Psicogente, 19 (35): pp. 47-62. Enero-Junio, 2016. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
http://publicaciones.unisimonbolivar.edu.co/rdigital/psicogente/index.php/psicogente
* Artículo producto de la investigación titulada Apoyo social en estudiantes universitarios de Barranquilla: análisis de asociaciones de sus tipos en las co-
municaciones cara a cara y en las comunicaciones mediadas por las TIC, desarrollada en el marco del Programa de Maestría en Desarrollo Social de la
Universidad del Norte, como requisito de grado y financiada con recursos propios del investigador.
1. Psicólogo Ph. D. en Educación, Especialista en Diseño y Evaluación de Proyectos. Docente del Programa de Psicología de la Universidad del Norte y Coor-
dinador de la Maestría en Desarrollo Social. Email: cmadaria@uninorte.edu.co
2. Psicólogo, Especialista en Desarrollo Social, Magíster en Desarrollo Social y Magíster en Ciencias Sociales y de la Educación. Docente investigador de la
Facultad de Psicología de la Universidad de la Costa/CUC, Coordinador Especialización en Intervención Psicosocial. Universidad de la Costa/CUC.
Email: jlozano5@cuc.edu.co
Resumen
Partiendo de que el apoyo social es provisto tanto en comunicaciones cara a cara como en aque-
llas mediadas por las TIC, el presente artículo analiza la forma en que desde ambos modelos de
comunicación este se da en un grupo de estudiantes universitarios. La información se recolectó
con la escala Assis. Los apoyos material y emocional se recibieron mayoritariamente por la comu-
nicación cara a cara, lo que sugiere que es la modalidad predominante tanto en hombres como
mujeres (60,1 %) para su provisión social. Sin embargo, que el apoyo informativo sea más recibido
por la comunicación mediada por las TIC, pone de relieve su alto nivel de penetración social y
su impacto en las formas de interactuar. Se estableció que la existencia de una relación entre el
apoyo emocional y el sexo es mayor en mujeres. Lo mismo ocurre entre su provisión y la edad,
especialmente en personas más jóvenes, y aunque se esperaba hallar una relación entre la edad y
las modalidades de comunicación, al final no se estableció. Para los universitarios ambos modelos
de comunicación son complementarios y facilitan la provisión de apoyo de manera integral, en
un continuo.
Abstract
Given that social support is provided in face-to-face communications and ICT mediated com-
munication, this article discusses the types of social support from both communication models
in a group of college students. The information was collected with Assis scale. The material and
emotional support is mainly given by the face-to-face communication, suggesting that is the pre-
dominant form, both men and women (60.1%) for the provision of social support. However, the
informational support is more received by mediated communication ICT, demonstrating its high
level of social penetration and its impact on ways of interacting. The existence of a relationship
between emotional support and sex was established, being higher in women. Similarly between
its provision and age, being higher in younger people and, finally, although was expected to find
a relationship between age and modes of communication, this was not established. For university
students both communication models are complementary and facilitate the provision of support
holistically, in a continuum.
Palabras clave:
Apoyo social,
Comunicación cara a cara,
Comunicación online, TIC.
Key words:
Social support,
Face to face communication,
Online communication, ICT.
Referencia de este artículo (APA):
Madariaga, C. & Lozano, J. E. (2016). El apoyo social en estudiantes universitarios y su relación con las comunicaciones cara a cara y las co-
municaciones mediadas por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Psicogente, 19(35), 47-62.
http://doi.org/10.17081/psico.19.35.1208
El apoyo social en estudiantes universitarios y su relación
con las comunicaciones cara a cara y las comunicaciones mediadas
por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)*
The social support in college students and its relationship with face to face
and mediated by Information and Communications Technologies (ICT)
Recibido: 6 de enero de 2015/Aceptado: 22 de octubre de 2015
http://doi.org/10.17081/psico.19.35.1208
Camilo Madariaga
1
Universidad del Norte, Barranquilla - Colombia
José Eduardo Lozano J.
2
Universidad de la Costa-CUC, Barranquilla - Colombia
Resultado de InvestIgacIón
48
Psicogente, 19 (35): pp. 47-62. Enero-Junio, 2016. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
http://publicaciones.unisimonbolivar.edu.co/rdigital/psicogente/index.php/psicogente
Introducción
Comprendida la salud como “el completo bienes-
tar físico, mental y social y no simplemente la ausencia
de dolencias o enfermedades” (OMS, 1946), esta se cons-
tituye en interés central de análisis de la psicología. De-
teniéndonos particularmente en su dimensión social, es
preciso reflexionar sobre el papel clave que las relaciones
e interacciones sociales juegan en el bienestar personal.
