Psicogente, 18 (34): pp. 406-419. Julio-Diciembre, 2015. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
http://publicaciones.unisimonbolivar.edu.co/rdigital/psicogente/index.php/psicogente
* Datos de la investigación y producto de tesis doctoral titulada: Modelos Organizacionales y Políticas Públicas en el Consejo de Ciencia Tecnología e Inno-
vación CODECTI del departamento del Atlántico, Colombia.
1 Directora de Investigaciones. Universidad Simón Bolívar- Colombia. Email: maperez@unisimonbolivar.edu.co
Resumen
El presente artículo muestra las limitaciones de la política nacional de ciencia, tecnología e in-
novación como factor de desarrollo económico y social, especialmente en el departamento del
Atlántico (Colombia), donde el Comité de Ciencia, Tecnología e Innovación (CODECTI) ha
jugado un papel muy restringido, a pesar de que en la región existen sectores sociales conscientes
de su importancia y de la gestión del conocimiento. Si bien la economía y el crecimiento han
despuntado en determinadas coyunturas, esto se ha debido a factores diferentes, tanto entre el pe-
riodo1850-1930 como ahora, a principios del siglo XXI, cuando la vigencia del Tratado de Libre
Comercio con Estados Unidos ha aumentado las expectativas de los inversionistas.
Abstract
This paper shows national policy limitations on science, technology and innovation as economic
and social development specially in Atlantico (Colombia) considering that Science, Technology
and Innovation (CODECTI) has played a very limited role although there are social sectors which
know aware of their importance and knowledge management, while the economy and growth
have excelled in certain situations. This process has happen due to several factors, both among
1850 and 1930 as now, at the beginning of XXI century, when the term of Free Trade Agreement
with United States of American has increased investors expectations.
Palabras clave:
Políticas, Ciencia,
Tecnología, Innovación,
Desarrollo, CODECTI.
Key words:
Policy, Science,
Technology, Innovation,
Development, CODECTI.
Referencia de este artículo (APA):
Pérez, M. (2015). Alcances de las políticas nacionales de ciencia, tecnología e innovación en el departamento del Atlántico. Psicogente, 18(34),
406-419.http://doi.org/10.17081/psico.18.34.515
Alcances de las Políticas Nacionales de Ciencia,
Tecnología e Innovación en el Departamento del Atlántico*
National Policy Scope on Science, Technology and
Innovation in Atlantico (Colombia)
Recibido: 10 de febrero de 2015/Aceptado: 20 de junio de 2015
http://doi.org/10.17081/psico.18.34.515
María de los Ángeles Pérez
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Universidad Simón Bolívar - Colombia
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INTRODUCCIÓN
El presente trabajo estudia las relaciones entre el
desarrollo económico y social del país y la política de
ciencia, tecnología e innovación en el departamento del
Atlántico, así como sus implicaciones en el marco de la
llamada sociedad del conocimiento. Es claro que por ser
estas, motores de crecimiento económico, su desarrollo
debe estar acompañado por políticas sociales indispen-
sables para generar las condiciones que permitan una
mayor competitividad de las empresas, así como el in-
cremento del nivel de vida de la población y, por ende,
la disminución de la pobreza y de la desigualdad social.
Los siguientes interrogantes guiaron el curso de
la investigación: ¿Hasta dónde los modelos de desarrollo
económico implementados en el país jugaron un papel
destacado en el impulso de la ciencia, tecnología e inno-
vación o en la gestión del conocimiento?, ¿ha impulsado
el sistema organizacional de ciencia, tecnología e inno-
vación en Colombia esta tríada del conocimiento en
las regiones y, específicamente, en el departamento del
Atlántico?,¿de qué manera la adopción de un modelo ha
incidido en el logro de las articulaciones entre los secto-
res académico, empresarial y público?, ¿qué relación exis-
te entre la gestión del conocimiento y la consecución de
los objetivos propuestos para el desarrollo de la Ciencia,
Tecnología e Innovación (CTeI)?
CONCIENCIA DE LA IMPORTANCIA
DE LA CIENCIA Y TECNOLOGÍA
EN COLOMBIA. SIGLOS XIX-XX
Desde finales del siglo XIX y a partir de algunos
sectores sociales influidos por las ideas positivistas, existe
conciencia sobre la necesidad que tienen las naciones de
América Latina y específicamente Colombia de desarro-
llar su propia actividad científica y tecnológica. Fueron
representantes de estas ideas personajes como José Euse-
bio Caro, Ezequiel Rojas y Marco Fidel Suárez, amén de
un sector social relacionado fundamentalmente con la
ingeniería, cuyo principal representante fue Alejandro
López (Mayor, 1984; Safford, 1989). Esta conciencia de
la necesidad del desarrollo de una ciencia y tecnología
propia es exteriorizada con vehemencia en el último
cuarto del siglo XX por Sagasti (1978), cuando expresa
que nuestra ciencia es de copia, que solo repetimos lo
que se produce o se piensa en otros lugares, aunque con-
tamos con las condiciones suficientes y propicias para
hacer verdadera ciencia y pensar por nosotros mismos.
