte del globo terráqueo
para abrir la pretensa puerta oriental por el lado
occidental. Uno entre centenares, logró la haza-
ña. Uno entre miles se apropió de la labor de
numerosos protagonistas posiblemente porque
tuvo la habilidad de sacar cuentas y exponerse
luego al riesgo en el mar. Y por ende es incues-
tionable a rmar que el destino de la futura Amé-
rica, se fraguó no solo a tientas sino por secuela
de aquel traspié militar de Bizancio que mu
la faz de Occidente. Yo soy del criterio que en
este tema es mejor hablar de exploración que de
descubrimiento, ya que los primeros navegantes
europeos iban solo en pos de un derrotero que
les augurara rápidamente alcanzar a las Indias
sin más preámbulos, y proyectar posteriormente
un rumbo, no tenían en mente nada más ni otros
propósitos, es más, llevaban presentes al rey o
al sultán para suavizar la tensión que traería su
repentina llegada.
2.1. Sería sugestivo especular qué hubiera
sucedido si la expedición organizada por los cas-
tellanos en vez de haber tenido como objetivo
básico el descubrimiento de nuevas rutas para
llegar a las Indias e ignotas aún, hubieran asu-
mido en cambio el objetivo de descubrir nuevos
mundos o lugares y expandirse, como hicieron
antes los griegos o los indoeuropeos. A lo mejor
la actitud de aquellos navegantes para con los
nativos que hubieran localizado en tan lejanas
latitudes habría sido diferente y con intenciones
contemporizadoras o de amable y cortés distan-
cia para ir poco a poco abreviando la tensión y
ganar espacios de convivencia. Es de suponer
que el destino del nuevo mundo sería distinto.
¿Por qué no llegaron los vikingos? O ¿Por qué
no llegó un Eneas remozado? Tal es la cuestión
en efecto.
3. Aconteció un preámbulo para la consu-
mación posterior de esa empresa, o sea el entu-
siasmo intelectual y logístico en el viejo mundo
por topar ese itinerario, y de ese modo algunos
curiosos emprendieron a considerar la presen-
cia de encrucijadas marítimas, otros en cambio
miraban sendas de atajo y uno que otro repa-
saba, hasta el mismísimo Platón, en busca de
rastros ya que en su diálogo Timeo se hablaba
de un continente perdido y cuyas riquezas fabu-
losas podrían convertirse en la alternativa que
se apetecía si no se tropezaba con la ruta o en
un inapreciable incentivo si se conseguía ubicar
lo que quedaba de esa tierra abatida por la furia
de los elementos más allá de las columnas de
Hércules  otros también razonaban con viejos
marineros o comparaban vetustos mapamundis,
en n, había un sentimiento de aventura que ex-
citaba una empresa experimental en tal sentido.
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
B
ARRUNTOS
PARA
UNA
CRÓNICA
DE
LOS
VENCIDOS
EN
C
OLOMBIA
138
No obstante es de anotar que desde la perspecti-
va o cial era muy poco lo que se podía esperar,
porque en el ambiente existían otras urgencias,
militares la mayoría, que impedían concretar un
plan de trabajo mancomunado entre la Corona o
las Coronas iberas o lusitanas y los ansiosos ma-
rineros o aventureros de ocasión aunque existía
una serie de personajes cercanos a la reina Isabel
que tenían un ojo avizor para los negocios y mu-
chas veces intervenían con su oportuno consejo
y salían adelante algunas ideas.
4. Por eso, aquella sucesión de iniciativas en
pos de emprender la gesta, no fue un proceso
que viniera de arriba hacia abajo, sino por el
contrario, devino de abajo hacia arriba, en me-
dio de un desdén, indolencia o indiferencia de
muchos validos o del rey de Portugal o de los
Reyes Católicos e incluso de Francia o Ingla-
terra, por los gastos que requería y por lo con-
tingente que resultaba esa travesía. Si bien y lo
repito, por ahí había uno que otro personaje en
la Corte de Isabel que estaba atento a ese asunto
y a otros que pudieran signi car oportunidades
de negocios. Es de asombrarse uno que ese pro-
pósito no se diluyera como tantas cosas en este
mundo y apoco a poco fue abriéndose paso en
medio de apremios, di cultades y decepciones
la idea de atravesar el mar desconocido y des-
cubrir la alternativa soñada. Solo la constancia
y perseverancia de un puñado de hombres por
aquí y por allá, entre ellos el genovés, impidie-
ron que ese proyecto se fuera a pique. Es de ano-
tar igualmente que Europa ha sido a lo largo de
su crónica un continente soñador y evocador, en
donde la mayoría de sus trovadores le cantaban
perennemente a lo que es, a lo que era y a lo que
sería y en ese cuadro la aproximación de esas
aspiraciones estimulaba a la eventualidad, a la
gesta y a lo épico y quizá por esa inspiración
sobrevino la tenacidad y la paciencia de algunos
románticos marineros ávidos de gloria y proce-
der a hacer realidad lo que era o lo que podía ser.
