* Proyecto de investigación: Diversidad sexual.
1. mayra8767@hotmail.com – https://orcid.org/0000-0003-2427-130X
2. correodejoel@yahoo.com – https://orcid.org/0000-0002-7315-716X
3. jana-checa@yahoo.com.mx – https://orcid.org/0000-0002-7624-5093
4. gonzaloovi@gmail.com – https://orcid.org/0000-0003-2693-914X
Resumen
Objetivo: El objetivo del presente estudio fue indagar la percepción de la diversidad sexual a
partir de las representaciones que, a través del discurso, los jóvenes expresan. Método: Se trabajó
con un diseño no experimental, de corte transversal/transaccional de alcance descriptivo. Como
instrumento se utilizó la técnica de Redes Semánticas Modificadas; trabajándose los siguientes
indicadores: tamaño de la red, peso semántico, diferencia semántica cuantitativa y núcleo de la
red. La muestra se integró por 250 jóvenes de ambos sexos, con edades entre los 19 y los 29 años.
Se empleó un muestreo no probabilístico, cuyos criterios de inclusión fueron: la disponibilidad
y el consentimiento informado. Resultados: Los resultados demuestran que los sujetos refieren
construcciones cada vez menos rígidas en torno a la diversidad sexual, revelando en algunos casos
discursos contradictorios en torno a ésta; por un lado, emociones negativas como el miedo y
por otro, mayor apertura a la igualdad y al respeto. Conclusiones: Es necesario considerar que,
a pesar de haberse observado una tendencia al cambio en las respuestas de los participantes de
este estudio, se debe continuar monitoreando esta tendencia y sus implicaciones en generaciones
pasadas y futuras.
Abstract
Objective: The aim of the present study was to investigate the perception of sexual diversity based
on the representations that young people express through discourse. Method: We worked with a
non-experimental, cross-sectional / transactional cross-sectional design. As instrument was used
the technique of Modified Semantic Networks; Working the following indicators: network size,
semantic weight, quantitative semantic difference and network core. The sample was composed
of 250 young men and women, aged between 19 and 29 years. A non-probabilistic sampling was
used, whose inclusion criteria were: availability and informed consent. Results: The results show
that the subjects refer to increasingly rigid constructions around sexual diversity, revealing in
some cases contradictory discourses around it; On the one hand, negative emotions such as fear
and on the other, greater openness to equality and respect. Conclusions: It is necessary to con-
sider that, despite a tendency to change the responses of the participants of this study, this trend
and its implications in past and future generations should be monitored.
Palabras clave:
Diversidad sexual,
Jóvenes, Representaciones.
Keywords:
Sexual diversity,
Young people, Representations.
Referencia de este artículo (APA):
Chávez, M., Zapata, J., Petrzelová, J. & Villanueva, G. (2018). La diversidad sexual y sus representaciones en la juventud. Psicogente, 21(39),
62-74. http://doi.org/10.17081/psico.21.39.2822
La diversidad sexual y sus representaciones en la juventud*
Young people’s sexual diversity and its representations
Recibido: 03/07/2016 /Aceptado: 26/04/2017
http://doi.org/10.17081/psico.21.39.2822
Mayra Aracely Chávez Martínez
1
Joel Zapata Salazar
2
Jana Petrzelová Mazacová
3
Gonzalo Villanueva Ibarra
4
Universidad Autónoma de Coahuila, Ciudad de Coahuila, México
artíCulo de investigaCión
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Introducción
La orientación sexual es parte de un proceso de
definición del objeto hacia el cual será dirigido el im-
pulso sexual que forma el desarrollo psicosexual, sin que
necesariamente se restrinja a este. Según Money y Ehr-
hardt (1972) el desarrollo psicosexual se considera como
un proceso mediante el cual se desarrolla la identidad de
género, el rol genérico y la orientación sexual.
La orientación sexo-genérica-sexual indica a la
disposición erótica y afectiva a desarrollar actividades se-
xuales con personas del otro sexo, del mismo sexo o con
ambos. Sin embargo, tratar de “etiquetar” a una persona
sobre la base de su orientación sexual puede convertirse
en un proceso complejo y difícil, pues esta “disposición”
no es necesariamente permanente en la vida y puede
aplicarse a tres áreas distintas de la sexualidad: el com-
portamiento sexual, el deseo sexual, y los contenidos de
las fantasías sexuales.
