Epidemiológicamente, el déficit de OTC, es la más frecuente y corresponde
aproximadamente a los 2/3 de la incidencia total (Maestri, Brusilow, Clissod &
Basset, 1996). No existe diferencia con respecto al sexo. La tasa de
supervivencia para la presentación de inicio neonatal fue del 75-90% y la de inicio
tardío fue aproximadamente ≥90% (Nakamura et al., 2014).
En cuanto a las manifestaciones clínicas, es preciso resaltar que la
hiperamonemia (amonio >60 mmol/L), causa síntomas como anorexia, náuseas,
excitación, insomnio y cambios en el estado de ánimo. Debido a que el hígado
neonatal es prematuro, el nivel de amonio puede elevarse hasta 120 μmol / L
incluso en aquellos pacientes sin alteraciones en el ciclo de la urea (Endo,
Matsuura, Yanagita & Matsuda, 2004). En este grupo etario, es preciso evaluar la
presencia de crisis neonatales y alteración en el estado de conciencia; adicional al
desarrollo de coma y depresión respiratoria, cuando sus niveles exceden los 240
μmol/L
(Summar & Current, 2001).
El
diagnóstico
de
esta
patología,
se establece con la alta sospecha diagnostica,
sumado a los hallazgos de laboratorio, dentro de los cuales se encuentran la
hiperamonemia (Endo et al., 2004), elevación de transaminasas y disminución del
nitrógeno uréico. Posteriormente, el análisis de aminoácidos en sangre y orina
orientan al diagnóstico y finalmente el diagnóstico confirmatorio requiere el
análisis enzimático o genético (Nakamura et al., 2014).
Por su parte, el tratamiento se compone de dos fases: aguda y crónica
(Nassogne, Heron, Touati, Rabier & Saudbray, 2005). En la fase aguda, se indica
restricción proteica con aumento en la tasa de infusión de la glucosa, con el fin de
evitar el catabolismo proteico. Adicionalmente, es útil la arginina (en casos donde
no hay argininemia); fenilbutirato (excreción de exceso de nitrógeno) y en los
casos severos, pueden requerirse la hemodiálisis o hemofiltración (Kido,
Nakamura, Mitsubuchi, Ohura, Takayanagi & Matsuo, 2011). Nuestro paciente
amerito restricción proteica, aunado a fenilbutirato y arginina, con respuesta
favorable. No requirió manejo dialítico.
Durante la fase crónica son esenciales la dieta, el consumo de aminoácidos y el
apoyo farmacológico. Es necesario un ajuste de esta restricción basado en la
actividad enzimática residual y el tratamiento con aminoácidos esenciales es
necesario durante la restricción de proteínas. La terapia con ácido carglúmico es
útil para deficiencias de NAGS y CPSI, el cual fue administrado a nuestro
paciente ante la alta sospecha diagnóstica, con resultados favorables. Por último,
el trasplante hepático, se reserva para los trastornos del ciclo de la urea
moderados a severos (Morioka, Kasahara, Takada, Shirouzu, Taira, Sakamoto,
2005). Es fundamental, realizar un estricto seguimiento que incluya la valoración
antropométrica, así como control paraclínico (amonio, aminoácidos, función
hepática, renal y electrolitos). El amonio debe mantenerse por debajo de 150 μg/
dL, la glutamina ≤ 1000 μmol/L y la arginina de 80-150 μmol / L (Nakamura et al.,
2014).
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How to cite this article: Álvarez A, Gallón C, Ruiz O. Disorders of urea cycle: case report. Cienc. innov. salud. 2017; 4(1): 44-49. DOi: 10.17081/
innosa.4.1.2621