Es primordial tener en cuenta este antecedente
lírico, pues esa predisposición anímica, o sea la
de sentirse poseídos por aquel llamado idílico
fue por la que se pudo dar el toque requerido
para que estos inquietos personajes con una pro-
funda vocación náutica, como hijos de su tiem-
po, se tomaran el asunto en serio y marcharan
posteriormente en pos de lo inédito, y en eso los
italianos llevaban la ventaja.
5. Desde luego que numerosos individuos
perspicaces cultivaron esas reminiscencias de
los rapsodas y codiciaron consumar tales es-
peranzas, metiéndose de lleno en ese negocio,
pero la precipitación o la improvisación, les hizo
fracasar a la mayoría de ellos, para hundirse en
la negra noche del olvido. La especulación, la
osadía, la impericia y la temeridad cobraron por
consiguiente en aquella época de frenesí mu-
chas víctimas, solo el fondo del piélago conoce
el número exacto de tan infortunados sujetos. El
trámite de adecuación de la empresa, osada de
suyo, y dados los ascos estrepitosos y la falta
de información sobre esa ruta, nalmente estuvo
a cargo de personas que tenían la experiencia en
el manejo náutico aunque operaban un concepto
ambiguo de exploración oceánica mediante la
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
R
OBERTO
M
EISEL
L
ANNER
139
proyección fáctica de cartas y planos para infe-
rir con industria la derrota que los condujera a
las Indias. Eso me insta a sospechar una especie
de salto al vacío, porque parecía que vivieran en
las nubes, soñando a cada rato con tesoros y uto-
pías, no obstante tenían un pie en la tierra, igual-
mente la mayoría de tales bucaneros o viajeros
en pos de gloria, eran de baja catadura social
con ínfulas de nobleza, bandidos la generalidad,
prófugos algunos, con cuentas pendientes otros,
ignorantes, ladinos, sin sentido ético los restan-
tes con el único título de prácticos en el arte de
marear y con semejante cuadro a la vista si bien
era algo para tropezarse con tal itinerario, no
lo era en caso de que surgieran contrariedades
o imprevistos. En suma no estaban preparados
sino para tantear el mar y atisbar el horizonte en
pos de la anhelada trayectoria.
6. Voltaire dijo una vez que el secreto para
aburrir estaba en contarlo todo (Schopenhauer,
2009).
7. Cuando uno medita sobre el abrupto re-
sultado de una expedición que buscaba una cosa
y se tropecon otra y que con el paso del ca-
lendario repercutieron en unos extraordinarios
efectos que desarrollaron y engrandecieron a
una Nación, no puede uno dejar de reconocer
cuánta razón pudo tener Hegel al divinizar a la
existencia apelando al sentido histórico, el sexto
sentido del hombre, algo que ha resultado axio-
mático de por sí, ya que de otro modo, no habría
forma de expresar ese asunto racionalmente sin
recurrir a la mediación del azar. El desenlace de
1492 tras los preparativos accidentales parece
revelar una prueba, no de la bondad de un Dios
protector, porque trajo de contera el sufrimiento
de los vencidos habitantes de las tierras descu-
biertas, mejor que su intervención en aquel pro-
cedimiento, aunque no fuese factible conocer
sus recónditas intenciones.
8. Debo vislumbrar la tradición histórica
sobre ese tópico de los descubrimientos para
realizar un cotejo imprescindible en este caso,
pues me permitirá conocer mo fue antes ese
proceso y cómo resultó después con los iberos.
