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Psicogente, 18 (33): pp. 188-205. Enero-Junio, 2015. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
http://publicaciones.unisimonbolivar.edu.co/rdigital/psicogente/index.php/psicogente
INTRODUCCIÓN
Actualmente, son muchos los esfuerzos que se
realizan para comprender y detener el fenómeno del bu-
llying en los colegios del mundo entero. Este interés se
debe a la consistencia de los resultados de las investiga-
ciones en cuanto a las consecuencias negativas sobre la
salud y bienestar emocional de niños y niñas que son re-
petidamente blanco de agresiones por parte de sus pro-
pios compañeros y compañeras de colegio, al extremo de
que en algunos casos este comportamiento termina con
el suicidio de la víctima (Rigby & Cox, 1996; Olweus,
1998; Rigby & Slee, 1999; Rigby & Bagshaw, 2001; Rig-
by, 2001, citados por Tresgallo, 2005).
La magnitud de la presencia del bullying escolar se
evidenció en las conclusiones del III Foro Europeo de
Educación (2005), en el que se reunieron más de 200
profesores y expertos españoles y europeos interesados
en este fenómeno y en los problemas de convivencia es-
colar. En este evento se destacó que el bullying o acoso
entre iguales martiriza al 13 % de los estudiantes casi a
diario y puede marcar su vida adulta. Además, este pro-
blema constituye una de las principales causas del absen-
tismo y del fracaso escolar y provoca en los jóvenes alta
ansiedad, estrés y aislamiento en las víctimas, quienes
pueden desarrollar respuestas agresivas y, como ya se
dijo, hasta el suicidio, como ha sucedido recientemente
en España y otros países. En el citado Foro se concluyo
que tanto profesores como padres de familia deben ense-
ñarle a los niños desde pequeños que permanecer calla-
dos frente a la violencia los vuelve impotentes y vulnera-
bles, e incluso puede convertirlos en la próxima víctima;
sin olvidar que los niños intimidados experimentan un
sufrimiento real que puede interferir en su desarrollo
social y emocional.
Si a ello se suma el uso significativo y generalizado
de diferentes formas de violencia en nuestra sociedad,
se halla que los centros educativos no son ajenos a esta
tendencia, y que tanto alumnos como profesores son sus
principales víctimas. De acuerdo con ello, el fenómeno
del bullying se considera un problema sistémico, sobre el
cual solo en los últimos años se ha reconocido su impor-
tancia (Benítez & Justicia, 2006).
Se trata de un problema global y significativo que
afecta a las escuelas de todo el mundo, sin considerar
fronteras físicas o políticas. Hoy se estima que 200 mi-
llones de niños y jóvenes en el mundo sufren los abusos
de sus compañeros (Debarbieux, 2003; Craig & Pepler,
2008).
La preocupación creciente por los derechos de
individuos y grupos, incluyendo el de ser educado en la
escuela sin sufrir abusos, ha llamado la atención educa-
tiva, social y política en países sin problemas inmediatos
más graves, como la desnutrición y la guerra (Ohsako,
1999 citado por Benítez, Almeida & Justicia, 2007), y
esta situación ha incrementado las investigaciones con
el objetivo de ofrecer un conocimiento creciente de su
naturaleza y efectos (Almeidas, 1999; Avilés & Monjas,
2005; Boulton, 1993; Camodeca & Goossens, 2005;
Crick, Casas & Ku, 1999; Defensor del Pueblo, 2000,
2007; Farrintog, 2005; Olweus, 1993, 1996, 2003; Pe-
rren & Alsaker, 2006; Ramírez, 2006; Rigby, 1997; Ri-
vers & Smith, 1994; Smith, Morita, Junger-Tas, Olweus,
Catalano & Slee, 1999, citados por Benítez et al., 2007).
Estas investigaciones sirven de base para intervenciones
sistemáticas, a través de programas destinados a reducir
su incidencia (Cowei y Olaffson, 2000; Elinoff, Chafou-
leas y Sassu, 2004; Norghangen, Nielsen, Stigum y Ko-
ler, 2003; Trianes y García, 2002, citados en Benítez, et
al., 2007).
Los principales estudios que han puesto en evi-
dencia el problema del bullying escolar se han realizado