¿Qué estamos esperando? [se pregunta] ¿Que vengan
otros a resolver nuestros problemas científicos, como
esperamos que vengan a dar solución a nuestras difi-
cultades industriales? (Sagasti, 1978, p. 29).
Lo anterior no significa que no haya ciencia en
América Latina ni mucho menos en Colombia, pues de
ella dan testimonio las llamadas Misiones Científicas
que se dieron entre los siglos XVIII y XIX; pero todas
estas misiones fueron realizadas por sabios o investigado-
res extranjeros, a excepción de Francisco José de Caldas.
O, ya entrado el siglo XX, cuando hubo cierto despertar
de la actividad científica alrededor de las ingenierías,
que según Safford (citado en Sagasti, 1981) fue producto
del esfuerzo individual, del entrenamiento europeo, y a
menudo de una fortuna personal.
Sin embargo, con las excepciones anotadas arri-
ba, la ausencia de actividad científica y tecnológica no
ha sido únicamente cuestión de voluntades sino de las
condiciones políticas y económicas del país.
Al respecto, Sagasti (1978) señala tres factores que,
como consecuencia del incipiente desarrollo económico
del país, fueron desfavorables para que se estrecharan
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los vínculos entre la ciencia y la industria: 1. La ausencia
de una demanda social para la ciencia, que desestimuló
la dedicación a la misma por parte de empresarios; 2. el
predominio de valores y actitudes más relacionados con
lo trivial y lo frívolo, que, unido al sentimiento religioso,
frenaron el desarrollo de la ciencia; y 3. la inestabilidad
política y económica que vivió el país durante decenios.
Al respecto, vale mencionar también el modelo
de crecimiento económico que siguió Colombia. Este
se fundó, a finales del siglo XIX, en la producción de
alimentos y materias primas, para abastecer a Europa
cuando la industrialización de esa región empezó a de-
mandar estos productos, a cambio de la exportación de
productos manufacturados como textiles y maquinarias,
traídas principalmente de Inglaterra (Arrubla, 1963;
Nieto, 1962; Ospina, 1974). Más precisamente, Arrubla
(1963) señala que “a partir de mediados del siglo pasado
[siglo XIX] el tabaco, el añil, la quina, el algodón, las
pieles, etc., comienzan a predominar” (p. 71).
Esta situación se mantuvo hasta principios del
siglo XX cuando, en el gobierno de Rafael Reyes (1904-
1909), comenzaron las primeras medidas proteccionistas
(Garay, 2004). Pero, solo cuando se produce la crisis ca-
pitalista del 29, los países latinoamericanos adoptaron
una política de protección del mercado interno que ini-
cia el proceso de Industrialización mediante la Sustitu-
ción de Importaciones (ISI). Luego, durante la Segunda
Guerra Mundial, esta política se afianza y se extiende
hasta los años 60 del siglo pasado.
Durante este último periodo, se lograron avances
significativos en la industrialización pero fueron insufi-
cientes. Dagnino, Thomas y Davyt (1996) precisan: “con
algunas excepciones, la producción generada a través de
ISI resultó inadecuada para su colocación en los merca-
dos internacionales” (p. 11).
El proteccionismo se extendió hasta los años 60
del siglo pasado; y 34 años después, en 1994, el físico
De Greiff (1994), investigador del Centro de Estudios
Internacionales de la Universidad de los Andes, puso de
relieve la necesidad de una política de sustitución de im-
portaciones que implemente medidas para aumentar la
productividad y contrarrestar la dependencia de produc-
tos manufacturados que Colombia mantiene con otros
países. Pero esto, a juicio del físico, no se puede lograr si
se deja de lado o se menoscaba la actividad científica y
tecnológica. De aquí que el Estado haya puesto especial
atención en la fundación de instituciones para la activi-
dad científica, como fue el caso de COLCIENCIAS en
1968.
Por otra parte, el proceso de industrialización dio
mayor importancia a la exportación de productos con
poco valor agregado e impidió así que el desarrollo tec-
nológico fuera percibido como una necesidad para los
exportadores, a través de la innovación y desarrollo tec-
nológico.
Según Garay (2004), el modelo de sustitución de
importaciones permitió, en efecto, desde el principio
la creación de una incipiente industria manufacturera
liviana, especialmente de alimentos, bebidas, tabaco,
confección, muebles, imprentas y cuero, y solo desde
los primeros años de la década del 60 hasta 1967, la
sustitución se orientó a otros sectores, entre los cuales
cabe mencionar: productos químicos, papel, derivados
del petróleo y la metalmecánica. En 1967 comienza el
modelo de promoción de exportaciones o modelo mix-
to de orientación exportadora. Este modelo combinó la
sustitución de importaciones con el impulso a algunos
sectores de la economía para potenciarlos hacia las ex-
portaciones y duró hasta 1985. A partir de entonces y
tras un periodo de reestructuración industrial, se inicia
en Colombia la apertura económica.