El proyecto de la exploración/descubrimiento y
colonización griega de las costas en donde hoy
está ubicada Francia, hace milenios, fue muy
diferente al propósito que animó la expedición
española siglos después y por ende puede repu-
tarse un provecho a favor de los argivos a pesar
de que entre estas dos empresas, la griega y la
ibera, había una diferencia no solo de centurias
sino de conocimientos y sin embargo repárese en
las conclusiones y en los frutos que subsistieron
con el paso del tiempo, en Francia prosperidad
y en la América miseria. En efecto, la primera
etapa de la colonización helena a continuación
del hallazgo de las costas del mar Mediterráneo
y del mar Negro se llevó a cabo por la necesidad
de tomar nuevos espacios y asentarse de nitiva-
mente allá, eso era una motivación mucho más
concreta que la de aquellos marinos españoles
liderados por un genovés, que se atrevieron a ir
solo en pos de un diferente itinerario hacia las
Indias. Mientras en el impulso griego uía un
componente político (Howatson, 1991), mudar
de aires y renovarse, en el contexto ibérico se
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
B
ARRUNTOS
PARA
UNA
CRÓNICA
DE
LOS
VENCIDOS
EN
C
OLOMBIA
140
condensaba un contexto económico, hallar un
derrotero nuevo y desde ese espacio, adquirir
riquezas y prestigio para regresar a casa carga-
dos de perspectivas mercantiles y de poder de
negociación. Esa diferencia de matices hizo que
una tuviera el éxito esperado y la otra fracasara
en cuanto a sus proyecciones sociales y a la in-
tención de alcanzar una ruta a las Indias y esas
sendas equivocaciones o errores en la perspec-
tiva ocasionaron un daño colosal al continente
prehispánico.
9. Ahora bien, como es menester escarbar la
verdad, dragar bajo la tierra y apoderarse en lo
posible de esta que subyace aún bajo esa heredad
para que indefectiblemente produzca sus frutos
y haga dinámico este contenido, es ineludible
preguntar: ¿Por qué le tocó en suerte a Castilla
la iniciación y culminación de ese plan de ir en
pos de una ruta? y ¿Por qué no fueron los árabes,
las comunidades de mercaderes javaneses, los
chinos o los persas en un proceso al contrario,
los que hubieran podido arribar a estas costas
en pos de otra ruta alterna? Tal es la cuestión
en efecto, aunque eso no obsta para responder
que pudo ser la falta de motivación, la falta de
conocimientos uticos de tanta envergadura
que les consintiera correr en pos de esa aventura
y por eso ellos, los árabes, los javaneses, etc.,
pre rieron tolerar la injerencia de los europeos
desde el siglo XVI (Fernández-Armesto, 2006)
a embarcarse en una gesta impredecible. Hubie-
ra sido ideal que ese trajín transatlántico se rea-
lizara desde ambos puntos, para los efectos de
partida como para los de llegada en un amplio ir
y venir. Por lo menos este hemisferio y su gente
no hubieran padecido tanto por esa exacerbada
unilateralidad del español. La acción de Castilla,
en todo caso, con relación a los preparativos y
apoyo a esa expedición en cambio fue obra de
un ligero azar y estuvo aunado al contexto de su
situación geopolítica que requería con urgencia
de perspectivas mercantiles a corto plazo. Y esa
era una de ellas.
10. La América prehispánica puede ser ca-
racterizada básicamente por la multiplicidad de
áreas geomorfológicas que encierra y a partir de
esa aseveración es que se han compuesto en un
único ten con ten las cordilleras, las montañas,
los des laderos, las llanuras, los valles cruzados
por ríos y bañados por mares a n de consolidar
un ecosistema estable y variopinto que ha faci-
litado la existencia de todo tipo de especímenes
en un misceláneo terreno de interacción vital.
Diferentes episodios naturales y catastró cos
han marcado ese extenso territorio que se origi-
nó por obra y gracia de tantos factores, desde la
parte que hoy pertenece a Estados Unidos hasta
la Patagonia hace miles y miles de años en un
árido y álgido proceso durante el cual se desa-
rrollaron las fases que originaron los segmentos
de su accidentada geografía y que contenían una
sucesión de encadenamientos y rupturas en sus
nomenclaturas no siempre homogéneas, de a
la miscelánea genética de sus habitantes y de sus
especies. No existía en el viejo mundo una idea
precisa acerca de su existencia, y todos los pre-
parativos se centraban en que la ruta que iban
a encontrar los navegantes era la espalda de la
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
R
OBERTO
M
EISEL
L
ANNER
141
India o de otro reino importante.