Es tal el nivel de incidencia de la dimensión so-
cial, que así como las contingencias sociales provocan
altos niveles de estrés que afectan la salud y la calidad de
vida, la participación activa en redes sociales asimismo
favorece el bienestar, en cuanto son escenario de provi-
sión de apoyo social, al punto que a mayor comunica-
ción entre los miembros de las redes a las que se per-
tenece, mayor será la provisión de apoyo y el bienestar
(Kogstad, Mönses & Sörensen, 2013). Existe entonces
una relación positiva entre el apoyo social y el estado de
salud física, emocional y mental (Sosa & Zubieta, 2015)
y se erige, por tanto, en pieza clave en el escenario de
intercambios interpersonales y en el bienestar, como
fuente de satisfacción de necesidades emocionales, so-
ciales y materiales y facilita los recursos necesarios para
el afrontamiento de situaciones estresantes.
Sin embargo, en un mundo cambiante donde las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)
hacen hoy parte de la cotidianidad, el encuentro con el
otro y las formas de relación se han modificado signi-
ficativamente; por ello es preciso analizar el papel que
las TIC juegan en el escenario de interacciones en la
medida que son nuevas formas de recibir apoyo social y
satisfacer necesidades e intereses.
Es importante tener en cuenta que aunque a lo
largo del ciclo vital las relaciones interpersonales y la
participación en redes sociales son factores clave para
el bienestar personal, durante la adolescencia lo son de
modo particularmente relevante, ya que los jóvenes en
esta etapa se enfrentan a nuevas realidades y exploran
nuevos recursos para su desarrollo personal (Chavarría
& Barra, 2014).
Atendiendo a lo anterior, la investigación que re-
coge el presente artículo tuvo por objeto determinar las
asociaciones existentes entre los tipos de apoyo social re-
portados por una muestra de estudiantes universitarios
de Barranquilla y sus modalidades de comunicación:
cara a cara y mediadas por las TIC. De esta manera sur-
gió, por una parte, de la vida real, como fruto de la obser-
vación desprevenida de lo cotidiano ante una inquietud
por el uso creciente de las TIC y su posible impacto so-
bre las formas de interacción personal; y, por otra, a raíz
de una inquietud académica en la que se plantea de q
manera estas nuevas formas de comunicación afectarían
las estrategias de provisión de apoyo social, siendo este
un componente clave en el bienestar de las personas.
Recogiendo estas inquietudes, el presente artícu-
lo enseña los resultados de la investigación que se pro-
puso indagar las relaciones entre el apoyo social y las
formas de recibirlo, bien a través de las comunicaciones
cara a cara, bien a través de comunicaciones mediadas
por TIC, en estudiantes de la Universidad de la Costa
de Barranquilla.
El apoyo social y los universitarios
Más allá de las definiciones en torno a la noción
apoyo social (Barrera, 1986), este puede ser comprendi-
do como el “conjunto de provisiones o de asistencia –de
diferentes tipos– […] –percibidas o recibidas– proporcio-
el apoyo socIal en estudIantes unIveRsItaRIos y su RelacIón con las comunIcacIones caRa a caRa y
las comunIcacIones medIadas poR las tecnologías de la InfoRmacIón y la comunIcacIón (TIC)
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camIlo madaRIaga, José eduaRdo lozano J.
nadas por la comunidad, las redes sociales y las personas
de confianza tanto en situaciones cotidianas como de
crisis” (Lin, 1986, citado por Barrón & Chacón, 1992).
Así, el apoyo social puede ser estudiado desde sus
dimensiones estructurales, funcionales y contextuales.
Para el presente estudio se adelantará su análisis desde
la dimensión funcional. Desde esta perspectiva se estu-
dia el apoyo social en razón de las funciones que dicha
red cumple. En las transacciones establecidas con los
miembros de la red, hay tres tipos de apoyo social: apoyo
emocional, material e informativo, que a su vez son pro-
vistos a través de recursos concretos como la compañía,
el diálogo o el dinero (Barrón, 1996).
Se define entonces el apoyo emocional como la
provisión de sentimientos personales a través de conduc-
tas orientadas al bienestar del otro al hacerlo sentirse
amado o respetado y que es representado en la disponi-
bilidad de una persona con quien conversar o compartir
por medio de expresiones de afecto. Por su parte, el apo-
yo material, tangible o instrumental, es definido como la
provisión de ayuda material, de un servicio o el apoyo fí-
sico. Finalmente, el apoyo informativo es definido como
las expresiones de consejo, guía y orientación recibidas
de los otros, encaminadas al ajuste y adaptación a las no-
vedades del día a día (Barrón, 1996; López et al., 2007).