409
El argumento para dar este paso consistió en que
la integración a la economía global era indispensable
para salir del subdesarrollo, pues, esta última condición
era atribuida a las medidas proteccionistas. Se asume así
la lógica de las teorías liberales de la competencia como
forma de regulación del mercado que induce a producir
cada vez artículos de mayor calidad, en el entendimiento
de que si un producto entra en el mercado, la compe-
tencia buscará mejorar su calidad y en este propósito la
innovación juega un papel muy importante. En la prácti-
ca, se está hablando de la teoría de las ventajas compara-
tivas, la cual recomienda especializarse en los productos
que se pueden ofrecer con ventaja en el mercado externo
e importar todo lo demás.
La implementación del modelo mixto de orienta-
ción exportadora coincide y es coherente con la ejecu-
ción de una política de apoyo a la investigación científi-
ca, que se inició en 1968 cuando el Estado realiza una
serie de acciones tendientes a la constitución de una cul-
tura adecuada a la investigación científica y tecnológica.
Desde principios de la década de los 60, los di-
rectivos de los sectores ligados a la industria y la acade-
mia comenzaron a tomar mucha más conciencia sobre
la importancia de la ciencia y tecnología como un factor
importante en la disminución de la distancia socioeco-
nómica entre los países desarrollados y subdesarrolla-
dos, lo que se hizo patente en la Reunión de Presidentes
del Continente Americano efectuada en Punta del Este,
Uruguay, en 1967.
En la declaración de esta reunión se lee acerca
del tema:
El adelanto de los conocimientos científicos y tecno-
lógicos está transformando la estructura económica y
social de muchas naciones. La ciencia y la tecnología
ofrecen infinitas posibilidades como medios al servicio
del bienestar a que aspiran los pueblos. Pero en los paí-
ses latinoamericanos este acervo del mundo moderno
y su potencialidad distan mucho de alcanzar el desarro-
llo y nivel requeridos (Sábato & Botana, s.f.).
Esta fue el punto de partida de varias reuniones
que se llevaron a cabo entre el gobierno, la industria y
la comunidad científica para formular y ejecutar una
política de impulso a la ciencia y tecnología en Colom-
bia. De este modo, en 1968 se crea el Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología y el Instituto Francisco José de
Caldas-COLCIENCIAS.
Pero, aunque desde ese año existe oficialmente
una política de ciencia y tecnología en Colombia ligada
a la planeación, esta no se integró a los planes de desa-
rrollo sino hasta el tercer plan de desarrollo cuatrienal:
el Plan de Integración Nacional 1979-1982 (1979).
De acuerdo con lo anterior, se pueden señalar dos
etapas en el proceso de la política nacional de ciencia y
tecnología en Colombia desarrolladas en el siglo XX: La
primera va de 1968 a 1989 y se caracteriza por la creación
de los entes y organismos que han de ejecutar la política
de ciencia y tecnología (COLCIENCIAS, 2012). En esta
etapa nacen COLCIENCIAS, el Instituto Colombiano
para el Fomento de la Educación Superior (ICFES), el
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y en 1987 se
impulsa la creación de programas de postgrado y se crea
la Misión de Ciencia y Tecnología.
La segunda etapa va de 1990 a 1999. Fundamen-
talmente, en esta se promulgan leyes y se reorganiza la
política nacional de ciencia y tecnología en un sistema;
pero también se crean comisiones regionales de ciencia
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y tecnología y se estimulan los doctorados y maestrías en
las institucciones universitarias, así como la creación de
observatorios a los que se les asignan recursos importan-
tes para sus actividades.
LOS CONSEJOS NACIONALES
DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Desde el año 2000 se incorporan nuevos progra-
mas, se promulgan leyes para el fomento de la ciencia y
tecnología y se modifican otras para darle mayor opera-
tividad y apoyo a entes como el Consejo Departamen-
tal de Ciencia, Tecnología e Innovación (CODECYT).
Por otra parte, se expide el Documento CONPES 3080
(Departamento Nacional de Planeación (DNP), 2000),
que regula la política nacional de ciencia y tecnología
durante los años 2000-2002 (COLCIENCIAS, 2012). Se
crean, entre otros mecanismos: las agendas regionales en
ciencia y tecnología; un fondo especial para la investiga-
ción en salud; se lanza la plataforma ScienTi; se abren
convocatorias para centros de excelencia y se reforman
programas para dirigirlos hacia áreas del conocimien-
to. En 2009 se sanciona la Ley 1286, que reconoce a
a COLCIENCIAS como Departamento Administrativo
de Ciencia, Tecnología e Innovación.