11. El trámite de incorporación del aborigen
prehispánico a su hábitat ha sido igualmente
muy inextricable de disponer en su medianía,
porque no se supo a ciencia cierta de dónde arri-
baron los iniciales pioneros indígenas Asia,
Polinesia, Eurasia, África, etc., y al señalar la
mayoría de los cronistas iberos después de de-
sembarcar en estas latitudes que la vida de estos
hombres nómadas o sedentarios estaba consti-
tuida por un mosaico de cacicazgos familiares,
con fuertes lazos étnicos, enraizados en un me-
dio más o menos hostil que los obligaba muchas
veces a emigrar a otras latitudes en donde las
condiciones fuesen mejores, hizo suponer que
eran el producto de un talante heredado de sus
antepasados euroasiáticos errabundos también y
entonces pudieron llegar por lo que hoy se co-
noce como Alaska para huir de las secuelas de
los desastres ecológicos de su hábitat. Mas, eso
poco importa ya y mucho menos le podía impor-
tar al invasor en aquel momento.
12. Es menester en este instante precisar lo
siguiente: En este texto la continuidad lógica
podría desatender voluntariamente al estar ates-
tado su contenido de saltos de un pensamiento a
otro, con el n de darle sugestión, no obstante,
será reemplazada tal secuencia lógica por cierta
unidad retórica por el esfuerzo de nido de con-
vencer y por esa circunstancia gurará como un
hilo que ensartará perlas esparcidas y concerta-
de ese modo los rápidos cambios de objeto
o de dirección del contenido como acontece en
la música tras la transición de una tonalidad a
otra sin inutilizar por eso el tono fundamental.
El estribillo de Petrarca, me hamás evidente
y categórico: No voy a cantar más como solía
(Schopenhauer, 2009).
12.1. Aclarado en su medianía este propó-
sito, retomo el curso de la exposición aunque
debo declarar que el manejo conceptual de este
asunto, es complejo y arduo, y termina uno por
observarse deambulando entre Escila y Caribdis
y eso aunque no sesatisfactorio por lo menos
implica un esfuerzo de novedad, de ahí esta fra-
se de un tiro inmortal, y que me ayuda a es-
culpir mis designios: ¿Qué has emprendido con
habilidad/como para que no te pesen el intento
y los deseos por realizar? Juvenal (Schopen-
hauer, 2009).
13. No había en el continente prehispánico,
unidad social, ni mucho menos existía el concep-
to occidental de propiedad o de propiedad priva-
da dada la inestabilidad de la tierra en que se ha-
llaban los indios que los compelía a emigrar ante
la eventualidad de un peligro o a continuación
de un cataclismo. A lo sumo podría vislumbrar-
se una especie de posesión personal o colectiva
transitoria de ciertos medios de producción sin
que ello hubiese traído por secuela la existencia
de clases entre ricos y pobres. Había en cam-
bio, una especie de aristocracia y una semejanza
con la esclavitud occidental, y tenía que ver con
los indios que caían prisioneros tras las escara-
muzas entre tribus rivales. Desde luego que no
pretendo aquí resumir en estos escasos rasgos ni
el acontecimiento histórico complejo que fueron
los antecedentes del descubrimiento ni tampoco
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
B
ARRUNTOS
PARA
UNA
CRÓNICA
DE
LOS
VENCIDOS
EN
C
OLOMBIA
142
adornar la actitud que tenían los indios antes de
ese suceso, quiero simplemente divulgar y su-
brayar cómo eran sin eufemismos. Parecía en
todo caso que concisamente vegetaban sin un
horizonte promisorio a la vista ya que carecían
de aquellos conocimientos cientí cos indispen-
sables que les hubiera consentido apetecer una
existencia mejor o en franco progreso.
13.1. Uno se pregunta: ¿Era una necesidad
histórica el descubrimiento de este continente?
Probablemente la noche no lo quería y el día en
cambio lo exigía, pero como no se pusieron de
acuerdo sobre el procedimiento a seguir, vino lo
inesperado y tomó cartas en el asunto, para que
ni la noche ni el día prevalecieran en ese force-
jeo y el claroscuro cobrizo emergió con fuerza.
