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La dimensión política de un discurso no se mide
por sus efectos sociales ni por el objeto de su investiga-
ción, o por los propósitos que establece con su empresa
teórica; sino por el reconocimiento explícito que hace,
en el seno de su modelo teórico, de la verdad de sus
formulaciones como reveladora de una apuesta políti-
ca, no necesaria, que hizo una comunidad o una épo-
ca. Supone adoptar una lectura epistemológica distin-
ta de la verdad y de las teorías científicas, tras asumir
las implicaciones del derrumbe de la ontología cerrada
tradicional, lo cual“revela que los rasgos percibidos por
nosotros como ontológicamente positivos se basan en
una decisión ético-política que sostiene la hegemonía
prevaleciente” (Zizek, 2001, p. 187). De ahí que Laclau
concluya: “Ha muerto la filosofía, ha nacido el orden de
lo político” (citado por Zizek, 2001, p. 187).
Para Foucault e Ibáñez, la visión política es histó-
rica, pues, relativiza la perspectiva de mundo que la cien-
cia presenta en un determinado tiempo, y nació en un
momento específico que desaparecerá cuando los acon-
tecimientos políticos que estructuran la cultura occiden-
tal así lo establezcan; no es metafísica de lo eterno, de lo
que vale para todo hombre, sino condición fortuita de la
existencia, efímera en su expresión, y que solo tiene sen-
tido para quienes fueron forjados por los mismos acon-
tecimientos políticos. Es reflexión del ser en el tiempo
de la existencia humana, en un mundo contingente y
cambiante, no juicio transcendental y mítico. Por tanto,
un discurso no es político porque haya hablado de la
sociedad y de las graves implicaciones que puede tener
ciertas aprehensiones colectivas; sino porque relativizó
su perspectiva de mundo y la verdad de su decir, que no
es más que el presente de un nosotros, que nunca será el
de otros, y que con seguridad llegará a ser el incompren-
sible pasado de los que en el futuro vivirán en el nuevo
“modo de ser de hoy”.
Para Foucault (2004), la cuestión política es fun-
damentalmente una reflexión de los límites del conoci-
miento, un análisis crítico de los a priori que definen lo
verdadero y lo falso en un campo del saber. Esta trans-
formación en el saber científico, en la que se pasa del
estudio de la racionalidad universal del conocimiento al
examen de lo que se considera verdadero en un contexto
histórico específico, es, para Foucault, una lectura nietzs-
cheana de la ciencia. Así, desde una perspectiva de lo po-
lítico, no se hace historia del saber de la ciencia al modo
hegeliano, esto es, como un ascenso hacia la realización
de la razón absoluta; más bien, se debe hacer historia del
saber de una disciplina al modo nietzscheano. “Yo creo
que Nietzsche propone la idea de que la historia se debe
a la casualidad, es una cadena de eventos que ocurren
por azar y no existe en ella el concepto de progreso o
regularidad”* (Foucault, 2001, p. 598). La historia nietzs-
cheana de la verdad es una historia que instala, como
bien lo indicó Octave Mannoni con respecto a la tesis
doctoral de Foucault, un “momento de vacilación don-
de la historia habría podido ser otra” (Mannoni, citado
por Eribon, 1995, p. 213). Foucault (2001) conceptuó
el azar como elección de una época, que define cuáles
serán los criterios para definir la verdad y el tipo de dis-
cursos que tendrán efectos de verdad.
Como es de prever, tal comprensión tiene alcan-
ces profundos para la conceptualización en los discursos
psicológicos, pues, hoy día, resulta imposible aceptar las
conclusiones de una teoría psicológica como aplicables
a un hecho universal de la condición humana. De ahí
que Foucault haya denunciado en el discurso freudiano
un desconcierto ante el análisis político, que Freud pa-
rece haber impulsado inicialmente con el psicoanálisis.
* Traducción del autor de este trabajo. Dice originalmente Foucault: “Je
crois que Nietzsche propose par là l’idée que l’histoire n’est due qu’au
hasard, que c’est un enchaînement d’événements qui se produisent par
hasard et qu’il n’y a là ni concept de progrès ni régularité”.
mArco Alexis sAlcedo sernA
Psicogente, 18 (34): pp. 420-432. Julio-Diciembre, 2015. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
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