Nos podemos referir a Gorguet que explica que la
sexualidad: “Es la forma en que cada persona expresa sus
deseos, pensamientos, fantasías, actitudes, actividades
prácticas y relaciones interpersonales y es el resultado de
factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, cul-
turales, éticos, religiosos, espirituales y comunicativos.
Existen múltiples expresiones de la sexualidad, tantas
como seres humanos” (Gorguet, 2008, p.17).
Relacionado con lo anterior, Foucault propone
una “nueva visión de la sexualidad, ya no como una con-
secuencia de la biología, sino como una construcción
social histórica”, además de que es esta la que afecta la
manera de pensar y entender el cuerpo a través de la
historia de nuestros discursos (Mogrojevo, 2008). Dicha
“reinvención” del paradigma nos lleva a esclarecer diver-
sos conceptos para que el análisis de los datos obtenidos
sea más sólido, ya que el interactuar con condiciones
socio-históricas lleva a que los conceptos se tornen más
complejos y maleables con el pasar de los años.
Situación actual del tema
El contexto social y político es predominantemen-
te discriminatorio respecto de las personas cuya orien-
tación sexual es diferente a la heterosexual. De acuerdo
con datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación
en México-ENADIS 2010, realizada por el Consejo Na-
cional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED),
la intolerancia hacia los homosexuales presenta una rela-
ción inversamente proporcional al nivel de escolaridad,
en donde una persona con orientación homosexual no
tendría cabida en seis de cada diez hogares de personas
sin escolaridad (CONAPRED, 2011). Por otro lado,
“nueve de cada diez homosexuales opinan que existe dis-
criminación por su condición, y 42,8 % afirma haber
sufrido algún acto de discriminación en el último año”
(Flores, 2007, p.15).
Durante la mayor parte del siglo XX, el control y
disciplina de la sexualidad masculina siguió el camino
de la criminalización y la patologización sobre las mas-
culinidades subordinadas. Esta “injusticia cultural” se
expresó en la formación de representaciones negativas
sobre muchas subjetividades, sobre la diversidad sexual y
sobre el género (Fraser, 1997).
El primer concepto a revisar es la diversidad se-
xual, cuyo término refiere al hecho de ser diferente y/o
desigual, sugiriendo una distancia respecto de “la nor-
ma” que es la heterosexualidad. La diversidad implica
un continuum de conduct as en el que un elemento no
tiene valor más fundamental que cualquier otro (Weeks,
2000; Flores, 2007).
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Beasley (2006) refiere que el término género se
ha usado para indicar que la naturaleza no dice necesa-
riamente mucho acerca de la organización de las iden-
tidades y prácticas sexuadas. Un cuerpo masculino no
necesariamente resulta en una masculinidad social, en
una identidad personal considerada masculina. El géne-
ro en este escenario es visto como una referencia a la
construcción social.
El constructivismo del imaginario social tiene que
ver con lo que las personas construyeron juntas, con la
reproducción de relaciones sociales y los procesos especí-
ficos en lo establecido histórica y culturalmente.
A principios de la década del cuarenta, Linton
(1956) realiza un estudio de la diferencia sexual a partir
del contraste de estatus, el autor señala cómo todas las
personas aprenden a situarse en un estatus sexual especí-
fico y cuáles serían las conductas esperadas y socialmen-
te demandadas para dicho estatus. De esta forma, tanto
la masculinidad como la feminidad se transforman en
identidades psicológicamente constituidas. Como pro-
ceso que deviene de la infancia, la mayor parte de las
personas coinciden o están de acuerdo tácitamente con
el estatus asignado, aunque no siempre sea así. En diver-
sas sociedades, la antropología ha estudiado la existencia
de un tercer género: mujeres en algún grado masculini-
zadas y hombres feminizados en algún grado y se han
documentado los hallazgos etnográficamente.
Pero como Lamas (2013) señala, en todos esos
planteamientos, subyace una pregunta fundamental
que mantiene el debate entre naturaleza/cultura, este
es: ¿existe una relación entre las diferencias biológicas y
las diferencias socioculturales? Si partimos del supuesto
de que los roles sexuales son construcciones culturales
e históricas, ¿por qué las mujeres han sido relegadas al
ámbito privado y han sido excluidas del poder público?;
por el contrario, si los roles sexuales están determinados
biológicamente, ¿qué posibilidades existen de modificar-
los? El feminismo sintetiza estos planteamientos con un
matiz político: ¿por qué la diferencia sexual se traduce en
desigualdad social? ¿Por qué las mujeres históricamente
han sido el género más relegado?