A partir de ese momento, los habitantes de esta
tierra ignota, pasaron a convertirse tras el acci-
dente del hallazgo en los nuevos desgraciados y
en los nuevos despreciables, los dos condignos
estigmas de los vencidos. Empero: ¿Era posible
que no hubiera sido descubierta jamás? Todavía
no estaba en la ley del siglo XV que Castilla
descubriese un orbe nuevo, el destino quizá dis-
ponía otra serie de acontecimientos para adobar
el paso decisivo, pero hubo una contrariedad en
los planes y de pronto era tiempo ya que esa tie-
rra fuera mostrada al mundo y cayera rendida a
sus pies. La generalidad de este discurso buscará
acreditar entonces, por los hechos indicadores,
que hubo un cambio de frente del universo dis-
puesto por la deidad eterna para alterar la gravi-
tación regular de los sucesos humanos.
14. Las condiciones históricas en que coexis-
tían Castilla y Aragón y que pronto se denomi-
naría España, eran diferentes a la de los aboríge-
nes, de aque estudiarlas aquí será fundamental
para entender no solo la problemática social en
aquel instante sino para vislumbrar las conside-
raciones culturales que rodeaban a los habitantes
del viejo mundo. Desde luego que la estructura
económica era el núcleo cardinal del conjunto
de relaciones de clases en que se desenvolvía la
sociedad ibera y que estaban expresadas dentro
del sistema de explotación amo/vasallo/, rey/
súbdito, cura/prosélito, teniendo al mismo tiem-
po la propiedad un carácter territorial y la pro-
ducción de un fundamento agrícola importante.
A este cuadro hay que agregarle el dominio de
la gran posesión territorial en pocas manos, si
bien eso no impidió que se desarrollaran otros
nexos económicos diversos de los dominantes
tales como la usura y el comercio que iba a ser-
vir para concretar la idea del genovés. Las clases
sociales eran las mismas de toda la existencia de
la humanidad, o sea noble, plebeya y vasalla, no
obstante, a pesar de que la nota característica era
la contradicción entre ellas no hubo sin embargo
asomo de lucha o contienda, como en la Roma
republicana. Esa divergencia social entre Casti-
lla y el nuevo mundo pesaría demasiado, pues
desbalanceó el equilibrio que debería existir en-
tre dos tipos de sociedad que chocaban abrup-
tamente por primera vez y que históricamente
no era novedad ya que, tanto Alejandro con los
persas, como los árabes con los iberos hicieron
el intento y helenizaron y arabizaron esas tierras,
respectivamente, sin tanto contratiempo o de-
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
R
OBERTO
M
EISEL
L
ANNER
143
predación, de ahí que pudieron ambas culturas
más o menos coexistir en paz por mucho tiempo.
14.1. ¿Sería que la desigualdad social tan
aberrante que hallaron los conquistadores fue
el motor que impulsó tanta devastación? Qui
porque sintieron una superioridad étnica que los
impulsó más tarde a la agresión y a la violencia.
15. El anterior cotejo social entre esos dos
mundos que se iban a enfrentar después, ya ma-
nejaba un antecedente incompatible, el obstácu-
lo de congregar lealmente a las clases sociales
que compartirían la tierra descubierta. De ahí
que el ethos enmarcado tras el descubrimiento
de América, no implicara la integración de los
aspectos políticos, económicos, sociales y cul-
turales que habían sido normales en otras regio-
nes, por un evento de esa índole, por muestra
Asia Menor con la presencia de Alejandro, por
el contrario, ese ethos subsistió en la periferia
al margen de cualquier consideración, salvo la
religiosa en ciertos eventos, y entonces no había
manera de enlazar a través de un nexo geopolí-
tico pertinente el progreso occidental que acom-
pañaba a ratos a la Corona de Castilla en este
asunto o el avance en un trámite de asimilación
social. Por ende la crónica de la subsistencia a
partir de ese crucial 1492 hasta el período de la
emancipación en este hemisferio llamado des-
pués de Colón fue de una global discrimina-
ción sin asomo alguno de interacción o de fami-
liarización étnica entre iberos y nativos. Cuando
los regentes de la España borbónica pelearan
con Napoleón, tres siglos después y a la sazón
expusieran ladinamente que todos éramos hijos
de una misma madre, eso se consideró un exa-
brupto colosal y casi nadie les prestó atención.
No existía ningún fundamento para consentir
semejante maternidad. Iba contra el sentido de
los hechos.