Si bien en el curso de la vida las relaciones socia-
les son claves para el bienestar, las relaciones entre pares
durante la adolescencia en particular son altamente gra-
tificantes, y tener amigos y contar con su apoyo es indi-
cador de un buen ajuste psicológico posterior (Martínez,
Inglés, Piqueras & Oblitas, 2010). Así como el de los
pares, el apoyo recibido de los padres es percibido como
favorable (Wills, Resko, Ainette & Mendoza, 2004). De
hecho, el papel de la red social y particularmente de
los padres son clave para los adolescentes, al punto que
quienes perciben mayor apoyo social de los suyos cuen-
tan con habilidades de afrontamiento seguras, buena
autoestima y destrezas sociales (Musitu & Cava, 2003) y
podrán, gracias a la calidad de sus relaciones familiares,
antecedentes, construir relaciones duraderas, íntimas
y significativas (Jiménez, Musitu & Murgui, 2005). En
esta misma línea, Wang y Castañeda (2008) señalan que
los estudiantes universitarios reportan menor nivel de
estrés y mayor bienestar ante la percepción del apoyo
social de su familia.
Este hecho es comprensible dado que durante la
juventud, la persona se introduce en el mundo de la edu-
cación superior y vive un intenso proceso de crecimiento
y ajuste, en el que estructura su identidad a partir de los
intercambios sociales (Amichai-Hamburger & Vinitzky,
2010; Mitchell, Lebow, Uribe, Grathouse & Shoger,
2011). Tales ajustes dependen de los recursos que cada
quien tenga para asimilarlos (Musitu & Cava, 2003), y
el apoyo social es uno de los más importantes (Jiménez,
Musitu & Murgui, 2005); Cohen & Syme, 1985). Los
adolescentes que perciben más apoyo de su red social,
tienen mayor bienestar. En este sentido parece válido
considerar que si esta se amplía de los contactos cara a
cara a los mediados por TIC, mayor sería su incidencia
(Musitu & Cava, 2003).
Las TIC en la vida social contemporánea
Para el año 2010 el número de usuarios de Inter-
net en el mundo llegó a los 2.000 millones (Valle, 2011).
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TIC) se han insertado hasta tal punto en la vida coti-
diana que su influencia ha permeado las formas en que
las personas se relacionan entre sí (Fuente, Herrero &
Gracia, 2010; Cotten, 2008), creando nuevos espacios
de interacción social (Maya, 2001; Mata, 1999).
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En este escenario, el uso de Internet provee de
beneficios similares a los que se vivencian en la partici-
pación social cara a cara (Herrero, Meneses, Valente &
Rodríguez, 2004). Sin embargo, muy poco se sabe de
sus impactos sobre el bienestar personal y los estudios
no son concluyentes (Cotten, 2008). Algunos afirman
que es beneficioso y que permite crear nuevos escena-
rios de socialización para construir vínculos más allá de
las barreras geográficas, aspecto asociado con la mejora
de la autoestima social y la creación de vínculos sociales
de confianza (Fuente, Herrero & Gracia, 2010), incluso,
con el incremento de la interacción social cara a cara
(Pierce, 2009); sin embargo, su uso en exceso podría
convertirse en una adicción (Young, 1998, citado por
Hardie & Tee, 2007).
El uso de las TIC es creciente, en particular entre
universitarios (Hardie & Tee, 2007), quienes son sus ma-
yores usuarios (Cotten, 2008), y se ha establecido como
nueva forma de provisión (Eastin & LaRose, 2004), cuya
disponibilidad y acceso se ha ampliado exponencialmen-
te (Lewandowski, Rosenberg, Jordan & Siegel, 2011).
La participación en las redes sociales online repre-
senta beneficios para los usuarios, en cuanto están orien-
tadas a satisfacer diversidad de necesidades e intereses
(Ellison, Steinfield & Lampe, 2007), así como brinda la
posibilidad de estar en contacto con otros, crear diarios,
publicar material, presentar información personal, en-
viar cartas y mensajes, compartir actividades, ideas y ex-
periencias (Richter, Riemer & Brocke, 2011; Pribeanu,
Balog, Lamanauskas & Šlekien, 2015).
A lo anterior se suma que el apoyo social está po-
sitivamente relacionado con la interacción social tanto
a nivel presencial (Wang & Wang, 2013) como a nivel
online, con lo que se pone de manifiesto que el prime-
ro se extiende al escenario virtual y que las relaciones
online que se construyen, pueden trasladarse a los esce-
narios presenciales. De hecho, los usuarios crean nuevas
relaciones o interactúan en las redes sociales online con
las personas que ya conforman previamente sus redes
sociales presenciales; así potencian sus relaciones, em-
pleando las primeras como un puente con las segundas.