A pesar de estos avances del país en materia cien-
tífica y tecnológica, el Índice de Competitividad de la
Nueva Economía (ICNE), método de medición actual
en materia digital, que incluye las variables de recursos
humanos, globalización, mercado de capitales, econo-
mía digital e innovación tecnológica, es el menor para
Colombia entre seis países latinoamericanos (Serrano &
Martínez, 2003), como puede verse en la Tabla 1. Ade-
más, el país sigue dependiendo industrial, tecnológica y
científicamente de los llamados países del “primer mun-
do”.
Tabla 1. Puntajes de países latinoamericanos según el ICNE
Posición País Índice
1 Chile 90,05 %
2 Argentina 78,30 %
3 Brasil 64,83 %
4 México 61,77 %
5 Venezuela 47,22 %
6 Colombia 42,58 %
Tomado de Serrano y Martínez (2003, p. 88)
La razón principal de este desfase y de la asimetría
en el desarrollo tecnológico entre regiones se ha atribui-
do al nuevo modelo de apertura económica, que “[…]
ha implicado procesos sociales excluyentes debido, entre
otras cosas, a la privatización de empresas estatales, la
quiebra de empresas privadas que no pueden resistir la
competencia, el desempleo y a la reducción del gasto pú-
blico de carácter social” (Orjuela, 1998, p. 56).
De ahí la insistencia, cada vez mayor, en la nece-
sidad de apoyar el desarrollo de la ciencia y la tecnolo-
gía, contemplado tanto en el actual Plan Nacional de
Desarrollo. 2010-2014. Prosperidad para todos (DNP,
2010) como en el Programa “Visión Colombia II cen-
tenario 2019” (DNP, 2005). En ambos documentos, el
Estado colombiano, como mecanismo para alcanzar los
objetivos del milenio, establece estrategias para su cum-
plimiento.
En este último programa, una de las estrategias
adoptadas para cumplir con el cuarto objetivo: “Una
economía que garantice un mayor nivel de bienestar”,
consiste en: “Fundamentar el crecimiento en el desarro-
llo científico y tecnológico” (DNP, 2005). Unido a lo
anterior, mediante el Plan Nacional de Desarrollo. 2010-
2014. Prosperidad para todos (DNP, 2010), el gobierno
ha establecido como medio para lograr un crecimiento
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sostenible la “locomotora” de Ciencia, Tecnología e In-
novación (DNP, 2010).
Todo esto da cuenta de los esfuerzos realizados en
el país para impulsar la ciencia, tecnología e innovación,
pero, en opinión de autores como Uribe (2013), han fal-
tado tanto recursos como políticas claras de prioridades
para inversión: “la inversión sigue sin sobrepasar el 0,5 %
del PIB y las regalías para el sector de ciencia, tecnología
e innovación no son suficientes” (p. 13).
Además de la baja inversión y la falta de políticas
claras, otro factor que ha contribuido al rezago ha sido la
débil capacidad de gestión de las empresas especialmente
pequeñas y medianas, lo cual, según Sanabria, Saavedra
y Hernández (2010) “se ve reflejado en las dificultades
que tienen para proponerse objetivos de crecimiento y
desarrollo, y para gestionar de manera eficiente sus re-
cursos (humanos, financieros, tecnológicos, etc.)” (p. 2);
y esto que ocurre en la empresa privada a propósito de la
gestión, no es menos cierto para el sector público, espe-
cialmente en lo que tiene que ver con ciencia, tecnología
e innovación, y más concretamente en la gestión del Co-
mité de Ciencia, Tecnología e Innovación (CODECTI)
del departamento del Atlántico.
Se había dicho antes que, como parte de la políti-
ca pública de ciencia, tecnología e innovación, se creó en
Colombia el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología
(SNCyT), adscrito al DNP, para garantizar que el desa-
rrollo de este campo fuera de la mano con la planeación
económics y social. Adscritos a la Secretaría Técnica del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, se constitu-
yeron también desde esa fecha los consejos, comisiones
o comités departamentales de ciencia y tecnología, con
facultades para coordinar acciones tendientes a la pla-
nificación y orientación de la ciencia y tecnología, así
como para gestionar recursos públicos y privados relacio-
nados con estas actividades.
Por su parte, el Consejo Nacional de Política
Económica y Social (CONPES), organismo técnico
asesor del Ejecutivo y máxima autoridad nacional de
planeación en el país, es el ente encargado de aprobar
los documentos que definen las políticas públicas para
el desarrollo. Así, los agentes del Estado, cada vez más
conscientes de la importancia que tiene la investigación
científica, el adelanto tecnológico y la innovación como
eje central de la modernización y el cambio, han diseña-
do una política tendiente al fomento de estas áreas, con
seis estrategias que incluyen desde el financiamiento y
la capacitación hasta la difusión de los conocimientos
(CONPES, 2009). Hacen parte de las estrategias: la in-
novación en el aparato productivo, el fortalecimiento de
la institucionalidad de la CTeI, la capacitación a nivel
doctoral y la formación en competencias relacionadas
con la tecnología y la innovación, así como la apropia-
ción social del conocimiento, la focalización de sectores
estratégicos y la ejecución de planes de cooperación.