16. ¿Por qué fue la Corona de Castilla y no
fue el reino de Portugal el que intervino en el
proceso de ir en pos de una ruta que asegurara
el comercio con las Indias? Aunque es posible
que esa pregunta se hubiera respondido atrás
(No. 9), es menester insistir. Una de las cosas
más raras en ese hito llamado el descubrimiento
de América lo constituye sin lugar a dudas, esa
pregunta. ¿Por qué? Porque Portugal tenía to-
dos los pergaminos para llevarse ese laurel y en
cambio la Corona de Castilla, junto a la Corona
de Aragón, que venían de una guerra de desgaste
con los árabes, no tenían el tiempo necesario o
el talante de rigor para ponerse a mirar el hori-
zonte marítimo y advertir que podían mejorar su
futuro en ese sentido. No existen pruebas que
re eran la escasa navegación castellana con el
océano Atlántico del norte de África hasta la
década de 1390 cuando se fraguó en Sevilla, la
Florencia de la época, una especie de consorcio
entre los aristócratas para lanzar una expedición
de conquista y que tuvo el visto bueno del rey
Enrique III (Fernández-Armesto, 2006).
Pero en realidad fue una empresa de captura
y comercio de esclavos y se desdeñó cualquier
otra posibilidad más bene ciosa en un plano de
descubrimiento. Desde luego que eso se expli-
cita con el instante histórico que se vivía en que
había un cierto temor por adentrarse más allá de
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
B
ARRUNTOS
PARA
UNA
CRÓNICA
DE
LOS
VENCIDOS
EN
C
OLOMBIA
144
ciertos límites por temor a lo desconocido. Cier-
ta clase de gente que merodeaba por la Corona
de Castilla, era de una estirpe peculiar, le inte-
resaban todos los negocios, por muy raros que
fueran, y desde ese vértice es posible presumir
que uno que otro designio descabellado pudie-
ra tener la fortaleza indispensable para poner en
marcha todo un dispositivo que lo hiciera reali-
dad como aconteció con la pretensión del geno-
vés. Y es ahí donde esla respuesta a esa pre-
gunta, puesto que una Corte conservadora como
la lusitana o el aragonés de ningún modo ante un
plan de esa índole lo hubiera autorizado. Es un
poco de azar mezclado con otros componentes y
en eso alcanzo y aclaro lo que dije arriba.
17. En efecto, Portugal estaba mejor ubica-
do que la Corona de Castilla, pues su estrechez
geográ ca le proveía tener más costas marítimas
conocidas y por ende una cierta predisposición a
las actividades de esa índole, que eran ante todo
la búsqueda de oro, la captura de esclavos, el au-
mento de la in uencia mercantil y la expansión
territorial. Al fracasar antes de la última década
del siglo XV, los portugueses de hacerse a las
islas Canarias, no les quedó otra alternativa que
girar la proa hacia el África y sus alrededores,
mientras los castellanos y aragoneses, después,
y asentados en aquellas islas, pudieron vislum-
brar mejor el panorama, más aún cuando llega-
ban a oídos de sus navegantes, la mayoría italia-
nos, noticias de la existencia de fabulosas tierras
y aunque tanteaban el camino a seguir y algunos
se arriesgaban, no todos eran del mismo sentir,
hasta que llegó el momento en que esas leyendas
podían ser la opción para abrir una nueva ruta y
acrecentar el trá co comercial con Asia por el
lado contrario y tomaron las medidas del caso, si
bien uno solo fue el que se llevó la presea pese a
la insistencia de tantos. Esa podría ser la expli-
cación racional de aquel suceso, aunque en todo
caso el lector sabrá elegir. No obstante la inter-
vención de Castilla sigue siendo algo sorpresivo
y denso hasta cierto punto.