La diversidad sexual, debido a esa distancia de lo
que se considera normal, implica una respuesta de re-
chazo en algunos grupos sociales que no aceptan esas
diferencias. Surge así el fenómeno de la intolerancia, el
cual acarrea a su vez conductas de discriminación y agre-
sión hacia la diversidad.
La clasificación popular identifica tres tipos de
orientación sexual: la heterosexual (atracción por perso-
nas del otro sexo); la homosexual (atracción por perso-
nas del mismo sexo), y bisexual (atracción por personas
de ambos sexos). En 1942, el biólogo y sociólogo nor-
teamericano Kinsey (citado en Mirabeti-Mullol, 1985)
inició una serie de investigaciones sobre sexualidad. Sus
estudios lo llevaron a plantear que la orientación sexual
es un continuo, que va desde la heterosexualidad exclu-
siva hasta la homosexualidad exclusiva.
La homofobia designa el miedo y la aversión irra-
cionales a la homosexualidad y a la comunidad lésbico,
gay, bisexual, transexual y transgénero (LGBTT), basa-
dos en prejuicios (Agencia de Derechos Fundamentales
de la Unión Europea, 2009). Dicho fenómeno se ha vis-
to censurado por diversas instituciones, al menos en el
plano público, esto con la intención de que la población
general se sensibilice y cambie de actitud paulatinamen-
te. Por otra parte, existen algunas otras más conserva-
doras como ciertas instituciones eclesiásticas que en lu-
gar de favorecer una conducta más tolerante, estimulan
prácticas homofóbicas en sus seguidores.
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La homofobia se desarrolla por los mismos me-
canismos tanto en la población homosexual como en la
heterosexual. No es únicamente un problema que ocu-
rre en las relaciones de los heterosexuales con los ho-
mosexuales. Tampoco de estos últimos consigo mismos
y con su grupo de referencia, sino que también es un
problema de los heterosexuales entre sí y de cada uno
para consigo mismo, que puede afectar profundamente
a las relaciones con las personas tanto del mismo sexo
como del otro sexo (Villanova, Fernández & García,
1997, p.2).
Dicha estimulación no se ejecuta explícitamente,
pero sí se realiza una revisión detenida de su contenido
en los discursos que exponen, evidentemente, una inter-
textualidad que denota una actitud homofóbica de su
parte. Se considera que las sociedades homofóbicas tie-
nen un origen social, donde no solamente se encuentra
el componente del patriarcado sino también se tiene la
fuerte influencia de las instituciones de poder, por ejem-
plo la Iglesia Católica, que condena a los homosexuales
desde la Edad Media, pues de acuerdo a sus creencias
“se construye la condena a la sexualidad sin fines repro-
ductivos: desde la masturbación hasta la relación homo-
sexual” (Lamas, 2013; Mercado, 2009).
Hoy en día el cuerpo es un producto social y cul-
tural, donde las prácticas sociales de regulación y do-
minación de los cuerpos han provocado que exista un
desequilibrio notable en la percepción de control sobre
nuestro cuerpo y nuestra sexualidad (Campos, 2010).
Foucault nos habla de cómo los temas relaciona-
dos con la sexualidad han sido censurados a través de los
años creando así un efecto represivo, por lo cual es con-
gruente esperar que los efectos de liberación de dicho
poder represivo se manifiesten con lentitud; el hablar li-
bremente del sexo y aceptarlo en su realidad es tan ajeno
al hilo de una historia milenaria, es además hostil a los
mecanismos intrínsecos a la sexualidad como un tema
más en nuestras relaciones cotidianas (Foucault, 1977).
Dentro del marco legal, el matrimonio entre dos
personas del mismo sexo se ha abierto camino lenta-
mente en México, donde se empieza a reconocerles el
derecho a contraer matrimonio, conformar relación de
concubinato e incluso adoptar hijos (Tenorio, 2012).
A raíz de lo anterior se han generado diversos de-
bates donde, a pesar de la lucha porque la preferencia se-
xual sea reconocida en las instituciones del matrimonio
y el concubinato, hay un sector importante de la pobla-
ción que se resiste a aceptar esto aduciendo argumentos
de carácter religioso, moral, social y cultural (Tenorio,
2012).