Si bien desde 1968 Colombia contaba con el Ins-
tituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la
Tecnología Francisco José de Caldas (COLCIENCIAS)
y con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología,
como entes encargados de promover las actividades so-
bre estos temas, solo cuando el Decreto 1600 de 1988
crea la Misión Nacional de Ciencia y Tecnología, y en
especial con la promulgación de la Ley 29/1990 (Con-
greso de Colombia, 1990), comenzaron a verse avances
tanto en la cualificación del recurso humano como en
la conformación de grupos, centros de investigación y
alianzas entre el sector productivo y el académico, que
hasta el momento habían sido muy tímidos. Con todo,
aunque se reconocen algunos avances al respecto, siguen
siendo pocos pese a los esfuerzos de algunos sectores del
gobierno, la academia y la empresa, en pro de una arti-
culación efectiva sobre esta materia entre la universidad,
el sector productivo y el Estado.
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La Ley 29 de 1990 obligó a incorporar la ciencia y
tecnología a los planes y programas de desarrollo econó-
mico y social del país y a formular planes de ciencia y tec-
nología, a generar las condiciones para el desarrollo de
estos planes, y a estimular la capacidad innovadora del
sector productivo; se crearon en específico incentivos y
se fortalecieron los servicios de apoyo. Otro de los aspec-
tos que tiene en cuenta dicha ley es la política de regio-
nalización de la CTeI, por medio de entes que integren
los sectores académicos, empresariales, comunitarios y
gubernamentales y que propongan un cambio cultural
en la mentalidad frente a la CTeI.
El sistema ha seguido desarrollándose, aunque,
como ya se dijo, sin la celeridad y contundencia deseada,
ya que, por un lado, “el nivel de valoración de la CTeI
por parte de la sociedad colombiana es bajo y, por el
otro, la falta de autonomía presupuestal se traducía en
[(…) pocos] recursos públicos destinados para este sec-
tor” (Centro de Desarrollo Tecnológico, 2008).
En los primeros años de la década de los 90, la
creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
permitió iniciar la participación de las regiones en el
área, a través de Consejos de Programas. Estos, a su vez,
crearon las Comisiones Regionales de Ciencia y Tecno-
logía, cuya función principal era el fomento de las acti-
vidades de ciencia y tecnología y su misión consistía en
incorporar dichas actividades a los planes de desarrollo
regional, seccional y local. Estas comisiones eran confor-
madas por investigadores, miembros del sector produc-
tivo, representantes de los Comités Departamentales de
Ciencia y Tecnología, el director de COLCIENCIAS y
el director del Consejo Regional de Política Económica
y Social (CONPES).
No obstante, aquellas solo actuaban como meca-
nismos de coordinación, y no constituían estructuras
administrativas independientes ni contaban tampoco
con planta de personal propia (Congreso de Colom-
bia, 1990). Quienes cumplían estas funciones lo hacían
como funcionarios del Estado en comisión o con contra-
tos exclusivos para estos fines.
La Figura 1 representa el modelo de relaciones
existentes entre el sistema de Ciencia, Innovación y Tec-
nología en Colombia y los diferentes subsistemas: el sub-
sistema tecnológico, compuesto por incubadoras, cen-
tros de productividad y parques tecnológicos; el subsiste-
ma productivo, donde están las empresas, los gremios y
la Cámara de Comercio; el subsistema financiero, que se
apoya en la banca, los fondos de garantía y los de capital;
el subsistema científico, en el que se ubican los centros
de investigación, las universidades y los grupos de inves-
tigación; el subsistema facilitador nacional, compuesto
por COLCIENCIAS, los ministerios y el Departamento
Nacional de Planeación, y el subsistema facilitador regio-
nal, del cual hacen parte los CODECTIS, las alcaldías y
las gobernaciones.
En la Figura 1 se observa un sistema dinámico,
donde la ciencia o los sectores que producen la inves-
tigación científica y la tecnología interactúan con los
organismos del Estado, el sector financiero, la empresa
privada y la sociedad civil.
Así, en apariencia, el sistema está bien concebido
porque involucra a todos los sectores pertinentes de la
sociedad, pero el problema radica en el tipo de relación
y organización que se presenta al interior de cada uno de
los subsistemas: desde las prioridades que se establecen
y la gestión de la financiación hasta las formas de acción
social para implantar las comunicaciones entre los dife-
rentes sectores que producen, transfieren o gestionan el
conocimiento, así como entre ellos y la sociedad civil,
para determinar problemas y emitir políticas locales con
base en esos problemas.