18. La Corona de Castilla ostentaba una po-
sición paradójica por su aislamiento geográ co
del resto del continente en vista de la imponente
presencia de los Pirineos, y eso le ha impreso
a su tierra y a su gente una cierta perspicacia,
a veces distintiva y aunque eso no simbolice
que haya sido africana (Villar, 2008) ni mucho
menos, haya implicado por lo menos que se le
con gurase por largo tiempo un ente histórico
singular y aparte, lo cierto ha sido que se le ha
apreciado como algo a la distancia. Roma por
ejemplo, no miraba con buenos ojos ese encla-
ve hispánico. Igualmente le sucedió a la Corona
de Aragón y cuando se integraron reaparecieron
como un orbe cerrado y repleto de diferencias
de todo tipo con las demás naciones. Ese retrai-
miento repercutió en la marcha de las relaciones
internas y externas y erigió una serie de condi-
ciones desfavorables que impidieron seguir el
periplo de esos reinos europeos o de aquellas
ciudades-estados asentadas en la península itá-
lica que a bastonazos avanzaban en pos del pro-
greso. La secuela natural y obvia de lo expuesto
fue fatal, un recogimiento y una pobreza que asi-
das de las manos iban dejando su estela de inco-
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
R
OBERTO
M
EISEL
L
ANNER
145
municación, miseria y mal talante por todas par-
tes a donde llegaban sus habitantes. Baste con
reparar a Cervantes, Lope, Alemán o Quevedo y
se divisará cómo casi todos los protagonistas de
sus novelas lo mismo que sus entornos fueron el
el re ejo de esos dos términos apocalípticos.
19. Al hallarse incomunicada España (o la
Corona de Castilla y Aragón) había dentro de
ellas un ambiente tirante, un contexto de penu-
ria por la escasez de medios para una congrua
subsistencia y entonces los arbitrios o recursos
que se antojaban indispensables para sobrevivir
por parte de la mayoría de la gente eran desca-
bellados muchos, heroicos algunos, irracionales
otros, y en la mitad, la Iglesia, el mar y las armas
o en la Corte como postreros amparos para salir
avante en tan desesperada situación. Y mientras
tanto la evolución material y espiritual del orbe
occidental seguía su curso sin mirar hacia esa
latitud que no se acomodaba por el retraso que
traía en ancas. Yo pienso que la presencia de Co-
lón en aquella heredad árida, con sus estrechos
des laderos y con unas salidas de sus mesetas
que cerraban casi todos sus valles, fue providen-
cial pues vino a convertirse, sin saberlo ninguno,
ni él ni los reyes, en la tabla de salvación de esa
sociedad que apenas estaba emergiendo del me-
dioevo. En suma carecía de casi todo y a duras
penas podía con sus habitantes en medio de una
impotencia generalizada. Sin lugar a dudas, un
cuadro dantesco que poco a poco se disipó des-
pués de 1492.
20. Con esa situación delicada a cuestas,
tanto la Corona de Castilla como la Corona de
Aragón, mostraban una faz adusta y guerrera,
dispuesta a todo pero que tanteaban en sus con-
guraciones geográ cas que asimismo se halla-
ban rodeadas por la disposición del relieve y por
la forma y orientación de sus mesetas y valles,
un testimonio sólido para intentar paliar tanta in-
su ciencia y salir al exterior de una forma u otra.
Sin embargo no es de extrañar que mientras tan-
to la guerra para expulsar a los árabes por aquel
ciclo fuera no solo el resultado de una política de
atrevimiento geopolítico en pos de una identidad
que les permitiese compartir las afugias de su
pueblo, sino el medio para distraerlo hasta que
la situación se arreglase como efectivamente se
arregló para la complacencia de ese pueblo pero
para la adversidad del pueblo aborigen en el nue-
vo mundo después del descubrimiento y la con-
quista. Esto conduce a exteriorizar que en este
mundo ha sido puntual que acaeciere el error, la
ruina, la malversación, el odio y la perturbación,
para que más tarde sobreviniese la evolución en
pos de lo mejor, el progreso, la creatividad y la
recuperación sustancial al cabo de un tiempo.
21. La aparición del hombre en la penínsu-
la ibera fue precoz. Se discurre que un pueblo
africano de tipo beréber, in ltrado hasta los Pi-
rineos a lo largo y ancho del Levante español,
fue el que le dio la piedra de toque a su identi-
dad, y sin despreciar a los celtas o a los vascos
que también pudieron poner su porcentaje en ese
proceso vital (Villar, 2008), es pertinente indicar
que los profusos rastros han jalonado por la ten-
dencia africana, sin descartar del todo estas dos
estampas, ya que de hecho era mucho más via-
Justicia, No. 21 - pp. 134-147 - Junio 2012 - Universidad Sin Bovar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://portal.unisimonbolivar.edu.co:82/rdigital/justicia/index.php/justicia
B
ARRUNTOS
PARA
UNA
CRÓNICA
DE
LOS
VENCIDOS
EN
C
OLOMBIA