Actualmente el debate acerca de este tema no se
encuentra cerca de llegar a su fin, ya que recae sobre po-
líticas públicas la decisión de que el niño sea adoptado
por determinada familia (Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia, UNICEF, 2011), por lo cual, el proceso
cae en la burocracia donde las instituciones de poder
conservadoras dominan el manejo de la información, lo
que niega la posibilidad de apertura y aceptación hacia
el tema.
El respeto a la diversidad identitaria se debe fo-
mentar en todos los espacios sociales y de la vida en el
núcleo familiar y en todas sus etapas, desde la infancia
hasta la vejez. Debemos inducirnos a una sociedad abier-
ta, tolerante y amistosa, donde no tenga cabida la nega-
ción de la diversidad humana (Peixoto Caldas, Fonseca
& Almerida, 2012).
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La diversidad afectivo-sexual se debe agregar de
forma transversal a lo largo de los diferentes ciclos edu-
cativos, asignaturas y materiales de la educación formal
para así lograr, la inclusión democrática, de todas las
identidades existentes y en todos los ámbitos culturales,
económicos, políticos y sociales.
La sociedad mexicana, predominantemente de la
religión católica, muy lentamente empieza a aceptar la
diversidad sexual, está influida por los prejuicios y pen-
samientos discriminativos. Se hace un esfuerzo para la
transformación de las ideas culturales, sociales y muchas
veces hasta políticas para lograr la igualdad y la democra-
cia de una sociedad abierta y libre.
Aceptar plenamente la diversidad sexual requiere
la revisión de las clasificaciones que hemos desarrollado
sobre la sexualidad y género y también debemos recono-
cer que no ha sido perfecta.
Como señala Escobar (2007), “La diversidad debe
entenderse como un hecho de la sexualidad humana y
no puede interpretarse como marginalidad, perversidad
o anormalidad. Debe reconocerse la diversidad como
derecho a la diferencia, a la ambigüedad y a la singulari-
dad de cada ser humano” (Escobar, 2007, p.92).
Afirman Careaga y Cruz (2004) que hay que “re-
conocer que las clasificaciones sobre la diversidad sexual
no son inamovibles ni definitivas, sino que están en
constante movimiento y que se traslapan aún sin darnos
cuenta. Incluso, nos reta a mirar un mundo sin catego-
rías, donde las expresiones de la sexualidad, todas, ten-
gan cabida y sean plenamente disfrutadas, un mundo
que aún ni siquiera imagino” (p.17).
En México, el reconocimiento legítimo de la exis-
tencia de las minorías sexuales, la igualdad con base en
la representación y la inclusión en términos de derechos,
están lejos de ser una realidad.
Globalmente se puede realizar un diagnóstico y
determinar que, en la sociedad mexicana, predominan
las prácticas discriminatorias, excluyentes y homofóbicas
que son precisamente las que plantean los retos más im-
portantes para la construcción de una sociedad igualita-
ria e incluyente (Flores, 2007).
La cuestión de la diversidad sexual y de legitimi-
dad de las prácticas o las vivencias homosexuales y bi-
sexuales y de las identidades sexuales y genéricas de las
personas travestis y transexuales no se escapa a estas divi-
siones. De hecho, “es posible afirmar que en el imagina-
rio colectivo mayoritario de México y en la visión estatal
dichas prácticas e identidades han sido tradicionalmente
colocadas dentro de las divisiones de lo insano, inmoral,
ilegítimo, ilegal y malo” (Flores, 2007, p.17).
De aquí que el objetivo del presente estudio sea
indagar en las configuraciones a partir de las cuales los
jóvenes representan a la diversidad sexual a través del
discurso; por medio de cogniciones, emociones y prác-
ticas.
Método
Diseño
Se trabajó con un diseño no experimental, de cor-
te transversal/transaccional de alcance descriptivo, ya
que se busca especificar las propiedades y características
del fenómeno de estudio (Hernández-Sampieri, Fernán-
dez & Baptista, 2014).
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En la presente investigación se hizo uso del mé-
todo fenomenológico; orientándose al acercamiento de
la realidad a partir del marco de referencia interna del
individuo que se encuentra conformado por todo un
conjunto de experiencias, percepciones y recuerdos (Ro-
gers, 1978). Lo anterior nos permite entrar en contacto
con la concepción subjetiva que tiene el sujeto acerca
de cualquier tema, en este caso, de la diversidad sexual.
