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periodo que coincide directamente con el au-
mento del ingreso petrolero venezolano, y, por
consiguiente, del consumo privado y público.
La devaluación del bolívar presentada en el
año de 1983 respecto del peso fue del 75 % en
términos reales, lo que alteró casi por comple-
to la estructura del comercio no registrado, y
en general todas las actividades de la frontera
nororiental reconocidas por su positivo dina-
mismo para la región fronteriza, especialmente
lo que respecta a comercio y servicios. Luego,
después que Venezuela controló parcialmente el
precio de los productos básicos de consumo, a
partir de ese momento la actividad económica
de comprar artículos con precio favorable en
ese país se convirtió en la mejor manera de dis-
minuir el costo de la vida para algunos, y para
otros, en un medio de sustento mucho menos
oneroso. Así, después que el ujo tradicional
de comercio no registrado de productos colom-
bianos hacia Venezuela se invirtió, comenzó a
intensicarse el contrabando a gran escala. Pro-
ductos que antes eran exportados legalmente a
Venezuela debido a la elevada diferencia en sus
precios relativos, ahora se introducían de mane-
ra ilegal. Este auge del contrabando de produc-
tos venezolanos se debió entre otros: al control
de precios establecido para las tasas diferencia-
les de cambio, y los subsidios que hicieron alta-
mente competitivo al agro venezolano.
Según algunos estimativos, entre el 80 % y
85 % del volumen de alimentos que llegan al
estado venezolano de Táchira provenientes del
interior del país, salen hacia Colombia de con-
trabando vía Cúcuta. Algunas fuentes ociales
venezolanas aseguran que durante 1978, el mon-
to del contrabando por San Antonio equivaldría
a Bol. $ 1.400 millones, cifra de gran signicado
para ambos países.
El Estado venezolano decidió penalizar el
llamado contrabando de extracción conforme
el Código de Comercio de 1981 y sus normas
modicatorias, que en conjunto conforman un
sistema de exportaciones informales. En la Re-
pública Bolivariana de Venezuela, los empresa-
rios de textiles, alimentos, enlatados, electrodo-
mésticos, y en cierto sentido, alguna parte del
Estado, que controla el 75 % de la producción
lechera, no se oponen directamente a este con-
trabando, pues se constituye en un ujo de divi-
sas que ingresa al país.
Cabe destacar que desde 1973, a raíz del au-
mento en los precios del crudo y hasta el pre-
sente, Venezuela tiene en San Antonio y Ureña
un punto de re-exportación de productos impor-
tados por la misma República Bolivariana de
Venezuela a precios preferenciales (subsidios).
Se dice que la ruta seguida es Panamá hacia Ma-
racaibo (mayoristas de productos importados),
al igual que por la isla Margarita hacia San An-
tonio y Ureña y de ahí pasa de la ciudad de San
José de Cúcuta al resto de Colombia.
Si bien esto era explicable hasta el año de
1983, la crisis de los precios del petróleo intro-
dujo el fantasma del contrabando de extracción-
desdeVenezuela. En realidad lo que ocurrió fue
que en Colombia el asunto empezó a ser obser-
vado como un mercado potencial, o fuente de
divisas generadas con un ujo masivo de ex-
portaciones de productos venezolanos. Algunos
Justicia, No. 28 - pp. 169-186 - Diciembre 2015 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
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nahín numa sanJuán, liliana orBegoso reyes