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Ahora bien, las agendas regionales fueron la an-
tesala para que en la Estrategia de Regionalización de la
Ciencia y Tecnología desarrollada por COLCIENCIAS,
se promoviera la creación de los Consejos Departamen-
tales de Ciencia y Tecnología (CODECYT), hoy CO-
DECTI. Estos últimos se concibieron como un organis-
mo de gestión para identificar diversas fuentes de recur-
sos que se pudieran utilizar para la inversión en ciencia,
tecnología e innovación y para suministrar información
que contribuyera a la formulación y direccionamiento
de las políticas regionales de ciencia y tecnología. En este
sentido, la Política Nacional de Ciencia, Tecnología e In-
novación “facilita que los departamentos y municipios
puedan crear sus propias instancias de investigación y
puedan utilizar recursos de su presupuesto para fortale-
cer el sistema” (Restrepo, 2012, p. 12).
Averiguar cuáles son y de dónde surgen los prin-
cipales problemas en las regiones para llevar a cabo la
política de ciencia y tecnología, es parte del objeto de
la presente investigación y del análisis del modelo de
gestión del CODECIT en este territorio. Esto es, si el
problema radica, por ejemplo, en las formas de gestión
organizativa interna en el subsistema facilitador regional
o hasta qué punto la centralización puede ser un freno
para la toma de decisiones eficaces y pertinentes para la
región en materia de ciencia, tecnología e innovación.
Los Consejos tienen un carácter eminentemente
consultivo y de coordinación para promover e identificar
recursos, necesidades y oportunidades para el desarrollo
de la ciencia, tecnología e innovación, pero carecen de
incidencia en la formulación de políticas y en las estrate-
gias y planes de inversión para ciencia, tecnología e inno-
vación. A lo sumo lo que pueden hacer, como en efecto
lo hacen, es coordinar reuniones con las instituciones
administradoras, promotoras y gestoras de conocimien-
to: la universidad, la empresa y la sociedad civil, con au-
sencia del Estado, puesto que los CODECTI no repre-
sentan al Estado propiamente sino al gobierno departa-
mental, pero no cuentan con funciones ni atribuciones
de carácter decisorio. De este modo, como las empresas,
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Figura 1. Sistema Nacional de Ciencia, Innovación y Tecnología en Colombia, elaborada con base en la información
obtenida del análisis de documentos de COLCIENCIAS
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universidades y centros de investigación continúan con
políticas fragmentadas, atomizadas e independientes,
se requiere un verdadero modelo de regionalización de
CTeI para generar los impulsos requeridos.
Este modelo de regionalización de la CTeI está sus-
tentado en la nueva Ley 1286, que fue sancionada el 10
de febrero de 2009 y recibida con mucha complacencia
por los sectores vinculados a la investigación científica:
universidades, centros de investigación, algunos sectores
productivos y, en especial, por COLCIENCIAS. Entre
otras razones porque pretende elevar la inversión en el
desarrollo científico en 1,5 % del PIB. En las regiones
también se mira esta ley con buenos ojos porque se es-
tima que, a través de ese mecanismo legal, pueden aten-
derse demandas fundamentales en el sentido de tener
mayor participación en los procesos de ciencia, tecno-
logía e innovación. Al respecto Jaime Restrepo Cuartas,
exdirector de COLCIENCIAS y principal impulsor de
la ley desde la Cámara de Representantes, en el análisis
sobre la utilidad de la anterior ley, afirmaba que “le da
participación en el consejo a las regiones con bajo desa-
rrollo relativo” (Restrepo, 2012, p. 12).
Históricamente, han existido varias formas de
alianza o de relaciones entre el sector empresarial y la
academia. Por ejemplo, a través de las prácticas que
realizan los estudiantes en las empresas como parte de
su aprendizaje, las asesorías o consultorías, entre otras;
pero muy pocas veces se establecen relaciones para la
producción de conocimientos. Con respecto a los cen-
tros de investigación, instrumentos por medio de los
cuales se puede desarrollar la política de cooperación
en la producción de conocimiento, en Colombia solo
existen 223, entre universitarios y no universitarios, de
los cuales solo 6 están en el departamento del Atlántico,
como lo muestra la Figura 2.
Figura 2. Centros de I+DT vigentes por departamento
Tomado de Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (Ocyt) (2012)
El hecho de que en el Atlántico solo existan esos 6
centros de investigación y desarrollo tecnológico, frente
a 33, 42 y 142 de los departamentos de Valle, Antioquia
y el Distrito Capital, respectivamente, muestra no solo el
rezago numérico del departamento, sino también la baja
capacidad para presentar y gestionar proyectos sobre los
diferentes temas, los campos tecnológicos y la innova-
ción. De los pocos centros de investigación se derivan
iguales limitaciones de asociación con redes de conoci-
miento, investigación y desarrollo. Todas las áreas del
conocimiento, especialmente las relacionadas con el de-
sarrollo y la transformación de las fuerzas de producción
requieren centros de investigación especializados, cuyas
investigaciones e innovaciones respondan a los grandes
problemas de la región; de lo contrario, se tendrá que
seguir adecuando a nuestros contextos una tecnología
hecha en otras partes para condiciones distintas.