Este movimiento sugiere un desplazamiento del mundo
offline al online (Ellison, Steinfield & Lampe, 2007), que
les permite a los adolescentes ampliar su red de apoyo
social presencial (Acero, Talman, Vergara, Moreno &
Jiménez, 2008).
Método
Objetivo general
Determinar las asociaciones existentes entre los ti-
pos de apoyo social reportados por una muestra de estu-
diantes universitarios de Barranquilla y sus modalidades
de comunicación: cara a cara y mediadas por las TIC.
Tipo de estudio
Es un estudio cuantitativo, correlacional y tran-
seccional o transversal; particularmente una encuesta
social. Busca establecer relación entre variables a través
de un cuestionario que se entrega a las personas, para
que cada una de ellas lo responda sin la intervención
de un entrevistador, y que permite obtener información
mediante preguntas orales o escritas, planteadas a un
universo o muestra de personas que tienen las caracterís-
ticas requeridas por el problema de investigación (Brio-
nes, 1996).
Los estudios correlacionales miden el grado de
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asociación entre dos o más variables (cuantifican rela-
ciones), en situaciones ya existentes. Se proponen medir
cada variable supuestamente relacionada, para después
medir y analizar la correlación. Las correlaciones se so-
portan en hipótesis que son sometidas a prueba (Her-
nández, Fernández & Baptista, 2006). La principal utili-
dad de estos estudios consiste en estimar cómo se puede
comportar una variable al establecer el comportamiento
de otra u otras variables relacionadas.
De otra parte, los diseños de investigación tran-
seccional o transversal recolectan datos en un solo mo-
mento, en un tiempo único. Su propósito es describir va-
riables y analizar su interrelación en un momento dado.
El diseño transeccional correlacional describe
relaciones entre dos o más categorías, conceptos o va-
riables en un momento determinado. Al limitarse a
establecer relaciones no causales, se fundamentan en
planteamientos e hipótesis correlacionales (Hernández,
Fernández & Baptista, 2006).
Hipótesis
Partiendo de que la presente investigación es un
estudio correlacional, se plantean hipótesis de carácter
correlacional que buscan hallar asociaciones entre varia-
bles.
H1. Las mujeres reciben más apoyo emocional
que los hombres, existiendo una relación entre la
provisión del apoyo y el sexo.
H2. Existen relaciones significativas entre la edad
y la provisión del apoyo. A menor edad, mayor
provisión: las personas de más de 25 años reciben
menos apoyo social que las más jóvenes.
H3. No existen relaciones entre la edad y las mo-
dalidades de comunicación. Las personas más jó-
venes emplean más las TIC.
Participantes
Son 125 estudiantes universitarios (hombres
y mujeres) entre los 17 y los 25 años, del Programa de
Psicología de la Universidad de la Costa de Barranqui-
lla, matriculados en diferentes semestres académicos.
Se adelantó un muestreo intencional no probabilístico,
pues como la muestra no fue representativa, no se espe-
raba que los datos fueran generalizables.
En cuanto a las consideraciones éticas, se empleó
un manejo confidencial de la información. Se precisa-
ron datos de identificación sociodemográfica, se excluyó
el nombre de los participantes. Al momento de la apli-
cación de los instrumentos se hizo una explicación deta-
llada de los objetivos de la investigación. Se administró
el consentimiento informado solo a quienes tuvieron la
mayoría de edad. En dicho documento, además de los
objetivos del estudio, se anexó una declaración de priva-
cidad en la que el responsable se comprometió a no di-
vulgar los datos de manera individual, sino consolidados
y al término del proceso de investigación y solo con fines
académicos y científicos. El consentimiento también in-
cluyó una declaración del firmante en la que expresó
participar libre y voluntariamente en el diligenciamiento
del instrumento.
Instrumento
Arizona Social Support Interview Schedule (Assis)
La escala ASSIS se administra a partir de una
entrevista semiestructurada. Las preguntas están
orientadas a identificar los miembros que confor-
man la red social en cada una de las seis dimensio-
nes de apoyo.
ASSIS es una escala práctica de cómoda y rápida
aplicación (15-20 minutos).
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El instrumento permite obtener información
muy rica para adelantar análisis estadísticos de
muestras grandes o para hacer análisis cualitativos
de casos individuales.
Los resultados obtenidos con la escala se pueden
usar de manera global o por parte; se le pueden
añadir o eliminar variables y la fiabilidad del ins-
trumento no se ve afectada.
La escala ASSIS ha sido extensamente aplicada
a nivel internacional, lo que soporta su calidad,
utilidad y reconocimiento. Aunque para el pre-
sente estudio aún no se ha hecho un análisis de
las propiedades psicométricas de la escala en la
población específica, es un instrumento utilizado
con alta frecuencia en la población de habla his-
pana. En un estudio adelantado por López et al.
