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mada en cuenta y aumentará su nota. Hacer que prepare
trabajos orales, hacerle intervenir durante toda la clase,
transformar los símbolos en imágenes y metáforas, en-
señarle a ver las cosas en su globalidad, practicar juegos
que le ayuden a desarrollar su sentido espacial, hacer
que proponga sus ideas desorganizadamente antes de or-
ganizarlas, organizar actividades de reflexiones dirigidas
en las que asocie ideas con imágenes, hacer que describa
una situación con los cinco sentidos, hacer poesías, ima-
ginar y crear mediante la mímica y el dibujo, hacer que
conozca el mundo por medio de visitas escolares; para
desarrollar su sensibilidad artística.
Luego tenemos aquel alumno al que le falta aper-
tura, fantasía y visión global, que no sabe qué hacer fren-
te a un imprevisto, al que le resulta difícil trabajar con
medios audiovisuales y que no sabe resumir un texto o
una situación. Para este tipo de alumno es preciso uti-
lizar pedagogía organizada y estructurada en un clima
de seguridad. Se requiere escribir la programación en el
tablero o video beam en forma clara y legible, con ins-
trucciones estrictas, proporcionarle documentos escri-
tos impecables; dividir la hora de clase en secuencias,
indicándolo previamente; proponerle objetivos a corto
plazo bien definidos; permitirle salirse de las normas
para pasar a la experimentación –le gustan los trabajos
manuales y tiene éxito en ello–; es preciso que conozca
las relaciones con lo que conoce; es necesario respetar
su territorio y no excitarle pidiéndole algo bruscamente.
Como alternativa para el educando bajo esta mo-
dalidad es viable elogiarle cuando tiene éxito en algo,
darle confianza en sí mismo, utilizar su faceta de líder y
dirigente para una buena causa, hacer fichas de evalua-
ción en las que perciba lo que sabe hacer y sus progresos,
desarrollar su memoria dándole reglas mnemotécnicas,
enseñarle a exteriorizar y a comunicar haciendo exposi-
ciones en tiempos delimitados y breves, proporcionarle
modelos para que se lance a ejercicios nuevos, enseñarle
a resumir las clases: tres palabras clave y basta, dos o tres
puntos concretos; enseñarle a globalizar: leer un texto,
dividirlo en varias partes y darles títulos; inventar un tí-
tulo global a partir de esos títulos secundarios y utilizar
su sentido de la organización.
También está aquel estudiante al que le falta or-
den, rigor, conocimientos precisos, saber escuchar –aun-
que sabe hacerlo si consigue dominarse–, le falta control
y dominio de sí mismo, organización, y tiene poca au-
tonomía y perspectiva frente a la opinión de otros. La
pedagogía para este tipo de estudiante consiste en pro-
porcionarle una pedagogía emotiva y concreta para lo
cual es necesario crear un ambiente cálido y acogedor,
establecer un diálogo eficaz –no constante–, elogiar sus
progresos, sus actitudes positivas, partir de sus vivencias
–su experiencia–: lo que es, lo que hace, lo que sabe, lo
que le gusta; realizar gestos eficaces con frecuencia, dejar
que decore su cuaderno, sus deberes, que personalice
sus trabajos, favorecer los trabajos en grupo canalizando
las charlas sobre problemas personales, variar los ejer-
cicios, jugar, moverse, aprender divirtiéndose: juegos,
visitas, teatros, música; partir de imágenes y representa-
ciones personales hasta llegar a la abstracción, darle res-
ponsabilidades y confiarle funciones de comunicación y
negociación.
Como alternativa para esta clase de alumno, con
el propósito de ayudarle a organizarse, se puede comen-
zar por el mantenimiento del cuaderno de programa-
ción, ayudarle a buscar el sentido preciso de las palabras,
tener un diccionario en la clase, leer los textos en voz
alta aceptando preguntas para asegurar la comprensión,
sustituir los ‘me gusta, no me gusta’ por los ‘sé, no sé’,
Psicogente, 19 (35): pp. 161-176. Enero-Junio, 2016. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
http://publicaciones.unisimonbolivar.edu.co/rdigital/psicogente/index.php/psicogente
Florentino rico cAlvAno, pedro puentes rozo