Participantes
La muestra seleccionada para el estudio se com-
puso por jóvenes universitarios del sureste del estado de
Coahuila, de las distintas instituciones públicas de edu-
cación superior que allí se encuentran. Dicha muestra
se integró por 250 jóvenes de ambos sexos, con edades
entre los 19 y los 29 años. Se empleó un muestreo no
probabilístico, cuyos criterios de inclusión fueron: la
disponibilidad y el consentimiento informado. Como
condición necesaria, se buscó que los sujetos pertenecie-
ran al mismo colectivo social; para el presente caso, que
fueran jóvenes universitarios.
Instrumento
Dado que se utilizó la técnica de redes semánticas
modificadas, se construyó un instrumento conforma-
do por cinco estímulos: diversidad sexual, homofobia,
control de la sexualidad, matrimonios del mismo sexo
y adopción por parte de parejas del mismo sexo, con-
signadas cada una en una hoja blanca tamaño media
carta. La técnica demanda la utilización de la asociación
libre de palabras (Laplanche & Pontalis, 1983; Tortosa
& Civera, 2006; Mueller, 2003), indicándole al sujeto la
siguiente consigna:
Lea la palabra estímulo que se encuentra en la par-
te superior de la hoja y anote las primeras diez palabras
que se le vengan a la mente, después se le solicita que
les otorgue una jerarquización del 1 al 10, donde 1 es la
palabra que más se relaciona con la palabra-estímulo y la
10 la que menos. Finalmente, se le pide que otorgue una
carga (positiva, negativa o neutra) a cada palabra con un
símbolo de más, de menos o de igual, respectivamente,
a cada palabra.
El instrumento se utilizó en función de su capaci-
dad para posibilitar la construcción de redes semánticas
modificadas que detallasen las diferencias individuales y
grupales, así como la construcción de un sistema de in-
formación de ideas, actitudes, creencias, valores y prácti-
cas vinculadas al objeto de estudio, mismas que, a su vez,
facilitan el análisis, la reflexión y la interpretación de la
información (Vera, Pimentel & Batista, 2005).
Procedimiento
La aplicación se realizó de manera grupal, en
conjuntos de 40 sujetos. Se les presentó la consigna y
se les indicó que si se utilizaban conceptos compuestos,
estos no pasaran de dos palabras. La técnica demanda
que los participantes permanezcan en silencio durante
el proceso, concentrándose en la tarea; así mismo, se les
enfatiza la importancia de evitar pensamientos estruc-
turados, reflexivos, lógicos y/o coherentes, durante el
procedimiento.
Cada palabra proporcionada por el sujeto, se ti-
pificó como definidora. Con estas se va conformando
un universo de asociación o diccionario de asociación; para
ello se tomó como punto de partida el registro de la fre-
cuencia de las palabras y el orden primario con que son
evocadas. Esto permitió discernir los elementos centra-
les que concentran el significado de la palabra-estímulo
para los sujetos.
mayra araCely CHávez martínez, joel zapata salazar, jana petrzelová mazaCo, gonzalo villanueva ibarra
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Miguélez (1989), al utilizar este método, propone
que el investigador ha de realizar ciertas acciones espe-
cíficas a través de una serie de etapas, que son las si-
guientes: 1) etapa previa de clarificación de parámetros
de los cuales parte el investigador; 2) etapa descriptiva,
dentro de la cual se expone una descripción lo más ob-
jetivamente posible de la realidad vivida por los sujetos
en relación al tema que se pretende investigar; 3) etapa
estructural, que implica el estudio y análisis fenomeno-
lógico de lo propiamente dicho y 4) debate acerca de
los resultados del análisis realizado en contraste con lo
planeado con la bibliografía correspondiente.
La información se procesó en una hoja electróni-
ca de cálculo para la construcción de redes semánticas
modificadas de acuerdo con la propuesta de Reyes-Lagu-
nes (1993), de quien se retoman los indicadores propues-
tos para el análisis de resultados: tamaño de la red, peso
semántico, diferencia semántica cuantitativa y núcleo de
la red.
Resultados
Para fines de análisis se presentarán principal-
mente las primeras cinco definidoras con mayor peso
semántico, siendo este el más significativo. Las gráficas
del núcleo de la red señalan claramente las distancias en-
tre las distintas expresiones de los sujetos participantes.