(2007), la consistencia interna de la escala (alpha
de Cronbach) fue de 0,82.
La escala ASSIS permite evaluar varias dimensio-
nes del apoyo social, a diferencia de otros instru-
mentos que se centran en una sola de estas.
Estas seis dimensiones del apoyo social a su vez
se agrupan en tres tipos de apoyo (dimensión
funcional): emocional, material e informativo. El
apoyo emocional se define a través de dos dimen-
siones: la expresión de sentimientos personales
y el acompañamiento o participación social. Por
su parte, el apoyo material se define a través de
dos dimensiones: la ayuda material o tangible, del
acompañamiento y de la asistencia física. Final-
mente, el apoyo informativo se define a través de
dos dimensiones: el consejo y el feedback o refuer-
zo positivo (López et al., 2007).
Resultados
Conforme se observa en la Figura 1, los encues-
tados establecen en su mayoría comunicaciones desde
la modalidad cara a cara (60,1 % vs. 39,9 %), aunque
es evidente el crecimiento de usuarios de las TIC como
una nueva alternativa comunicativa. Estos hallazgos
coinciden con los de Lenhart, Madden, Smith, Purcell,
Zickuhr y Rainie (2011), quienes concluyeron que aun-
que un 90 % de la muestra emplea Internet para estable-
cer contacto, lo cierto es que la comunicación cara a cara
sigue siendo predominante.
Figura 1. Distribución de las modalidades de comunicación
Analizando la provisión de los distintos tipos
de apoyo social según la modalidad de comunicación,
desde una perspectiva funcional se halló que la provi-
sión del apoyo material (66,7 %) y del apoyo emocional
(61,7 %) fue mayor a través de la comunicación cara a
cara, en comparación con la comunicación mediada por
las TIC; sin embargo, en ambas modalidades el apoyo
informativo fue el más recibido (ver Figura 2).
Figura 2. Apoyo social y las modalidades de comunicación
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Por otra parte, si se desglosan las dimensiones
de cada tipo de apoyo, se encuentra que en materia de
apoyo emocional, del 100 % de los contactos el 38,4 %
provee de apoyo desde la expresión de sentimientos per-
sonales y el 40,8 %, de acompañamiento o participación
social. En cuanto al apoyo material, el 40,6 % provee
de ayuda tangible y el 36,8 %, de asistencia física a los
encuestados. Finalmente, respecto al apoyo informativo,
el 41 % de los contactos provee de feedback o retroali-
mentación positiva a los encuestados y el 42,9 %, de
consejo. Aun considerando por separado las puntuacio-
nes para cada dimensión, el apoyo informativo continúa
siendo el predominante, seguido por los apoyos material
y emocional.
Figura 3. Relación entre el apoyo social y el sexo de los
encuestados
Teniendo en cuenta las hipótesis, se analiza la re-
lación entre el apoyo social y el sexo de los encuestados,
hallándose que tanto hombres como mujeres recibieron
en mayor grado apoyo informativo, aunque ellos lo obtu-
vieron en una proporción ligeramente superior (73,7 %
vs. 71 %). En cuanto al apoyo material, los encuesta-
dos de sexo masculino reportaron recibirlo en 60,8 %;
mientras que las mujeres lo refirieron en un 58,6 %.
Finalmente, el 62,9 % de los hombres manifestó reci-
bir apoyo emocional de sus contactos; las mujeres lo
obtuvieron en un 56,9 % (ver Figura 3). Estos hallazgos
confirman la hipótesis N° 1. Después de aplicar la prue-
ba de chi cuadrado de Pearson, se hallaron relaciones
significativas entre el sexo de los encuestados y el apoyo
emocional.
Analizando la relación entre el apoyo social y
el rango de edad de los encuestados, se halló que las
personas más jóvenes, entre los 17 y los 19 años, la de-
manda de apoyo emocional (61,1 %) es mayor que en
las demás edades (58,1 %: 20-24 y 51,8 %: 25 y más). El
apoyo material (57,8 %) está en un rango similar al de
los demás rangos de edad (60,3 %: 20-24 y 58 %: 25 y
más). El apoyo informativo es provisto en un 71,2 %, es
decir, de forma relativamente similar al reportado por
personas entre los 20 y 24 años (74,3 %) (ver Figura 4).
Después de aplicar la prueba de chi cuadrado de Pearson
se hallaron relaciones significativas entre la edad de los
encuestados, el apoyo emocional y el apoyo informativo,
que están validando la hipótesis N° 2.