Como parte de su política, COLCIENCIAS de-
sarrolla un programa a través de grupos y centros de
investigación de excelencia. Estos centros, además de
realizar investigaciones de calidad en asocio con pares
internacionales a partir de programas comunes, deben
apoyar la formación del recurso humano; posibilitar la
aplicación del conocimiento, especialmente en el sector
productivo; patentar lo pertinente y publicar los resulta-
dos en revistas de alto impacto (Ministerio de Educación
Nacional, 2013).
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Psicogente, 18 (34): pp. 406-419. Julio-Diciembre, 2015. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
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Entre otras, los centros tienen la función de con-
formar redes de unión de conocimiento entre los gru-
pos de investigación académicos y el sector productivo
empresarial, pero aún son muy pocos los que la cum-
plen: en Colombia solo existen 6, conformados por 22
instituciones, y solo 2 de estos se ubican en el Caribe:
uno en Cartagena (Universidad de Cartagena) y otro en
Barranquilla (Universidad del Norte). Estos grupos de
excelencia son:
1. Tuberculosis: La investigación integrada a la salud
pública para mejorar su control (CCITB).
2. Centro Nacional de Investigaciones para la Agro-
industrialización de Especies Vegetales, Aromáti-
cas, Medicinales Tropicales (CENIVAN).
3. Centro de Investigación y Estudios en Biodiversi-
dad y Recursos Genéticos (CIEBREG).
4. Centro de Excelencia en Nuevos Materiales
(CENM).
5. Centro de Excelencia en Modelamiento y Simula-
ción de Fenómenos y Procesos Complejos.
6. Observatorio Colombiano para el Desarrollo
Integral, la Convivencia Ciudadana y el Fortale-
cimiento Institucional en Regiones Fuertemente
Afectadas por el Conflicto Armado (Ministerio
de Educación Nacional, 2013).
Dos universidades del Caribe colombiano partici-
pan en estos centros: la Universidad de Cartagena, con
el Grupo Química Ambiental y Computacional, en el
Centro Nacional de Investigaciones para la Agroindus-
trialización de Especies Vegetales, Aromáticas, Medici-
nales Tropicales (CENIVAN), y la Fundación Universi-
dad del Norte, de Barranquilla, en el Centro de Exce-
lencia en Nuevos Materiales (CENM) con el Grupo de
Materiales: Diseño y Procesos.
Por otra parte, el departamento del Atlántico, y
específicamente Barranquilla, presenta un rezago signi-
ficativo tanto en las actividades industriales como en el
desarrollo de la ciencia, tecnología e investigación, con
respecto a ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, que
integran el denominado Triángulo de Oro de Colom-
bia, por su empuje en los procesos de modernización.
En el Plan de Desarrollo del Atlántico 2012-2015
(Gobernación del Atlántico, 2012) se revela un diagnós-
tico nada halagador del departamento en materia de
ciencia, tecnología e innovación que contrasta con las
actividades comerciales y de servicios, donde se encuen-
tra en el grupo de departamentos de alta competitivi-
dad. Según el Plan de Desarrollo del Departamento del
Atlántico, en efecto, este departamento se encuentra en
el grupo de mayor competitividad del país, al lado de
Valle del Cauca, Santander y Risaralda, a pesar del re-
troceso sufrido en algunos sectores, como la ciencia y la
tecnología. Estas son aún muy débiles para impulsar una
cultura de investigación e innovación.
La producción científica y tecnológica del depar-
tamento del Atlántico, vista a través de artículos cien-
tíficos y producción tecnológica, es ciertamente muy
pobre en comparación con la del Distrito Capital y los
departamentos de Antioquia y Valle del Cauca, como lo
muestra la Tabla 2.
Tabla 2. Producción científica de los grupos de
investigación por departamento 2006-2010
2006 2007 2008 2009 2010
Distrito Capital 5129 5216 5716 5129 1364
Antioquia 2450 2696 2829 2303 667
Valle del Cauca 1185 1294 1272 1077 248
Atlántico 443 507 570 488 114
Tomado de Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (2012)
mAríA de los ángeles pérez
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El único indicador de medición de producción
científica que repuntó en el departamento del Atlántico
en el año 2011, hasta el punto de sobrepasar al Valle
del Cauca, fue el de revistas indexadas. Para esa fecha el
departamento del Valle del Cauca contaba con 20 revis-
tas indexadas, mientras el Atlántico tenía 27, como se
muestra en la Tabla 3.