Figura 1. Distancia Semántica Cuantitativa (DSC)
Palabra estímulo: Diversidad sexual
En la Figura 1 podemos observar que la palabra
con mayor peso semántico es ‘gay’, en el segundo lugar la
palabra ‘sexo’ y en tercer lugar la palabra ‘heterosexual’.
Figura 2. Distancia Semántica Cuantitativa (DSC)
Palabra estímulo: Homofobia
En la Figura 2 se detecta que la palabra definidora
es el ‘miedo’, en segundo lugar la palabra ‘gay’ y en ter-
cero ‘discriminación’.
Figura 3. Distancia Semántica Cuantitativa (DSC)
Palabra estímulo: Control de la sexualidad
Figura 4. Distancia Semántica Cuantitativa (DSC)
Palabra estímulo: Matrimonios del mismo sexo
la diversidad sexual y sus representaCiones en la juventud
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En la Figura 3 se muestra que la palabra definido-
ra es ‘Control’ y la segunda ‘Responsabilidad’.
En la Figura 4 podemos observar que la palabra
definidora es la ‘Igualdad’ y la segunda ‘Respeto’.
Figura 5. Distancia Semántica Cuantitativa (DSC)
Palabra estímulo: Adopción por parte de parejas del mismo sexo
En la Figura 5 podemos observar que la palabra
definidora es ‘Amor’, la segunda ‘Igualdad’ y la impor-
tancia que toma el lugar tercero es ‘Respeto’.
Discusión
Dentro de las primeras cinco definidoras el pri-
mer concepto estímulo ‘Diversidad sexual’ encontramos
que se relaciona directamente y, de una manera avasalla-
dora, con ‘Gay’ y un poco por detrás en el peso semánti-
co se encuentra ‘Sexo’.
Esto nos habla de una posible desinformación
del concepto que se tiene de la diversidad sexual, ya que
esta involucra otros aspectos referentes a preferencias se-
xuales, identidades sexuales, etcétera. Al ser relacionado
por los jóvenes con Gay y Sexo, se reduce el espectro de
significados que involucra el concepto estímulo. Este es
un fenómeno que se debe en parte a la gran cantidad
de información a la que los jóvenes se ven sometidos.
Diferentes medios, al sobreinformar, desinforman. Otro
aspecto a resaltar es el hecho de la utilización de la pala-
bra ‘Gay’ en lugar de ‘Homosexual’. Esto nos habla de
que la sexualidad y la percepción que tienen los jóvenes
de la diversidad sexual se ve muy influida por factores
sociales, que sobrepasan a los biológicos, la sexualidad se
construye de una manera histórica (Mogrojevo, 2008).
Dentro de la denominación encontramos matices de
discriminación, ya que significados como “cobarde”,
“afeminado”, etcétera, son usualmente asociados con el
significado de Gay.
La diferencia entre hombres y mujeres en la to-
lerancia a la homosexualidad del propio sexo es mucho
mayor en mujeres que en hombres, posiblemente por las
diferentes presiones que se ubican en la construcción de
las características del género (Villanova et al., 1997).
En tercer lugar, referente al peso semántico, en-
contramos a ‘Heterosexual’. Aun cuando cuenta con
una DSC de 34,01, en contraste con la DSC de ‘Sexo’ de
82,31, es inesperado observar que una palabra definido-
ra sea ‘heterosexual’ (por delante incluso de ‘Bisexual’ y
la palabra ‘Homosexual’ no se ve incluida). Su inclusión
demuestra la poca tolerancia o adaptación que se tiene a
la idea de la diversidad sexual, tornándola rígida y poco
flexible; en busca de un ideal para poder ser aceptada,
cuando ninguna parte del continuum debe tener más
valor que otra (Weeks, 2000; Flores, 2007).
En las dos últimas definidoras, ‘Libertad’ y ‘Se-
xualidad’ encontramos elementos que muestran atisbos
de igualdad. La libertad debe ser asociada con la diversi-
dad sexual y, por ende, también a la sexualidad, ya que
esta abarca de forma más amplia y holista a las diferentes
conductas sexuales de los seres humanos, que se mues-
mayra araCely CHávez martínez, joel zapata salazar, jana petrzelová mazaCo, gonzalo villanueva ibarra
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tran en todos los ámbitos del diario vivir y de la esfera
cotidiana de las personas (Gorguet, 2008).