Figura 4. Relación entre la provisión de los tipos de apoyo
social y el rango de edad
Complementariamente, analizando la relación
entre la modalidad de comunicación y el rango de edad
de los encuestados, conforme se observa en la Figura 5,
los encuestados entre los 17 y los 19 años reportaron
establecer contactos en la modalidad de comunicación
mediada por las TIC en un 13,9 % y en un 20,8 %, en
la modalidad cara a cara; los encuestados entre los 20 y
los 24 años reportaron establecer contactos en la moda-
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lidad de comunicación cara a cara en un 26,3 % y en
un 17,4 %, en la modalidad mediada por las TIC; y los
encuestados de 25 años y más reportaron contactos en
la modalidad de comunicación mediada por las TIC en
un 8,6 % y en un 13 %, en la comunicación cara a cara.
Figura 5. Relación entre modalidad de comunicación y
rango de edad
Con base en estos resultados, se observa que hay
una proporción similar entre cada uno de los rangos de
edad de los encuestados y el empleo de ambas modali-
dades de comunicación. Sin embargo, fue significativa-
mente mayor la proporción de comunicaciones estable-
cidas a través de las TIC por los estudiantes entre los 18
y los 25 años y menor, en los mayores de 25 años; sin
embargo, después de aplicar la prueba de chi cuadrado
de Pearson no se hallaron relaciones significativas entre
el rango de edad de los encuestados y las modalidades
de comunicación empleadas, con lo que se valida la hi-
pótesis N° 3.
Discusión
Partiendo de los resultados expuestos llama la
atención que el apoyo emocional, al menos en la mo-
dalidad de comunicación cara a cara, se reporte en un
porcentaje tan bajo sobre todo considerando que entre
los jóvenes es fundamental, al igual que el apoyo instru-
mental, pues se encuentra asociado con la percepción de
satisfacción personal frente a la vida, mayor bienestar,
bajos niveles de depresión y alto afecto positivo (Wong,
Nordstokke, Gregorich & Pérez-Stable, 2010). De hecho,
algunos estudios (Bernardon, Babb, Hakim-Larson &
Gragg, 2011) indican que los estudiantes universitarios
encuentran en sus relaciones cercanas un apego seguro
que les provee en alto grado apoyo emocional e instru-
mental, necesario para afrontar el estrés que representa
durante los primeros semestres el ingreso y la permanen-
cia en la universidad (Yalcin, 2011; Lyrakos, 2012).
El apoyo emocional, aun siendo bajo, es mayor
cuando es recibido a través de la comunicación media-
da por las TIC. En general, estos hallazgos coinciden
con los de Turner, Grube & Meyers (2001); Walther &
Boyd (2001, citados por Van Lear, Sheehan, Withers &
Walker, 2005); Dunham, Hurshman, Litwin, Gusella
y Ellsworth (1998), y Pornsakulvanich (2005), quienes
concluyen que la comunicación mediada por las TIC se
caracteriza por ser altamente personal y proveer altos ni-
veles de soporte emocional a sus miembros y por los de
Wright (1999), quien deduce que los apoyos más provis-
tos a través de las TIC son de carácter informativo y emo-
cional. Facilita, además, la autoexpresión y la creación
de relaciones basadas en valores compartidos (Bargh &
McKenna, 2004), ayudando al desenvolvimiento social,
al aumento de redes sociales y al apoyo social. Aunque
en usuarios novicios su uso excesivo pueda conducir a
la disminución de la comunicación familiar y a despla-
zar las relaciones significativas cara a cara (Kraut et al.,
1998), en usuarios expertos contribuye a sus relaciones
(Kraut et al., 2002).
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En función de sus dimensiones de consejo y
feedback o retroalimentación, los resultados que muestra
el apoyo informativo son coherentes con los expresados
por Pornsakulvanich (2005), y Lee, Leung, Xiong y Wu
(2011), particularmente desde la comunicación mediada
por las TIC. Estos resultados también son consistentes
considerando que el apoyo informativo es fundamen-
tal durante este período, pues tanto el consejo como el
feedback, de los padres, son componentes esenciales para
alcanzar el bienestar personal (Papalia & Wendkos,
1997). En general, independientemente de la modalidad
de comunicación, el apoyo informativo es el predomi-
nante, mientras que el emocional es el de menor fre-
cuencia en las comunicaciones cara a cara y el de segun-
da mayor ocurrencia en la comunicación mediada por
las TIC. Sin embargo, el hecho de que el apoyo informa-
tivo en la comunicación mediada por las TIC sobrepase
en mucho al de la comunicación cara a cara no deja de
ser llamativo.
En cuanto al género, y analizando los tipos de
apoyo de forma desagregada en sus seis dimensiones,
las mujeres suelen recibir mayores niveles de consejo
(apoyo informativo), ayuda tangible (apoyo material) y
expresión de sentimientos personales (apoyo emocional)
(Stuntz, Sayles & McDermott, 2011), mientras los hom-
bres reciben más feedback (apoyo informativo), asistencia
física (apoyo material) y acompañamiento (apoyo emo-
cional) (Monnier et al., 1998, citado por Day & Livings-
tone, 2003; Danielsen, Samdal, Hetland & Wold, 2009;
Waters & Moore, 2002; Ali & Toner, 1996).
