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lA Atención psicosociAl A personAs víctimAs del conflicto ArmAdo en contextos institucionAles de sAlud públicA
Psicogente, 20 (38): pp. 382-397. Julio-Diciembre, 2017. Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X
http://revistas.unisimon.edu.co/index.php/psicogente
con el informe presentado por la ONG internacional
Médicos Sin Fronteras sobre el conflicto armado y salud
mental en Caquetá (2010), los diagnósticos clínicos pro-
pios de los contextos de guerra como duelo o trastornos
depresivos, estuvieron representados con alta frecuencia
en los 5.064 pacientes tratados por Médicos sin Fronte-
ras (2010), siendo los cinco diagnósticos principales más
frecuentes: el trastorno adaptativo (18,68 %), los proble-
mas de relación y problemas asociados con el abuso o
la negligencia (17,55 %), la depresión mayor, episodio
único (11,3 %), el duelo (8,90 %), y los trastornos del
estado de ánimo (8,29 %). Estas cifras representan una
pequeña porción de una problemática nacional sobre la
salud mental que debe ser atendida para minimizar el
impacto psicológico en la población afectada.
El reto de la institucionalidad para atender esta
faceta de las consecuencias de la guerra interna en Co-
lombia consiste en evidenciar dichos impactos, que son
menos cuantificables que los físicos pero que dejan se-
cuelas de mayor trascendencia, pues no solo afectan la
salud mental de las víctimas directas sino que alteran el
orden de los referentes organizativos de la sociedad (valo-
res democráticos, ética de la vida en común, solidaridad,
bien común, etc.), de la economía, de las instituciones
y relaciones sociales, y de la cultura y sus diferentes ma-
nifestaciones (Centro Nacional de Memoria Histórica,
2013). “En la guerra se producen pérdidas de las refe-
rencias básicas para mantener la identidad del individuo
(territorio, familia, pertenencias, estatus...), se pierde la
perspectiva de futuro, se instala el temor, y se produce
una desestructuración de la vida cotidiana, que sólo en
algunos casos se reorganiza sin producir efectos negati-
vos” (Centro Nacional de Memoria Historica 2013). En
este cuadro de alteración psicológica, resulta claro que
todo el tejido social será afectado, lo que convierte una
afectación psicológica en una afectación de orden social,
todo ello acorde con la definición que brinda la OMS
acerca de la salud: “un estado de bienestar completo,
físico, social y psicológico, y no solamente la ausencia de
enfermedad o de invalidez” (Organización Mundial de
la Salud, 2013).
De esta manera, garantizar un estado de bienes-
tar implica atender las esferas que lo enmarcan, tanto
en forma física, como psicológica y social. La literatura
revisada al respecto (Estrada, Ripoll, & Rodríguez, 2010;
Lira, 2010; Mendoza, 2010; Moreno y Díaz, 2016, Es-
trada, Ibarra & Sarmiento, 2003) coincide en que un
objetivo a cumplir, a través de modelos biopsicosocia-
les de intervención, es potenciar estas dimensiones en
desequilibrio, reconociendo las necesidades de la pobla-
ción, al igual que los recursos y formas de afrontamiento
que adopta la comunidad. De aquí la importancia del
acompañamiento interdisciplinar (Estrada, Ripoll & Ro-
dríguez, 2010) y, en lo que compete a la psicología como
disciplina de la salud, de generar herramientas que per-
mitan la atención integral a toda víctima del conflicto
interno. En esta medida, la implementación de estrate-
gias en la intervención psicológica para la reconciliación
y la paz debe comprender la búsqueda del bienestar indi-
vidual y colectivo, la reconstrucción de tejido social y la
atención en salud mental.
Y es que pasar de un estado de confrontación a uno
de convivencia tolerante y solidaria requiere, al menos,
desde las perspectiva de las víctimas, restitución de
su vida familiar, laboral y ciudadana; compensación,
apropiada y proporcional, al daño sufrido; y rehabili-
tación que incluya atención médica y psicológica, así
como servicios jurídicos y sociales. Desde una perspec-
tiva más general, la reunificación de nuestra sociedad
implica, entre otras cosas, una asimilación colectiva de
la experiencia de la guerra y una determinación por
impulsar procesos de reparación social de los males de-