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lA relAción entre el nivel educAtivo de lA mAdre y el rendimiento cognitivo infAnto-Juvenil A pArtir del WISC-IV
Psicogente, 18 (34): pp. 293-302. Julio-Diciembre, 2015. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
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INTRODUCCIÓN
Diversos estudios científicos remarcan la inci-
dencia de las variables ambientales –como el deficiente
cuidado prenatal, la desnutrición, la exposición a tóxi-
cos, los problemas de salud, la limitada estimulación,
los reducidos cuidados parentales y la inaccesibilidad a
recursos materiales/sociales– en el desarrollo de habili-
dades intelectuales (Morales Villegas, Romero Contre-
ras, Moreno González & Díaz-Barriga Martínez, 2014;
Muñoz-Quezada, Lucero, Iglesias & Muñoz, 2014;
Fletcher-Janzen, 2010; Sternberg & Grigorenko, 2001;
Aber, Bennett, Conley & Li, 1997). En esta línea de
pensamiento, los antecedentes de investigación coinci-
den con relacionar la importancia de la estimulación
familiar-educacional, el impacto del lenguaje y el estatus
socioeconómico con los resultados que los sujetos ob-
tienen en los tests de inteligencia (Contini de González,
Lacunza & Esterkind de Chein, 2013; Brenlla, 2012;
Ghiglione, Arán-Filippetti, Manucci & Apaz, 2011; Ko-
hen, Brooks-Gunn, Leventhal & Hertzman, 2002). Por
otra parte, hay argumentos a favor y en contra respecto
a la parcialidad de las pruebas de inteligencia. Algunos
expertos cuestionan su administración en poblaciones
vulneradas o poco estimuladas, aduciendo que esos tests
han sido diseñados pensando en niños de clase media
y/o alta, que habitan entornos familiares-culturales con
mayor acceso a la estructura de oportunidades sociales
(Elosua Oliden, 2013; Estefanía & Tarazona, 2003; Ko-
hen, Brooks-Gunn, Leventhal & Hertzman, 2002; Espy,
Molfese & DiLalla, 2001; Sameroff & Seifer, 1983;
Hale, Raymond & Gajar, 1981).
A su vez, los desarrollos teóricos y los refina-
mientos metodológicos-tecnológicos han permitido una
mayor calidad en la construcción de los tests, así como
también una consideración especial de las diferencias so-
cioculturales. Prueba de ello son los más de 60 años de
investigación que sustentan la utilidad práctica y clíni-
ca de las escalas de inteligencia para niños de Wechsler
en un amplio rango de campos y objetivos. Estas han
demostrado su utilidad diagnóstica una y otra vez para
propósitos tales como identificación de capacidades y
disfunciones intelectuales, intervención clínica y eva-
luación neuropsicológica (Beres, Kaufman & Perlman,
2000). Más en concreto, las revisiones más recientes de
la Escala de Inteligencia de Wechsler han incrementa-
do la medición de dominios cognitivos más específicos
como razonamiento fluido, velocidad de procesamiento
y memoria operativa, sin dejar de proporcionar una me-
dición confiable de la inteligencia global. Estos desarro-
llos permitieron construir una versión argentina adap-
tada, que propone normas regionales del test y provee
las bases para interpretar la producción intrasubjetiva
que se registra en el WISC-IV desde una óptica integral
(Brenlla & Taborda, 2013; Taborda, Barbenza & Bren-
lla, 2011).
A lo largo de sus cuatro versiones, WISC (1949);
WISC-R (1974); WISC-III (1991) y WISC-IV (2003), el
test ha promovido estudios que indagan si los niveles
sociocultural y económico alteran sus resultados. En for-
ma similar, en Estados Unidos, Worth Estes (1953), al
comparar el rendimiento en el WISC de niños de clases
baja y alta, encontró que el nivel económico incidía en
la magnitud de las puntuaciones del test pero no en su
capacidad predictiva ni en la configuración de las co-
rrelaciones intertest. De igual modo, Hale, Raymond y
Gajar (1981) evaluaron el CI verbal a partir del WISC-R
y no encontraron sesgo alguno respecto a la situación
socioeconómica. Otras investigaciones concluyeron que
los grupos culturalmente desfavorecidos no fueron con-
siderados en la tipificación del WISC. Precisan que la
misma fue excelente para la zona de población que cu-