En principio es novedoso que los hombres sean
los mayores receptores de los tres tipos de apoyo social.
Estos datos contrastan con los Yalcin (2011) y Agrawal,
Jacobson, Prescott & Kendler (2002), quienes indican
que las mujeres reportaron recibir mayores niveles en
todos los tipos de apoyo social respecto a los hombres, e
incluso proveerlo en un mayor grado que ellos (Day &
Livingston, 2003). En particular, los mayores niveles de
apoyo emocional recibido por las mujeres se deben a que
tienden a ser emocionalmente más expresivas e interde-
pendientes (Stokes & Wilson, 1984; Caselman, Self &
Self, 2006, citados por Chu, Saucier & Hafner, 2010;
Ali & Toner, 1996), a causa de haber sido socializadas
en aspectos como confiar más en los demás, conocer y
atender las necesidades de los otros (Fuller, Edwards,
Vorakitphokatorn & Sermsri, 2004) y esforzarse más
que los hombres por mantener las relaciones (Orbuch
& Timmer, 2001, citados por Fuller et al., 2004).
Sin embargo, al desagregar los tipos de apoyo so-
cial según sus respectivas cualidades se encuentra que
en cuanto al apoyo emocional, específicamente en su
dimensión “expresión de sentimientos”, es reportado
por un 33 % de los hombres y un 39 % de las mujeres.
Esto se debe, como se indicaba, a que las mujeres son
formadas para confiar más en los otros, ser más emo-
cionalmente expresivas e interdependientes (Stokes &
Wilson, 1984; Okamoto & Tanaka, 2004; Ali & Toner,
1996), mientras que en los hombres se promueve tener
relaciones de menor intimidad (Blyth & Foster-Clark,
1987, citados por Papalia & Wendkos, 1997).
En cuanto a la modalidad, aunque la comunica-
ción cara a cara continúa siendo la dominante respecto
a la comunicación mediada por las TIC, pues dos de los
tipos de apoyo (informativo y emocional) se recibieron
en un mayor grado a través de la comunicación cara a
cara que por medio de TIC; es creciente el espacio que
ha ganado la mediada por las TIC (Boase, Horrigan,
Wellman & Rainie, 2006; Lenhart et al., 2011); tanto es
así, que el apoyo informativo es provisto en mayor forma
por las comunicaciones mediadas por las TIC (+1,3 %),
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particularmente en adolescentes (Blais, Craig, Pepler &
Connolly, 2008). Al parecer, las TIC complementan o
enriquecen la comunicación cara a cara (Wellman, Haa-
se, Witte & Hampton, 2001; Pornsakulvanich, 2005) al
proveerla otros de recursos (Hampton, Sessions, Her &
Rainie, 2009).
En el presente estudio se observa que sin mediar
la edad de hombres y mujeres, aunque en una mayor
proporción entre los 18 y 25 años, emplean en simila-
res proporciones ambas modalidades de comunicación,
siendo mayor la cara a cara que la mediada por las TIC
(Gross, 2004). No obstante, los hombres, aunque por
un margen mínimo, establecen en mayor proporción co-
municaciones cara a cara que mediadas por las TIC en
contraste con las mujeres (Junco & Mastrodicasa, 2007).
Sin embargo, el género no determina de forma clara el
uso de Internet o las TIC en general (Lee et al., 2011).
Los resultados demuestran que los distintos tipos
de apoyo social en estudiantes universitarios son provis-
tos en un mayor grado a través de la comunicación cara
a cara, salvo el apoyo informativo que es superior en la
comunicación mediada por las TIC, aunque solo en un
1,3 %; no obstante, también se da en un alto grado a
través de la modalidad de comunicación mediada por
las TIC. De esta forma se confirma que los encuentros
cara a cara continúan siendo la forma de comunicación
predominante y también se confirma el uso creciente
de las TIC como nueva alternativa de comunicación, es-
pecialmente entre estudiantes universitarios (Hardie &
Tee, 2007).
Conclusiones
Allende la modalidad de comunicación, el apoyo
informativo es el que predomina entre los universitarios
de la muestra, mientras que el apoyo emocional es el de
menor frecuencia en la comunicación cara a cara y el de
segunda mayor ocurrencia en la comunicación mediada
por las TIC. Sin embargo, el hecho de que el apoyo in-
formativo sea mayor en la comunicación mediada por
las TIC no deja de ser sugerente y hasta inquietante,
pues pareciera indicar que su uso está desplazando la
provisión de apoyo social.