El Atlántico tampoco cuenta con acuerdos insti-
tucionales firmes entre los diferentes actores públicos y
privados, que permitan una interacción comprometida
Tabla 3. Revistas indexadas en Publindex por categoría y según departamento 2006-2011
2006 2007 2008 2009 2010 2011
A1 A2 B C A1 A2 B C A1 A2 B C A1 A2 B C A1 A2 B C A1 A2 B C
Distrito
Capital
3 13 30 76 5 24 35 71 10 29 45 74 14 36 36 77 17 44 33 102 18 56 56 124
Antioquia
0 0 10 18 0 4 5 22 2 7 9 21 4 7 18 27 4 14 14 27 4 19 16 24
Valle del
Cauca
0 1 2 10 0 1 4 9 1 1 4 9 1 2 5 12 1 3 6 13 1 4 5 10
Atlántico
0 0 0 5 0 0 2 5 0 1 5 3 0 2 5 3 0 5 2 11 1 6 4 16
Tomado de Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (2012)
2010 2011
Pregrado Maestría Doctorado Pregrado Maestría Doctorado
Distrito Capital 36.774 3.017 98 39.144 3.060 101
Antioquia 15.580 822 57 15.385 1.085 91
Valle del Cauca 9.242 552 23 10.547 825 38
Atlántico 4.775 218 0 3.863 2 0
Tomado de Observatorio Laboral para la Educación (2011)
Tabla 4. Número de graduados según nivel de estudio por región
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Figura 3. Proyectos aprobados por Colciencias según
entidad territorial 2002-2011: comparación entre tres
departamentos y el Distrito Capital
Tomado de COLCIENCIAS (2012)
417
de estos sectores con el desarrollo económico y social
del departamento a través de la ciencia, la tecnología y
la innovación. Ello se evidencia en los pocos proyectos
realizados de manera colaborativa a través del uso de re-
des de tecnología existentes, ya sea en forma interactiva
o presencial. En este sentido, el número de proyectos
aprobados por COLCIENCIAS entre los años 2002 y
2011 en el Atlántico fue de 91, mientras que Antioquia
obtuvo 769; Valle del Cauca, 360 y Bogotá, 918. Estos
datos se muestran porcentualmente en la Figura 3.
El cuadro que sigue muestra, por último, que la
mayor concentración de grupos dedicados a la investiga-
ción científica se localiza en Bogotá, Antioquia y Valle.
Igual ocurre con el resto de indicadores de la capacidad
intelectual para generar conocimientos, que incluyen a
los maestros y doctores.
CONCLUSIONES
Todo lo expuesto constituye una expresión de
la poca capacidad del país y, en particular, del departa-
mento del Atlántico para generar ciencia y tecnología
propias. Los datos de la Tabla 3 indican la existencia de
una desigualdad regional en el país en lo concerniente
al desarrollo y en ciencia y tecnología. Además, debido
a la insuficiencia de profesionistas en la región, el costo
del desarrollo tecnológico tendrá que ser mayor y, posi-
blemente, los proyectos de innovación y desarrollo en-
frentarán más dificultades para convertirse en realidad.
Por otro lado, la escasa inversión en ciencia, tecnología
e investigación por parte de los sectores empresarial, gu-
bernamental e incluso los ligados a la academia, es un
reflejo de la necesidad de los mal llamados países sub-
desarrollados o del tercer mundo, de priorizar sus inver-
siones en la resolución de necesidades inmediatas, antes
que en ciencia y tecnología, sobre todo en las ciencias
básicas.
Ello sugiere que el modelo de gestión se debe
apoyar necesariamente en la consecución de recursos
económicos, lo que lleva a articular la organización en
ambos pilares: la gestión del recurso con la gestión del
conocimiento.
Hay un tácito acuerdo en que solo es posible ha-
cer ciencia en los países altamente industrializados, lo
que, a su vez, refuerza la tesis según la cual a los países
pobres les conviene más recibir y adecuar la tecnología
elaborada en los países altamente industrializados. De
esta manera, las grandes sumas de dinero que deberían
invertirse en CTeI se dedican a otros sectores de la eco-
nomía o de la sociedad para satisfacer las necesidades
inmediatas de la población. Así ha sucedido y sigue su-
cediendo en estos países.
Estas ideas sobre la ciencia, la tecnología y la in-
novación, características aún de las sociedades tradicio-
nales, contrastan fuertemente, como se anotó antes, con
el progreso del departamento del Atlántico y especial-
mente de su capital, Barranquilla. El Tratado de Libre
Comercio (TLC) con los Estados Unidos aumentó en
efecto las expectativas sobre el crecimiento y la inversión
en la ciudad: en este momento, como a finales del siglo
XIX y principios del XX, el departamento del Atlántico
muestra grandes potencialidades para el desarrollo, pero
ahora como entonces estas expectativas contrastan fuer-
temente con la inversión y gestión en ciencia, tecnología
e innovación.
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