El segundo concepto estímulo es ‘Homofobia’.
La primera definidora resultante es ‘Miedo’ con 940 de
peso semántico, muy por delante de las que le proceden.
Esto nos habla de que se tiene muy en claro la concep-
ción de lo que significa la homofobia, sin embargo, hay
diferentes cargas afectivas. Aun cuando se identifique el
elemento del miedo, este miedo puede ser un miedo que
siente el mismo individuo a lo desconocido, y no nece-
sariamente lo representa por conocimiento de la defini-
ción del concepto de homofobia (Agencia de Derechos
Fundamentales de la Unión Europea, 2009).
Los estereotipos de género vuelven a hacerse pre-
sentes en la segunda definidora, donde se encuentra el
término ‘Gay’, haciendo referencia principalmente a los
hombres. Incluso dentro de los grupos subordinados
(Homosexuales) por el patriarcado se encuentran grupos
doblemente subordinados, que en este caso serían las
mujeres lesbianas y las personas transexuales.
Las siguientes dos definidoras cuentan, al igual
que la primera definidora, con connotaciones de defi-
nición del concepto estímulo, y a la vez con matices que
nos hablan de una posibilidad del sentir de los exami-
nados; estas variables son ‘Discriminación’ e ‘Intoleran-
cia’. Sin embargo, la quinta definidora ‘Rechazo’ es más
directa, ya que involucra intrínsecamente una aversión
ante el supuesto del que se habla en el concepto estímu-
lo, que es homofobia, que como menciona Lamas (2013)
es algo que ha sido sancionado desde la Edad Media.
El tercer concepto estímulo es ‘Control de la se-
xualidad’. La definidora con mayor peso semántico es
‘Control’ con 635. Esto denota que la mayor parte de los
jóvenes universitarios no cuentan con una concepción
clara y operacionalizada de lo que involucra el control
de la sexualidad y solo conciben su restricción en forma
de limitaciones (Cosse, 2012).
La segunda definidora es ‘Responsabilidad’ con
461 de peso semántico, algo por debajo de “Control”. La
palabra responsabilidad, por sí misma involucra más ma-
tices, es decir, hay una participación activa del sujeto en
el proceso del control de la responsabilidad; se analizan
diferentes factores como las expectativas a futuro y las
consecuencias de los propios actos (Santamaría, 2012).
Las siguientes dos definidoras ‘Condón’ y ‘Absti-
nencia’ hacen referencia al control de la sexualidad en
el sentido de control de la natalidad y de enfermedades
venéreas. Aun cuando pueden tener el mismo propó-
sito hay una diferencia significativa en su percepción y
aplicación. La utilización del condón (aun cuando hay
muchos más métodos anticonceptivos, en el caso del
control de la natalidad) involucra mayor información y
conocimiento previo acerca de la sexualidad; congruen-
te con la responsabilidad de la que hablamos anterior-
mente. La abstinencia, en cambio, aunque cumple los
mismos fines, es diferente en el sentido en que elimina o
anula en cierta medida las prácticas sexuales, inhibiendo
al individuo. Hay que ser cuidadosos al mencionar esto,
ya que puede ser motivado por diferentes ideologías que
pueden ser tanto personales como influidas externa-
mente en el individuo.
Por último, con el mismo peso semántico de 320
que tiene ‘Abstinencia’ se encuentra ‘Respeto’. Los jóve-
nes universitarios parecen ya empezar a contar con las
elaboraciones necesarias para identificar a otro dentro
de la sexualidad y no solo como una actividad para con-
seguir placer propio. Este respeto involucra el reconoci-
la diversidad sexual y sus representaCiones en la juventud
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miento de la otra persona en la calidad de ser humano
y, por lo tanto, merecedor de consideraciones, de ser
aceptado y tomado en cuenta.
El cuarto concepto estímulo es ‘Matrimonios del
mismo sexo’ y sus dos primeras definidoras, con casi
idéntico peso semántico de 619 y 615 son ‘Igualdad’ y
‘Respeto’ seguidas muy de cerca por ‘Amor’ y ‘Libertad’,
y por último, ‘Derecho’.
La formación de familias de una pareja homo-
sexual es un fenómeno nuevo y, por lo tanto, surgen
muchas preguntas sometidas a la nueva construcción
del imaginario social que se está erigiendo en la nueva
realidad social.