Aunque la comunicación cara a cara continúa
siendo la dominante respecto a la comunicación media-
da por las TIC, es creciente el espacio que ha ganado la
que estas últimas median (Boase et al., 2006; Lenhart et
al., 2011), aun cuando entre ellas se ha ido estableciendo
un carácter complementario (Wellman et al., 2001; Porn-
sakulvanich, 2005).
Esta tendencia creciente en el uso de las tecno-
logías de la información y las telecomunicaciones ha
penetrado las prácticas sociales cuando las personas se
relacionan entre sí (Fuente, Herrero & Gracia, 2010;
Cotten, 2008) hasta el punto de crear nuevos espacios
de interacción social (Maya, 2001; Herrero et al., 2004).
Los resultados demuestran que las TIC se posicio-
nan como nueva alternativa de comunicación, especial-
mente entre universitarios, ya que están proporcionando
beneficios semejantes a los obtenidos en la participación
social cara a cara (Herrero et al., 2004).
En la actual “civilización digital” (Valle, 2011)
son los jóvenes universitarios los principales motores de
estas transformaciones. Ellos representan la generación
multimedia (Morduchowiz, 2000, citada por Racciope,
Rotouno, Poiré & Porta, 2008) o la “Net Gen” (Junco &
Mastrodicasa, 2007) y prueba de ello es que son los ma-
yores usuarios de Internet (Hardie & Tee, 2007; Cotten,
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las comunIcacIones medIadas poR las tecnologías de la InfoRmacIón y la comunIcacIón (TIC)
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2008) y que desde la presente investigación su reporte
de provisión de apoyo social es considerablemente alto a
través de las TIC. No en vano estas les permiten ampliar
su mundo de interacciones y desplegar sus habilidades
sociales, piezas clave en su desarrollo social y en la cons-
trucción de su propia identidad (Papalia & Wendkos,
1997), como nueva forma de provisión del apoyo social:
uno de los más importantes recursos en esta etapa para
ajustarse de manera diversa a los cambios propios de la
edad (Musitu & Cava, 2003; Jiménez et al., 2005).
Es un hecho que la Internet está transformando
las formas de ser sociedad y las maneras a través de las
cuales las personas se comunican y reciben apoyo social
en busca de bienestar. Más allá de las discusiones so-
bre las ventajas o peligros de la comunicación mediada
por las TIC en comparación con la comunicación cara
a cara, según los resultados de la presente investigación
esta última es la más empleada por los jóvenes universi-
tarios en los tipos de apoyo social, emocional y material,
aunque la establecida por medio de las TIC es creciente.
Sin embargo, las formas de interacción apoyadas en el
uso de las TIC deben revisarse permanentemente, en es-
pecial en nuestro medio y en jóvenes universitarios. Es
un hecho que la sociedad colombiana, y barranquillera,
además de no gozar de la infraestructura de las socieda-
des desarrolladas, es novicia en el uso de las TIC. Ahora
bien, si este encuentro con las TIC llega a desarrollar
relaciones precarias e impersonales (Banjo, Hu & Sun-
dar, 2008) y conduce a la creación de lazos sociales débi-
les y a la transformación negativa de la estructura social
(Maya, 2001), es algo que aún no se puede determinar
con certeza; máxime cuando no son pocos los estudios
que indican que su uso representa beneficios sociales
(Kraut, et al., 2002). Lo que sí se puede entrever es que
su uso creciente está traduciéndose en prácticas asocia-
das al apoyo social, que está encontrando otros medios
y recursos para ser provisto y requerido. Es legítimo es-
timar que los usuarios de la muestra son relativamente
noveles y que podríamos estar en el escenario posible de
que su empleo constante pudiera llegar a traducirse en
la fractura sugerida por el autor.
Para terminar, una última consideración: la dis-
tinción que se suele hacer entre lo real de la comunica-
ción cara a cara y lo virtual en la comunicación mediada
por las TIC, podemos permitirnos considerarla como
teórica, pues de acuerdo con Wilson (2006), los jóve-
nes vivencian su escenario de comunicación como un
continuum. De hecho, podríamos concluir que más que
dos modelos comunicativos paralelos, se puede hablar
de una única comunicación integral que la generación
de la red es capaz de asimilar. Así, más que una legítima
preocupación por el posible desplazamiento de la comu-
nicación cara a cara hacia la comunicación mediada por
las TIC, o por la temida fragmentación, quizá nuestros
jóvenes de la era digital están preparados y abiertos a
remodelar las formas de relacionamiento social inte-
gralmente. No obstante, se conservan legítimos temores
ante la incertidumbre y de allí las mayores conclusiones:
no existen estudios definitivos y, por lo tanto, se precisa
de una investigación permanente.
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