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Psicogente, 20 (37): pp. 160-171. Enero-Junio, 2017. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
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Un individuo con déficit en sus habilidades so-
ciales básicas tiene mayores probabilidades de afrontar
problemas emocionales y dificultades en su competen-
cia social, lo que lo hace más vulnerable a causa de la
frustración de necesidades como seguridad, aceptación,
realización; y puede provocar que obtenga menos refor-
zamiento social en general, lo que, además, daña su au-
toestima y su sentimiento de identidad. Es decir, la falta
de competencia social en medio de una situación tan
estresante como el divorcio puede provocar baja autoes-
tima y, por tanto, altos niveles de malestar.
El apoyo familiar hace referencia a las relaciones
familiares y al apoyo que brinda la familia a quien atra-
viesa una situación de impacto o crisis. En este sentido,
Palomar y Gómez (2010) se refieren “al tiempo que com-
parten los miembros de la familia, la lealtad que existe
entre ellos y las fortalezas de los lazos familiares” (p.11).
Por su parte, Seccombe (2000) resalta que los factores
familiares y sociales son un soporte y, a su vez, un miti-
gador de los efectos negativos del estrés, promueven las
habilidades y la autoestima necesaria para sobreponerse
a la adversidad. Las relaciones positivas y mayormente
las del contexto familiar se identifican como promotoras
de autoestima y autosuficiencia necesarias en momen-
tos de crisis personal. En este caso, el apoyo familiar, en
medio del divorcio y la tristeza, permite lidiar con los
sentimientos negativos.
Al respecto, Athié y Gallegos (2009), en su inves-
tigación sobre la relación entre la resiliencia y el fun-
cionamiento familiar, encontraron una relación entre
el factor de resiliencia que orienta a las personas hacia
el futuro y los factores del funcionamiento familiar, es
decir, las personas son más resilientes cuando cuentan
con comunicación, cohesión familiar, tiempo compar-
tido, roles compartidos, autoridad, fomento de la auto-
nomía e independencia. Continuando con lo expuesto
por Athié y Gallegos (2009), y específicamente hablando
de aquellos factores protectores que se dan producto de
la relación de apoyo entre padres e hijos, se muestra, en
primer lugar, que el sistema de creencias familiares, que
da un significado a situaciones de crisis como la sepa-
ración o el divorcio, puede o no facilitar la superación
de este evento. En segundo lugar, se hace referencia a la
estructura familiar y la forma de organización y lideraz-
go que en ella se observa, así el soporte mutuo será de
mayor ayuda. Se destaca a la familia como sistema de
influencia a nivel preventivo, lo cual permite desarrollar
en sus integrantes factores de protección al proporcionar
herramientas con las cuales enfrentar adversidades, des-
de el establecimiento de relaciones de confianza y de cui-
dado, promoviendo la cohesión y el apoyo. El ambiente
familiar es uno de los factores más importantes para que
las personas desarrollen un mejor nivel de resiliencia.
En cuanto al apoyo social, este se refiere a “los
vínculos existentes entre el sujeto y un conjunto de
personas con las cuales es factible el intercambio de co-
municación, solidaridad y confianza” (Palomar & Gó-
mez, 2010, p.11). Briceño (2014) cita a Melillo y Suárez
(2004), quienes definen el apoyo social por la presen-
cia o ausencia relativa de recursos de apoyo psicológico
provenientes de otras personas significativas. Conjunto
de recursos humanos y materiales con que cuenta un
individuo o familia para superar una determinada crisis,
enfermedad, condiciones económicas difíciles, rupturas
familiares, divorcio. Este factor se centra, principalmen-
te, en los amigos y hace referencia al hecho de contar en
los momentos difíciles con personas que puedan ayu-
dar, que se puedan preocupar y den aliento (Palomar
& Gómez, 2010). Las personas que no tengan amigos
de referencia o de apoyo pueden presentar episodios de
ANÁLISIS DE LA RESILIENCIA EN PERSONAS DIVORCIADAS, SEGÚN SU NIVEL EDUCATIVO E INGRESOS ECONÓMICOS