La pronunciación de los grupos LGBT también
ha contribuido en este proceso, buscando reivindicar
sus derechos sociales y políticos; ganando cada vez más
espacios de participación y beneficios legales como el
matrimonio, para la sucesión de bienes en caso de una
fatalidad (González, 2001).
En este caso se mencionan juntas las definidoras
por tener un contenido similar en el sentido de acepta-
ción y de mirada y connotación positiva del concepto
estímulo de matrimonios del mismo sexo. No obstante
anteriormente se analizaron las primeras 5 definidoras
con mayor carga semántica, en este caso es importante
señalar que dos de la definidoras finales (la octava, ‘Dis-
criminación’ y la novena, ‘Gay’) contienen cargas negati-
vas, de duda o dificultad de aceptación.
Es muy interesante observar cómo la visión de los
matrimonios de personas del mismo sexo comienza a ser
aceptada dentro de la población juvenil, lo que se podría
considerar acorde a las nuevas políticas implementadas
a nivel estatal sobre las relaciones formales de personas
homosexuales (Tenorio, 2012). Sin embargo, se debe ser
precavido al afirmar que son estas políticas de género
las causantes de que el marco de tolerancia comience
a ampliarse, ya que se puede deber a diferentes factores
como los medios de comunicación, la sexualidad más
abierta que se vive actualmente o incluso a factores de
socialización.
El quinto y último concepto estímulo es ‘Adop-
ción por parte de parejas del mismo sexo’. La distribu-
ción del peso semántico en este concepto fue bastante
parecida dentro de las primeras definidoras, demostran-
do un amplio abanico de definiciones con las que cuen-
tan los jóvenes. ‘Amor’, ‘Igualdad’, ‘Respetar’, ‘Familia’
son las primeras cuatro definidoras dentro de la lista.
Al igual que en el concepto estímulo anterior, la
mayoría de las definidoras cuentan con una connota-
ción positiva, y nos habla de una aceptación mayor de
las adopciones por parte de parejas del mismo sexo. La
única definidora que pone un poco en juicio lo anterior
es la octava, ‘Bullying’, ya que dentro del imaginario de
algunos jóvenes existe el miedo a ser estigmatizados por
el hecho de tener padres del mismo sexo.
Es interesante ver cómo la construcción histórica
de la vida en pareja evoluciona más allá de algo biológi-
co referido a la reproducción y supervivencia de la es-
pecie (Foucault, 1977). Esta nueva concepción es capaz
de asimilar e integrar elementos diferentes como una fa-
milia compuesta, con niños adoptados y con padres del
mismo sexo. Esta maleabilidad que están mostrando las
instituciones, como en este caso la familia, son muestra
de los cambios de la época posmoderna en la que nos
estamos adentrando (Lyotard, 1987).
mayra araCely CHávez martínez, joel zapata salazar, jana petrzelová mazaCo, gonzalo villanueva ibarra
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Conclusiones
Como principal conclusión se puede mencionar
que el discurso de los jóvenes universitarios acerca de
la diversidad sexual comienza a ser más variable y diná-
mico. Esto debido a que comienza a aceptar y a integrar
conductas que se escapan de la regla que dicta el patriar-
cado o la hegemonía dominante.
Esto, como ya lo mencionamos anteriormente,
puede ser producto de diferentes factores que van des-
de los medios de comunicación, la educación escolar, la
sensibilización social hasta las políticas implementadas
por el Estado.
De una u otra forma, las representaciones de la
diversidad sexual comienzan a ser menos rígidas y con
mucha más apertura hacia el cambio.
Sin embargo, se debe mencionar que aún se en-
cuentran distintos matices que si bien no se refieren
exactamente a una resistencia al cambio, si hay ciertas
conductas o ideas que siguen implantadas en el imagina-
rio social, posiblemente como herencia o influencia de
generaciones anteriores de jóvenes, que veían o siguen
viendo la diversidad sexual como algo indeseable o algo
que debe ser escondido, reprimido y castigado.
A pesar de esto, nuestro panorama es bastante
prometedor a la hora de hablar de equidad de género.
Los jóvenes prometen continuar con esta tendencia al
cambio. Lo que se debe seguir observando es cómo evo-
lucionan sus representaciones, qué impacto tienen en
generaciones anteriores y qué herencia le dejan a las ge-
neraciones venideras.
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