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puesto en la acción; en el modo en que el hom-
bre se inserta en el mundo (Arendt, 1993). De
este modo, recordar es una actividad que puede
ser juzgada como buena o mala. Más adelante se
esclarecerá el sentido de estas palabras. Por aho-
ra, en el marco del problema que nos convoca, lo
relevante, además de lo anterior, es comprender
que, en contraste con un ámbito institucional, la
pregunta por la responsabilidad moral de recor-
dar recae sobre el individuo.
No se trata, pues, de establecer qué respon-
sabilidad moral podemos imputarle al Estado
respecto a los procesos de recordación. Este
tiene responsabilidades jurídicas, no que no ro-
ben, que no maten, que no hagan trampa, que
no engañen, etc. Se trata de establecer qué po-
sición debe tomar el individuo en lo referente
al recuerdo de ciertos acontecimientos pasados;
qué posición es correcta y cuál no lo es.
La peculiaridad de este asunto es que aun-
que la pregunta por la responsabilidad moral
de recordar recae sobre el individuo, surge en
el marco de procesos institucionales posteriores
a regímenes totalitarios o episodios nacionales
de violencia
2
. Precisamente, por la necesidad de
vincular a la sociedad entera en un diálogo que,
por su naturaleza jurídica, parecería ser exclu-
sivo entre las víctimas y el Estado o entre las
víctimas y sus victimarios.
2. Pensemos, por ejemplo, en las Comisiones de la Verdad, fa-
PRVDVGHVGH(VWDVVRQRUJDQLVPRVR¿FLDOHVWHPSRUDOHV
que tienen como objeto realizar investigaciones y escribir in-
formes, de carácter no judicial, sobre abusos graves cometi-
dos en el pasado por diferentes actores, con miras a formular
recomendaciones que impidan que dichos acontecimientos
sucedan de nuevo.
Como se colige de lo anterior, cuando habla-
mos aquí de individuo está inscrito en una colec-
tividad, por ello, la pregunta por la memoria in-
terroga tanto al individuo como a la comunidad,
tanto lo privado como en lo público.
En lo que atañe a la noción de “política”,
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Arendt en ¿Qué es la política? Allí, la autora
D¿UPDTXHOD³SROtWLFDWUDWDGHOHVWDUMXQWRV\ORV
unos con los otros de los diversos” (1997, p. 45).
“La política se basa en el hecho de la pluralidad
de los hombres” (Ibíd., p. 45). Y por ello, “nace
en el entre-los-hombres, surge entre y se estable-
ce como relación” (Ibíd., p. 46).
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mos por qué la responsabilidad moral de recor-
dar se lía a lo político; por qué la pregunta por la
memoria exige un giro desde lo institucional ha-
cia lo social. Al poner el problema de la respon-
sabilidad de recordar en el ámbito de lo moral,
se elimina el ámbito excluyente de lo jurídico
y los individuos se vuelven a situar en un entre
que los vincula a todos, que los interroga como
una totalidad. Ellos se ven en la tarea de pregun-
tarse en qué sentido su acción es buena o mala
respecto a ese todo del que son parte. Recordar
es, pues, una actividad política en la medida en
que demanda la totalidad propia de este entre y,
como resultado, exige al individuo actuar para
UHD¿UPDUVHFRPR SDUWHGHHVHWRGR 3HURWDP-
bién es una actividad moral en la medida en que
actuamos en relación con ese todo según nues-
tros criterios de bondad y maldad, y nuestras ac-
ciones puedan ser juzgadas por los otros desde
la misma perspectiva.
Justicia, No. 26 - pp. 121-136 - Diciembre 2014 - Universidad Simón Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
http://publicaciones.unisimonbolivar.edu.co/rdigital/justicia/index.php/justicia
SOBRE LA MEMORIA